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Capítulo 29: Autodestructivo.

—JiEun me mandó una foto hoy. Poco a poco se le empieza a marcar el vientre —le contó YeRim con una sonrisita. Ella tecleó unas cosas en su celular y luego le mostró a su esposo su teléfono, en la cual se visualizaba una imagen de JiEun mostrando el leve crecimiento del ahora vientre de dos meses—. ¡Mira lo linda que es!

Para SeokJin había sido difícil este último tiempo. Si creía que la noticia le había dolido, el escuchar por semanas a su esposa hablar entusiasmada del embarazo de su amiga, y que esta viniera a verla con bastante regularidad, hacían que su corazón pesara y su cabeza se mareara constantemente.

—Muy linda —respondió Jin, fingiendo una sonrisa amigable que apenas logró mantener por unos segundos.

—No quiero ni imaginar cómo se va a ver cuando tenga los nueve meses. Conociéndola seguro dirá que se verá horrible, pero estoy convencida de que se verá hermosa. Ah, Estoy tan emocionada, siento que seré tan cercana a ese bebé, que ya lo quiero en mis brazos. Seré como una segunda madre, ¡y su tía favorita!

—Mhm, seguro lo serás, cariño.

—¿Y tú? ¿No estás contento por la paternidad de nuestros amigos? —preguntó ladeando su cabeza al no ver mucho interés de su esposo—. Sé que no eres tan cercano a JiEun, pero creí que lo eras un poco más con JungKook. Digo, no como si fueran los mejores amigos, pero creí que tenían una linda amistad, y creo que ni siquiera le has dado las felicidades.

—Él no ha venido, así que no he tenido cómo desearle la hora buena.

—Oh, eso es verdad —respondió YeRim con un pequeño mohín—. Es triste que ahora que JiEun está embarazada, él esté tan ocupado en el trabajo. De hecho, lo extraño, es muy divertido pasar la tarde con él. Ojalá pronto pueda venir a visitarnos... y ahora que recuerdo ¿no tienes su número? Yo juré leer un día el nombre de él en tu teléfono, por eso creí que eran cercanos.

—Yo... solía tenerlo, pero pasé a borrar todos los contactos y nunca me preocupé por recuperarlo, solo hablábamos un par de veces.

—Ah, qué lástima. Deja que te lo mande, así puedes escribirle un mensaje felicitándolo y hablar de vez en cuando —YeRim sacó la punta de su lengua en un gesto de concentración mientras tecleaba la pantalla de su teléfono—. ¡Ya está! —se acercó a Jin y depositó un pequeño beso en la mejilla de él—. Hay que ser más social en la vida, cariño. No te digo que tengas mil amigos, pero es lindo tener a alguien cuando lo necesitas. Para compartir risas y recuerdos. Kook es un buen chico y podrían tener una gran amistad.

—No lo sé... igual este tiempo él ha estado ocupado y yo igual, así que...

YeRim bufó ante el negativismo de su esposo y luego se levantó del sofá.

—Por lo menos lo intenté. Ahora, me iré a ver una serie a la camita, porque me dio algo de sueño. Descansa, Grinch —se despidió con cariño.

—De hecho, tengo que salir.

YeRim se detuvo, y luego volteó a preguntar algo extrañada: —¿Eh? Pero si llegaste hace unas horas.

—Lo sé, pero olvidé unos documentos en mi oficina, así que iré a buscarlos. Aparte me escribieron de que hubo un problema interno y también tengo que ir a solucionarlo eso.

YeRim hizo un puchero.

—Bien, ve. Avísame cuando estés por llegar para así pedir que te tengan listo un chocolate caliente. Sigue estando muy helado afuera.

[...]

SeokJin se encontraba bebiendo un exquisito vaso de cerveza amarga en la barra de unos de sus bares gay favoritos. El ambiente era sombrío y lujurioso. La música resonaba en las paredes y la gente bailaba al compás de ella.

—¿Te gustaría bailar? —preguntó una voz gruesa a su espalda.

SeokJin se giró al escuchar aquella voz, encontrándose con un hombre que visualmente redondeaba los treinta.

No era su tipo, pero sí lo suficiente apuesto para atraerlo.

—Claro —respondió después de unos segundos, mostrando una sonrisa que podría hacer caer hasta el ángel más puro del cielo.

El hombre contento con la respuesta, ofreció su mano y Jin la aceptó. Ambos caminaron a la pista y una vez en el centro de ella empezaron a bailar al ritmo de las canciones. Las manos del hombre se dedicaban a explorar el pecaminoso cuerpo del rubio, mientras este molía su culo en la erección creciente de su efímero amante.

SeokJin se volteó, el desconocido embobado con la belleza del rubio, atacó sin piedad los pomposos labios de este, siendo recibido con gusto. Una vez el aire faltó en sus pulmones, el hombre mayor se separó quedando a unos centímetros de Jin. Este recorrió con una mirada obscena el cuerpo del menor, sin embargo, hubo un detalle que no pudo pasar por desapercibido.

Era la joya dorada que brillaba en el dedo anular de rubio.

—¿Estás casado?

Jin quedó aturdido por aquella pregunta. Su mirada rápidamente se posó en el anillo que cargaba en la mano izquierda.

Había olvidado quitárselo.

Con JungKook no había necesidad de ocultarlo.

JungKook.

Un sabor amargo pasó por su garganta y se albergó en su estómago.

Debía dejar de pensar en él.

—¿Importa? —respondió después de un tiempo.

El hombre lo miró por unos segundos, debatiendo sinceramente la pregunta de SeokJin, sin embargo, con una pequeña sonrisa ladina llegó a una respuesta: —Supongo que no.

Ante ello, SeokJin le sonrió de vuelta, para después besar la boca del hombre. Trató de dejar a un lado todos los pensamientos que involucraban a Jeon, al igual que las feas sensaciones que iban y venían en su cuerpo.

Después de largos minutos ambos seguían bailando. El hombre dio vuelta a SeokJin, agarró sus caderas y molió su erección contra el pequeño y duro culo del rubio.

—¿Te gustaría ir a otro lugar? —el hombre murmuró la propuesta con un tono ronco en la oreja de SeokJin. Sus labios bajaron, llegando al cuello expuesto del rubio depositando unos besos húmedos en el.

—Sí.

[...]

Jin miró el cuarto del motel mientras quitaba su chaqueta y zapatos.

El hombre que acababa de conocer yacía en la cama, semi desnudo. Lo único que llegaba a lucir era un apretado bóxer que contorneaba la dura erección de este.

SeokJin esta vez quitó sus calcetines y pantalones. Desabrochó su camisa exponiendo su pecho y vientre. El hombre complacido con la vista, empezó a palmear su duro miembro por encima de la tela, y con un gesto invitó a Jin a sentarse en su regazo. El rubio vaciló por un pequeño instante, enseguida se encargó de cambiar su temblante a uno confianzudo, así que con una pequeña sonrisa coqueta gateó hasta el hombre para subirse encima de él.

El mayor empezó a besar al rubio. Su lengua jugueteaba con la de Jin mientras sus manos se encargaban de quitar la camisa de él y lazarla lejos. Uno de sus dedos llegó al pezón del menor y tiró de el.

SeokJin gimió separándose del beso abrumador que le otorgaba el desconocido.

—Es increíble que en todo este tiempo, aun no nos hemos presentado correctamente —dijo el hombre con una sonrisa confiada al escuchar el exquisito sonido que se escapó del menor—. Soy Lee ShinYoung —terminó de decir mientras bajaba la ropa interior de SeokJin.

—Soy Jin.

—¿Solo "Jin"? —preguntó manoseando morbosamente el culo desnudo de este.

—Sí, solo Jin.

—Uhm, supongo que está bien.

Sin decir una palabra más, ambos volvieron a unir su boca, para volver a toquetearse uno al otro y retirar la última prenda de ShinYoung. Ambos quedaron desnudos. SeokJin podía sentir la suave polla de Young rosar sus muslos, cada vez se acercaba más a su culo. Ante ello una alerta llegó a su cabeza.

—¿Condón?

—Creo que dejan en el mueble —murmuró mirando el objeto.

—Pues búscalo, no voy hacer nada si no hay condón.

—Entiendo. Aunque no me molestaría hacerlo al pelo contigo. Me estoy imaginando lo bien que te verías chorreando mi semen —su voz salió lujuriosa y ronca, Jin con la poca iluminación que había en el cuarto pudo ver la sombra de excitación en los ojos del hombre a la vez que las manos de él se paseaban sin descaro por sus muslos.

—Seguramente me vería espectacular, pero lamentablemente para ti, te lo vas a tener que seguir imaginando —respondió sin importarle lo frío que pudo sonar. Él solía tener un fetiche con el semen, sí, pero solo había una persona a la que permitía llegar dentro suyo... JungKook... cerró sus ojos y evitó volver a pensar en él. JungKook. JungKook. JungKook. Su cabeza dio vueltas y su estómago pesó—. Condón —demandó después de unos segundos, abriendo sus ojos.

—Bien.

ShinYoung estiró levemente su brazo. Abrió el cajón y tanteó, soltó un silbido cuando encontró el pequeño paquete, junto a un pequeño frasco de lubricante. Una vez en su mano, apartó a SeokJin un poco. Abrió el embace, deslizó por todo su miembro el pedazo de látex. Cuando estuvo listo, volteó a mirar al rubio y lo posicionó debajo de él. Primero, lo preparó con sus dedos lubricados, y con prisa se encargó de remplazarlos por su miembro. Lo folló duro. Jin gimoteaba debajo de suyo a la vez que sus paredes lo apresaban. Solo bastó unos cuantos minutos más para que el hombre llegara dentro del del condón, y luego de unos segundos el rubio llegara masajeando su pene.

Minutos después SeokJin se levantó de la cama y observó a Young quien había empezado a tomar una siesta. Caminó hasta al baño, y una vez dentro cerró con llave. Se miró al espejó y observó su rostro. Ni siquiera pudo sostener su mirada, tenía vergüenza de sí mismo.

Ignorando su reflejo, se dirigió a la ducha y echó a correr el grifo. El agua estaba caliente y caía con presión en encima del cuerpo tenso.

No había nada más que silencio.

SeokJin solo podía oír el sonido que emitía el agua corriendo por manomando y el pequeño ruido de las gotas cayendo en suelo.

Eso hacía que se sintiera más vacío.

Tratando de ignorar esa molesta sensación que yacía en su estómago, agarró el champú y echó un poco en su cabeza. Sintió la espuma y se lavó. Miró hacia abajo, y observó las ligeras marcas que en un par de horas ya no estarían.

Su boca se secó y su estómago pesó aún más.

Aun podía sentir las caricias que ShinYoung había dejado.

Era asqueroso.

Se sentía asqueroso.

Todavía podía pensar en la sensación del miembro de él.

Quería vomitar.

Había estado haciendo esto de nuevo por un par de semanas, pero nunca se podía acostumbrar al sentimiento de asco y suciedad una vez todo terminaba.

El sentimiento que había olvidado estando con JungKook.

JungKook.

Maldita sea.

Tenía que dejar de pensar en él.

Pero no podía.

Y eso solo hacía que se sentía más asqueroso y miserable aún.

El comparar la sensación de las manos de JungKook por su cuerpo... Sus besos. Sus caricias. Todo era tan diferente a como se sentía estando con otros hombres.

El nudo en su garganta empezó a crecer y rápidamente las lágrimas empezaron a evacuar de sus ojos, viéndose camufladas por el chorro de agua que caía de la ducha.

Jin agarró el jabón que el motel solía dejar a sus clientes, y empezó a tallarlo contra su piel tratando de borrar cada toque del hombre.

—Sucio —sollozó sintiendo su piel arder mientras lágrimas calientes corrían por sus mejillas—. Tan sucio.

Siguió tallando, hasta que su piel se volvió roja y el sentimiento de asco se amortiguó. Ya no olía a él. El olor del jabón barato lo había camuflado y eso había calmado un poco el malestar que sentía. No obstante, no podía creer que estaba perfecto. Por mucho que hubiera enjabonado su piel, por más limpio que se mostraba, seguía sintiéndose sucio. Las marcas en su piel no hacían nada más que recordarle lo asqueroso que era.

Cuando los vasos sanguíneos de sus dedos se contrajeron formando aquella textura áspera y arrugada, sabía que había abusado de la ducha y que debía salir de ahí. Así que tragándose el nudo y suprimiendo las feas emociones que lo hacían querer quebrarse ahí mismo, salió de la ducha. Agarró una de las toallas que el motel dejaba a mano y la envolvió a su cadera. Luego con pasos húmedos se dirigió al cristal que se encontraba empañado por el vapor. Lo limpió, se miró y se obligó calmarse.

Mientras se observaba sabía que no iba a cambiar nada. No debía lamentarse, al final de encuestas volvería a caer en lo mismo.

Él lo volvería hacer.

Volvería ir detrás de un hombre desconocido, y luego se acostaría con él y luego volvería a sentirse sucio.

Un acto autodestructivo para recordarse lo miserable que era.

Un acto que había cometido por años y había vuelto a retomar.

[...]

—¿Ya estás arreglándote? —preguntó ShinYoung al ver como SeokJin empezaba a vestirse.

—Sí.

—Pensé que podríamos disfrutar un poco más. Lo estabas pasando muy bien debajo de mí.

Jin se tensó al oír aquellas palabras que salieron de la boca del mayor.

Se sentía mal.

Claro, la dura polla podía estimular su cuerpo y llevarlo a un orgasmo, pero seguía sin sentirse realmente bien.

—Me tengo que ir —contestó Jin.

Después de ello un silencio se alargó hasta que el Jin terminó de vestirse.

ShinYoung al ver que el rubio se encontraba listo, se acomodó en la cama y dijo con una pequeña sonrisa egocéntrica en su rostro: —Comprendo que tengas que irte, pero podrías darme tu número y llamarme cuando necesites un desahogo.

—No, gracias —respondió SeokJin, para luego abrir la puerta y huir de aquella habitación.

[...]

Kim estacionó su auto afuera de su casa. Tocó su pelo, para re afirmar que este se había secado con el transcurso. Apagó el motor y salió del choche. Caminó hasta la puerta, tocó el timbre y solo bastó un par de segundos para que un empleado le abriera la puerta.

Cuando llegó a la sala, se encontró con YeRim viendo un drama en un canal nacional. La mujer al darse cuenta de la presencia de su esposo, frunció el ceño y se le acercó para darle un pequeño beso.

—Cariño, te dije que me avisaras cuando estuvieras a punto de llegar para que te hicieran un chocolate caliente —le dijo a SeokJin con un pequeño puchero.

—Lo olvidé.

Ante la respuesta seca de su esposo, YeRim hizo una pequeña mueca.

—Bueno, entonces diré que te preparen uno.

—No, no tengo apetito para tomar un chocolate caliente. Creo que iré a dormir.

YeRim descontenta observó a su esposo marcharse por las escaleras, mientras pensaba que últimamente SeokJin ha estado con un ánimo inestable. Por un rato conversaba con normalidad, y al otro parecía que estuviera alejado a mil kilómetros de ella. Era como si solo en unas cuantas semanas él se hubiera vuelto más frío de lo normal.


Los ojos de Jin pesaban y los rayos de luz que se colaban por la ventana, no ayudaban a que pudiera abrirlos del todo. Después de varios intentos Jin lo logró, pero su estomago pesó cuando vio el rostro de un desconocido al lado suyo. Desorientado miró alrededor. Definitivamente no era el diminuto y húmedo cuarto que estaba arrendando.

Tratando de no despertar el hombre desconocido, salió de la cama. Su cuerpo se sentía cansado y adolorido, SeokJin podía adivinar el porqué, y eso hacía que su estomago se revolviera y quisiera vomitar allí mismo.

El hecho de que hubiera un espejo que reflejara su cuerpo, y las marcas que este llevaba en el, no ayudaba. Pero SeokJin no podía quitar la mirada.

Entonces rio.

Volvió a soltar otra carcajada más fuerte.

Por último, su voz se quebró en un llanto.

El hombre a su lado se removió entre medio del sueño y la voz de Jin se apagó.

Secó sus lágrimas y evitó que nuevas salieran. Buscó su ropa y se vistió antes de que el otro hombre despertara. Salió del cuarto tratando de hacer el menor ruido posible, de la misma forma salió de aquella casa.

Caminó por las calles de Busan. No tenía dinero para pagar el autobús, lo había gastado todo en la noche.

Solo para beber y follar con un desconocido.

Asqueroso, se dijo.

A esto paso, apenas tendría para comer. Lo habían despedido de dos de sus tres trabajos, y los padres de los niños que cuidaba de vez en cuando, al ver su miserable estado nunca más volvieron a contactarlo.

Una vez llegó al pequeño edificio donde arrendaba, trató de abrir su puerta con la llave, pero en su estado todavía medio afectado se le complicó abrir la maldita puerta. Cuando sintió el clic sonrió victorioso, pero rápidamente su sonrisa se desvaneció al escuchar un par de voces familiares.

—¡SeokJin!

La voz suave de JiMin era reconocible.

SeokJin intentó abrir la puerta, pero Tae lo agarró del brazo.

—Jin, solo queremos saber cómo estás —dijo el castaño.

—Ya les he dicho que estoy bien —respondió Jin, sin voltear a mirar a la pareja.

—Lo sé —respondió esta vez JiMin con su voz hecha un hilo. SeokJin se había vuelto tan diferente y eso le dolía. Odiaba ver a su amigo en un estado tan deplorable y depresivo, que sus ojos se llenaron de lágrimas—, pero te has alejado de nosotros y no te ves bien.

—Dije que estoy bien.

—Pero no lo pareces —habló esta vez Tae con un tono más duro—. Sales, llegas tarde, borracho, llorando y oliendo a otras personas. No creo que estés bien. Sin contar que te has alejado de nosotros. Solo... —su voz se ablandó y tomó de la mano a JiMin en busca de fuerza—, solo queremos ayudarte. Sabes que te queremos.

—Eres como nuestro hijo, Jin. Eh ¿te acuerdas? Somos como dos padres que quieren lo mejor para ti. Somos tus amigos. Jin solo queremos-

—¡Solo déjenme! —gritó dándose la vuelta y mirando con rabia a la pareja que se sorprendió ante el grito—. Lo menos que necesito ahora es que me restrieguen su maldita relación y me llenen de su mierda positiva, porque no va a funcionar. No me importa nada de lo que quieran decirme. Si quieren dar una charla motivacional ¡No la quiero! No servirá de nada. Lo único que quiero es estar solo. ¡No somos una maldita familia! ¡Son un maldito fastidio! —terminó de decir para ver el rostro de dolor de JiMin. Titubeó arrepentido, queriendo refractarse de sus palabras, pero nada salió.

Terco, se volvió a dar la vuelta, abrió la puerta y cuando estaba a punto de entrar Tae se adelantó.

—No somos los culpables de tu dolor. Querer echarnos la culpa es pura mierda. Todo este tiempo te hemos ayudado, y ahora estamos preocupados por ti. Pero no me arrastraré y no dejaré que JiMin sufra por tu culpa. Quisimos ayudarte, pero mira como nos tratas. Y por más que te queramos, no merecemos esto. Lo único que hemos estado haciendo estos últimos meses es preocuparnos por ti, temiendo que algo pueda pasarte. Pero tú no quieres nuestra ayuda, y yo me cansé de mendigarla y sufrir por ello. Y no dejaré que JiMin se siga sintiendo de esta forma. Lo único que pido es que algún día te des cuenta del error que estás cometiendo. No mereces esto que haces contigo mismo Jin, busca nuevas oportunidades y sale adelante. Se feliz... Adiós.

—Tae, no podemos dejarlo así —intentó detenerlo JiMin—. Tenemos-

—JiMin. Él no quiere nuestra ayuda. Vámonos.

Tras esas palabras reinó el silencio y Jin entró al departamento.

Una vez solo caminó a su habitación y se echó en su incomoda cama.

Sentía que era la peor miseria del mundo. 


━─━────༺༻────━─━

Holii! Perdón por la demora. Siendo sincera me encuentro un poco frustrada por esto, y es que tenía este capítulo casi listo desde hace más de unas tres semanas, el problema era que me faltaba un 20% y me había quedado estancada en el, y realmente es agotador y frustrante porque odio tardarme en actualizar esta historia:(

Y bueno, como siempre, no me gustó mucho como quedó, pero bueno...

En otro tema, me hice hace un tiempo una cuenta de adaptaciones, ya llevo dos y aquí la dejo por si quieren leer alguna @/GukJin_  wattpad no me deja etiquetar:(

Ahora sí, ¡Muchas gracias por leer y perdón por cualquier error o falta de ortografía!

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