A ti...
Duelen las palabras
te hiere la tinta.
Errantes dagas
de fiera tristeza.
Silente asesino del alma,
siniestra estocada
de hielo y ardor.
Calor inminente
de soledad recurrente,
infierno bendito
de tristeza y vacío.
Palabras hirientes.
Atroz estocada
de hielo forjada.
Soledad encarnada.
Vivencias terminan
y sueños desvelan.
No importa quien seas y
por siempre me dieras
de vientre la vida;
heridas son pena
y arrancas el gozo
con cada pelea.
No hay flores ni aliento
solo hielo y desierto;
destierro del alma,
no hay compañía.
Jamás volverá
la niña de ese día.
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