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Capítulo 21: Annie, Dévora, Anastasia... y Zack

Todos colocan las tablitas de madera en el árbol, completando la actividad de forma satisfactoria. Los recuerdos son muy variados, Nathaniel pone las salidas nocturnas con su vieja amiga, Danna el lograr avanzar su relación con Vanessa, Luis haber conocido a Antonio, y Cristian las reuniones con su grupo en el descampado. Fue un día para remarcar lo positivo, sin embargo, esto no cabría completamente en un espacio tan pequeño para escribir.

Cuando comienza el descenso de la montaña, Héctor ayuda a Annie a bajar para que no hiciera esfuerzo y empeorara la situación de su pie. Nadie esperaba que hubieran peros, ya que la alumna está lesionada, solo es un buen acto por su parte. Están hablando todo el camino sobre diversos temas, logrando varias risas en el proceso, parece que recuperan la tranquilidad de su relación.

—Héctor, lleva a la chica a la enfermería para que le atiendan el tobilllo —dice la profesora a cargo, por lo que se realiza la acción.

La enfermería del lugar es pequeña y con pocos recursos, algo dirigido a atender temas que pudieran surgir de las propias actividades que brinda el centro. Sin embargo, no deja de contar con los materiales necesarios para tratar este tipo de cosas, dejando de lado su aire rústico.

—Estará mejor en unas semanas si hace reposo, es un esguince —dice el médico colocándole el vendaje compresivo.

—Al menos logré terminar las evaluaciones físicas —comenta la chica mirando cómo había quedado.

—Lo mejor será que descanses en tu habitación un rato sin caminar —agrega Héctor.

—Mmm, no me disgusta, pero será aburrido, no tengo nada que hacer allí.

"Y la fiesta es en la noche", piensa mientras se levanta de la cama con cuidado.

—Bueno, pueden marcharse, estaré acá, si pasa algo no dudes en venir —comenta el doctor dejándoles salir de la enfermería.

Héctor va a cargarla de nuevo, pero ella niega y se apoya en su hombro—. Así estoy bien, ayúdame a llegar, voy a reposar un tiempo a ver si mejora.

—Te haría compañía, pero tengo que revisar las notas y demás. Annie, perdón.

—¿Por qué? —No sabe a qué se refiere, aunque le duela, no siente que él alguna vez hiciera algo malo en contra de ella.

—Si te hubiera buscado antes, no te hubieras lesionado.

—No, no, no te eches la culpa por eso, además, esto no es nada, no duele tanto, he tenido peores.

—Eso no me calma, que digas que hay peores, preferiría que no hayan, directamente.

—Sí, eso ya no lo puedo cambiar —dice la chica apartando la mirada.

Cuando caminan por el pasillo, Carlota se topa con ellos mientras trataba de localizar a su profesor guía, Héctor.

—Profesor, le están buscando para un tema de las notas, parece que hubo un problema con ello. —Deja una sonrisa feliz por interrumpir.

—Llevaré a Annie a su habitación, no es bueno para ella ir sola.

—Yo la puedo ayudar, no sería un problema —agrega la chica, acercándose a ellos.

—No, tranquila, la dejaré en su habitación, cuando termine voy. —se encuentra reacio a dejarla en manos de otra persona y por ello, Annie sonríe levemente.

Carlota está algo molesta y desconcertada, no le gusta la idea de que ese hombre tenga tanto interés en cuidar a su compañera—. Entiendo, bueno, me voy, recuerde que lo están esperando, no tarde. —La chica se aleja de ellos con la duda de por qué son tan cercanos.

Ambos continúan el recorrido hacia la habitación de Annie sin hablar, hasta que están en la entrada. La chica muerta de la curiosidad abre sus labios para preguntarle—. ¿Por qué no fuiste?

—Porque recuerdo cómo te marchaste anoche, no me gusta mucho la idea de perderte de vista y que te pase algo.

—No por perderme de vista me pasará algo —dice Annie apoyándose en la puerta.

—Lo sé, pero quería cuidarte.

—No cambias, pero no me molesta, me gustas por eso en gran parte. —Suspira buscando sus ojos.

—No hables esas cosas en estos sitios. —Mira a los alrededores sin ver a alguien, sin embargo, Carlota les escucha al doblar del pasillo.

—No hay personas que nos vean, pero bueno, lo repito porque no quiero que lo olvides. —Le da un beso en la mejilla—. Entraré a descansar, ve, anda.

—No hagas esfuerzo, te veo más tarde. —No dice nada del beso en la mejilla, trata de ignorarlo sin atreverse a rechazarlo—. Descansa —agrega antes de marcharse.

Annie entra en la habitación con cuidado. Ayudándose de la pared y pequeños saltos en un pie, logra llegar a su cama. Revisa el bote esperando ver algo, pero ninguna pastilla asoma por ahí, luego lo lanza sobre la cama y se deja caer, mirando el techo.

—¿Ser feliz, eh? Qué difícil es. —Se empieza a reír y cierra los ojos.

A penas pasaron dos minutos para que tocaran la puerta de su habitación.

—Pasa, está abierto —dice Annie desde su posición y siente como la puerta de la habitación se abre. Esperaba a alguna de sus compañeras de cuarto, por lo que le llama la atención que sea Carlota.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta Annie mientras cubre el frasco con la almohada.

—¿Qué relación tienes con el profesor? Los escuché hablando en el pasillo. —Se le nota molesta y angustiada a la vez, su voz lo deja ver.

—No te interesa, sal de mi habitación. —Annie se levanta de la cama acercándose a ella para alejarla de allí, no necesita que alguien vea su medicamento.

—Respóndeme, quiero saber, cuando lo hagas me voy —dice Carlota segura de sí—. Quiero a Héctor, siempre es muy bueno conmigo, debe quererme, lo sé.

Annie se lleva la mano a la cabeza tras una fuerte punzada, una muy mala señal.

—No, no te quiere de esa forma, Héctor siempre es amable, solo eso, no te engañes.

En un principio ella también había pensado en ello cuando lo conoció, hacía ya casi cuatro años, tras aquella locura.

—Vi aquí en la entrada vuestra conversación y anoche en su habitación, ¿qué se traen? —Agrega en un tono fuerte.

—Nada que te interese, sal de mi habitación y deja de estarnos espiando —responde mientras señala la puerta.

—Va a ser mío, yo lo ayudo en todo lo que puedo, tú no lo mereces, solo apareciste hoy. —La chica desconoce de todo el pasado de Héctor y Annie—. Se lo diré a la profesora, esto no puede ser.

—¿Quieres hablar de merecer? —Empieza a avanzar con cierta molestia. —Si fuera por merecer debería haberlo tenido hace años, deja de molestarme. —Camina apoyando el pie herido y descalzo a pesar del dolor —Y no actúes como una idiota, si le dices a alguien solo lo vas a perjudicar —la acorrala contra la puerta de forma imponente.

—¡Ja!, aléjate de él, te importa ¿No? Entonces deja de verlo —señala Carlota jugando su última carta.

Annie da un golpe fuerte en la puerta con la palma de la mano mientras sus ojos azules miran con intensidad a los de su rival. La mano de la madera se desliza al cuello de Carlota junto a la otra y comienza a apretarlo sin limitarse.

—¿Sabes? Es muy fácil deshacerme de ti. Así que cálmate, niña, tócalo y será la última vez que haya aire en tus pulmones. —Una sonrisa algo extraña está dibujada en el rostro de Annie, como si esto fuese lo más normal del mundo.

—Suéltame, estás loca. —Las manos de Carlota van donde las de Annie y tratan de hacer que le suelte. Luego las lleva al rostro de Annie para tratar de apartarla. La atacante la empieza a levantar desde el cuello con ambas manos, por lo que le es difícil defenderse.

—Sabes...mejor me evito el problema y te elimino ahora mismo. —Sonríe —. Otro favor que me deberá Annie. —Se empieza a carcajear, pero de pronto suelta a Carlota y se aleja de ella, mirando la escena, asustada—. Perdona, no quería... —Trata de acercarse a ella, pero la chica atemorizada sale de la habitación corriendo.

Annie corre al baño y se hecha agua en la cara para tratar de despertar de esta pesadilla.

—No, no, no, no, no puede ser —grita mientras se seguía enjuagado el rostro—. Dévora, Dévora sal, ¡por favor! —Mira el espejo previamente roto por su compañera.

—¿Ves por qué debo eliminarte, Annie? —En el espejo se ve el reflejo de Nathaniel—. El mundo de los espejos te reclama, ven con nosotros, esperamos por ti, cruza a este lado.

—No, no...no voy a ir, yo... Trataré de hacerlo bien. —Se enjuaga la cara.

—Ve a por esa chica, si abre la boca va a arruinar todo lo que has construido, perderás a Danna, a Héctor, a ese grupo tan tonto de Luis, Cristian y hasta a mí, Nathaniel. —El reflejo se empieza a reír—. Ve Annie, ve, ahora mismo Zack puede acabar todo por ti.

El dolor de cabeza aumenta y a la par, hace presión con sus dedos en el lavamanos tratando de calmarse. Sale del baño de forma rápida y se sienta en la cama tapando sus oídos.

—¡Cállate! —Se cubre la cabeza con la almohada—. No haré nada malo, no lo haré.

—Yo lo haré por ti, Annie, al fin de cuentas, he hecho mucho por ti. —agrega la voz en su subconsciente—. Yo me mancharé las manos ante lo que no logras hacer, pero ya me deberías otro favor.

Zack... —Su respiración se empieza a agitar—. No puedes ser tú...llegaban, cuando estaba despierta, las fotos.

—Tengo mis medios, Annie, no puedo decirte cómo lo hice porque es algo mío, pero de seguro me extrañaste. —La voz en su cabeza no para—. Déjamelo a mí, te ayudaré a ser feliz, te ayudaré a escapar del sufrimiento. Te lo prometí, cuando niños y nuestro padre nos golpeaba, yo, como tu hermano mayor, te cuidaré.

Annie sigue llorando mientras cubre sus oídos tratando de escapar en vano de las voces, justo en este momento se pregunta si realmente merece ser feliz.

—Yo...yo...es mi culpa... es mi jodida culpa...

—No, se lo merecían... Ese hombre te iba a violar, solo lo maté. Ese chico iba a arruinar la vida de tu mejor amiga, así que me deshice de él, iba a hacerlo luego de escuchar su audio, pero hubo un inconveniente. Esta chica va a arruinar a Héctor, déjame hacerlo por ti. —Las palabras suenan como una nana para dormir, una dulce canción que guía al abismo—. Padre nos lo enseñó, si desapareces el cuerpo no te encuentran, como lo hizo con madre. —La voz se empieza a reír de una forma dulce, como un demonio tentando.

—Déjame hablar con ella primero, por favor. No quiero hacerles daño así. —La culpa se la está comiendo por dentro.

—Annie, tranquila, ya estoy aquí. No vayas, no entres al mundo de los espejos, es peligroso. —Siente la voz de Dévora como la guardiana que le cuida de todo lo negativo—. No les escuches, estoy aquí, aún puedo con esto, seguiré siendo tu escudo y te protegeré de ti misma.

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