Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20: Deseos en madera

Dévora mantiene el paso lo mejor que puede al lado de Nathaniel. El tobillo de a poco empieza a tomar un color entre lo rojo y violeta, dando a entender que la zona no está bien.

—¿Cómo te hiciste eso? Ayer no lo tenías —comenta el chico mientras la ayuda a caminar.

—Me resbalé en el baño —se apresura a responder con lo primero que le viene a la mente—. Demonios, duele.

—Quédate quieta, ya falta poco. —Se agacha delante de ella—. Venga, te cargo.

—Te vas a cansar si me subes por este camino y nunca has sido la persona más deportiva.

Realmente Dévora tiene razón, el pasaje, a pesar de ya encontrarse menos inclinado, no deja de ser incómodo para subirlo cargando un buen peso.

—Ni que tú me conocieras, anda, sube antes de que cambie de idea o vas a perder el pie, se te está hinchando.

—Está bien, pero avísame si te cansas.

—Cansado va a ser, estás gorda —afirma de forma burlona.

—Ni tú te lo crees. —Rodea su cuello con las manos desde la espalda y se deja levantar, él agarra sus piernas y da un ligero brinco para llevarla mejor.

Nathaniel comienza a caminar con cierta dificultad y deja de hablar para aumentar su resistencia, por lo que Dévora entra en un monólogo.

—Oye, ¿tú cómo has estado este tiempo?, desde que dejaste de ver a mi hermana, oh, cierto. —Le tapa la boca a Nathaniel —. No hables que te cansas. Quería decirte y pedirte algo. —Se toma la confianza de tratar de ayudar, fuese correcto o no—. ¿Puedes ser mi amigo? Me gusta que me lleven así cuando estoy mal. —Los eventos de aquella noche la retan a buscar una forma de animar a Annie lo antes posible, sin embargo, solo puede jugar con lo que podría pensar que la complacería.

Nathaniel está desconcertado ante sus palabras, realmente él y Annie no han sido nunca cercanos para que ella pronuncie eso.

—Ya sé, es raro, no te lo digo porque quiera, solo tenlo en mente, ¿está bien? —Ella misma mueve la cabeza de él de abajo hacia arriba repetidas veces mientras libera su boca.

—¿Estás loca?, desde que llegamos estás diciendo cosas raras una detrás de otra. —Su voz se siente algo agitada y pausada por los intentos de tomar aire.

—Sí, Nathaniel. —Apoya la cabeza en su hombro —. ¿Cómo reaccionarías si te dijera que lo estoy?

—Ni te imagines que te diré una frase de felicitación, por eso, no es algo divertido para jugar —dice el muchacho de forma cortante.

—Es así, tienes razón, es un tema difícil. —A pesar de las frías palabras de él, ella no hace más que reír—. Qué bonito es todo —dice de forma irónica—: a partir de ahora dime Ann —añade Dévora tratando de darle un poco de lo que le apoyaba a ella, a su otra mitad.

—Presidenta, el dolor del pie te está afectando. —Se niega a pensarla como Dévora, no quiere repetir eso.

—¿Será?, sin embargo, solamente no quiero estar sola, así como tú. —Trata de representar los sentimientos de Annie.

—Tú no sabes nada de mí, no hagas como si fueras tu hermana.

—Tienes razón, no sé nada de ti, pero así está bien por ahora. —Desliza un dedo por donde debe estar la herida de la llave, sin embargo, a diferencia de cuando lo intentó en el autobús, el chico no retira su mano, solo mantiene la vista en el frente sintiendo su tacto.

—Eres difícil de entender.—son las últimas palabras que intercambian en el viaje.

Danna va delante de ellos junto a Vanessa y a pesar de tratar de entablar una conversación con la misma, no puede evitar desviar su atención hacia la situación de su amiga. Desde esa mañana no deja de resultarle rara su actitud y actual cercanía con Nathaniel, junto a la presencia de aquella torcedura de tobillo tras ser traída por su profesor.

"Cuánto nos desconocemos, Ann" es lo que cruza por su mente, pensamiento que acompaña de una mirada algo triste.

Cuando llegan a la cima de la montaña, la vista del lugar es bastante tranquilizadora. No hay ningún tipo de sonido que no salga directamente de la naturaleza y la luz del sol aún no es lo suficientemente fuerte como para molestar o ser recibida de una forma peligrosa por exponerse a ella prolongadamente.

Para sorpresa de los estudiantes, en la cima hay un árbol de Secuoya aún en crecimiento, mide alrededor de unos veinte metros de altura. Este árbol está lleno de pequeñas tablas con escritos de antiguos estudiantes, aproximadamente unas quinientas. Más que por ser hermoso es su significado el que llama la atención de los escolares.

—Bien alumnos, felicidades a todos —comienza su discurso la profesora guía de la brigada—. Ya con esto terminan las pruebas de eficiencia física, pero como todos saben, al final solo es una justificación para llegar a estas pequeñas vacaciones. Ya se están haciendo mayores, algunos se verán poco o no volverán a verse tras entrar a la universidad, otros se marcharán de Varenchya, por lo que este pequeño momento es el ideal para que puedan compartir. Estas vacaciones son el pasillo de salida de la preparatoria. —Les deja una cálida sonrisa.

Héctor se acerca a ellos y coloca en el suelo una caja de madera bastante grande, parece que había cargado con ella todo el camino.

—Aquí están las tablillas que van a llenar, en ellas deben poner lo que más amaron de vuestra vida escolar —dice Héctor, haciendo una pausa al ver a Annie cargada por Nathaniel, trata de seguir como si nada—. Tienen una hora para tallarlas y colgarlas donde quieran. —Abre la caja y luego les entrega los materiales para el tallado.

—Qué aburrido —expresa Nathaniel dejando a la chica sobre una roca—. ¿Por esta estupidez nos hacen subir?

—No es tonto, es divertido. —Le asusta Danna desde la retaguardia—. ¿Ya saben qué pondrán? —Dice mientras mira la tablilla que ya había tomado.

Dévora solo observa en silencio cómo hablan, no por pena, sino porque no sabe exactamente qué diría Annie. No conoce a ciencia cierta cuál es el recuerdo más preciado de ella en su vida escolar. Solo levanta la vista a Héctor y recuerda sus pláticas.

—Bueno, estos tres años no fueron exactamente los mejores, pero si hubo cosas buenas recientemente —dice Vanessa mirando a Danna, la cual llena sus mejillas de un rosa tenue.

—Yo aún no sé qué poner —agrega la rubia agachándose en el suelo, mirando la tablilla—. Es que hay muchas cosas buenas como para elegir una. —Mira a Vanessa y a Annie.

—Yo ya sé que poner —comenta Dévora—: creo que es lo que más me ayudó este año, de alguna forma, pero debo hacer algo antes de eso. —Se levanta con dificultad de su asiento.

"Debo lograrlo para ella", esas palabras inundan su línea de pensamiento.

—No deberías caminar —dice Nathaniel sin detenerla.

—Estaré bien, debo ver esto incluso si me quedo sin tobillo. —Trata de dar un paso, pero le es en extremo doloroso—. Demonios. —Danna la aguanta de forma rápida.

—Ann, te ayudo, ¿sí? —Dévora mira a la chica y pone la mano en su hombro, acepta su ayuda.

Esto le hace ver que su compañera de morada no está sola, ya dos personas se han ofrecido a ayudarle, sin embargo, es entendible el miedo que se halla en ella ante el hecho de contarles su verdad.

—Gracias, Danna. —Va con ella a buscar el tabloncillo, pero espera a que toda la fila pase primero, aguanta un poco sobre una pierna y el hombro de su amiga.

—Ann, yo sé que tenemos ese pacto de no hablar o indagar de más, aunque, yo quiero saber más de ti. La profesora tiene razón, puede que no tengamos tanto tiempo como ahora en el futuro y no quiero perderte —deja salir Danna, llena de nervios; por algún motivo tiene que reunir todo su valor para poder hablar—. Adoro a Vanessa... Y delante de ella pondré que fue mi mejor tesoro este año, pero no te engañes, realmente eres lo mejor que me ha pasado en este tiempo, Annie —dice su nombre completo, no sus apodos de cariño.

Dévora no puede evitar observarla unos segundos y sonreír complacida.

"¿Escuchaste eso?, deja de estar jugando a los escondites y regresa, Héctor no es lo único en tu vida, tonta", trata de hablar con Annie desde sus pensamientos. Puede sentir la presencia de la chica por primera vez desde la noche, como si hubiese reaccionado ante esas palabras.

"Dann, perdón por ocultarte tanto, pero tengo miedo de que sepas, de que sepas, me tengas miedo y me apartes", los pensamientos de Annie se cuelan en el subconsciente de Dévora.

—Para mí también Danna, es lo mejor que te puedo decir ahora mismo —le responde Dévora a Danna, cierra los ojos un segundo—. Ahora verás la persona que amo, será el primer secreto que te revelaré —dice estando frente a Héctor y a punto de tomar la tablilla.

—Ten Annie. —Se la entrega.

—Héctor, necesito hablar contigo —dice la chica a pesar de estar todos cerca. Por suerte solo escucha Danna y Carlota que lo ayudaba a entregar los objetos de madera.

—¿Qué sucede? —expone él, expectante a lo que ella fuese a decir.

—Niña, ¿puedes irte? —Mira a Carlota primero.

—¿Cómo qué niña?, tenemos la misma edad. —Ella busca la aprobación de Héctor primero antes de responder y este le da el "sí" con la mirada—. Les daré unos minutos. —Se aleja del lugar, pero choca el hombro con Annie —. Eres molesta —dice para que solo ella pueda escucharlo.

—Puedes hablar. —indica el hombre y no deja de ver el tobillo de ella.

—Me sigues gustando a pesar de eso, desgraciadamente no soy una rompe hogares y sé que tú también me quieres, Héctor, no te engañes.

—Annie, no es el lugar para hablarlo. —Mira a Danna la cual está flipando con lo que escucha.

—Danna, puedo caminar ahora ¿Puedes irte? —El tono que usa con ella es más amable.

—Sí —dice nerviosa y suelta a su amiga suavemente—. Llámame en cuanto termines, Ann —agrega para marcharse muerta de la intriga, no sabe que Héctor, su profesor, es el interés amoroso de su mejor amiga y más que estuvieran a ese punto.

Una vez solos, Annie pierde el equilibrio por estar parada en una sola pierna y Héctor la aguanta logrando quedar más cerca el uno del otro.

—Annie, aquí no debemos hablar eso. —Aprovecha la cercanía para dejarlo en un susurro y la ayuda a sentarse sobre la caja vacía.

—Necesito saber esto ¿Por qué peleaban? ¿Qué pasó? ¿Tres meses tiene de embarazo? Ustedes, si mal no recuerdo volvieron prácticamente sobre ese tiempo.

—Es un tema complicado, Annie —muchas de las miradas se posan en ellos, pero solo por pura curiosidad.

—Es importante para mí, porque dependiendo de eso voy o no a rendirme contigo —dice ella con toda seriedad y fuerza, Dévora trata de dejarlo sin alternativa.

—No puedo darte lo que buscas. —Lo duda.

—Deja de mentir, te mueres por mí, no me ves como una niña ni como tu simple vecina o alumna. —Se lleva los dedos a los labios y sonríe de forma seductora—. Me ves como mujer.

—Ya en este punto da igual, no voy a dejar solo a ese niño, puede ser... —Deja la frase a medias.

—¿Es tuyo? —Pregunta de forma directa sacando la posibilidad que le dejaría estar con él.

—No quiero hablar de eso, Annie, no quiero hacer de otros los temas personales de los demás, no es solo mi problema, sino también de Violeta, entiéndelo.

—Ya, algo raro hay ahí, voy a averiguarlo sin que me digas. —Mira la tablilla de madera en blanco que sostiene. Talla de forma rápida y algo deforme el nombre del hombre, pero se entiende bien—. Fuiste lo mejor de mi pasado. —Le enseña la escritura—. Veamos si sigues siendo lo más importante en mi futuro, Héctor.

Dévora se levanta con dificultad de su asiento improvisado para alejarse con el grupo. Puede sentir la mirada del hombre en su espalda mientras se aleja. Por un segundo cruza miradas con Carlota y sonríe para luego mover los labios como si le hablara, pero sin soltar palabra: "Es mío, niña".

"Dév, solo te pido que le dejes tener su familia", los pensamientos de Annie cruzan la mente de la actual dueña de su cuerpo. "Quiero que sea feliz".

Dévora se empieza a reír mientras camina cojeando hasta el grupo, apenas logra avanzar y no pide la ayuda de nadie, le molesta en el fondo que la estuvieran cargando todo el rato.

"Querida Annie, te falta experiencia, ese hombre tiene una mirada de socorro que no es normal. Si él deseaba tanto esa familia ¿Por qué luce así? Algo está mal, así que deja de ser una cobarde y sal."

La mezcla entre el dolor de su tobillo, las palabras de compañía de Danna, la duda, posibilidad de no haber perdido completamente a Héctor y el apoyo de Dévora hacen eco en la mente de Annie, le da un poco de aliento y todo se concreta dando resultado cuando las manos de antes la levantan por la parte trasera de las rodillas y la espalda.

—Perdón por lo del tobillo, fue mi culpa por dudar en alcanzarte. —Héctor la carga para llegar hasta donde están los demás. Annie ve en sus ojos su reflejo y recupera su cuerpo, pero no dice nada, solo mira sus manos y asiente.

"¿Qué harás...? Tú también eres incapaz de dejarme ir..."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro