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Pesadilla en casa

-¿Cómo que lo han matado? ¿cuándo?.

Ahora sí que lo tenían claro, un caso relacionado con la policía y además el que les pagaba la investigación había muerto. Vaya negocio.

-Señora Lina, Es una investigación de la policía y no podemos darle detalles de su muerte.

-Está bien, usted tiene información de cómo han matado a Mario Cabañas y yo tengo información sobre sus relaciones empresariales y sus trabajadores. Creo que tendremos que trabajar juntos, aunque a mí no me guste.

-Sabe que puedo obligarla a decirme todo lo que sepa de este caso señora Lina, pero hablaré con mi superior y si está de acuerdo trabajará con alguien de mi equipo y quizás la contratemos como asesora de policía. De ese modo me aseguraré de que siga viva.

-Por ese lado señor comisario, no debe preocuparse, tanto mis socias como yo sabemos defendernos. No necesitamos guardaespaldas. 

-Está bien señora, vaya a ver su casa y cuando vuelva ya tendré la respuesta a mi propuesta por parte de mi superior, si usted está de acuerdo le asignaré a un agente para que vaya permanentemente con usted. 

-De acuerdo. Voy a mi casa de inmediato. 

Salió del despacho y cruzó una intrincada red de pasillos para salir al exterior. En la entrada se reencontró con Diana y Rosa que ya estaban impacientes por saber cómo había ido el encuentro con el comisario.

Les explicó brevemente el contenido de la entrevista y ambas se quedaron de piedra. 

-Así que nuestro Mario está fiambre... - Comentó Rosa, que había sido la última de las tres en hablar con él,- ya no tenemos caso a no ser que convenza a su mujer de que sigamos investigando el espionaje de la empresa y añadir la investigación por la muerte de su esposo.

-¿La podrías convencer?- Le preguntó Diana.

-Puedo intentarlo, si lo consigo podríamos llevar las dos investigaciones por separado, como si fuesen independientes, una con la policía y otra con la mujer de Mario. Doble sueldo por el mismo trabajo.

-Mmmm. No está mal pensado- comentó Lina.

- A ver a quien nos ponen como mochila, espero que no sea un idiota como el tal novack. Sería catastrófico.

-Y que lo digas- dijo Lina.

Fueron a casa de Lina, y allí estaban todavía buscando pruebas los policías. Entraron las tres a pesar de las protestas de todos los policías,.

-Esta es mi casa señores, son las once de la noche y yo tengo que dormir en algún sitio.

-Lo siento señora Lina, pero todavía no puede entrar. No hemos acabado con la búsqueda de pruebas. Deberá dormir en otra parte.

- ¿ Pero se puede saber lo que buscáis?. 

-No insista y váyase a dormir a otro lado- Dijo una voz desde el otro cuarto. 

Lina lo reconoció de inmediato y ya se acercaba a la puerta de la otra habitación con los brazos en jarras dispuesta a pelearse con  ¨el idiota¨. Por suerte Rosa pudo detenerla a tiempo y le dijo que se fuera con ella a su casa, que podía dormir en la habitación de sobras.

-Eso, llévesela de aquí para que no moleste más. Dijo de nuevo Karlos .

Ante esto ya fué imposible frenar a Lina, que paciencia  tenía más bien poca.

-Me iré cuando me de la gana , y si no os vais vosotros, ya podéis seguir trabajando que yo me voy a dormir a mi habitación.

Dicho esto se acercó a la puerta de su habitación y la abrió de par en par.

Dentro estaba Karlos Novack, registrando su mesita de noche descaradamente. Se miraron a los ojos y Lina estalló.

-Quiero que salgáis inmediatamente o llamo al comisario Castillo ahora mismo.

-Llámelo señora Lina, aquí lo espero.

Sin cortarse ni un pelo, Lina llamó a comisaría y exigió hablar con el comisario Castillo. Les dijo quien era y le pasaron con él.

-Señor comisario no creo que registrar mi mesilla de noche y mis cosas personales entre dentro de los límites de una investigación por robo, así que haga el favor de decirle a sus subordinados que abandonen mi casa inmediatamente o no respondo.

-Señora, no puede hablarme de ese modo, pero he de admitir que se están extralimitando un poco en sus funciones, paseme a uno de mis hombres y les mandaré retirarse de su casa, disculpe si le han molestado.

Lina pasó el teléfono a Karlos y éste hizo un gesto de fastidio al ser amonestado por su superior.

cuando terminó la llamada le devolvió el móvil y salió de la habitación.

-Chicos , nos vamos, mañana seguimos.

-Ni lo sueñes, aquí no volvéis a entrar. murmuró Lina en voz baja.

Cuando se hubieron ido, las tres se pusieron manos a la obra para ver si le habían robado algo o simplemente no habían encontrado lo que buscaban.

Fueron colocando cada cosa en su sitio, algunas de ellas se habían roto, pero la mayoría estaba tirada en el suelo pero no rota. Parecía una escena típica de película, demasiado perfecta para ser real.

-Esto lo han preparado para asustarte Lina. Dijo Diana, es demasiado evidente que no buscaban nada y que han ido tirando los objetos al azar. Fíjate que no han abierto ningún cajón de aquel armario.

-Eso parece, pero deber ser para que me asuste y deje la investigación. Rosa busca mi joyero dentro del cajón debajo de la tele.

-Aquí está, toma, mira si falta algo.

Lina miró y no echó en falta nada. Tenía varios pendientes de oro y pulseras de plata, cualquier ladrón se los hubiera llevado.

-Pues no saben con quién se están metiendo, no me voy a acobardar por una tontería así. 

-Bueno Lina yo creo que los polis que se han ido han destrozado el escenario que quería que te encontraras . Creo que Rosa y yo podemos irnos, si necesitas algo nos llamas.

-Sí, marcháos, yo me voy a ir a dormir enseguida. Mañana seguiremos trabajando.

- Por la mañana te enviaré un cerrajero para que cambie la cerradura del piso.-  Dijo Rosa antes de salir por la puerta.

 Lina cerró y se fué a la cocina a prepararse un café antes de ir a dormir, mientras se lo tomaba sonó el timbre de su casa. Pensando que sería alguna de sus amigas que había olvidado alguna cosa abrió la puerta sin mirar quién era.

-Dime, ¿ qué se os ha olvidado?-

-Nada, acabo de recibir una llamada de mi jefe y he de pasar la noche en tu casa por si volviese el asaltante.

-¿ Perdona?. Yo me defiendo solita sin necesidad de tener a alguien de guardaespaldas.

-Pues eso díselo al comisario que me ha insistido en que tengo que estar aquí toda la puta noche.

-Pues ya puedes irte, no quiero protección.

-Llama al comisario y díselo a ver si tengo suerte y me voy a casa.

Lina llamó al comisario pero no hubo manera de que cambiara de opinión y Karlos debía quedarse en su casa.

-Lo que me faltaba, ni privacidad voy a tener.

-¿Lo ves? a mí tampoco me hace ilusión pasar la noche aquí, preferiría irme a mi casa y llevarme a una piba conmigo.

-¡Qué idiota!. Bueno pues si no hay más remedio quédate aquí, en el comedor. te traeré una manta.

Le dió una manta y ella se metió en la habitación. Cerró la puerta en un intento de olvidar que tenía a aquél hombre tan odioso en su sofá.

¿Por qué le caía tan mal ese hombre? ni idea, el caso era que tendría que compartir el caso con él, y la idea no le gustaba lo más mínimo. Entre todos los policías tenía que ponerle a ese justamente.

Se puso su pijama de ositos y una bata por encima para ir al baño. Salió y vió cómo Karlos se estaba quitando la camiseta que llevaba puesta, y dejaba ver sus abdominales bien definidos. Antes de que la viera se metió en el baño y cerró la puerta, debía admitir que tenía buen cuerpo el idiota.

Cuando se volvió a su habitación sonó nuevamente el móvil, pero esta vez antes de contestar miró el número de quien le llamaba. Era Diana.

-Dime Diana, ¿ Qué pasa?.

-Lina me acaba de llamar el comisario  y dice que vamos a tener que trabajar con él.

-¿ Con el comisario?.

-No, con Karlos, va a ser el que nos ¨ayudarᨠen la investigación de la muerte de Cabañas.

-No me lo puedo creer, ¿ has intentado que sea otro?

-Si, pero dice que sólo él puede encargarse de este trabajo.

-Ahora lo tengo en el sofá de mi casa Diana.

-No vayas a matarlo mientras duerme, que no tendremos coartada.

-Tranquila,  no querría ir a la cárcel por un tipo como este.

-Tendremos que cargar con él, espero que no nos estorbe demasiado.

-Mañana tendremos una reunión de urgencia para ver cómo organizamos el trabajo, me tocará llevármelo de mochila así que no podré desplegar todo el potencial de investigación con él pisándome los talones. Tendré que utilizar otra metodología para la investigación.

-Se te ocurrirá algo Lina, siempre se te ocurre.

Colgaron el móvil y se fueron ambas a dormir. 

Por la mañana sonó su despertador sobre las seis y media, muerta de sueño se levantó de la cama y sin ponerse la bata y descalza salió de la habitación. Había olvidado que tenía una visita y cuando llegó al baño entró sin llamar.

Se encontró con Karlos afeitándose y pegó un grito por la sorpresa, cerró de nuevo la puerta del baño y se volvió a meter en la habitación. Pasados unos diez minutos, que supuso que sería lo que habría tardado en arreglarse., volvió a salir y se metió en el baño deprisa.

Se arregló para salir a trabajar y cuando volvía a salir del baño se tropezó con Karlos en la puerta.

-¿Puedes salir del medio ?- Le gritó. 

Lina tenía muy mal despertar, necesitaba un rato para conectarse con cuerpo y alma y pensar con claridad. Así que Karlos, tomado por sorpresa se apartó deprisa para dejarle sitio. Para él también era un fastidio estar allí todo el día.

Su exnovia ya estaba harta de sus desapariciones y le había abandonado hacía unos meses. Se había marchado de la ciudad y todo. le pidió que dejara su trabajo y buscase otro más tranquilo y él se había negado. Ser policía era su vida. Así que aunque no lo esperase nadie en su casa tampoco es que le gustara dormir fuera con una energúmena como aquella mujer.

-¿Preparo algo de desayuno?.- Preguntó , más por educación que por otra cosa

-Haz lo que quieras, ¡pero no me hables!.

Lina sólo desayunaba un café cuando estaba sola, pero Karlos preparó tostadas y algo de beicon que quedaba en la nevera.

Cuando Lina vió todo aquello le entraron ganas de vomitar. Ni siquiera pudo tomarse el café, Karlos sin embargo se comió casi todo lo que había cocinado.

- Saldremos dentro de media hora. Espero que seas rápido comiendo. Y que me dejes la cocina recogida antes de irnos.

-Tranquila, en diez minutos he desayunado y luego pondré el lavavajillas en marcha.

 Mientras él desayunaba ella se duchó, se vistió con ropa cómoda y al asomarse a ver si ya estaba listo, se dió cuenta de que por el lavavajillas empezaba a salir espuma. 

-¿ Qué narices le has echado al lavavajillas? está saliendo espuma. 

-Una de estas cápsulas.

-¿En serio? ésas son de la ropa idiota, la que se va a liar ahora...

- Lo tienes todo junto, así no hay quien se aclare.

-¡ El paquete de cápsulas es diferente idiota!. Voy a parar la máquina a ver si logramos que deje de salir espuma, tendrás que ayudarme .¡Vaya lío me has montado!.

Lina paró el lavavajillas y abrió la puerta, mientras Karlos con el mocho intentaba recoger el máximo jabón posible.

Tardaron media hora en recogerlo todo, así que llegaron tarde a la oficina. Fueron en el coche de Lina los dos.

-Al final tú no has desayunado nada. ¿ Cómo aguantas ?.

-Soy más fuerte que tú, y más resistente, y además si no hubieses metido la cápsula de lavar la ropa en el lavavajillas habría comido algo antes de salir, ahora yo hasta que no coma algo voy a estar de un humor de perros así que haz el favor de estar calladito.

-Podemos parar en una panadería y te compras algo, yo invito.

-Lo de estar calladito no lo has pillado ¿Verdad?

-Pero si lo digo para que comas algo mujer.

-¡VAMOS TARDE! tenemos una reunión de trabajo a las 8 y son menos cinco. No llegamos ni en helicóptero.

-Pero no es tan grave, sois amigas por lo que pude ver, no te van a despedir...

-¡BUFFFFF! Dame paciencia dios, porque como me des fuerzas ...yo no sé.

-Mira, ahí hacen unos cruasanes de muerte. Y el café no está mal tampoco.

-Como vuelvas a hablar de comida una vez más te juro que te tiro del coche y vienes corriendo detrás.

-Qué poca paciencia...

Llegaron a las oficinas que eran las ocho y cuarto, ya estaba Rosa y Diana allí. 

-Tengo que comer algo chicas, ahora vengo.- Dijo Lina mientras Karlos se la miraba.

 Salió al vestíbulo de los ascensores y subió a la cuarta planta donde una empresa tenían máquinas de comida basura. Se compró unas rosquillas de chocolate y volvió a la oficina mientras se las comía.

-Bien, vamos a organizar la faena, ya estoy lista.








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