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Más piezas que no encajan.

Una vez repartido todo el trabajo, Rosa les puso al día sobre Hinojosa y Sandra. Al parecer su relación debía ser más o menos seria. Habían pasado toda la noche en el hotel y él la había acompañado a casa. Se habían despedido con un beso en la puerta. Parecía que iban a sacar a la luz su relación. ¿Podría tratarse  de un crimen por amor? No parecía ser pasional, ya que en ese caso el asesinato hubiese sido más impulsivo, y si tenían razón, y el crimen había sido cometido en otro lugar y el cuerpo había sido trasladado, se trataba de algo muy premeditado que no encajaba con el crimen pasional.

Eran ya las seis, demasiado tarde para empezar a investigar y demasiado pronto para terminar de trabajar. Diana se puso en el ordenador a buscar las empresas de la ciudad que arreglaban cristales de coches. Rosa llamó a Sandra para quedar con ella al día siguiente y poder echar un vistazo a la casa. Lina y Karlos echaron un vistazo a la ropa y complementos que llevarían al dia siguiente, y le pidieron a Diana unas tarjetas de identificación falsas de personal de seguridad en el trabajo. Con esas tarjetas tendrían acceso a todas las áreas de la empresa.

Trabajaron hasta las ocho y luego se fueron cada uno a su casa. 

Lina estaba bastante cansada, el brazo le dolía más de lo que quería admitir, sólo hacía dos días desde que le dispararan y parecía que había transcurrido una eternidad. aún tendría que esperar cuatro días más para que le quitasen los puntos. En cuanto llegó  su casa cenó un sandwich y se acostó.

Rosa por su parte aún siguió investigando, llamó a Kora para quedar con ella también al día siguiente por la tarde en su casa.  Así podía indagar en la relación con su madre y ver si conocía la relación de ésta con Hinojosa y qué le parecía. Ella llegó un poco más tarde a su casa y se acostó cerca de las dos de la madrugada.

Karlos fué directamente a su casa y se acostó sin cenar nada, vivía solo y no había  gran cosa en la nevera, así que como no tenía demasiada hambre, se metió en la cama enseguida. No se durmió, pensando en la conversación con Rosa, y estuvo pensando en Lina hasta tarde.

Al día siguiente cuando se reunieron, todos tenían cara de sueño excepto Diana, que había dormido estupendamente.

-Vamos a cambiarnos Karlos, y nos dejamos caer por Cosmetic Cabañas. 

-¿Juntos?

-En tus sueños. Toma te he traído algo de ropa para que te pongas. Y esta peluca. El baño está ahí detrás.

-Está bien, ¿tú que te pondrás?

-Me pondré un vestido negro con una chaqueta también negra, la peluca castaña corta y gafas. El color de los ojos no me lo cambiaré. Tú tampoco así que ponte también gafas.

Se cambiaron en un tiempo récord y se fueron. Rosa cogió su bolso y también se marchó a casa de Sandra. Diana en cambio se dedicó a realizar llamadas desde el despacho.

Karlos y Lina salieron juntos del edificio, y ambos se encaminaron al párquing de la finca.

 - ¿Vamos en mi coche?- Preguntó Karlos.

-No, mejor en el mío.

-¿Porqué?

-Porque el tuyo huele a poli.

-Eso no es verdad, es más discreto que el tuyo si te pones a mirar.

-Es un coche de policía secreta, lo distingue cualquiera que tenga ojos Karlos.

-Es imposible, es un vehículo normal y corriente.

-Bueno, será como tú digas, pero vamos en el mío.

- Esto es una tiranía, siempre tengo que hacer lo que te de la gana a ti, somos compañeros, nos guste o no, deberías escucharme alguna vez y darme la razón cuando la tengo.

-En este caso no te la daré porque no la tienes. Si no te gusta déjalo correr, tú te vas a la comisaría y yo sigo trabajando sola y a mi manera. 

-No es asi como funciona, sabes que no puedo irme, cumplo órdenes del comisario, tu vida corre peligro.

-¡ Venga ya! si nadie ha intentado atentar contra mi, sólo intentaron robarme.

-No te engañes a ti misma. Pero ya no quiero discutir más, me desespera esa cabezonería tuya...

-¿Que te desespera mi qué?

- Tu cabezonería, pero venga, ¿dónde está tu coche?

-De verdad que quiero que acabemos con este caso, ya no puedo más. Mira está aquí.

Entraron en el coche y Lina condujo hasta Estetic Cabañas. Tal como iban vestidos, con las gafas y las pelucas nadie los reconoció.

Entraron hasta recepción y le enseñaron el carnet falso de inspectores de seguridad laboral a la recepcionista. 

-Nadie me había informado de su llegada.

-Es una inspección sorpresa, cada cierto tiempo se seleccionan diversas empesas por sorteo y se les realiza esta inspección rutinaria. Si existe algún problema de seguridad, informamos a los responsables para que lo solucionen, y en un mes volvemos a venir para comprobar que todo esté correcto. - Explicó Lina.

Karlos se quedó en segundo término, pues se daba cuenta de que Lina realmente hacía muy bien su trabajo. La recepcionista no sospechó nada, e incluso les ofreció  a alguien para que les acompañasen. Lina se negó y comenzaron su visita sorpresa.

-Empezamos por abajo y vamos subiendo piso por piso . El despacho de Mario Cabañas está en el último piso y es allí donde encontraron su cuerpo. -Dijo Karlos.

-Muy bien, vamos al ascensor, bajamos y después subimos por las escaleras de servicio, que también hay que revisar.

-¿Tendremos que subir todos los pisos andando?

-Tú verás Karlos, no podemos dejar nada a la suerte, estamos para inspeccionarlo todo.

- Pues son cinco pisos...

-A ver, me dirás que subir 5 pisos te parece mucho trabajo...

-Lina ese no es el tema, pero creo que no hace falta ser tan absolutamente perfecto. 

- Me dirás que soy demasiado perfeccionista pero no me gusta dejar nada al aire. Haremos una cosa, subimos en ascensor y bajamos andando.¿mejor así?

-Me parece bien.

-¡Pues a trabajar!.

Bajaron al sótano donde estaban todos los laboratorios de ensayos clínicos y análisis. Observaron atentamente todos los despachos, todas las ventanas y puertas de cristal, espejos y cualquier cosa que tuviera cristal en su composición.  No vieron nada extraño,  todo estaba en perfecto estado. Lina se había llevado su cámara de fotos para poder fotografiar cualquier cosa que le llamara la atención o se saliese de lo corriente. Hizo varias fotos generales en los que se veían toda una sala de despachos a un lateral y en el otro un conjunto de mesas de trabajo frente a un gran ventanal. Fotografió el suelo, las paredes y los techos. Karlos la miraba y la verdad es que no entendía la razón de tanta foto, y supuso que era para disimular y entrar en su papel de inspector de seguridad en el trabajo. 

El lugar no era muy grande y todo estaba a la vista excepto un despacho que quedaba más escondido, justo detrás de unas estanterías. Se acercaron a la puerta de dicho despacho y entraron, asllí no había más que una mesa y dos sillas, una estantería y un ordenador. Lina lo fotografió todo y salieron.

Subieron al piso siguiente, donde estaba la recepción, una sala de conferencias pequeña, detrás una sala de control de sonido y luces y poco más. También estaba la tienda de productos a la que se podía acceder desde la recepción de la empresa y desde la calle. Lina volvió a fotografiarlo todo, y al fin cuando ya se disponían a subir al primer piso Karlos preguntó

-¿Porqué tantas fotos Lina? 

-Porque después las ampliaré y veré todo al detalle, por si se nos ha pasado algo por alto. 

Subieron al primer piso donde se encontraba el departamento de contabilidad, y repitieron de nuevo el mismo proceso, realizando cuantas fotos se le ocurrían a Lina.

En el segundo y el tercer piso estaban los departamentos de márqueting y publicidad, y en el cuarto y último estaban los despachos de los directores ejecutivos y sus asistentes.

Prestaron especial atención en los pasillos cercanos al despacho de Cabañas. Cuando entraron en su despacho, se encontraron con un hombre que dijo llamarse Santiago Fernandez. Y Karlos memorizó el nombre para poder investigarlo más tarde.

Al bajar utilizaron las escaleras y también las inspeccionaron bien. 

Al llegar a recepción le dieron las gracias a la mujer que les había atendido y se marcharon. Ya eran las 13:30h.

- ¡Hora de comer!, vamos a la oficina, nos cambiamos y después nos acercamos a comer a algún sitio, me muero de hambre.

- Tú siempre tienes hambre Lina. Pero la verdad es que tanto buscar y mirar por aquí y por allá me ha dado hambre a mi también. No sé si conseguiremos sacar algo en claro después mirando las fotos pero de momento todo parecía en orden en la empresa.

-Vamos Karlos, ¿Te has fijado que había algún despacho sin puerta?

-He visto tres despachos sin puerta, y la verdad, ahora que lo dices, si que es raro...

- Ahora hay que desconectar del tema y dejar que la mente interiorice todo lo que ha visto, para luego a la tarde exponerlo ante todos y sacar conclusiones. ¿ Dónde quieres ir a comer?

Dijo Lina antes de subir al coche. 

- Hay un restaurante que está muy bien, es un italiano, yo te guío, no está lejos.

Entraron en un pequeño restaurante decorado como si fuesen góndolas, con una iluminación muy ténue e íntima, con música de fondo suave. Se sentaron en una mesa para dos, y el camarero les trajo la carta.

-Este sitio es perfecto para una cita... Comentó Lina -¿Has traído a muchas chicas?

-¿Celosa?, Si, he traído algunas chicas a este sitio, incluída a mi ex, siempre me ha gustado este ambiente reservado, y la música de fondo. Además verás qué bien se come.

Lo cierto es que la comida estaba muy bien, el servicio era excelente, y además el precio no era desorbitado. 

Incluso pudieron hablar un rato sin discutir, relajados mientras tomaban un café.

Sobre las dos y media les llamó Rosa preguntando si ya habían acabado con la inspección, y media hora más tarde también les llamó Diana preguntando si ya habían comido.

En un momento dado, vieron que entraba una pareja que les resultaba familiar, era Kora, y estaba con un hombre un poco mayor que ella, al que habían visto esa misma mañana, era Santiago Fernandez.

Ambos se encogieron un poco para pasar desapercibidos , acercando sus cabezas hasta casi tocarse, ya que si bien Santiago Fernandez pensaba que eran inspectores de seguridad laboral, Kora sabía bien que eran investigadores, y estaban casi seguros de que podía reconocerles a pesar de sus pelucas. Los tenían a tan sólo dos mesas de distancia.

No podían levantarse pues se fijarían en ellos enseguida, así que pidieron un café más. Estaban tan cerca que podían oir su conversación perfectamente, 

-Kora, por fin podemos hablar.

-Santi, ahora que mi padre ha fallecido ya nada se interpone en nuestra relación, pero quiero esperar un poco antes de comprometerme contigo, Aún no sé lo que pasará con la empresa, y sabes que si mi madre toma las riendas, yo no tendré ni voz ni voto para que te asciendan. Si ella me cede el control de todo, sabes que te haré director adjunto y mi asesor personal, trabajaremos juntos y entonces veremos si esto tiene futuro o no.

-Pero si yo te quiero, tú lo sabes. Hoy quería pedirte que te casaras conmigo, si soy tu marido no será nada raro que yo dirija la empresa, y tú no tendrías que lidiar con tantos problemas. 

-Me gusta dirigir la empresa Santi. Mi padre me enseñó todo el funcionamiento de la empresa, y he trabajado a su lado estos últimos años.

-Pero si yo trabajo a tu lado te podré descargar de faena, y tendrás más tiempo libre.

-Mira Santi, te voy a ser sincera, a mi me gusta trabajar y no delegar mis funciones en nadie. Si quiero que trabajes conmigo como mi asistente, es para poder escuchar tus opiniones y pedir tu consejo financiero, pero no para que dirijas tú la empresa. No sé que ideas tienes en mente, pero quiero que te quites de la cabeza que te voy a dejar como presidente y me voy a ir a casita a hacer mis labores...

-Nunca he pensado eso cariño.

-Por si acaso esto es lo que hay.

Se giraron un momento hacia Lina y Karlos, y ante la posibilidad de que los reconociesen, ambos, sin decir palabra, acercaron aún más sus caras hasta que casi se rozaban sus labios, mirándose en los ojos del otro, y cuando la tensión estaba a punto de desbordarse, y ambos estaban conteniéndose para no ir más allá, Kora se levantó y salió del restaurante. En un momento Santiago Fernandez pagó la cuenta y salió tras ella, dejando a Lina y Karlos con el corazón acelerado, y totalmente desconcertados.









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