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En el último segundo

En cuanto Santiago Fernandez se levantó para irse, ambos se separaron bruscamente. No se atrevían a mirarse a los ojos tras aquel momento de atracción entre ambos. 

Pagaron la cuenta del restaurante a medias y salieron del local. 

-¿Dónde vamos ahora? preguntó Karlos.

- Vamos a la oficina, tenemos que repasar todo lo que hemos averiguado hasta ahora, y buscar en las fotos que hice esta mañana a ver si encontramos algo.

Eran las cuatro cuando llegaban a la oficina, estaban solos, Rosa y Diana no habían vuelto de comer. 

- Vamos a quitarnos los disfraces y cuando lleguen Rosa y Di nos ponemos al día los cuatro. 

-Está bien Lina, si quieres mientras llegan podemos repasar las fotos.

Se cambiaron en cinco minutos y se pusieron a trabajar.

Por su parte Rosa estaba todavía en casa de Sandra, habían comido juntas y Sandra había bebido un poquito más de la cuenta ayudada por ella.

La conversación era bastante interesante para la investigación, y no quería irse antes de haber sacado toda la información que necesitaba.

Tenía que recordar que también había quedado con Kora, esa misma tarde, así que no perdió el tiempo.

-¿Y desde cuándo estáis juntos?.

-¿Bernardo y yo? Bufff, hace seis meses. Es todo un caballero.

-Ahora que Mario ha muerto ya no tendréis que esconderos...

-Eso crees tú, pero mi marido seguro que tiene una cláusula en el testamento y si tengo otra relación me deja sin nada.

-Era muy celoso...

-No, celoso no, vengativo. Creo que le tenía el ojo echado a un empleado suyo al que no dejaba de vigilar. No sé si al final lo despidió o no.

-¿En serio?

-Sip, cuando llegaba a casa a veces hablaba solo y decía cosas como "me las va a pagar" "conmigo no se juega" y cosas así, pero nunca me dijo su nombre.

-Vaya pues si que era vengativo, ¿No sería Bernardo?

-No Rosa, él sabía que los dos estábamos juntos pero nunca le importó. Sólo me dijo que fuera discreta, a él sólo le importaba su empresa. Yo era un adorno en su vida pública. 

Rosa se dió cuenta de que Sandra se quedaría dormida en el sillón en cuestión de minutos, así que decidió irse para encontrarse con su hija Kora. Todo lo que le podía sacar ya lo tenía. 

Llamó a la oficina para avisar que tenía que ir a ver a Kora y que no llegaría hasta última hora de la tarde.

-Hola Lina, ¿Cómo os ha ido en la empresa?

-Bien Rosa, tenemos información desconcertante  que te puede ser de utilidad a ti, que esta tarde vas a ver a Kora. Parece ser que mantiene una relación con Santiago Fernandez. Pero este mediodía han discutido en un restaurante, por lo visto quiere hacerse cargo de la empresa Cabañas, y Kora no quiere soltar el mando. Esto podría ser un motivo suficiente para matar a Mario, quedarse con el control de la empresa.

-Si que es interesante, pero yo me he enterado que Hinojosa y Sandra llevan seis meses juntos, su marido lo sabía y no le importaba, y agárrate, Parece ser que iba tras de uno de sus empleados, al que estaba vigilando.

-Esto está cada vez más embrollado, a ver si averiguamos quién es ese empleado. porque es un buen motivo para matarlo

Colgaron el teléfono y justo en ese instante tocaron al timbre de la puerta .

-¡Voy yo Karlos!, sigue con lo de las fotos que estoy contigo enseguida. Debe ser Di que se ha dejado las llaves.

Fue hacia la entrada convencida de que se trataba de Di, abrió la puerta dispuesta a preguntarle dónde había dejado las llaves cuando se  encontró de pronto encañonada por una pistola.

Un hombre de un metro setenta y cinco  aproximadamente , encapuchado, no habló, la empujó hacia dentro de la oficina con una mano mientras que con la izquierda empuñaba una pistola. 

-Tranquilo, no te pongas nervioso, ¿Qué quieres? Si buscas dinero aquí no tenemos efectivo. 

Una voz ronca le contestó

-Quiero que dejéis de investigar en la empresa Cabañas, deja el caso Cabañas o te costará la vida.

- Está bien, lo que tú digas, pero baja la pistola.

Karlos desde la otra habitación lo había oído todo, se levantó y sacó su arma reglamentaria que siempre llevaba encima, se colocó detrás de la puerta, se asomó al pasillo y pudo ver a Lina con las manos en alto. Al asaltante no lo tenía a la vista.

- Ahora te dejaré un pequeño recordatorio de lo que te pasará si sigues metiendo las narices en mis asuntos.

Lina se dio cuenta  cómo le apuntaba en la pierna con el arma, sabía que le iba a disparar, y tenía que actuar rápido si no quería acabar en el hospital con un agujero en la pierna. Calculó sus posibilidades, sabía que Karlos estaba ya en el pasillo, pero que no le daría tiempo de llegar para detener el ataque, así que se arriesgó y utilizó el factor sorpresa como aliado.

Se acercó a la mesa y  un instante antes de que disparase, tomó un jarrón con flores de la mesa y se lo lanzó contra la mano que sujetaba la pistola, desviando el cañón del arma lo suficiente para que no llegase a darle de lleno en la pierna.

El intruso, sorprendido por la acción impulsiva de Lina se dió la vuelta y echó a correr escaleras abajo. Karlos se movió en el mismo momento en que vió a Lina coger el jarrón pero no llegó a tiempo de detener al hombre. Salió corriendo detrás de él por las escaleras pero los dos segundos de ventaja que llevaba fueron suficientes para que lograra ocultarse en algún lugar y  Karlos no pudo encontrarle.

Volvió sobre sus pasos preocupado por Lina, ya que había visto que ésta se caia al suelo y no sabía si estaba herida de gravedad. Al llegar a la oficina se la encontró sentada en una silla sujetando un pañuelo sobre la pierna. Se acercó rápido a ella.

-¿Te ha dado en la pierna? Déjame ver.- le dijo 

-No es nada, sólo un rasguño.

-Eso lo decidiré yo.- Añadió en tono autoritario.

Lina se destapó la pierna y entonces él respiró aliviado. Sólo era un rasguño, pero era bastante profundo, Se acercó al baño tras cerrar la puerta y volvió con el botiquín en la mano.

Allí mismo la curó echándole alcohol para desinfectar y luego tintura de yodo. Después le puso un apósito y sólo entonces se quedó más tranquilo.

-¿Quién crees que ha podido ser?.

-No lo sé, la voz me resulta conocida pero no logro recordar de quién es, es zurdo, eso sí que me he dado cuenta, y medía más o menos como tú, metro setenta y cinco. Ya has visto que llevaba pasamontañas y no le he podido ver la cara. Corría mucho, era atlético y creo que debe practicar atletismo o algún otro deporte. Sabe que estamos investigando.

-¿ No quieres que vayamos al hospital para que te vean la herida?

-No hace falta, es sólo un rasguño, tú mismo lo has visto, lo que sí estaría bien que hiciéramos es encontrar la bala, debe estar por aquí, la podemos llevar a balística y averiguar si el arma coincide con la que mató a Cabañas.
-¿Cómo se te ha ocurrido tirarle el jarrón Lina?
-Algo tenía que hacer, me apuntaba a la pierna y sabía que tú no podías llegar a tiempo para detener el disparo, así que improvisé.
-Podría haberte matado...
Karlos parecía muy preocupado por Lina, Lina se encogió de hombros .

-Es el riesgo de este trabajo, te metes en la vida de los demás y puedes salir herida.

-Me siento culpable, yo estaba aquí para protegerte y he fallado.

-Tranquilo, ya ves que me defiendo sola, vamos a trabajar en las fotos, quizás descubramos algo.

Antes de ponerse con las fotos recogieron el jarrón y lo colocaron encima de la mesa de nuevo, suerte que eran flores secas y no tenía agua.

Entraron en el despacho y se pusieron a trabajar. Miraban las fotos en el ordenador, repasando todos los cristales que aparecían en las fotos, ampliando la imagen para ver los pequeños detalles. En los despachos y pasillos del último piso no encontraron nada. Fueron bajando piso por piso hasta que se les hizo las 6 de la tarde.

-Es raro que Di no haya vuelto todavía, no sé dónde ha ido exactamente pero voy a llamarla por si necesita algo.

-Hola, Dime Lina.- Contestó enseguida Diana.

-Di, ¿Dónde estás ahora?

-Ahora mismo estoy en una cristalería, he traído la composición exacta de los microcristales encontrados en la escena, y estamos comprobando si se corresponde con alguna clase especial de vidrio o es algo corriente. A partir de aquí, la investigación puede resultar más fácil o simplemente quedarnos como antes, pero quería intentarlo.

-Está bien Di, tenemos datos nuevos bastante interesantes, cuando salgas de ahí ven para la oficina.

-De acuerdo, ¿Ya ha vuelto Rosa?

-Todavía no ha vuelto, debe estar con Kora.

-Te dejo, parece que tenemos algo.

Lina dejó el móvil a un lado y se dispuso a continuar con lo de las fotos. Estaba cansada y le dolían el brazo y la pierna. 

-Vuelvo en un momento.- le dijo a Karlos mientras se acercaba al baño. Allí tomó un analgésico y volvió a salir enseguida.

-Yo ya no puedo más Lina. ¿Te parece si lo dejamos para mañana y vamos a tomar algo al bar de aquí al lado?

-Me parece perfecto.-

Se puso una chaqueta y bajaron los dos por las escaleras. 

-Creo que estamos muy cerca de la solución del caso.-Dijo de repente Lina.

-Pues yo pienso que se nos escapa algo, no se qué es pero algo no me encaja.

- Puede ser, pero lo averiguaremos enseguida. Di parece haber descubierto algo interesante, y Rosa le habrá sonsacado información a Kora esta tarde. Con todo lo que averigüemos hoy, mañana tendremos el caso más claro.
-¿Te duele todavía el brazo?
-No, ya casi no me duele.-mintió Lina.
-Te he visto la cara, no tiene nada de malo admitir que te duele.
-No me duele el brazo.
-Entonces si te cojo del brazo así, no pasa nada...
-¡Suéltame ahora mismo!
-Te duele, ¿te has tomado algo para el dolor? Cuando llegues a casa ponte hielo, bajará la inflamación y te aliviará.
-Ya lo sé, no soy tonta, no es la primera vez que recibo un disparo.
Llegaron al bar y en cuanto se sentaron en una de las mesas apareció una chica a tomarles nota.
-Para mí ponme una cerveza por favor.-Dijo Karlos.
-A mi una cola, gracias. - pidió Lina, después sacó el móvil de su bolso y mandó un mensaje a Rosa y Diana para que se reunieran con ellos dos allí.
-¿No pretenderás seguir trabajando aquí?. Preguntó Karlos
-Almenos nos pondremos al día de los avances, poco rato, enseguida acabaremos.
-Es increíble, te acaban de disparar en la pierna, no hace ni tres días de lo del brazo, se nota que estás dolorida y aún así quieres seguir trabajando.
-No tengo más opción,  tengo que resolver el caso pronto si no perderé el cliente y también mi reputación.
Karlos se frotó la cara en un gesto de desesperación, Lina era tan cabezota que lo sacaba de quicio.



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