Encomienda
-Necesito saber si serán útiles... cuéntame
Mientras el anciano paseaba entre un guardián y otro contando sobre las habilidades y conocimientos de cada uno Neika por su parte, estaba procesando lo que había escuchado...no quería que todo acabara así, no tenía tiempo de lamentarse y llorar su corazón roto, no había tiempo para reprocharse nada ni de remordimientos. El tiempo era su peor enemigo pues en cuestión de segundos la humanidad entraría en control total de la oscuridad.
-¿Señor?...¿señor?- repitió el anciano al ver que Nathan no había escuchado nada
-Si, si... te he entendido, cada uno hizo su parte, todos quieren su recompensa, etcétera- Nathan se levantó de su lugar y con ojos profundos como abismos examinaba a cada uno- No necesito cobardes - dijo al pasar junto a un hombre de piel blanca como el papel y ojos saltones que temblaba, se podían palpar sus nervios cuando el oscuro se le acercó- ¿por qué me temes?
-¿Señor?- preguntó tímidamente el hombre y al ver la insistencia en la mirada de Nathan habló- señor, por que usted tiene un gran poder, podría acabar con mi vida si así lo quisiera en un abrir y cerrar de ojos- sin pensar volteó hacía donde estaba el cuerpo tendido de Ronnie aunque rápidamente reaccionó y fijo su vista hacia Neika que flotaba , lo cual no lo tranquilizó.
-¡Ah! ya veo...me gusta que hayas sido sincero conmigo- al oír esto, el hombre dejo escapar un suspiro de alivio, no había ni bien terminado de exhalar cuando un rayo de luz lo impactó y lo derribó quedando completamente rostizado. Todos los demás se apartaron con miedo y confusión- La sinceridad es buena. La cobardía no. El quiera estar conmigo, debe estar dispuesto a perder la vida, a entregarla incluso. El que tema morir, no debió meterse en esto.
Acto seguido Nathan cerró los puños y los ojos, el resplandor azul que lo rodeaba se incrementó y alzó sobre él en forma de lianas que lo conectaban con cada uno de los guardianes. Los gritos de cada uno ensordecían a Neika, la estremecían de tal forma que tuvo que taparse los oídos para amortiguar aunque fuera un poco el sonido de la agonía de aquellas personas que le corroía hasta el alma.
-¡Basta! ¡Basta ya!- grito Neika
Nathan se detuvo
-Al parecer nuestra ex vigilante tiene algo que decir, ¿por qué no la escuchamos?- dijo el oscuro con ironía. Bajó la celda burbuja donde la tenía y la liberó pero le puso una especie de grilletes de energía que la ataba al piso para que no pudiera moverse
-Basta Nathan... ¿no ves que los lastimas?
-Y debe importarme por que....
-Por simple humanidad
-jajaja.. ingenua, recuerda que solo soy mitad humano. Además, estos insulsos solo vieron sus peores temores proyectados pues yo debo conocerlos.
-Nathan, tu no eres así, no puedes ser así...
-¿Que crees que podamos hacer con ella?- preguntó el oscuro al anciano jefe
-Señor, si me permite puedo proponer matarla, si no quiere, podemos torturarla antes de la manera que más le agrade.
-Wow... que inteligente eres, mira que no se me hubiera ocurrido matarla
El anciano avergonzado retrocede unos pasos y baja la cabeza.
-Todo lo que viste era mentira Neika, todo lo que vivimos fue mentira
-¡No! no es cierto... yo sé que dentro de ti, en tu corazón está ese joven tierno, sensible, cariñoso y bondadoso que conocí
-Se llama actuación linda- dijo burlón
-No se puede actuar así, no puedes crear algo tan falso de la nada
-¡Tu no sabes nada!
-Si que lo sé... te conozco o por lo menos una parte de ti... ¡ese Nathan forma parte de quien eres lo reconozcas o no!
-Cállate!
-Ese niño asustado y dolido aún está en tí, esperando a ser sanado
-¡Cállate!- gritó Nathan al tiempo que una bola de luz salió de su mano directo hacia Neika, ella logró esquivarla pero alcanzó a rozarle el brazo por lo que dejó la piel viva tras la quemada en el hombro izquierdo de la chica
-Nathan..- dijo ella sollozando- creo que tu padre te amaba... -Nathan se acercaba a ella con la furia encendiendo sus ojos-creo que Ethan amo a tu madre, creo que tu amaste a tus hermanos y a tus padres... y por eso es que te dolió tanto... Nathan el amor duele... El amor es así, a veces es deleite, a veces es pasión, a veces ternura y otras solo dolor. Me está doliendo demasiado, tú me dueles y sin embargo, a pesar de todo, sigo amándote. Sigo amándote aunque tu no lo hagas conmigo.- El oscuro había quedado de frente a ella.
La mirada de la chica se encontró con la de Nathan, sus ojos sin vida, vacíos y profundos, la frialdad de su expresión y la ira que irradiaba, alejaban a Neika
-¿Que ves en mi ahora? ¿Crees que puedo amar?
-Si creo-Neika se inclinó hacia el joven rápidamente como temiendo que éste escapara, sus brazos envolvieron el cuello de éste, cerró sus ojos y lo besó. Los labios de la chica aunque deshidratados y algo cuarteados por el tiempo que llevaba sin beber agua ahora que era humana tocaron sin temor alguno los labios del oscuro, los cuales después de curvarse en una ligera sonrisa irónica, le correspondió el beso solo para demostrarle que no le afectaba, para demostrarle que no importaba cuanto lo besara, cuanto ella deseara que la amara, cuanto sentimiento ella pudiera transmitirle no se inmutaría. Su corazón seguiría igual de oscuro y con ello destruiría toda su motivación, toda su valentía e incluso sus ganas de vivir, sería matarla en vida,mucho mejor que solo acabar con su vida como una mártir.
A medida que la calidez de los labios de la chica se entrelazaba con los del joven, la sensación agridulce en su corazón aumentaba, las mariposas en su estómago revoloteaban como la primera vez y una lágrima caía por la mejilla de Neika al tiempo en que caía en cuenta que no importaba cuan decepcionada, utilizada o molesta se sintiera, él era la persona que ella amaba. En ese mismo instante en que ese pensamiento viajó a su corazón, una luz los envolvió a ambos, misma que anteriormente la materializaba en humana ahora había hecho que se convirtiera en una chica hecha de fuego, su cuerpo era completamente de éste elemento sin deformarla o quemarla. Su esencia estaba tomando el control. Ethan por su parte era fuego azul, de la misma manera que Neika, él había sido transformado, ambos al darse cuenta se separaron un poco, los guardianes que estaban observándolos se quedaron pasmados sin poder creer lo que veían sus ojos.
-No puede ser...¡Naik-hún!- dijo el anciano al verlos- ¡imposible!
Podía verse a través de los cuerpos de los jóvenes en sus pechos una luz, una para cada uno de ellos, eran sus corazones. El de ella blanco, puro envuelto en fuego como su esencia, Ratkiff había hecho bien en llamarla Neika, el poder de su esencia en su mismo nombre, el fuego, la calidez del amor y purificador de lo que toca. Nathan tenía en su interior una bola de fuego azul casi negro envolviendo su corazón, no dejaba apreciar su había algo dentro pero el joven confundido y sorprendido de verdad por primera vez, pues desconocía lo que pasaba intentó entrelazar su mano con la de Neika, algo pareció ver que nadie más podía observar, como si un horizonte completo se hubiera desplegado ante él y entonces... lo supo.
Se dio la vuelta para mirar a los horrorizados guardianes que esperaban que explotara o que se evaporara, lo peor que pudiera ocurrir, aunque nunca se imaginaron que que realmente ocurriría...
Nathan se acercó al cristal, extendió sus manos hacia él y comenzó a expulsar el resplandor desde su interior soltando un gran grito que parecía salir desde su alma, un grito tan fuerte que en un abrir y cerrar de ojos los guardianes que estaban en la sala contigua comenzaron a llegar a observar lo que ocurría siendo testigos del gran poder que se estaba transmitiendo del envase en que se había convertido Nathan al gran cristal, éste comenzó a resplandecer de nuevo, en una luminosidad que nunca antes se había visto pero ninguno de los guardianes ya sea jóvenes o viejos quisieron acercarse por miedo, estaban expectantes del guardián en jefe pero al ver que no se movía no hicieron nada, nadie sabía lo que ocurría o quien era Nathan, mientras el joven parecía dejar su vida en el grito que seguía extendiéndose.
-!Nathan!- gritó la chica
-¡No! ¡deténgase! o - fue interrumpido el guardián en jefe por una gran explosión de poder, cuya onda expansiva derribó a todos.
Un silencio se extendió por todo el lugar, el humo que se había generado vició el lugar hasta dejar una especie de niebla. Todo parecía desierto a pesar de haber más de 30 cuerpos en el suelo alrededor de todo el salón. El cristal no resplandecía más, estaba apagado totalmente, parecía muerto.
Poco a poco algunos de los guardianes que se encontraban más lejos de la explosión comenzaron a despertar, frotándose un poco los ojos, con ayuda de otros guardianes o apoyándose en los muros cerca de ellos, se levantaban poco a poco y con pasos adoloridos y cansados trataban de acercarse a la escena que tenían delante....Los guardianes que estaban más cerca de la explosión seguían dispersos en el suelo, un hilillo de sangre salía de sus narices, ojos y oídos, no pintaba para nada bien.
Rápidamente trataron de socorrer al guardián en jefe que para los que no habían estado presentes en la presentación del oscuro, seguía siendo la máxima autoridad. Pronto se dieron cuenta que había sufrido el mismo destino que los demás guardianes alrededor de él. Estaban todos muertos.
Ratkiff llegó entre los últimos que se acercaban aunque no entendía del todo la situación, pues al entrar al salón justo antes de la explosión, había visto el cuerpo frito de Goliath y ahora, frente a él estaba Ronnie, con una mano sobre su estómago y lleno de magulladuras. No sabía como explicar tal situación, rodeó con la vista el lugar y logro ver también a Neika, su espanto y sorpresa no cabían en él. ¿Cómo era posible que ella estuviera ahí físicamente? y ¿muerta? no podía ser posible ¿o si?
Varios minutos habían pasado, Ratkiff que ahora era el guardián en jefe, había ordenado a los médicos del centro que se encargaran de los cuerpos y revisar a los heridos, así que todos en el centro estaban ocupados, solo estaban en el salón los cuerpos Nathan, Neika, Ronnie, Goliath y él... aún no quería que se los llevaran, quería saber que había ocurrido, trataba de sacra conclusiones y estudiaba la posición de cada uno, las heridas que tenían y las que no pero no daba con una explicación satisfactoria.
Un gran suspiro, seguido de una pequeña tos, atrajo su atención.
-Muchacho, ¿que ha pasado? ¿tú lo sabes?- Dijo Ratkiff
Por unos momentos no reaccionó el joven, su mirada perdida y la vez llena de una gran tristeza que no dejaba lugar a dudas de su respuesta ocupaban la preocupación de Ratkiff, era el único que podría quizá, explicar lo ocurrido y no hablaba
-Habla de una vez- dijo Ratkiff algo cansado y un poco preocupado
-Yo fui el testigo- inició diciendo como en un susurro- el único que se supone debe quedar para contar todo cuanto he visto y oído. Ese fue el trato, la encomienda.
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Hola mis peques consentidos!!!!, aquí estamos sobre el final de la historia... el próximo capitulo que subiré será el epilogo, espero esta historia les haya gustado tanto como a mi....
Es una sensación agridulce llegar al final de esta historia, pues al ser mi primer historia larga completa me emociona poder terminarla pero me llena la nostalgia al saber que pronto ya no teclearé para seguir el relato de este mundo, de estos personajes con los cuales me he encariñado.
Los quiero peques y les dejo la primer imagen para que se den la idea de como eran los cuerpos de Nathan y Neika cuando se besaron. La segunda es un parecido de la explosión de poder que causó Nathan.
Les mando un mega abrazo empalagoso y los leo después.... mwa!
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