Capítulo 3
Namjoon abrió los ojos algo sobresaltado, su cabeza pesaba ligeramente, lo último que recordaba de la noche anterior fue haberse quedando bebiendo en el bar de ese dichoso restaurante al que había ido, pero ¿Por qué?
Gruñó intentando hacer memoria, pero todo lo que se le venía a la cabeza era esa dichosa risa gruesa y el reto implícito en el movimiento de su lengua mientras aspiraba el cigarro entre sus dedos.
El sonido de su celular lo distrajo de su actividad cerebral, a tientas estiró su brazo hasta que dio con el aparato.
Hey, despierta, ya son más de las 12 del mediodía... por cierto, Kim SeokJin se hospeda en el hotel "Moon" ya sabes, ese hotel de lujo, aunque no tengo acceso a su habitación ¿Para qué me pediste esto? Espero que no planees una estupidez.
— Buenos días princeso ¿Cómo amaneciste? — El peligris dirigió su vista a la molesta alucinación frente a él, ni siquiera gastó saliva en responder, simplemente escribió una escusa pobre y terminó por levantarse de la cama, todavía tenía la mitad de su día para cumplir la promesa, esa noche tendría a Jin entre sus piernas gimiendo su nombre o dejaría de llamarse Kim Namjoon.
Bajó las piernas por completo y la planta de sus pies tocó el suelo helado, algo que no le importó en lo absoluto porque solo le ayudó a terminar de despertarse.
— ¿Estas de malas este día? ¿Por qué no me hablas bebé?
— Cállate idiota
— ¿Por qué me tratas tan mal? Haces que el corazoncito de Jimin se rompa, eres malo Nami
— Escúchame, en algún punto te haré desaparecer, pero no ahora, solo quiero silencio mientras pienso.
Jimin se acercó poniendo su dedo bajo la barbilla de Namjoon, este no tocó su piel, no podía, pero el peligris juraría que si lo sentía.
— ¿Y si mejor tú y yo cogemos todo el día? Olvídate de ese Jin... quiero tu atención como este último tiempo ¿Es que ya no quieres hacer el amor conmigo?
Namjoon mordió su labio inferior y estiró su mano, Jimin parecía feliz hasta que el peligris atravesó su cara con un puñetazo, la alucinación desapareció.
Feliz y en completo silencio, Namjoon por fin se incorporó estirándose hasta hacer sonar cada hueso de su espalda disfrutando del sonido y el consecuente placer que esto conllevaba. No estaba seguro de que lo que tenía planeado fuera legal, pero era el único plan que tenía y esperaba que Jin estuviera tan deslumbrado que se olvidara de denunciarlo.
Luego de darse una ducha fresca y rápida, vestirse con su mejor ropa deportiva para no llamar la atención, tomar las llaves del coche; ya estaba listo para afrontar las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer, incluso si terminaba encarcelado.
Mientras conducía una voz diferente a la de Jimin comenzó a taladrar su cabeza, era la voz de su consciencia pidiéndole a gritos que se detuviera, hacía mucho no la escuchaba y con justa razón, era aburrida y no le dejaba divertirse nunca, por lo que siguió ignorándola poniendo algo de música evitando a su vez al idiota de Jimin también.
Esquivando los carros de la avenida e intentando mantenerse dentro de los márgenes de lo que eran las leyes de tránsito, logró su cometido, al menos el primero de su plan el cual no era el hotel sino la florería que estaba frente a él.
Aparcó el carro con cuidado y bajó con un solo objetivo, iniciar el plan que había estado fraguando la última hora y quizá muy probablemente toda la noche en sus sueños.
— Buenos días ¿En qué puedo ayudarle?
— Estoy buscando un ramo de flores para... mmmm para darle a.... — Namjoon pensó detenidamente — a un idiota, eso flores para un idiota por favor
La mujer rio ligeramente hasta que comprendió que iba en serio y su cara se transformó en preocupación y miedo.
— ¿Alguna flor en específico?
— Que no sean rosas, pon peonias... muchas
La muchacha terminó el ramo agregando margaritas para rellenar algunas partes y finalmente miró a Namjoon orgullosa por hacer un ramo para un idiota.
— ¿Quiere dedicarle algún mensaje?
— Si... para el tarado de clase mundial que se esconde en su cochino palacio en la punta del mundo, pero que encontraré la forma de hacerlo bajar.
La mujer aguantó la risa mientras escribía esas palabras, claramente comprendía que allí había algo que estaba pasando, pero se estaba perdiendo el sentido de todo.
— Serían treinta mil wons — Namjoon pagó sin inmutarse y tomó el ramo.
Salió del local y antes de dirigirse al hotel volvió al coche, tomó unos lentes y una peluca, las acomodó lo mejor que pudo y con cuidado de no ser atropellado, cruzó la calle y se metió al hotel, conseguiría su número de habitación costara lo que costara. Se acercó a recepción e hizo carraspear su garganta.
— Disculpe, ¿Puedo ayudarlo en algo?
— Si, mire trabajo en la florería del frente, me enviaron un pedido para entregar al señor Kim SeokJin del hotel Moon
— Genial señor, necesitaría su firma y su nombre en la planilla
Namjoon tomó la lapicera que la amable recepcionista le tendía y garabateó lo primero que se le vino a la mente para luego escribir Kim NamJin, el pelinegro era ingenioso para mezclar palabras y él también.
Agradeció con la mirada a la mujer y comenzó a caminar hacia la salida, a mitad de camino se detuvo fingiendo que anudaba las agujetas de sus zapatos y escuchó lo que necesitaba oír.
— Han... ¿Puedes subir esto a la habitación presidencial?
— Si señora
El peligris vio como el botones tomaba su ramo y caminaba a un pequeño ascensor al lado del principal, con una tarjeta azul abría la puerta y luego con una llave presionaba el panel del ascensor apretando un botón a la altura de su pecho, la puerta se cerró frente a su cara y el botones se perdió tras ella.
Namjoon salió del hotel, necesitaba conseguir la tarjeta de acceso y las llaves, sin mencionar tener que usar el elevador sin que nadie sospechara de nada, ¿Sería delito hacerlo? Por qué sospechaba que lo que seguía a continuación sí que lo era.
Caminó rodeando el hotel hasta llegar a su parte trasera, aprovechó la soledad del lugar para arrojar su peluca y gafas, cosas que lo relacionaban a la mentira que acababa de decir. Allí, dónde la cocina recibía la comida y la almacenaba, no debería de tardar mucho en encontrar lo que buscaba, y así fue, un empleado salió por una puerta discreta en la pared del edificio, lo que el chico aprovechó para ingresar al edificio.
La puerta daba a un pasillo con múltiples habitaciones, se dirigió a la primera que decía "Solo personal autorizado" y se metió a ella, sonriendo al comprobar que era un vestidor. Tomó una chaqueta de servicio, la tarjeta azul y la llave estaban colgadas bajo la chaqueta, por lo que las guardó en el bolsillo, dónde además encontró su tarjeta identificatoria, se suponía era un botones de cocina, debía entregar los platos del servicio al cuarto; y si por algo era famoso Kim SeokJin era por pedir comida a la habitación, dato que muy "amablemente" había brindado un famoso paparazi acosador del billonario a una nota amarillista de un periódico de hacía unos días.
Sonrió satisfecho y salió de la habitación, continuó el camino que lentamente lo llevó a las cocinas, se emocionó cuando escuchó "Comida especial para el huésped especial" no podía tratarse de otro, por lo que se quedó allí mirando como preparaban la comida hasta que todo estuvo servido en bandeja, aprovechó entonces su reciente disfraz adquirido.
— ¿La especial de nuevo? —Dijo Namjoon entrando a las cocinas. El cocinero lo miró sorprendido ligeramente, para luego hacer cara de odio.
— Ese maldito malcriado no le gustó el plato de ayer, ¿Puedes creer que salió a comer fuera? Pero le he mandado un regalito esta vez, ¿Te aseguras de quedarte? Quiero que me diga lo que opina y averigua porque mierda salió a comer en vez de comer mi comida.
— Enseguida señor— El chef volvió a mirarlo confundido, pero negó con la cabeza y con un gesto lo mandó a entregar la comida.
Pasó por recepción sin ser notado, se montó al elevador pequeño usando la tarjeta azul, luego metió la llave en un pequeño agujero del tablero para luego presionar el botón a la altura de su pecho, sonriendo feliz porque ya no faltaba nada.
El ascensor subió a su ritmo, el cual no coincidía para nada con el que él pretendía, pero luego de varias respiraciones logró controlar sus nervios, estos estaban claramente relacionados al miedo de ser atrapado, y no a las ganas que tenía de volver a ver al pelinegro, porque él no tenía ganas de volver a verlo, para nada, esto era solo un juego idiota para robarle su cuadro, algo que por derecho era suyo y nunca debió ser vendido; era por Jimin a quién seguía amando, no era por ese idiota y pomposo billonario.
Las puertas del elevador se abrieron de par en par, en ese piso había solo una habitación y era la que necesitaba que fuera. Golpeó con fuerza, pero no hubo respuesta, golpeó nuevamente y esta vez logró escuchar un "Estoy en el baño, si eres servicio al cuarto solo pasa" Namjoon sonrió, tomó la tarjeta azul y logró entrar sin problemas a la habitación.
Claro que era elegante, era más allá de lo que la palabra lujo podía describir, una cama más grande que una King se encontraba frente a él, con cuatro enormes doseles de madera de ébano, adornos florales falsos de oro se enredaban alrededor de estos y pequeñas gotitas hechas de diamantes terminaban el conjunto.
La vista por la ventana también era espectacular, los cuadros y las pinturas en las paredes también lo eran, aunque odiaba admitirlo, tenían la firma "Min" había estado tan depresivo que su competencia había aprovechado esto para insertarse en el mercado de los hoteles, odiaba ver esas malditas pinturas allí.
Escuchó como se cerraba la regadera por lo que se apresuró a terminar de arreglar todo para la comida de Jin aun de espaldas al baño, por lo que al abrirse la puerta no se sorprendió de que el chico no lo descubriese todavía.
— Por fin, moría de hambre, ayer tuve que comer fuera y casi muero de asco, nadie cocina como el chef de este hotel...
Namjoon se giró lentamente, lo suficiente para poder notar por primera vez que las flores que le había enviado al pelinegro estaban en un florero hermosamente acomodadas, algo que hizo que su corazón temblara, una vez; una sola, luego tragó ese sentimiento y se intentó convencer de que solo estaba intentando no matar a las flores, no es como si hubiera apreciado su gesto, claro que no.
— Y yo espero que no llames a la policía...
Ambos se miraron al mismo tiempo, el billonario logró reconocer al chico, pero no esperaba ver una sonrisa en sus labios, ni sus ojos relampagueando ligeramente, o su lengua lamiendo su labio inferior.
— Te llevó un buen tiempo, me temía que no lograras encontrarme
— En mi defensa terminé demasiado borracho anoche y me levanté tarde hoy...
El pelinegro se acercó lentamente hasta que sus cuerpos se chocaron ligeramente, fue allí que el peligris notó la poca ropa que el billonario vestía, una simple bata que le quedaba algo pequeña, algo que le permitía apreciar sus bien trabajados muslos y su duro estómago musculoso.
— Ahora dirás que no recuerdas todo lo que hicimos anoche... tan típico de un pintor orgulloso como tú
Namjoon lo miró asustado ¿Qué había pasado anoche? ¿Qué había hecho? Realmente no recordaba nada.
— No sé de qué hablas
— ¿No lo recuerdas? — Jin apoyó su dedo índice contra el pecho abotonado del pintor, algo que hizo que su corazón saltara—. Mi polla no está feliz... ¿Realmente no lo recuerdas? Te daré una pista, es cierto eso que dicen de los pintores, saben mamarla bien porque son unos lame culos profesionales
Namjoon tragó saliva, él no hacía esas cosas, él no se habría rebajado a hacerle una mamada a ese idiota, sin duda sería algo que recordaría.
— Yo... no...
Jin empujó con decisión al peligris contra la cama haciendo que este cayera irremediablemente, permitiendo que el billonario subiera sobre él, el hacerlo solo provocó tres cosas, la primera y debido a lo corto de la bata y a la necesidad de tener que abrir las piernas para permanecer arrodillado sobre Namjoon, el miembro semiduro del billonario salió ligeramente por entre los pliegues de la bata; lo segundo, por el pequeño movimiento de Jin, su bata se desanudo permitiendo al pintor poder apreciar su duro estómago, algunos lunares y sus perfectos pezones marrón café con leche; y tercero, debido a la caída hacia atrás, el pintor había dejado escapar un débil pero audible "mierda Jin"
— Creo que acabas de gemir mi nombre estando entre mis piernas... ¿No era lo que habías prometido que me harías hacer a mí?
Se movió rozando con su trasero la pelvis del chico, que para este momento intentaba resistirse de cualquier manera, pero la presencia sensual de esos muslos, su estómago plano lleno de músculos y pequeños lunares, su piel blanca y ligeramente enervada como si tuviera piel de gallina. Todo se juntó en una vista celestial que lo excitó por completo.
— No... sé... de que hablas
— ¿No? Quizá si te refresco la memoria de lo que hiciste ayer... ¿No recuerdas quién es tu daddy?
Namjoon gruñó y con cierto esfuerzo logró darse la vuelta para tener a Jin debajo ahora, la bata se abrió por completo, pero el pelinegro no se esforzó en intentar cerrarla, no habría podido hacerlo aunque quisiera ya que la gran mano de Namjoon habían tomado sus dos muñecas sobre su cabeza y las apretaba con tanta fuerza que no podía ni moverse.
— Estoy seguro de que todo fue al revés, creo que el que terminó diciéndome daddy fuiste tú
Jin tragó saliva, inconscientemente mientras el peligris hablaba había levantado su barbilla dejando su cuello expuesto, señal de sumisión que le dio a entender al pintor quién era realmente el billonario.
— ¿Tan macho eres que te crees que todos se dejarían dominar por ti? Jamás te llamaré así
—Avísale a tu cuerpo entonces, parece muy feliz con la idea
Jin desvió por primera vez su mirada, avergonzado y ligeramente rojo, con su miembro duro saliendo de entre los pliegues de la bata, su cuerpo se había acomodado en una postura sumisa, y aunque le costaba reconocerlo, frente a ese hombre todo lo que quería hacer era abrirse de piernas y gemir su nombre, pero no podía dejárselo tan fácil, por mil demonios era Kim SeokJin, no una puta barata.
— No quieras cambiar de tema precioso, acabas de gemir mi nombre entre mis piernas... creo que has perdido el reto... enfréntate como un hombre a las consecuencias.
Namjoon acercó su rostro al ajeno liberando sus muñecas en el proceso, pero bajando una de sus manos hacia el cuello del chico, presionando ligeramente, satisfecho de oír un pequeño gemido salir por esos labios.
Antes de poder agregar algo más, alguien golpeó la puerta de la habitación.
—Señor, la reunión es en media hora ¿Ya terminó de comer?
Ambos se miraron asustados, si el secretario de Jin lo encontraba en esa posición comprometida, estaban seguros de que ambos serían portada de todas las revistas amarillistas de Corea.
— Mierda
Gimieron al unísono.
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