Capítulo 1
El peligris terminó de cerrar su traje, le quedaba algo ligeramente ajustado en la zona de los abdominales y los muslos, pero nada que sumir un poco el estómago no pudiera arreglar.
Levantó la cabeza para mirarse al espejo, ya casi no distinguía sus ojeras oscuras, debía agradecer al psiquiatra por eso y sus pastillas mágicas.
— Si tomas esos caramelos locos para dormir ¿Por qué no tomas de los otros para hacerme desaparecer?
— Porque tú simplemente te puedes ir bien al carajo, no necesito tomar nada para eso
— Es que tú en realidad no quieres dejar de verme ¿Verdad?
— ¡Dios! Pedazo de... sólo vete
— Soy Kim Namjoon y aun no supero que mi ex se colgara del techo — Canturreaba el muchacho mientras daba vueltas alrededor del pintor, sin embargo, en vez enojarse con esa molesta aparición, se calzó sus auriculares y puso reproducir la quinta sinfonía.
Jimin danzaba suavemente al son de la misma, girando sobre su propio eje, se detuvo frente a su amado, inclinándose ligeramente.
— ¡Dios, esfúmate!
El rubio rio, pero finalmente desapareció de su vista, más relajado, pero aún con los audífonos puestos, se miró una última vez al espejo, tiró de las solapas del traje para terminar de relajar la tela, y decidido como siempre era, salió de su apartamento directo a la limusina que lo esperaba en la puerta.
— ¿Está todo bien? — Preguntó su mejor amigo en cuanto entró.
— Si... excepto por la parte de tener que ir al maldito museo
— ¿Cómo pretendes que el artista no esté presente en la inauguración? Suficiente fue que no aparecieras en la subasta
— Tú tampoco estuviste allí —Taehyung se quedó en silencio y desvió la mirada, fue en ese momento que notó las ojeras y la piel algo amarillenta de su amigo, lo que le preocupó de sobremanera — ¿Es Jungkook de nuevo?
— No queríamos decir nada hasta que esto terminara... el cáncer volvió y el día de la subasta tenía su primera sesión de quimioterapia... se descompuso bastante
— Dios, Tae lo siento tanto —El chico sonrió con esa sonrisa cuadrada que tanto lo caracterizaba, pero el brillo no llegó a sus ojos.
— Está bien... estaremos bien, no te preocupes por eso
El resto del viaje fue un ir y venir un poco más animado de charla entre ambos, por los datos que le habían aportado al rubio, la subasta había sido todo un éxito, como todo lo que Namjoon hacía, en los sectores sociales más exclusivo era conocido como "el rey Midas" dónde ponía sus dedos se convertía en oro puro, no era una sorpresa para nadie, más teniendo en cuenta que hacía un año no sacaba nuevo material, el precio de sus obras se había disparado exorbitantemente.
La limusina frenó frente a un enorme edificio, sus paredes resaltaban brillantes ante la presencia de enormes luces, amarillas, rojas y azules, las enormes columnas de mármol blanco marfil resaltaban entre tanta luz, los tragaluces y ventanas transparentes, sus marcos dorados resaltaban llenos de vida, de glamur, el edificio gritaba dinero por doquier.
La gente se arremolinaba algo impaciente en la entrada, la alfombra roja de bienvenida estaba atestada, los periodistas pululaban aquí y allá en busca de celebridades a quienes entrevistar, las cámaras, los flashes los vestidos cortos, largos y con colas, todo parecía una pantomima estructurada y completamente falsa, Namjoon se odiaba por tener que rodearse de todos esos estúpidos, pero sabía que no tenía opción, Taehyung no se lo había dicho de frente, pero a juzgar por sus gestos, la fortuna que alguna vez había alardeado, ya no era tanta como antaño, vivir con la cabeza metida en su propio culo le había hecho perder el horizonte.
— ¿Estas listo?
— No quiero entrevistas, no quiero hablar
— Iré por delante, vamos
Los dos se miraron decididos, el pintor no supo porque había creído que pasar desapercibido, siendo que se trataba de una estrella de talla mundial que había desaparecido por un año, habría sido fácil en cualquier universo existente.
En cuanto puso un pie fuera de su limusina todas, absolutamente todas las caras se giraron asombradas hacia él, una marea de gente comenzó a agolparse a su alrededor, el calor, la presión, los gritos, las preguntas, la gente, todo comenzó a dar vueltas a su alrededor, las cosas se fueron convirtiendo en manchones sin forma, todo parecía perdido hasta que algo tiró de él.
— Muévanse, háganse aún lado, el señor Kim no tiene declaraciones que dar, muévanse o los patearé
La vos gruesa de su guardaespaldas favorito llegó a su oído, y por un segundo se sintió feliz, hasta que la conversación con Taehyung volvió a su cabeza.
— ¡Jungkook! ¿Qué mierda haces aquí? Deberías estar en cama, descansando — El chico le sonrió con su sonrisa galante, de esas que haría suspirar a cualquier mortal, y a pesar de sus grandes ojeras, su piel cetrina y claro temblor en sus manos, el brillo en sus ojos jamás disminuía ni un poco.
— Amor... que carajo, te dije que yo podía con esto
El pelinegro se acercó a su esposo y le robó un ligero beso, las mejillas del rubio se tiñeron de un rojo carmín haciéndole olvidar la razón por la que lo estaba regañando en primer lugar.
Con Jungkook empujando y haciendo de escudo fue relativamente sencillo llegar a la entrada, ni si quiera le pidieron el pase, les hicieron entrar sin espera. En cuanto dejaron atrás la opulenta entrada de dorados arabescos en sus paredes, Jungkook trastabilló perdiendo el equilibrio y cayendo sobre los brazos de Taehyung, quien a pesar de ser mucho más delgado, logró aguantar su peso y evitar que se diera de bruces contra el suelo.
— Siéntate
Dijo mientras lo llevaba a una silla mullida y color rojo con dorado, todo allí parecía tener la necesidad de tener esos colores impresos por doquier, como si de alguna forma indicara la cantidad de dinero que el dueño poseía.
— Estoy bien Tae, deja de preocuparte tanto
— Jungkook te desmayaste al recibir tu primera quimioterapia luego de años, ¿Crees que te puedes pasar por tu trabajo luego de eso? Si no empiezas a cuidarte, tendré que atarte a la cama
— Uhh, y dime ¿Estaremos desnudos mientras lo haces? Es que verás, tengo una fantasía dónde tú... —Un golpe suave sobre su hombro lo hizo detenerse y quejarse ligeramente, algo que no era muy común, lo que le dio a entender a su esposo que realmente le había dolido, lo que le preocupó más, Jungkook no era de los que se quejaban.
— ¿Quieres un vaso de agua? —Y aunque el pelinegro no respondió, mientras pasaba su brazo alrededor de sus costillas y apretaba su cuerpo ligeramente para intentar tranquilizar su corazón, respiración y cuerpo, asintió lentamente, aunque no había perdido la sonrisa, oírlo resollar con esfuerzo hizo doler el pecho del pintor.
— Hey... Jungkook sabes que, aunque no vengas a trabajar seguiré pagándote ¿Verdad?
— Lo sé... pero estaba preocupado, ustedes son la única familia que me queda, no me pidas quedarme en casa cuando es tu primera reaparición en un año— Namjoon sonrió y simplemente se acercó para abrazarlo, lo sintió exhalar el aire con dificultad, antes de poder decir algo más, también lo escuchó llorar. — Tengo mucho miedo Namjoon... pero no digas nada a Tae, se merece una vida tranquila y feliz, no debería de preocuparse por mis miedos
El peligris depositó un beso en la coronilla de su cabeza, quitando luego las lágrimas que caían por sus mejillas, Jungkook copió el gesto justo a tiempo para ver volver a su esposo con el vaso de agua.
— ¿Va todo bien?
— Todo perfecto Tae, me adelantaré, quédense aquí hasta que Jungkook esté mejor ¿Sí?... no Jungkookie, todo estará bien, no te preocupes, no pueden hacerme nada aquí dentro
Despeinó el cabello del guardaespaldas y caminó museo adentro en busca de ver su espectacular muestra de veinte cuadros que tanto le habían costado hacer.
El museo se dividía en varias salas, cada una de ellas con una entrada adornada especialmente de la temática de la misma, la sección de Egipto tenía la entrada como las clásicas entradas a las pirámides, arena, escorpiones y serpientes por doquier, al mirar dentro, la puerta te llevaba por un pasillo oscuro lleno de tumbas de piedra con momias reales en el interior.
La siguiente sección era de animales prehistóricos, grandes huesos blancos adornaban la entrada, el pasillo que llevaba a la habitación llevaba algunos esqueletos de animales antiguos en los costados del mismo, incluso del techo colgaban criaturas voladoras que, acompañadas por un sonido reproducido por un altoparlante, graznaban voraces en busca de víctimas.
La siguiente y última al menos de la planta principal, se trataba de la suya, que el dueño haya decidido ponerlas allí, moviendo incluso la exposición original al segundo piso, era todo un escándalo, o al menos eso había entendido de la conversación con Tae durante el viaje, por lo que debía sonreír y agradecer en todo momento que alguien le hubiera dado esa oportunidad tan grande para su regreso.
Entró a través de la puerta, para esta sala en concreto los adornos sobre el marco eran enredaderas doradas, en cada terminación flores azules se mezclaban y fluían por la misma, enredando todo a su paso hasta convertirse en una maraña de colores sin sentido, le pareció exquisito ese mínimo detalle, quién sea que había pedido aquello conocía de sus obras.
El pasillo seguía, a medida que avanzaba, los colores a los costados volvían a deshilarse en largas líneas de colores primarios, hasta antes de llegar a la siguiente puerta que daría acceso a la larga y enorme habitación, en esa puerta los colores volvían a unirse, esta vez convirtiéndose en una figura sin forma, que sin embargo le hizo temblar ligeramente al ver la imagen de una cuerda tensa con algo colgando de ella, la imagen de Jimin volvió a su retina, pero la aparición de una moza con un vaso de champagne le distrajo rápidamente de esa visión.
La primera pintura se alzaba orgullosa en su marco reforzado con cristal antibalas y protegido contra rayos UV, sonrió orgulloso de su obra, más aún al ver el precio al que había sido vendida, le gustaba que hubieran añadido a la descripción la canción que había escuchado al realizarla, le daría a la persona algo que hacer cada que la mirara.
Pasó a la siguiente, la consideró la pieza maestre de la colección, fruto de su ira y desesperación, el ángel de la muerte yacía muero en el suelo, los colores abandonaban su cuerpo mientras un enorme haz de luz absorbía todo y lo escupía como un moho negro en la parte de arriba del cuadro. Le sorprendió al ver el precio alcanzado, de las pinturas más caras que había vendido hasta ahora.
Siguió su camino, dos hombres se encontraban observando esta vez, se apartaron anonadados al verlo llegar.
— ¿Es acaso Kim Namjoon?
— El mismo... Lo siento, no conozco sus nombres — El hombre mordió su labio interno, signo de frustración, para luego arrugar su nariz ligeramente, signo de asco. Namjoon supo quién era antes de que hablara, Min Yoongi, su más reciente contrincante, sus pinturas se vendían por miles de dólares, lo había reconocido tan solo al ver su mirada de snob narcisista y agresivo, pero le gustaba darle en dónde más le dolía.
— Soy Min Yoongi... encantado
— Lo mismo digo —Dijo el peligris sonriendo, pero sin devolverle el saludo permitiendo que el pintor quedara envuelto en una situación completamente incomoda y que su cara de asco se acentuara más aún. — Caballeros... con su permiso
Agregó sin importarle que el otro hombre no se haya presentado, debía ser el mánager de Yoongi o algo así, no le importaba conocer los pormenores de ese hombre.
Giró por la habitación hacia la siguiente sección, la cuarta obra le sonreía desde lejos, pero no fue eso lo que captó su atención, ya que, en el medio del gran lugar, contra una enorme columna de mármol blanco, yacía una multitud de personas, todas y cada una de ellas anonadadas admirando algo.
Namjoon se acercó lentamente, apartó a algunas con tal de llegar adelante del todo para poder observar que sucedía. Lo primero que notó fue la descripción del cuadro "sin descripción" rezaba el cuadrado blanco a su lado. Luego de eso sus ojos se posaron en el exorbitante precio de venta:
Nombre de la pintura: dolor
Descripción: sin descripción
Fecha de creación: desconocída
Precio de venta: 2.000.000.000.000 (2 billones de dólares)
La boca de Namjoon se abrió hasta casi tocar su nuez de Adán, todo su mundo se hizo añicos cuando por fin la miró, tan frágil, tan hermosa, tan perfecta y solitaria, su master piece, su lugar en el mundo, su todo, su Jimin.
Se talló los ojos una vez en un intento de borrar lo que sus retinas habían grabado a fuego su cabeza, la razón de su existencia yacía allí, la imagen borrosa de un abatido muchacho, pequeño en comparación a la desolación y negrura que lo rodeaba, el cuerpo deforme y diminuto era rodeado de cadenas de hierro de puntas picudas, las cuales se clavaban sobre la carne fresca dejando manchitas rojas por doquier, su boca abierta en un grito silencioso, su cabello cortado en mechones de diferentes largos, cada parte del cuadro servía para torturar al pobre y deforme muchacho, cada crítica, cada golpe, cada una de las cosas que habían lastimado a su sagrado ángel.
Namjoon estiró su brazo, sin importar que todos aguantaran la respiración en una tensa espera sabiendo lo que vendría, la sangre abandonó su rostro cuando sus dedos lo tocaron, el último recuerdo cuerdo de Jimin había sido vendido como una vil pieza de ese puzle repugnante que había puesto en marcha a la hora de hacer las estúpidas piezas para el idiota dueño del museo.
Temblando dejó caer su mano, la copa resbaló cayendo y repiqueteando contra el suelo, sin romperse, pero esparciendo el poco líquido rosa sobre la loza del suelo.
— Hermosa ¿No lo crees? — El peligris miró a su lado, la gente había avanzado y ya nadie lo miraba, nadie lo juzgaba, excepto aquel hombre trajeado, llevaba en su mano dos sendas copas del líquido burbujeante rosa que acababa de arrojar junto a la copa segundos antes.
— Lo es... pero lamentablemente ha habido un error... no pertenece a la colección, no está a la venta...
— ¿Cuál crees que sea el misterio de tanto dolor? —Prosiguió el pelinegro como si no lo hubiera escuchado, o como si no le importara en nada las quejas del pintor.
— ¿Es que eres sordo o estúpido, idiota? Ni si quiera tienes el estatus para hablarme, eres un simple mozo, un mesero que alcoholiza a los posibles compradores, llama a tu jefe para que retire la pintura, devuelva la compra plata y deshaga la venta. —El pelinegro sonrió, el brillo en sus ojos cambió ligeramente, no era asco lo que veía reflejado, era más bien diversión.
— Señor Kim, cuanto lamento escuchar sobre este... desafortunado error, como sabrá según el contrato que usted firmó un mes atrás, si desea deshacer una venta solo debe entregar el doble de la venta en recompensación del tiempo gastado, y claro que también deberá prescindir de las bondades que se le fueron brindadas...
Namjoon lo miró, el hombre hablaba pausado y con respeto, el tono de su voz indicaba autoridad y la gravedad de la misma hacía vibrar el aire entre los dos, nunca había visto u oído algo tan fuerte y tan potente, le hacía difícil concentrarse de esa forma.
— Me da igual, cancélalo
— Me temo que no podrá hacerse, la suma de dinero con la que cuenta no pagaría ni un milésimo de lo que debería, su reputación estaría por los suelos, el único que saldría beneficiado es el señor Min Yoongi, estará encantado de ganarle haciendo sus burdos dibujos de bustos desnudos de mujer.
— Yo... solo dígale a su jefe que lo haga, encontraré la forma — El mozo sonrió, la situación parecía causarle gracia, y casi como villano de película, dejó escapar la carcajada más grave y gutural que jamás había oído en su vida.
— Sabes... durante un segundo consideré hacerle una pequeña rebaja... pero ahora que puedo ver lo desesperado que está por recuperarla me causa más curiosidad que antes. No... me encargaré que no recupere nunca más la pintura señor Kim... no sin una buena pelea
El peligris hizo sonar sus nudillos, su lengua pulsó su mejilla por dentro, las ganas de romperle la cara a ese hombre le hervían la sangre violentamente, hasta que sus palabras encajaron en su cerebro.
— ¿Tú?
— Antes de discutir con "alguien inferior" asegúrate de que realmente lo sea señor Kim... —El hombre se alejó contoneando las caderas, se detuvo justo al cruzar la habitación y con la sonrisa aun en sus labios, simplemente miró hacia arriba levantando una de las copas que tenía en sus manos. Namjoon siguió el recorrido de la vista del hombre hasta dar con un gran cartel:
Museo Awake se enorgullece de dar la bienvenida al pintor Kim Namjoon, quién ha aceptado volver al ruedo luego de un año de inactividad. Sus obras serán expuestas durante el resto del año, sin embargo, puede ofertar por ellas en cualquier momento si es que siguen disponibles.
Además de ello, se enorgullece de recibir a su nuevo y multibillonario dueño: Kim SeokJin
Bajo este nombre había dos fotografías, la primera la de Namjoon claramente, y la segunda del nuevo dueño del museo Awake, Kim SeokJin, el hombre de la foto era la viva imagen del hombre frente a él.
— Oh Joonie, Joonie, Joonie. No solo has perdido mi pintura favorita, sino que confundiste a su dueño, lo trataste mal y lo despreciaste. No hay forma que te recuperes de esto... tendrás que dejarme ir Joonie bonito
— ¡Cállate! Kim Namjoon jamás pierde —Gritó disimuladamente hacia la nada misma a su lado izquierdo. Antes de que el fantasma de Jimin pudiera responder algo más, la mano de Taehyung apareció en el campo de visión del peligris.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué está tu master piece aquí?
— Creo que los que embalaron los cuadros que envié al depósito, tomaron esta también...
— Oh, Nam lo siento, les advertí que tuvieran cuidado, pero me encargaré de que te la devuelvan
— Se vendió por dos billones de dólares tendríamos que entregar al menos cuatro para que nos la regresen, el único que tiene esa cantidad de plata es el estúpido que la compró, Kim SeokJin.
— ¿El dueño? A su puta madre... Namjoon acabas de ganar más de lo que jamás ganarás nunca... a costa de tu musa ¿Qué harás?
— Kim Namjoon siempre gana... al final de esta historia yo me llevaré la maldita pintura y él se quedará sin nada
— Sabes que si la robas terminarás peor de lo que estás ahora ¿Verdad? —El peligris sonrió de forma gatuna, calculador como siempre, su cerebro que estaba organizando un plan.
— Oh Taehyung, ese idiota no cuenta con algo, y es que este playboy volverá al juego, lo engañaré, lo enamoraré, y cuando menos se lo espere, le quitaré todo, él ha dado su primer paso, el próximo será mío
El rubio se quedó en silencio , debía admitir que la idea le parecía horrible, pero la forma en la que lo había dicho le había hecho comprender algo que seguramente ni el propio Namjoon sabía, ese idiota, prepotente millonario, había movido algo en el interior destrozado de su mejor amigo, el brillo de vida que resopló con fuerza en los ojos de Namjoon parecía encendido como antaño, su amigo parecía encendido ahora que había vuelto al juego, y aunque la idea de ser testigo de la destrucción de Jin no le apetecía nada, mientras los tres caminaban recorriendo las demás pinturas, comprendió que esto esta lo mejor que le había podido pasar al frágil corazón de su amigo.
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