Capítulo 4
Luego de la cena, todos los allí presentes se dirigieron respectivamente hacia el área que había sido destinada para cada ciencia. Jimin se encontró caminando al Bloque A junto al resto de aquellos que habían escogido las ciencias sociales. El camino era largo, ya que se encontraba alejado del restaurante y las habitaciones, haciendo que los estudiantes tuvieran que caminar por un sendero que colindaba con una pequeña zona boscosa cercaba el lugar.
— Ehm, Jimin —el rubio escuchó su nombre y como alguien se aclaraba la garganta, como si hubiese sido tan difícil pronunciarlo. Y cuando se dio la vuelta lo primero que pudo distinguir fue esa cabellera negra que tanto detestaba y los distintos pendientes que colgaban de los lóbulos del chico.
Lo único que pudo hacer fue soltar una mueca de disgusto mezclada, claro, con confusión. Pero no pudo hacer más pues Jin había llegado a su lado, sin percatarse del pelinegro, y lo empezó a apresurar mientras comentaba lo feliz que estaba por compartir equipo con él. Atrás se quedó el chico de ojos felinos, y junto a Jin, llevó consigo la incertidumbre de saber qué era lo que quería Min Agust.
Caminó con el castaño enganchado a su brazo izquierdo mientras escuchaba –o fingía que escuchaba- cómo este le contaba acerca del plan de estudio que había ideado antes de llegar al campamento. Pronto llegaron donde había un grupo de personas acompañado sus líderes -quienes vestían camisetas de color azul-, y una chica de cabello ondulado y largo empezó a hablar.
— Mi nombre es Kim Jiyu, pero estoy segura de que ya todos me conocen —ella no puede evitar sonreír y se escuchan risas en el fondo dándole la razón—. Mi compañero Woojin y yo esperamos que todos estén tan entusiasmados como nosotros por esta nueva temporada —dijo señalando al chico que, como ella, vestía una camiseta de color azul.
Desde que Jimin entró al decatlón los había conocido, ellos eran los líderes del grupo de ciencias sociales y eran los encargados en guiar el proceso de cada integrante en el grupo. Jiyu se caracterizaba por su sonrisa amable y siempre contagiosa, mientras que Woojin parecía más serio. Sin embargo, ambos eran de gran ayuda para el grupo.
— Como se darán cuenta más adelante, las reglas del campamento académico han sido modificadas. — empieza a hablar Woojin — pero para que lo sepan de antemano, esta temporada tendrán que desarrollar su proceso de estudio junto a un estudiante de otra escuela que no sea la suya. —los quejidos provenientes de los demás no tardaron ni un segundo en ser escuchados. Jimin simplemente se quedó callado.
— Dado que el presidente del decatlón académico fue sustituido, entre las propuestas del nuevo presidente se incluyó ''el compañerismo'' como estrategia para que este campamento y, en general, el decatlón académico sea algo que vaya de la mano de la solidaridad y no del egoísmo por querer ganar. Por eso su propuesta se centra en que se conozcan mejor entre ustedes. — y pronto los ojos de la muchacha se posaron sobre los de Jimin.
— Ya sabemos qué fue lo que ocurrió la temporada pasada cuando nuestro compañero Jimin se tuvo que enfrentar a un estudiante de Gyeonggi Suwon. Sabemos que Jimin no es conflictivo, sin embargo, su contrincante fue un mal perdedor y, bueno, el resto es historia. —sonrió con pena.
Por supuesto Jimin recordaba la historia. Lee Sunyeong. Él había sido su contrincante el verano pasado. Y, efectivamente, había sido un mal perdedor. Luego de que Jimin le ganó por más de la mitad de los puntos, Sunyeong insistió en que Jimin había hecho trampa, y que de alguna manera alguien había estado pasándole las respuestas por medio de su audífono. Ahora entendía a qué se refería.
— Vamos a esperar unos minutos más mientras nos aseguramos de que todos lleguen, aunque parece que no tenemos nuevos integrantes en el grupo esta temporada.
Jimin se encontraba observando alrededor, percatándose que todo el mundo parecía ya tener una pareja. Incluso el castaño que previamente había estado a su lado fue tomado por una chica baja de cabello corto.
Jin se había disculpado con él aludiendo que en la mañana había escuchado el rumor de la metodología de ese año y que, sin saber que el rubio iba a estar en su mismo grupo, había aceptado la propuesta de la chica -quien se había presentado como Sunhee-. Park suspiró pesadamente sintiéndose estúpido por haber sido incapaz de relacionarse con más gente en los años anteriores, se acercó entonces a Kim Jiyu, sintiéndose como un niño de primaria que no podía relacionarse con los demás sin la ayuda de un adulto. Antes de llegar a ella escuchó su nombre, el cual provenía de una voz ronca. Se volteó encontrándose a Min, quien, contrario a lo que él alguna vez habría pensado, estaba ante él no con una mirada altanera y de superioridad sino con unos intrigantes ojos felinos que se tornaban temerosos.
— Me preguntaba si podíamos hacernos juntos— decía Agust en un tono bajo — Eh... es decir — se aclara la garganta, notablemente incómodo ante la mirada del rubio— creo que ya todo el mundo tiene pareja y sólo quedamos nosotros... y eh, umm... creo que ya nos conocemos y... umm... creo que sería más sencillo trabajar juntos.
Antes de que Jimin pudiese responder, Jiyu, quien había estado escuchando la conversación, se acercó más a ellos. Ella sabía que el rubio también había tenido un ligero roce con el -anteriormente- desteñido y esa era la oportunidad perfecta, según ella, para que ambos limaran asperezas. — Claro que tienen que hacerse juntos —dijo ella tomando a Jimin por sus hombros y acercándolo más al pelinegro— como ven, aunque quisieran, no pueden cambiar de opinión. Si querías hacerte con alguien más debiste ser más rápido Jiminie —dijo lo último en tono de burla mientras miraba al chico a su lado quien tenía una cara de pocos amigos, formando un puchero involuntario que, contrario a lo que él creía, no lo hacía ver intimidante sino extremadamente adorable—. Bueno, al menos prometan que no se van a matar. Con lo que ocurrió el año pasado ya fue más que suficiente —mencionó esto último a la par que se despedía de ambos chicos.
— Las cosas se harán como yo diga, y por favor, trata de no ser un imbécil por primera vez en la vida, ¿Entendido? —dijo Jimin con un tono de autoridad, aunque resignado— Ah, y se me olvidaba, ni se te ocurra hacerme perder esto. No sabes lo importante que es para mí. Créeme que la fachadita de "chico malo" salido de una película de los 80s no se va a ir porque seas responsable; puedes ser vago o volver a la cárcel cuando salgas de este lugar, pero no me hundas contigo. Si vas a joder tu vida, hazlo solo. —Lugo de este discurso, sólo se sentó haciendo caso omiso al chico a su lado y esperó a que terminaran de dar las instrucciones. Sin embargo, el pelinegro no había dicho absolutamente nada y se mantenía con una expresión confusa, tratando de procesar lo que el rubio le había dicho.
Y antes de que Jimin se levantara nuevamente de su lugar, pues los líderes ya habían anunciado que todos podían regresar a sus cabañas, alcanzó a escuchar la suave voz del pelinegro.
— No lo haré, me esforzaré. Te lo prometo.
Algo le pasaba a Min Agust. Jimin no estaba seguro de qué, y tenía que hacer el más grande esfuerzo para que no le importara, pero la intriga le ganaba. ¿Por qué parecía una persona totalmente diferente? ¿Era posible que por fin se hubiese dado cuenta de la mala persona que era en realidad y haya decidido cambiar? Jimin se rió de sus propios pensamientos. Imposible. Nada tenía sentido.
De pronto el sonido de la puerta de la cabaña siendo cerrada lo sacó de sus pensamientos. Rápidamente extendió su brazo hacia la mesa de noche donde descansaba su celular y lo desbloqueó. 1:00 a.m. Y luego, después de mirar a su alrededor con ayuda de la poca luz que se filtraba por las delgadas cortinas, se dió cuenta de que Min era quien había salido. Nuevamente se enfrentó a un dilema ¿salir o no salir? No entendía por qué, pero necesitaba saber qué era lo que le pasaba a Min. Entonces, sin pensarlo dos veces se levantó de su litera, buscó entre sus cosas un gorro de lana, una chaqueta negra y se los puso mientras salía de la cabaña sin que sus otros dos compañeros -que por fortuna parecía que tenían el sueño pesado- se dieran cuenta.
Caminó aproximadamente 10 minutos detrás del pelinegro, a una distancia prudente, siempre alerta y cuidando el no hacer mucho ruido para que Min no se diera cuenta de que alguien lo estaba siguiendo y, mucho menos, que se trataba de Jimin. Durante todo ese tiempo había notado que el pelinegro estaba intentando contactar a alguien con su celular, pues vio cómo varias veces esperaba que la llamada entrara, sin embargo, parecía no haber nadie al otro lado de la línea.
— ¡Mierda... Agust...! —susurró el pelinegro totalmente enfurecido.
¿Había escuchado bien? Jimin sacudió su cabeza negando. Al haber salido con tanta rapidez de su cabaña había olvidado ponerse el audífono que lo ayudaba a escuchar por su oído derecho, y al estar tan distante a él, su único oído funcional no era muy útil como para saber realmente qué era lo que había dicho Min. Definitivamente había escuchado mal.
Dejando atrás las palabras del pelinegro, se alertó cuando este empezó a caminar de nuevo y lo siguió nuevamente. Conforme ambos iban avanzando Jimin se dio cuenta de que Min se estaba dirigiendo a la biblioteca que había sido dispuesta para que los allí presentes pudieran prepararse. No obstante, solo se usaba en horas del día y había tiempo suficiente para hacerlo en las próximas semanas. Ni siquiera nos han dado un tema en concreto para hacer la primera actividad, quizás sólo quiere un lugar alejado para drogarse, pensó Jimin con sorna mientras evitaba ser descubierto, concentrado en hacer sus pasos suaves e imperceptibles.
Al llegar a la biblioteca, Agust abrió la puerta mirando hacia atrás para cerciorarse que nadie lo hubiese seguido. El rubio, por su parte, fue lo suficientemente rápido como para evitar ser visto. Luego de pasar unos minutos escondido e intuyendo que Min ya se había adentrado en el lugar, decidió seguir y descubrir la verdad.
Lo primero que se percató al abrir la puerta, es que esta era pesada y si no la soltaba con cuidado provocaría un gran estruendo. Con calma, se dio el tiempo de cerrarla intentando no hacer ningún ruido. Ya habiendo superado este obstáculo, siguió avanzando por el lugar. Todo estaba oscuro, aunque era capaz de ver hacia dónde se dirigía gracias a la poca iluminación que provenía de los grandes ventanales en los cuales se podía observar la luna y una tenue luz de unos cuantos faroles que se mantenían alumbrando afuera del recinto.
Adaptando sus ojos a la oscuridad, miró detenidamente el lugar, percatándose de una luz a lo lejos proveniente de un celular. Escondiéndose entre los estantes llenos de libros, se acercó poco a poco a esa luz, notando al chico pálido buscar libros y llevarlos a la mesa más lejana del lugar. Jimin se metió en una esquina, donde estaba seguro de que podía observar al chico sin ser descubierto. ¿Por qué estaba ahí? Se preguntó Jimin.
Él siempre había visto al pelinegro como una persona vaga y que nunca se esforzaba, incluso una vez le había restregado en la cara que él no tenía la necesidad de estudiar tanto a diferencia de los "nerds" en el lugar... Entonces ¿Era toda una fachada? El rubio se llevó una mano al cabello, peinándolo hacia atrás como señal de exasperación al ver que se había equivocado al juzgar a Min. El chico, aunque no lo mostrara, parecía esforzarse el doble. No sabía el por qué mantenía una fachada, intuyó que había algo más para que se escondiera detrás de una mirada feroz y una lengua filosa, quizás un trauma o una mala experiencia en el pasado. Si ese era el caso, lo entendía.
Ahora bien, ¿Por qué estaba él allí siguiéndolo como si fuese su acosador? Y si ya sabía que el chico de ojos felinos estaba en ese lugar sólo para estudiar, ¿Por qué seguía allí mirándolo como si fuese el mayor misterio de todo el universo?
Nota:
Luego de esta racha de capítulos introductorios empezaremos a publicar los viernes. ¡Esperen sin falta las actualizaciones!
Posdata:
Reflection: Esfuerzo, contará con 18 capítulos y un "Epílogo".
Nos leemos la proxíma semana c:
-Pitu y Aly.
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