Capítulo 2
18 de junio del 2021
Jimin se despertó con el sonido de su alarma, lo apagó y fijó sus ojos en el calendario que colgaba de la pared. Sólo quedaban 4 días para salir a las dichosas vacaciones de verano y 5 en total para tener que ir nuevamente al decatlón. Aunque se trataba de un ambiente que, la mayor parte del tiempo era agradable para él, desde hace un año había algo que le hacía sentir incómodo en ese lugar.
Min Agust era para Jimin un estorbo y una de las personas más egocéntricas e irritantes que había conocido en toda su vida. Le molestaba su mera existencia. Le molestaba la odiosa sonrisa triunfante que adornaba su rostro cada vez que con voz desinteresada y perezosa respondía correctamente cualquier problema que le era planteado. Le irritaba, con demasía, verlo vagar por el campamento como si estuviera realmente de vacaciones, mientras los demás estaban –incluso él mismo- muy ocupados estudiando y leyendo para ser mejores, para obtener buenos resultados.
Había algo en especial que Jimin odiaba, y era ese tipo de personas, personas como el peli blanco de ojos felinos y sonrisa ladina. Odiaba, con toda su alma, a las personas irresponsables que no se esforzaban, aquellas que vivían sin honor.
Y es que en su cabeza no existían razones lógicas para que alguien como Min haya llegado tan lejos. La primera vez que lo vio, con su cabello decolorado, las perforaciones en sus orejas, su ropa negra y rota, Jimin no pudo evitar pensar que definitivamente alguien como él no pertenecía a ese lugar, más bien a un tipo de pandilla o simplemente encajaba con el típico chiquillo necesitado de atención que se escapaba regularmente de casa y evitaba la escuela.
Ciertamente no le quedaba de otra que pensar que si estaba allí debía ser por algo y se reprendió a sí mismo por seguir estereotipos. No lo iba a negar, el muchacho nuevo y extravagante le daba muchísima curiosidad. Es así como durante esa semana, no pudo despegar sus ojos de él. Primero, por curiosidad, luego, e insistentemente, por la indignación que le causaba.
Si bien era más que claro que el chico de ojos felinos estaba a la altura de cualquiera que estaba allí, su actitud hizo que dentro del rubio creciera un sentimiento de molestia. La forma de tratar a los demás, el cómo se tomaba todo como un juego y su evidente falta de interés en el asunto, aquello enfureció a Jimin. Él, como los demás en ese lugar, se tomaban en serio el decatlón. Y el hecho de que el desteñido odioso estuviera a punto de ganarle a Jimin, fue la gota que derramó el vaso.
Nadie le iba a quitar su puesto.
Y mucho menos, alguien como Min Agust.
15 de diciembre del 2020, 6 meses antes
A Jimin se le había asignado la cabaña número 3, junto a él se encontraba Eunbin, su compañero de equipo y dos chicos de la escuela Dwight, quienes se presentaron como Seokjin y Namjoon. Sabía que su mejor amigo estaba por el campamento ayudando a que la "manada de ñoños", como Taehyung los llamaba, se instalaran correctamente.
— Estoy seguro de que lo que hacen con nosotros es explotación. ¿Cómo es posible que las actividades empiecen el mismo día que pasamos 4 horas sentados en un bus para llegar aquí? Mi cerebro sigue martillando, deberíamos quejarnos. —dijo el mayor, Jin, mientras se recostaba en la litera inferior que le correspondía y cerraba los ojos con fuerza.
— ¿Estás bien, Jin? ¿Necesitas algo para el dolor? Creo que podría pedir que te traigan algo —dijo Jimin mirando preocupado al pelinegro. Si bien era un lugar donde reinaba la competencia, el rubio había aprendido a convivir con sus compañeros. Conocía a ambos chicos desde hace un año, cuando empezó a competir. Mantenían el contacto cuando estaban afuera y adentro se apoyaban en lo que podían. Siempre es bueno tener contactos, pensó Jimin la primera vez que habló con ellos. Ahora era más que eso, y aunque no podía decir que eran sus amigos, sentía simpatía por ellos.
— Jimin, no te preocupes. Simplemente está exagerando y haciendo excusas para cuando pierda en un rato. Así tendrá algo que lo justifique y no se sentirá tan mal consigo mismo —al escuchar esto, Jin le lanzó una almohada a Namjoon, quien rió con fuerza por lo infantil que resulta ser su compañero.
Eunbin saltó de la litera superior avisándoles que ya era hora de cenar. Caminaron hasta el comedor, aun riendo por los malos chistes entre Jin y Namjoon, cuando Jimin -quien no estaba mirando por dónde caminaba, pues sus ojos siempre tendían a cerrarse cada vez que se reía- chocó con alguien. Un chico tres centímetros más alto que él, con el cabello blanco casi rapado a los lados y un mechón que caía a un costado de su cara.
— Perdón... —empezó disculpándose Jimin mientras recordaba que había visto al chico esa mañana y que, en realidad, le había despertado cierta curiosidad.
— No sabía que los ñoños eran tan inservibles como para no saber cómo caminar. Al parecer es cierto, lo único funcional en ustedes es su cerebro. Tsssk, manada de idiotas —interrumpió el chico con ojos felinos y cabellera blanca mientras los miraba con desprecio y pasaba por su lado.
— ¿Y quién es ese idiota con pinta de vagabundo? —dijo Jimin, claramente enfadado por las rudas palabras. Él no había hecho nada malo, sí, se habían tropezado. Pero había sido un accidente, nada para estar alterado y causar la escena que causó. Definitivamente los prejuicios que había creado en su mente se acoplaban a él.
Luego de ese fatídico incidente, fueron todos a cenar. Jimin veía de vez en cuando al chico de tez clara, le causaba curiosidad, pero en ese momento en el que el enfado seguía siendo dueño de su sistema, diría para sí que sólo estaba analizando al imbécil sin modales. Se jactó en su interior, casi aliviado, al saber que ese ser maleducado no duraría mucho en ese lugar. Estaba casi seguro de que sería el primer "eliminado". No pasaría a las pruebas importantes, era imposible que lo hiciera.
Viendo a su mejor amigo de lejos, se acercó a él para saludarlo. El chico de cabello azabache estaba ayudando a levantar los platos sucios para llevarlos a la cocina y se notaba cansado.
— TaeTae, te extrañé mucho. ¿Ya te estás arrepintiendo de estar cerca de mí como garrapata?
Taehyung se volteó con una gran sonrisa al escuchar la voz de su amigo, pero luego vio la mueca particular que el rubio hacía cada vez que estaba molesto. No pudo evitar sentirse intrigado y acribillar a su amigo con preguntas, a las cuales este respondió contándole lo sucedido con el desteñido de ojos felinos.
— Escuché que vino porque la chica que había ocupado la primera posición de su escuela estaba enferma y no podía venir, así que trajeron al 2° y 3° puesto —comentó Taehyung mientras recordaba lo que había escuchado de otros organizadores en la mañana.
— ¿Sabes cómo se llama? —aunque Jimin estaba totalmente convencido que el chico de tez pálida no duraría mucho allí, quiso ponerle un nombre a la persona causante de un fuerte dolor de cabeza.
— Min Agust, y es mejor que te alejes de él Jiminie. Se ve que a lo único que vino es a buscar problemas
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