Hazel.

Miro a través de la ventana observando como las hojas se mecen al compás del viento. Entre mis manos sostengo un libro; Ayer cuando llegué a la mansión no encontré a mis abuelos por ningún lado. Luego de la llamada, decidí buscar a Isobel y me informó que estaban visitando a un nuevo inversionista del Bufete.

No le tome mucha importancia y decidí subir a mi habitación a descansar.

Por la mañana recibí varios mensajes de mis amigas, informándome que llegarían dentro de tres dias. A Heather  y Alice las conocí en el internado. No era muy buena haciendo amigos, ellas fueron las primeras y únicas en acercarse y entablar una conversación. Desde ese momento, siempre hemos sido las tres, ellas se convirtieron en mis mejores amigas «Mis hermanas».

Escucho la puerta abrirse, volteo y dirijo la mirada a ella. Isobel se asoma y me dirige una pequeña sonrisa.

—Tus abuelos te esperan en el comedor—anuncia.

—Enseguida bajo Bel, gracias por avisarme.

—No hay de que mi niña— me hace un gesto con sus manos restándole importancia—, es mi trabajo.

—Sabes muy bien que tu eres más que una empleada para mi Bel—puntualizo.

Isobel se acerca a mi y me envuelve entre sus brazos. Le correspondo inmediatamente.

—Estoy tan feliz de que hayas regresado— me mira y amplía su sonrisa—, así sea solo por el verano.

Susurra lo último.

—No pensemos en eso ahora. Lo que hay que hacer es aprovechar el tiempo que estaré aquí.

—Tienes razón mi niña. Ahora baja, tus abuelos te esperan y ya sabes cómo son con la puntualidad—hace una mueca. Avanza hasta la puerta, pero antes de salir se detiene— ¡Ah! Olvide comentarte que hoy vendrá el chico que se encarga del jardín.

—Y me lo dices por…— espero una respuesta.

—Porque es alguien que tú ya conoces—contesta— seguro te alegrará verlo— me guiña un ojo. Acto seguido sale de mi habitación.

Mi corazón se acelera. ¿Será que ella estaba hablando de el?, Mi respiración se descontrola. Tienes que calmarte Hazel. Es solo un niño «ya no es un niño Hazel» no , pero sigue siendo un chico como todos los que conozco. «No es solo un chico, es el niño por el que sentías algo y aún sientes».

Centro de nuevo mi mirada en los árboles tratando de ralentizar mi respiración. Cuando lo logro dejo el libro en mi cama y decido bajar al comedor.

«Es hora de enfrentar la realidad»

Avanzo por los pasillos de la mansión, mi habitación está en la planta baja, así que no tardo mucho en llegar al comedor. Cuando lo hago, mi abuelo está sentado en la cabecilla de la mesa y mi abuela al lado continuo.

Harold y Martha Evans, son mis abuelos paternos. Dueños de la cadena de Bufetes “Evans”.

¿Cómo describir a mis abuelos?.

Una pareja que a corta edad fundaron su primer Bufete, tuvieron solo un hijo—Harry Evans—que murió a tan temprana edad junto a su esposa, dejando a una pequeña la cual custodia fue cedida a ellos. Exitosos, Clasistas, Déspotas, Calculadores, entre otras palabras más que definirían a mis abuelos.

Saludo con un buenos días, mientras me siento en el lugar frente a mi abuela. Ella responde el saludo, y mi abuelo solo asiente en mi dirección.

—Quería saludarte ayer pero cuando llegué ya estabas dormida—pronuncia mi abuela en tono de molestia.

Bajo la mirada a mi desayuno. Huevos, tostadas y frutas picadas junto a un té.

—Lo siento—me disculpo—, estaba muy cansada por el viaje— levanto la mirada.

Mi abuela iba a pronunciar algo más, pero mi abuelo la interrumpe.

—Hazel, nos alegra que estés en casa—dice mirándome a los ojos— donde perteneces—termina agregando.

Nadie dijo otra palabra. El resto del desayuno fue silencioso, al terminar ellos se retiraron excusándose que tenían que ir al Bufete.

Me decido por ir a buscar a Isobel. Avanzo hasta la cocina pero no la encuentro ahí. En su lugar veo a un chico tratando de abrir una de las gavetas.

Está de espaldas así que no puedo observar de quién se trata. Pero puedo apreciar que es alto «Hazel todos son más altos que tu» lo sé.  Tiene la espalda un poco ancha, cabello castaño y la piel muy blanca.

Parece percibir mi presencia y voltea en mi dirección.
Al tener una vista clara de el me encuentro con unos cautivantes ojos azules, cejas pobladas, nariz respingona y unos labios finos. Esa mirada, yo he visto esa mirada antes en…

Jaden.

Believer de Imagine Dragons, suena a través de los auriculares, mientras troto de regreso a casa. Verifico la hora en el reloj de muñeca «7:15am» aún me queda una hora para llegar a la mansión.

Al llegar a casa, avanzo hasta a mí habitación. Tomo una ducha y decido bajar a desayunar.

—Buenos días familia.

Saludo. Todos me corresponden; mamá está terminando de servir el desayuno, mientras Macey le ayuda. Papá, lee el periódico mientras bebe su café, Ciara dibuja en su cuaderno. Tomo asiento al lado de ésta última.

—¿Te gusta mi dibujo?— me muestra su cuaderno, el dibujo es de Macey, sentada en el parque leyendo un libro. Es simplemente hermoso.

—¿Cuando lo hiciste? —indago.

—Ayer, cuando fui al parque con Macey. Solo le estoy haciendo algunos retoques— explica.

Mamá termina de poner el desayuno en la mesa, acto seguido toma asiento en la silla continua a la de papá, Macey hace lo mismo. Comenzamos a desayunar en silencio hasta que mamá lo rompe.

—¿Iras a trabajar hoy?—me pregunta cautelosamente.

—¿Trabajarás de nuevo en esa mansión? —frunce el ceño papá, centrando su mirada en mi.

Me encojo de hombros, tomando de mi agua. Trago fuerte.

—Uhm, si papá. Sabes que es mi empleo en el verano—me limito a responder.

Desde que cumplí la mayoría de edad, he trabajado ahí en los veranos. A mi padre nunca le ha gustado la idea de trabajar en esa mansión. No obstante, siempre le he ayudado en las tardes en la cafetería.

—Sabes que no me gusta que trabajes ahí. Pero si es tu decisión la respetaré—Acepta. El resto del desayuno platicamos sobre Ciara y su clase de dibujo y el festival.

Al terminar el desayuno, me ofrezco a lavar los traste. Cuando acabo recojo mis cosas, me despido de mi familia y me pongo en marcha. Hoy será un gran día.

[…]

—Llegas tarde Jaden— Isobel me reprende señalando el reloj en su muñeca.

—Lo siento pero el auto se  descompuso y tuve que venir en autobús.

Explico mientras avanzamos por el jardín dirigiéndonos a la cocina. Ella hace una mueca y me hace un ademán de entrar. Cierra la puerta detrás de si.

—Tengo que ir a recoger unos encargos de la Señora Martha.—Dice mientras avanza hasta la encimera y coge su bolso. Voltea a mirarme— Necesito que repares una llave rota del lavadero. Sé que no es tu trabajo, pero el plomero no viene hasta mañana y necesito que lo reparen hoy—explica haciendo un mohin.

—No te preocupes, yo lo hago enseguida.

—Gracias Jaden—me dice—bueno no te quito más tiempo. Debo irme ya, las herramientas que necesitarás están en la gaveta a tu izquierda.

Dice mientras camina hasta la salida, me echa una última mirada y sale, dejándome en un total silencio «A esta mansión, le falta un poco de vida».
Decido empezar con mi trabajo, trato de abrir la gaveta pero ésta no cede. Intento muchas veces, pero no abre. Me doy cuenta que necesito una llave para abrirla «Genial, Isobel no me dio ninguna llave».

Siento que alguien me observa. Doy media vuelta quedando frente a una pequeña rubia. Me observa analizándome, yo hago lo mismo con ella, tiene la piel blanca como la nieve, su nariz es respingona y pequeña al igual que ella, labios rellenos y con un tono rojizo. Largo cabello rubio y posee unos atrayentes ojos azules.

«No puedo creer que ella esté aquí»

¿Acaso esto es un sueño? ¿Hazel Evans está aquí?

Hazel Evans.

Mi pequeña rubia.

Está aquí.

Nota de Autora: Lo prometido es deuda. Aquí un nuevo capítulo, no pude aguantar hasta mañana así que lo subí ahora.

¿Que tal les está pareciendo la historia?

Voten y comenten ❤️

#HastaelProximoDomingo ✌🏻