Ya son dos meses. Él sigue con ella y yo miro a lo lejos mientras me desahogo en este estúpido cuaderno.

Kai ha estado ahí para apoyarme en la decepción amorosa. Él me dijo que Soobin era como todos y yo debí hacerle caso desde un inicio.

El imbécil me sigue mirando cada que puede y cree que no lo noto. Què idiota.

Han sido dos meses y esto aún me molesta.

¿Cómo fui tan tonto?

No he vuelto a recibir más notas desde hace dos meses. Supongo que es bueno. Al final esa persona obtuvo su cometido; no pienso volver a verme con Soobin.

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Soobin había decidido abrirse con la persona que amaba. Ya no quería mentirle. Quería saberlo todo de él y que él supiera cada secreto suyo.

Porque así funcionaba el amor.

Esa madrugada fue particularmente melancólica y melifua. Rayos de sol colándose furtivamente por la abierta ventana.

Yeonjun le había contado su trauma de pequeño y él no había dudado en entrelazar sus manos mientras la apretaba, para darle fuerzas. Asegurándole que él jamás lo iba a dejar solo; porque no lo haría y de eso estaba seguro.

Soobin suspiró antes de hablar con alguien sobre su más profundo temor y secreto.

Él tenía que saberlo.