Coronación
La luz de la luna roja se hacía presente en la habitación, había llegado la hora de aquel ritual, todos los presentes guardaron silencio al recibir al nuevo rey de la oscuridad, y aunque claramente algunos no estaban de acuerdo, no tenían el derecho de reclamar.
El pelicastaño tenía curiosidad por saber porqué había humanos allí, se suponía que al menos debía haber uno, lo más raro era, no llevaban aquellas vestimentas que los identificaba, su madre no se separaba de él ni un segundo, y su padre... Bueno, cómo siempre era difícil saber qué pensaba.
Sin embargo, hubo algo que lo sacó de sus pensamientos, su tío, el anterior lord lo llamaba, su padre volteó a verlo con cierta molestia, sintió la mano de su madre en su hombro, tomó aire y se dirigió a él, eso no era parte del ritual, lo cual le despertaba ciertas sospechas, al llegar hizo una reverencia ante ambos, luego nombraron a alguien más, uno de sus primos, el mayor, no sé llevaba nada bien con él, fué el que desató a Fer.
– Ya que estamos todos presentes, quisiera que ya no se hicieran más votaciones, a partir de hoy, se decidirá al siguiente lord con otro método.
Se escuchaban murmullos en la sala, espera, se están saltando una generación, ¿por qué? Su tío colocó a ambos uno al lado del otro mirando a los invitados, sentía la gran incomodidad de Fer al estar al lado de su primo.
Acataron la orden de su tío y subieron las mangas de ambos brazos, los sirvientes colocaron un hueco debajo de ambos y le entregaron a su tío una botella, ya sabía lo que era, y no era nada bueno, aquel líquido tenía plata, lo cual era una gran debilidad para el pelicastaño, pero no podía moverse de allí. El líquido fue vertido en ambos, la reacción fue la misma, dolor y sangre brotar sin siquiera tener una herida, poco después, su primo empezó a sentir mucho ardor, por lo que retiro su brazo, en cambio Nahum, a pesar del dolor, había algo que le ayudaba a soportarlo, dejaron de vertir el líquido y limpiaron el mismo de su brazo, se le habían formado pequeñas grietas, pero para sorpresa de su tío, algo negro se esparció por si brazo, su madre al ver eso sintió temor, no por Nahum, si no por lo que su tío creyera, eso no era nada común entre los vampiros, a menos de que tuvieses alguna habilidad, poco después eso negro se desvaneció, su padre le miraba muy molesto, tanto a él como a su madre.
– Bien, tenemos una decisión, mientras tanto, ha llegado la hora de celebrar a nuestro nuevo Rey.
Sentía las miradas fijas en él, no hizo más que retirarse, Fer había salido, el líquido lo había forzado a hacerlo, sólo fue a esconderse en dónde nadie puediese encontrarlo, nadie excepto su madre, que al encontrarlo sólo lo abrazó.
– Está bien cariño, no es tu culpa, hiciste bien en proteger a Nahum.
– Madre... ¿Por qué tengo que ser yo? ¿Qué hice? ¿Por qué siempre tengo que estar en medio?
– ... No soy la adecuada para decírtelo, tienes que descubrirlo, solo así podrás ser liberado, mientras tanto, estaré todo lo que pueda a tu lado.
– Eligieron a Nahum... ¿no es cierto?
– ... Así es, así como tú lo sabes, no debe llegar a serlo, ¿me ayudarías?
– Lo intentaré... Pero.... ¿Qué hay de él?
– No te preocupes por él, estamos juntos en esto, tu sólo enfocate en Nahum, yo haré lo que tenga que hacer con él, no volverá a dañarte, lo prometo.
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