Capítulo 5 ... la historia de Ed
(Ed)
La semana había pasado muy lentamente. Odiaba tener días así, mi mente y mi espíritu jugaban conmigo constantemente. Me encontraba en esos días donde el vacío se hacía presente en mi existencia. Y a veces me preguntaba por qué. Antes cuando había pasado lo peor, solía encerrarme y no hablar con nadie, con el paso de los años comencé a seguir mi vida con el dolor a cuestas. Porque no había otra forma de seguir viviendo con eso. El dolor que sentía de no tener su presencia en mi vida fue haciendo que mi mirada del mundo fuera más triste, equivocado o no ,el dolor se convirtió en venganza. Mi alma comenzó a resistir y mi mente se focalizó en armar un plan.
No sabía porque, pero estos días estuve recluido en mi apartamento, con el diario de ella. Cuando lo encontré hace unos años esa vez que entré a su habitación, solamente pude leer una página. Mis lágrimas inundaron mis ojos y no pude más. Lo cerré y me quedé con él. Ese diario era parte de mi vida ahora, aunque tuviera sus palabras. Palabras que no supe escuchar y que no vi. Y me arrepentía. Me sentía como un maldito depresivo. Un inútil. Incapaz de salir a la vida. ese diario iba conmigo a todos lados. Era parte de mí y con el sentía la presencia de ella.
Recuerdo haber buscado la información necesaria para poder emplear mi cometido. Viajé a Londres desde Australia donde residía, me había graduado en arte, aunque mis padres y mi hermana insistieron en que estudie allí necesitaba irme y saber lo que era la soledad. Luego de instalarme y entrar en las obras de teatro más importantes. Conocí a Nicholas. Un escoces de familia dinerada que se había graduado en artes dramáticas. Había actuado en varias obras pocos conocidas. Nos hicimos muy amigos, el con su simpleza y yo con mi forma particular de ver el mundo. Y luego un día de verano me presentó a él. A Benedict Cumberbacht. La persona que vine a conocer. La persona que había destruido parte de mi vida.
Era la atención de todos, cuando lo conocías su personalidad que era fría y calculadora cautivaba tanto a productores como a mujeres. Era una incógnita. Dejé mi puto orgullo de lado y me centré en ser parte de su grupo más selecto. Con el tiempo lo había logrado. Él, Nicholas, Steven y David su representante éramos muy unidos por así decirlo.
Fueron pasando los meses y me di cuenta que su personalidad no era lo que mostraba, hasta que una noche en un bar que solíamos frecuentar ebrio, me hablo de la pérdida del amor de su vida. Kate Manndeles. No podía creer lo que escuchaba, parecía un imbécil hablando de amoríos de secundaria. Pero quedé satisfecho porque era la jugada perfecta para mi cometido.
Esa noche luego de dejar a cumberbacht con Steven me recluí en el apartamento y me animé a leer algunas páginas del diario. Con lágrimas en mis ojos y el corazón en la mano. Había leído ese nombre en una página y me di cuenta que ella había sido la culpable de todo.
Las semanas pasaban, mi mente y mi cuerpo nunca estaban en la misma sintonía, quería matar a Benedict, pero si lo hacia mi cometido y la memoria de ella quedaría en la nada. Me había enfrascado tanto en la venganza que no me di cuenta de lo buen actor que era hasta que apareció ella. Lily.
Mantuvimos la relación en secreto, no podía cometer errores me había cautivado tanto que comencé amarla. Nuestra relación se volvió tan estrecha que me anime a contarle mi más valioso secreto. Mi venganza. ella había entendido a la perfección todo y no había cuestionado nada que no le incumbiese. Me ofreció su ayuda y con gusto la tomé. Pero primero tenía que conocer a Kate. De la que todos hablaban maravillas. De la que Benedict cumberbacht le había entregado su corazón. La espera se hizo eterna porque no había momentos, aunque estudie sus pasos y sus relaciones anteriores que también fueron con famosos. Sabía que estaba tan rota como él. Esperaba el día ansiosamente para poder encontrarla.
Un día llegue con una invitación de una jovencita a una fiesta, una chica rica también escocesa que vivía en Londres, Stacy. Haría una fiesta de beneficencia. Era la noche perfecta para empezar mi jugada. Convencí a cumberbacht de ir porque esas fiestas no tenían importancia para su nuevo él.
Esa noche todo lo que tenía planeado se fue al carajo. Había visto a Kate en un rincón de la fiesta bailando con una amiga. Muy entusiasmada. No dude en acercarme, pero recuerdo hacerlo notar frente a Benedict que tenía otra cosa en mente. Ni siquiera se había percatado de que Kate estaba en la fiesta. El tenía otras intenciones con otra mujer. Entonces empecé mi jugada.
- Acabo de ver una castaña que es una belleza. - dije un poco nervioso. No sé porque mis palabras hicieron notar eso. Benedict me había observado, pero pronto había lanzado
- ¿Y qué esperas amigo? - dándome aliento. Pobre idiota. Si supiera.
- Esta con una amiga, no sabes cómo mueve sus caderas. Debo hablarle. - acomodé mi camisa.
- Yo te acompaño - espetó Steven. Lo miré y supuse que él no la conocía entonces lo invité a venir.
Cuando me acerqué a ella me di cuenta de todo. Y me odié a mí mismo y odié la memoria de ella. Sentía que la traicionaba. Era bellísima, tenía unos ojos cafés preciosos. No era como las fotos que había buscado. Ella era diferente. Y emanaba luz. No sé qué paso por mi cuerpo, pero lo único que se es que envidiaba a Benedict cumberbacht. Lo odiaba. Odiaba por quitarme a una parte de mi ser, por haberla cambiado por ella.
Comencé a reír cuando recordé esa misma noche la discusión que habíamos tenido. Yo sabía perfectamente donde le dolería y eso fui hacer. A meterme en su vida. sabiendo que saldría lastimado, pero nunca iba a ser peor de lo que ya me sentía. Recuerdo haber quedado como una víctima y ver su semblante nervioso frente a la posibilidad de que la castaña de la que le había hablado era Kate. Y a la que había besado.
Salí de mis pensamientos y observé el mensaje de Kate. Lo leí varias veces. Ahora dormíamos casi todas las noches y salíamos hacer el amor varias veces. A veces ebrios por el dolor y otras sobrios solo porque ambos nos atraíamos. Quería destruirla, pero a veces no podía. No podía hacerle daño. Y no quería saber por qué.
Solo me quedaba una sola cosa. Arruinarle la estadía a cumberbacht y que nuestro secreto salga a la luz. Porque yo también iría a escocia. Al casamiento de Nicholas. Aunque me mantuve un poco distanciado de él. Nunca dejamos de ser grandes amigos. Y no me perdería esta oportunidad nunca.
Volví a observar lo que tenía en mi mano. El diario. Una sola lagrima cayo y lo mojó. De pronto la voz de la señorita que anunciaba mi vuelo se hizo presente. Me levanté de golpe. Volví a observarlo y lo guardé en mi mochila de mano. Sonreí, miré hacia arriba....
- Ahora si terminaré con mi venganza. no te defraudaré. - y con esos pensamientos comencé a caminar hacia mi vuelo.
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