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Capitulo 4... El aeropuerto



Estaba sentada en el aeropuerto, la espera era eterna. Los relámpagos se hacían presentes y estaba un poco nerviosa por eso, no me gustaba viajar con el tiempo de esa forma. Cleo estaba en la cafetería comprando unos expresos. Esa semana había sido complicada. Recuerdo hacer horas extras para poder dejar todo ordenado y que nuestras ausencias en la biblioteca no generen un caos y desorden. Elisa nuestra directora había asignado dos jovencitas para que cubran nuestro cargo durante esas semanas, a pesar de que eran chicas nuevas las conocíamos y confiábamos en ellas. Por ese lado estaba tranquila.

Lo que no me dejó tranquila fue la última charla que tuve con Thomas. Me había comunicado con él por Skype, lo extrañaba mucho y no dude en decirlo a penas lo había visto en la pantalla. Él había sonreído, pero no me había contestado, directamente pregunto cómo me encontraba. Lo sentí extraño. En esos momentos pensé que su cansancio era el problema, pero los días siguientes pasaba lo mismo. Era algo repetido. Y eso me alarmaba.

El viernes cuando hablamos por la noche temprano, porque el saldría más tarde, me animé a preguntarle qué le sucedía. Sentí que la pregunta lo incomodó, pero seguí con mi cuestionario. Finalmente expresó que tenía que conversar conmigo. En ese momento mi cuerpo se había tensado y mis nervios se hicieron presentes, Thomas no lo dejó pasar por alto y finalmente habló.

- Conocí a una persona. Me había dicho, no sabía porque, pero sus palabras habían generado una angustia terrible dentro de mi cuerpo, esa angustia comenzó a fluir por todas las partes del mismo. ¿cómo? Le había contestado.

- Conocí a una persona y me di la oportunidad de ser feliz nuevamente.

Esas palabras secas y concisas hicieron que cometa un error. Hablar con el impulso sin pensar en lo que me estaba diciendo. ¿Qué estás diciendo Thomas? ¿Cómo ha pasado? ¿Acaso ya no me quieres? Tom se había ofuscado por mis palabras y su semblante había cambiado de golpe. La culpa era mía.

- Claro que lo hago Kate. Debes entenderme. Solo – hizo una pausa- ha pasado.

Recordar esas palabras y como terminó la conversación fue algo que quisiera guardar. Había cerrado mi laptop y comencé a gritar. Ahora Thomas no era más parte de mi vida, en realidad, yo lo había sentido así, pero él jamás estaría fuera de ella. Había llamado a Alice le había contado mi problema. Ella trató de hacerme entender que no podía retener a Thomas. Que había elegido a Ben. Pero que las cosas no habían salido como hubiese querido. Tenía razón y en ese momento no pude verlo, mis impulsos me llevaron a mandar todo a la mierda.

Había tomado las llaves de mi auto y directamente lo aparqué en el estacionamiento frente al apartamento de Edd, mientras manejaba no había recibido ni una sola llamada de Thomas. Seguramente y conociéndolo estaba enojado y luego de meditarlo unos días tenía razón. Me había convertido en una persona muy egoísta. No tenía perdón.

A penas Edd abrió la puerta de su casa, yo me lancé a sus brazos y lo besé desenfrenadamente. El no entendió mi actitud, pero me recibió como lo hacía siempre durante las noches que nos encontrábamos.

Luego de hacer el amor, Edd estaba descansando y yo me levanté angustiada y comencé a observar por la ventana. Prendí un cigarro que encontré en la mesita donde colocaba su laptop y comencé a exhalar, solo escuchaba el sonido de su respiración y mi boca abriéndose y cerrándose por el humo que entraba hacia mis pulmones.

El sufrimiento por amor es un estado que implica sentirse disminuido debido a que anhelas estar enamorado, extrañas un amor perdido que está lejos o deseas volver a amar luego de una ruptura. Mi mente comenzó a pensar en Benedict, había perdido contacto con él porque ambos lo habíamos querido. Seguía dolida, era algo que temía que no iba a poder curar. En ese momento tenía sentimientos encontrados que creía que con la terapia durante estos meses los había superado. Extrañaba a Benedict y a Thomas. A ambos. Creo que había caído en lo opuesto de estar perdidamente enamorado, las palabras de tom me habían llevado a tener una sensación de anhelo y ansiedad por no tener una pareja, por sentirme sola, además de la necesidad desesperada de estar enamorada o en una relación amorosa de nuevo.

Cleo me saco de mis pensamientos, cuando se hizo presente con el expreso que le había pedido.

- Gracias- le dije, ella se sentó a mi lado. Todavía teníamos unos minutos para hacer el chek- in

- ¿estás bien?

- Si – dije - ¿sabes? A veces creo que soy tan inestable que no puedo tener control de mi vida. – cleo rio

- Lo eres Kate.

- Gracias por el dato- reí - Hay ocasiones en las que sabes que definitivamente no volverás a ver a una persona y sufres por ello, pero cuando te topas con ella nuevamente dejas de sentirte mal por su presencia y no sabes si sufres por amor o no.

- ¿estás hablando de Benedict?

- Creo. – dije dudosa- sabes que estará presente.

- Lo sé. ¿tienes que estar bien?

- Es fácil decirlo- retruqué

- Es verdad – tomó un sorbo de su café. – pero no tengo dudas que estrás bien y sabrás que hacer.

- ¿y si no lo sé?

- Claro que lo sabes. – resople, ella me observó.

- Tengo miedo.

- ¿de qué?

- De que esté con ella, de que se haya olvidado de mí, de que no exista más.

- No te entiendo Kate.

- Benedict fue y es importante para mí.

- Eso lo sé. ¿entonces?

- No soportaría que no me salude. Que no se fije en mí.

- ¿eres masoquista o qué? – comencé a reír.

- Una cosa es no estar juntos por cuestiones y equivocaciones nuestras, otra es que no exista directamente.

- Pero- hizo una pausa- tú le has dicho que no existe en tu vida.

- Lo hice, pero estuve mal. Él es mi vida.

- Qué declaración. ¿acaso quieres romper una familia?

- Eso fue un golpe bajo. Jamás lo haría. Solo voy a necesitar fuerza para sobrellevar los momentos en que nos encontremos.

- Si es que lo hacen- dijo enojada.

- No te enojes, solo quiero estar bien, jamás haría algo en contra de mis convicciones.

- Lo sé. Pero debes relajarte.

- Creo que lo haré en ese hermoso avión que estoy viendo – señale con mi dedo.

Ambas nos quedamos en silencio, observando como el avión llegaba de forma lenta a la pista de aterrizaje. Escuchamos que nuestro vuelo estaba convocando a los pasajeros.

- Debemos irnos- dijo Cleo- anímate.

- Claro

- Tenemos unas semanas de festejos. Vamos a emborracharnos y a disfrutar de los dias libres sin libros de por medio - ambas reímos y comenzamos a caminar hacia las puertas.

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