(Kate)

Estaba en mi habitación, sentada sobre mi cama tenía en mis manos una tarjeta dorada con hermosas flores color pastel. Stacy y Nicholas se habían comprometido hacia dos meses y su boda se realizaría en una estancia en Escocia. Ambas familias eran adineradas y habían organizado varios festejos. Tendríamos que viajar y quedarnos una semana. Todos los invitados juntos.

Mi relación con Stacy había avanzado bastante. Luego de sucedido con Ámbar y su distancia, ella se había aferrado a mis nuevas compañeras de trabajo a Cleo, Alice y a mí. Era una chica buena, había madurado bastante y trabajaba en la compañía de su padre. Nicholas y ella vivían juntos en un apartamento en Liverpool, pero ambas familias eran escocesas. Por cuestiones de la vida no solíamos vernos seguido, pero teníamos conversaciones muy largas y graciosas por Skype. Nuestra amistad se fue fortaleciendo poco a poco, en los momentos de más vulnerabilidad ella junto a cleo y Alice desde la distancia me habían apoyado.

Luego de la noticia que había devastado mi vida y me ruptura definitiva con Benedict, traté de cambiar mi forma de hacer las cosas y dejar que todo fluyera. Aunque sabía perfectamente que Nicholas era muy amigo de Ben, jamás habíamos hablado con ella de él y estaba agradecida por eso. El problema ahora era asistir a la fiesta. No dudaba que me iba a encontrar con él tarde o temprano desde que nos habíamos separado, pero creía que ya estaba preparada.

Luego de esa noche, de enterarme de la paternidad de Benedict, me emborraché varias noches seguidas, terminaba llorando a los gritos totalmente ebria. Dos noches Edd me rescató y otras me había sacado del agujero en el que me encontraba Thomas. Ahora si sentía que el corazón estaba totalmente dañado.

¿Cómo reparar un corazón roto? ¿Y a mí me lo preguntan? Aún llevo meses intentando reparar el mío. Cuando las personas sufren una experiencia 'de desamor por llamarlo de alguna manera, ya nunca vuelven a ser lo que eran. Aunque apostemos a que sí, aunque creamos que volvemos a ser felices, la inocencia y la ilusión no se devuelve. Y yo había cambiado.

Edd pasaba varias noches conmigo en mi apartamento, teníamos mucha química, pero no queríamos compromisos. Ninguno estaba preparado. Thomas era mi confidente y luego de haber hecho el amor una noche. Dejé que entre en mi vida nuevamente. Lo quería y lo necesitaba. No podía vivir sin él.

Cleo y yo seguíamos ascendiendo de puesto dentro de la biblioteca y cada día teníamos más horas cátedras en las distintas academias de literatura. Varios meses pasaron y todo se fue acomodando. Me había mudado sola esta vez y en un apartamento más grande con vista a un inmenso parque. Loki estaba muy agradecido porque le encantaba escaparse y volver por la tarde para tomar su leche. Seguía sintiendo un poco la soledad, pero estaba acostumbrándome.

Dejé la tarjeta sobre el escritorio junto a la notebook y pensé. Volvería a verlo. Mi piel se rizó de solo pensarlo. No porque sintiera algo por él. Sino que la situación podía tornarse incómoda. Había cerrado el circulo, me había liberado de todo lo que me tenía atada al dolor y al sufrimiento. Me quise dar la oportunidad de empezar un nuevo y lo había logrado. Cleo me había dicho que mi amor por Ben lo había convertido en odio. Yo no lo creía así, pero estaba tan dolida que no entendía como había podido arrancarlo de mi vida tan pronto. Pero si me ponía a reflexionar sobre eso claro que podía, un poco por mi claro estaba me había dado cuenta de que si me habían lastimado es porque yo lo había permitido. Reconocí que no merezco un amor a medias, porque soy una mujer completa que merece hasta lo que no se ha inventado.

Y otro poco gracias a Thomas y Edd. Aunque ellos no sabían de la existencia del otro en mi vida. Ambos me hacían bien. Y sin querer estaban entrando más de la cuenta en mi ser. Algo que no estaba previsto.

Tomé mi chaqueta mandé un mensaje de mi móvil y salí en mi coche. Mientras manejaba observaba las luces de la calle y los apartamentos. Nunca había visto de esa forma la calidez de la ciudad. Sonreí por ello, me costaba hacerlo si, pero no me quedó otra de aprenderlo ya que mi vida no iba ser la misma. Ahora sí que no había vuelta atrás con Benedict él lo había decidido y yo lo había aceptado.

Llegué al bar donde frecuentaba siempre tomé asiento coloqué mis llaves en mi mochila y pedí una cerveza. Sentí una presencia.

- Llegas tarde- dije sin mirarlo.

- Disculpa hermosura.

- Sabes que no me gusta que me digas así Tom.

- Sabes que lo eres. ¿cómo has estado? Estos días te he extrañado. – me dio un beso en los labios, me ruboricé. - me encanta cuando haces eso.

- Déjalo ya- estiré mi mano y la puse sobre la de él. - ¿cómo ha ido tu viaje?.

- Estoy exhausto. - hizo una seña al mesero para que le traiga una cerveza como la que tenía en mi mano.

- Ya lo creo.

- Pero dime ¿en serio más has extrañado?

- Sabes que sí. - dije un tanto pensativa. - él se acercó a mi oído.

- Quiero hacerte el amor ahora Kate. – me ruboricé nuevamente, cuando Thomas salía con esas palabras me ponía incomoda. – vámonos ya. Me dio un beso en la mejilla.

- Recién hemos llegado por favor Tom.

- ¿es que no entiendes no?

Claro que sí, pero no puedes estar así todo el tiempo. – fruncí el ceño.

- Está bien, está bien – levantó sus manos en señal de rendición.

- ¿te sucede algo?

- Nada – hice una pausa- solo que hoy recibí la invitación de Stacy a su boda. – el tragó en seco.

- Entiendo, pero ¿cuál es el problema? – tomando su cerveza.

- Ninguno mejor hablemos de otra cosa- traté de sonreír. – sabes que mejor vámonos.

- Eso quería escuchar.- me tomó de la mano y salimos.

Luego de unas cuantas cervezas, nos fuimos en mi coche a mi apartamento. Me encantaba estar por las noches con Thomas. Me traía recuerdos de cuando nos habíamos conocido pero las circunstancias eran distintas, habíamos madurado, habíamos cambiado y la vida nos había golpeado a ambos de diversas maneras, pero golpeado al fin.

Estaba mirando la ventana, la lluvia se hacía presente, Thomas dormía plácidamente en la cama se escuchaba su respiración. Con mi mano sostenía mi móvil. Me había llegado una foto nuevamente de Benedict con Lily. Ella con una panza abultada y el sosteniéndola de la mano bajando de su coche. Ambos con lentes y vestidos casualmente. No entendía la necesidad de esas fotos, hacia unas semanas habían comenzado. De varios números de móviles diferentes. Había llamado a la compañía de teléfonos para bloquearlos, pero por más que lo hiciera las fotos seguían llegando de distintos números.

Edd era el único que sabía de la situación. Un contacto de él abogado se estaba encargando de averiguar quién o quiénes eran las personas que querían molestarme. Lo que ellos no sabían era que ya no me molestaban, sino que cada día que pasaba me hacía más fuerte. Dejando de lado todo.

Ya no era la misma había abierto los ojos y pude ver que era la única que tenía el control de cambiar las cosas. Acordé con mi corazón y mi mente que dejaremos ir todo aquello que nos haya hecho daño.

Mi móvil vibro de golpe, sonreí Edd no tenía horario para escribirme. Todas las noches por lo general me escribía preguntándome como estaba. Esa noche había quedado con Thomas, pero mañana iría a su apartamento necesitaba una dosis de él. No sabía que estaba haciendo, pero quería intentar ser menos estructurada y poder ser feliz de una vez. Contesté su mensaje y observé mi cama. Thomas era tan bello tan atento y jamás me dejaba sola. Lo quería, quería amarlo quería volver a sentir eso que sentía cuando era más chica por él.

Me di cuenta de que es tiempo de empezar a vivir y de querer todo, absolutamente TODO de la vida.