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La Guardiana de las Dagas

Perspectiva de Phoenix/Amelia.

Ahora que estábamos aquí, la única preocupación que teníamos era el dinero...

Justamente lanzaría una broma en este momento a Nao como: "Oye, ve y a prostituirte para traer el pan", pero viendo lo mal que estamos decidí callarme y continuar adelante.

Amelia: ¿Has estado en esta ciudad alguna vez, Tiara?

Le preguntó a la Arpiana que al verla, me di cuenta de algo y era la ropa... Nao tenía su camisa llena de sangre y apenas las telas que tenía Tiara podían taparla.

Tiara: Sí, frecuento bastante. Solemos encontrar especímenes extraños en el bosque y solemos venderlos aquí.

Amelia: ¿Tienes contactos que nos puedan ayudar?

Tiara: Tal vez, pero las personas aquí suelen ser un poco asquerosas en muchos aspectos, creo que puedes entenderme a qué me refiero.

Asentí con mi cabeza, reconociendo que el simple hecho de ser mujer costaba unos cuantos trabajos desagradables frente a los hombres.

¿Qué podría hacer para conseguir dinero?

No tenía cosas de valor, solo los collares de Lilith, pero es algo que nunca vendería.

Y mucho menos quería pasar la noche afuera con tantos peligros cercanos.

Tiara: Síganme, puede que mi hermana pueda ayudarme.

Todavía ocultas en la maleza, decidimos seguir a Tiara, mostrándonos a la vista de las personas que hacían sus actividades diarias en la entrada de la ciudad.

Nao: Tiara, creo que sería mejor ocultar a mi Lady.

Tiara: ¿Por ser un Alto Elfo? Eso no importa aquí.

Nao: Sin embargo, no quiero que la miren de forma despreciable por ser un Alto Elfo; ellos han hecho cosas malas últimamente y pueden incluir a mi señora ahí...

Tiara: ¿Y eso qué? Tendrá que aguantarse.

La Arpiana retomó su caminar, mostrándome una encantadora mirada de desprecio, mientras que Nao bajó la cabeza ante no poder haber hecho nada.

Amelia: Gracias Nao.

Acerqué mi mano a su cabeza, con dudas, pensando en que se volvería a alejar como la última vez. Evitando el pasado, acaricié su suave cabello amarillo y le mostré una sonrisa.

Comencé a caminar junto a Nao, haciendo que sacara un suspiro de alivio, pareciendo como si de a poco podía volver a recuperar su confianza.

###

Nos detuvimos frente a un burdel, a pesar de la luz del día este lugar estaba lleno de seres de varias razas, soltando dinero a varias mujeres y otros intentando tomar una noche con otras.

Miré para mis lados, aún afuera del Burdel, todos me miraban como era de esperarse, con desprecio y otros mostrándome sus espadas, como si de repente me arrebatarían la cabeza si me ven sola.

En este lugar las guerras estaban permitidas, pero no guerras en términos políticos, si alguien de un reino intentara buscar a un fugitivo, estos serían atacados por los que viven en esta ciudad.

A pesar de ser la ciudad del comercio, también era la ciudad donde más habitan seres perversos, buscados por sus crímenes; puede que yo también esté apuntado en esa lista.

Tiara: Eviten llamar la atención.

Tiara empujó las puertas del burdel y entramos, sintiendo de primeras un olor un tanto curioso, como si fuera un afrodisiaco.

Con solo ver a las personas dentro del burdel parecían completos, enfermos, hechizados, y con solo un objetivo en mente, tanto hombres como mujeres buscaban el placer.

Continuamos siguiendo a Tiara, pasando atreves por el medio de hombres y mujeres que habían perdido la cordura, ya que llevaban sus partes intimas por fuera y eso provocaba que otro olor asqueroso invadiera mis fosas nasales.

—Mi querida hermana ¿Quieres unirte?— Una mujer, idéntica a Tiara, y, en su acto sexual, le lanza unas monedas a su hermana— Tan solo mira todo este dinero.

Tiara: Has perdido la cabeza— Le responde, agachándose y recogiendo las monedas, acercándoselas al hombre con el que estaba su hermana— ¿Quieres dejarla?

El hombre, solo movía sus caderas, babeando y con una vista nublada. Tiara decidió alzar una pata y llena de fuerzas, sus uñas se enterraron en el rostro del hombre, provocándole un grito de dolor y también tirándole las monedas que había recogido a su grasosa barriga.

Tiara: Te necesito— Sin piedad, agarra del pelo a su hermana, haciendo que las alas de su hermana se erizaran y abrieran.

Viendo como ella evitaba, decidí intervenir y agarrar sus alas y juntarlas, frente a un forcejeo, que fue fácil evitarlo con lo débil que estaba la hermana de Tiara.

Empujamos a la hermana de Tiara detrás del mostrador, donde había una puerta y era los cuartos de las mujeres que trabajaban en el lugar.

Nao cerró la puerta y Tiara soltó a su hermana.

—¿Qué mierda te sucede? Sabes que si me arrancas el pelo no seré comprada.

Tiara: No me importa y ustedes no se metan— Señaló a las chicas que estaban alrededor, desnudas, mientras se drogaban— Necesitamos quedarnos unos días en esta ciudad.

—¿Qué?— Confundida se levantó, tocándose con suavidad sus partes intimas, que estaban rojas y con signos de mordeduras— ¿Necesitas algo aquí?

Tiara: Nuestra tribu fue destruida.

La hermana de Tiara al escucharla se paralizó y los efectos de la droga parecieron desaparecer.

—¿Cómo que fue destruida?

Tiara: Como escuchas, al parecer todos murieron.

—Eso es imposible ¿No éramos una tribu neutral?

Tiara decidió ignorarla y agarró las primeras prendas de ropa que vio y se las pasó a su hermana.

—Significa que el Monarca murió, pero como ¿Quiénes fueron?

Tiara: Vístete, hablaremos en tu casa.

###

Volviendo a caminar por los asquerosos caminos donde pasaban las carretas, me topé con un cartel...

Con solo verlo me detuve, abriendo mis ojos de par en par, sorprendiéndome y dándome esperanzas, despertando ese sentimiento de alivio, como cuando sabes que tu familia sigue sana y salva.

Ese cartel, bien hecho y con una letra un tanto familiar me hizo generar una sonrisa.

"Somos Pólux, Tristán y Rastus

Nos dirigimos a la ciudad de la Reina Maga

Phoenix y Arthur, si aún siguen con vida, espero que nos logremos encontrar

Es más, no pueden morir hasta que nos encontremos

Es una promesa

Los estaremos esperando"

Nao: Mi Lady ¿Pasa algo?

Amelia: Nada, continuemos...

Joder de verdad que nunca cambiarán, ni la muerte puede cambiar esas cabezotas, si los viera ahora mismo les daría un abrazo y beso en la boca para reforzar la amistad, así de duro lo quiero.

Amelia: Nao, cuando tengamos dinero te invitaré a algo delicioso.

Nao: ¿Por qué? No es necesario que lo hagas.

Amelia: ¿No es normal darle algo a la persona que quieres?

Nao: Pero... —Sus mejillas comenzaban a tornarse rojas y sus palabras eran tímidas— No he hecho nada para que me quieras.

Amelia: ¡Lo has hecho! Tan solo mira esos ojos con los que me miras, con eso me hechizas— Puse mi mano en mi pecho, aparentando dolor— Hasta me duele el corazón de solo mirarte.

Nao: ¿Entonces mi apariencia te hace feliz?

Amelia: Exacto mi querida Nao, eres demasiado linda como para hacer que me duela el corazón, es más, dame un abrazo joder, que quiero uno.

Sin que se lo esperara, rodeé mis brazos en su cuello, dándole un fuerte abrazo.

Tiara: ¿Qué están haciendo, tontas?

###

—Ahora no puedo irme, firmé un contrato con la Guardiana de las dagas— Dijo la hermana de Tiara, haciéndome interesar al instante.

Amelia: Perdona que interrumpa, pero ¿Sabes donde está esa Guardiana?

—Hmmm, no. Nunca se sabe donde está, solo se sabe que va de un lugar a otro matando todo lo que no le guste.

Amelia: Parece problemática.

—De hecho es bastante amable, me dio este lugar para vivir y un trabajo bien pagado.

A pesar de todo, no parece una mala persona... Einar, el Guardián del Casco, tampoco lo parecía, hasta era bastante amable, solo que muy callado.

¿Podrá ayudarme a encontrar información esa compañera mía?

Tal vez sí quiere llegar a matarme, podría defenderme mostrándole mi marca.

Tiara: Deja de consumir esa droga a diario, cada vez te vuelves menos reconocible.

—Pero me hace ver más linda y disfruto mi trabajo con eso.

Amelia: Tiara ¿Qué esa droga?.

Tiara: Ni yo sé muy bien, solo huele asqueroso.

—Son fluidos de sirena, plantas y sangre de Ninfa— Respondió, dando un sobro al pequeño frasco con esa masa viscosa y putrefacta.

Amelia: ¿No es eso un poco asqueroso?

—Solo me centro en tragar, además no es algo fácil de conseguir, casi todo mi dinero se va en esta droga.

Tiara: ¿No has intentado buscar otro trabajo?

—No soporto el trabajo difícil, si no, ya me hubiera quedado con la tribu a recoger plantas y criar como estúpida hijos.

Una charla aburrida...

Amelia: Dejando eso de lado... ¿Cómo te llamabas?

—Trila, asi me llamo— Respondió.

Amelia: Ok, Trila ¿Nos dejarías quedarnos dos días en tu casa?

Trila: Si pagan con mucho gusto las dejo quedarse.

Tiara: ¿Sí? ¿Ni a tu hermana la dejarás?

Trila: Nunca nos llevamos bien en primer lugar.

Tiara: Como no nos llevamos bien, entonces no te pagaremos.

Trila miró con desagrado a su hermana y aceptó de mala gana, buscando entre toda la ropa del suelo una ropa decente para nosotras.

Nao: Déjame ayudarte, mi lady no usa cualquier ropa.

Trila: ¿Ah si? Que aprenda a estar desnuda.

Nao: Eso nunca pasara si estoy a su lado. Prefiero estar yo desnuda, que a mi lady pase vergüenza.

Amelia: Saldré un rato, tengo algo importante que hacer— Le dije a Tiara, evitando la pequeña charla de Nao y Trila.

Tiara: Ten cuidado afuera, ningún lugar es seguro.

Asentí con mi cabeza y salí en puntillas fuera de la casa, evitando que Nao me escuchara.

Había algo que me inquietaba, mi marca de mi pelvis me molestaba, hasta parecía tomar un poco de brillo, pero había algo que me inquietaba, como si quisiera llevarme a un lugar en concreto.

Pasó lo mismo cuando Einar fue invocado, mi marca brilló, como si eso representara que los Guardianes estamos juntos.

Si mi suposición es cierta, entonces la Guardiana de las Dagas debe de estar cerca.


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