La Aldea de los Arpianos
Nuevamente era de mañana y por defecto mi 5 dia en este mundo distópico.
Amelia: Lishia, nos dirigiremos a la aldea de los arpianos en busca de nueva información.
Lishia: No creo que encuentren información de relevancia, pero no es una mala opción, los arpianos son grandes exploradores, pero también son unos estúpidos, solo son animales, hasta me sorprende que sepan el idioma sagrado que todos conocemos.
Bueno, solamente íbamos a ir allá porque era lo que había más cerca, pero si los arpianos son grandes exploradores eso nos facilita un poco nuestra búsqueda de información, a no ser que no quieran ayudarnos.
Nao: Te agradecemos Lady Lishia, es un honor recibir información de tu parte.
Lishia: No seas tarada, no soy una noble como Amelia, en el mundo de la Naturaleza no existen las jerarquías, solo el liderato, nada más, así que no muestres ese trato formal conmigo y mucho menos te vayas a arrodillar.
Nao: Pero, de todas maneras permíteme llamarte así, eres poderosa y sabia, eso hace que te aprecie.
Lishia: Ajá, deja de humillarte a ti misma Elfa, solo dale honores a la persona que le has dedicado tu servicio, como tu rey por ejemplo, es una falta de respeto si haces lo contrario.
Nao: ¿¡En serio!?— Arrepentida me mira y baja su cabeza en disculpa— Ruego que me perdones Lady Amelia, no lo volveré a hacer.
Amelia: Está bien Nao, me haces sentir un poco incomoda, pero ya te tengo para mi y eso es suficiente.
Nao: ¿Eh? ¿Qué dices enfrente de Lishia?.
La Ninfa Lishia ríe y en el suelo estaba nuestro mapa, ella lo señala mientras reía.
Lishia: Me agradan, nunca ayudo a los seres que no sean de mi raza, pero haré una excepción—En el mapa tacha con una X una zona en específico, con una pluma y tinta de calamar—Aquí, vayan allí, ese es el Reino de la difunta Guardiana Maga. Si quieren información ese es el mejor lugar.
¿El Reino de la difunta antigua Guardiana Maga?.
Nao: Ohhh, es cierto, ella era una gran sabia y sus reliquias son invaluables.
Lishia: Así es, les daré unos Alces para que lleguen más rápido.
La Ninfa al decir eso sale del interior del árbol.
De un fuerte silbido dos Alces son generados de la fértil tierra.
Amelia: Sorprendente...
Es bastante factible el poder de la Naturaleza...
Lishia: Creo que ya están listas para continuar su viaje, cuídense de Palkar, no está muy lejos de aquí.
Amelia: De verdad que te agradecemos Lishia, nuestro tiempo fue corto, pero volveremos a visitarte.
Lishia: No lo sé, son bastante estúpidas, por lo que creo que morirán mucho antes de volver.
Nao: No digas eso Lishia, te prometo que volveremos.
Parecía que a Nao le agradó bastante Lishia...
Subimos a los Alces, estos alces eran delgados y de largas patas, mostrando sus dos grandes cuernos, perfectos para la caminata.
Amelia: Bueno, hasta luego Lishia—Miré a las otras Ninfas que estaban atumultuadas detrás de Lishia—Nos vemos Ninfas, espero manosearlas la próxima vez que les vea.
—Amelia es una pervertida.
—No quiero que me toque.
—Espero que vuelvan pronto.
—¡Yo si quiero que me toques Amelia!.
Múltiples personalidades de Ninfas hablaban entre sí, haciendo exasperar a la Líder Lishia.
Comenzamos nuestra caminata, haciendo que los alces comenzaran a galopar, mientras que atrás nuestro, las decenas de Ninfas alzaban sus manos despidiéndose.
Un bello momento.
###
Debemos pasar por las llanuras para llegar a la aldea de los arpianos, luego pasar por el desierto y hospedarnos en la aldea de los comerciantes (El Mercado negro) para luego pasar por un espeso bosque, allí podríamos encontrarnos con otros elfos, para luego pasar por las praderas y ahí entrar al Reino de la difunta Guardiana Maga o Reina Maga.
Un viaje bastante largo.
Amelia: Maldición, cuando ¿Cuándo podré descansar debidamente en una cómoda cama?.
Nao: ¿Ya te estás quejando Lady Amelia? No llevamos ni 4 horas de trayecto.
Amelia: Lo sé Nao, solo que, "Rudolf" estará más cansado que yo.
Nao: ¿Rudolf, tu alce? Pero si, tienes razón, deberíamos descansar.
Así llamé a mi Alce, para recordar las grandes mentiras que me dijeron sobre Santa, pero Rudolf es bonito y e de admitir que tenía un abrigo de Rudolf, una gran infancia.
Dejando eso de lado, bajé del Alce Rudolf mientras le acariciaba su cabeza, la noche ya comenzaba a llegar y nuestro segundo día de viajes iba a terminar, al igual que mi 6 día en este mundo.
Me dejé caer al lado de un árbol, Rudolf también se acostó cerca de mí mientras comía un poco de pasto. Nao también se sentó en el pasto donde el árbol le daba sombra, su alce hembra en vez de acostarse a su lado se acuesta a mi lado.
Los dos alces estaban a mis dos lados, ¿acaso me prefieren más que Nao?. Esto hizo que Nao frunciera su ceño y comenzara a pensar.
Nao: Qué extraño, mi Alce debería estar a mi lado.
Amelia: ¿Tal vez me prefiere?.
Nao: No lo creo, los alces se basan en la nobleza y la seguridad, por ejemplo las hembras se juntan con su dueño hombre porque les da seguridad y a los machos se juntan con su dueño hombre por su nobleza, algo que pasa contrario con las mujeres.
Amelia: Sabes bastante.
Nao: Bueno si, después de todo siempre he sido una sirvienta y he aprendido a cuidar a todo tipo de animales y por eso se me hace raro. ¿Por qué los Alces se hacen a tu lado? ¿Eres hombre, Lady Amelia?.
Mierda ¿Me descubrió? si actúo como una gran dama, cualquier mujer sería una envidia de mi al verme actuar con tal elegancia, ni una reina ni la chica con más dinero de nuestro barrio tenia un caminado tan lujoso como el mío, oh maldicion si vieran lo elegante que camino y me expreso.
Amelia: Jaja, no bromees linda Nao.
Nao comienza a reír frente a su broma, algo que me hizo reconocer su confianza hacia mi, algo que no he hecho para merecerla.
Pensaba si decirle, sobre que soy un reencarnado. Qué morí en otro mundo y llegué aquí.
Creo que es lo mejor.
Veía sus largas orejas sonrojadas por su risa, su corto cabello rubio, pero hermoso, y, su sincera sonrisa.
Amelia: Nao, puede que no sea algo tan importante pero quiero dejarte de mentir.
Nao: ¿Mentir? ¿A qué te refieres?— Un leve terror se reflejó en el rostro de Nao.
Amelia: No lo tomes a mal, es sobre mi y mi pasado, quiero decírtelo, nuestro viaje va a ser largo y quiero que nuestra amistad sea poderosa.
Nao: Ah, sobre eso, pensé que no ibas a viajar conmigo o hasta pensé que solo viajabas conmigo porque me querías comer.
Amelia: Nada de eso, soy un hombre de palabra.
Nao: ¿Hombre?.
Suspiré levemente mientras veía como el sol se ocultaba, el momento de vivir como se debía era ahora, no estaba solo, lo que en un comienzo fue de cero ahora va sumando, poco a poco personas comienzan a adentrarse en tu vida.
Nuevas metas en este mundo eran claras y mi largo camino ya había comenzado.
Amelia: Nao, han pasado 5 días y medio desde que llegué a este tormentoso mundo.
Nao: No te entiendo...— La expresión de Nao era seria, pero sincera, iba a escucharme.
Amelia: Si, morí hace 5 días y medio... Cómo me ves, reencarné en este cuerpo de mujer y ahora pertenezco a este mundo.
Nao: pero... ¿De verdad moriste? ¿No es imposible reencarnar?
Amelia: No lo sé, pero mírame aquí. Es una historia un poco larga así que déjame contártela.
Comencé hablando sobre mi, diciéndole cómo era yo hasta el día de mi muerte y el día donde mis amigos murieron a mi lado.
Las lágrimas de Nao comenzaban a salir de sus ojos al escuchar mi historia, la verdad fue algo sorprendente haber llegado aquí, algunos estarían llorando o queriendo suicidarse con todo lo que ha pasado en estos días.
Días donde mi vida dio un gran giro y días donde esta vida quiere ser arrebatada, momentos donde he estado muy cerca de la muerte.
Y momentos como este, donde me vuelvo a levantar y a luchar contra lo que me espera por delante...
###
Habíamos retomado nuestro camino al día siguiente, mi séptimo día había comenzado.
Veía a Nao, mientras su cabello bailaba con el viento, sus largas orejas y su hermoso cabello, era increíble pensar el hecho de que un elfo estuviera a mi lado, nunca hubiera pensado que pudiera pasar esto en toda mi vida...
Por otra parte desde que le dije a Nao que era un hombre ha comenzado a alejarse un poco de mi, no de mala manera, solo que su vergüenza la hace tomar repentinas acciones, pero es normal, puede que yo reaccionara lo mismo al ver a una mujer con alma de hombre, un poco impresionante.
Nao: Eso es un... ¿Arpiano?.
Así es, seres con cuerpo humano, en su espalda largas alas de ave, patas de ave y sobre su cabeza y orejas unas pequeñas plumas hermosas de un ave.
Wow, gemí de sorpresa, eran bastante irreales, bastante hermosos para mis ojos.
Amelia: Llegamos bastante rápido, maldición Rudolf, eres toda una máquina, ni un automóvil podría ganarte.
Nao: ¿Automóvil?...¿Qué es eso?.
Amelia: Nada importante, solo no bajes la guardia.
Los Arpianos mientras revoloteaban, tomando los frutos de los árboles y la abundante cosecha comenzaron a mirarnos con sus filosos ojos de ave, como si una águila estuviera mirando detenidamente a su presa.
Bajamos de los Alces y caminamos a pie junto a los Alces jalándolos de su arnés delicadamente, lo mejor era no mostrar nada de hostilidad, un pájaro te ve y sale volando, por lo que, en mi experiencias pasadas, un poco de comida puede hacer que esas aves te tomen cariño, lastima que nunca lo logré...
—¡Deténganse!— Un Arpiano apuntándonos con su lanza de piedra nos detuvo— Están pisando nuestro territorio.
Wua brother, deberías ponerte un poco más de ropa. Solo tapaba sus partes íntimas con peludos trozos de piel de animal, un simple movimiento y se podría ver su titan asomándose entre la oscuridad.
Amelia: Es un gusto conocerlo y permitirme disculparme por estar pisando su territorio, solo somos unas viajeras.
—¿Viajeras?— El Arpiano baja su lanza— Pero son dos elfos y además eres una noble ¿Qué hace aquí una noble?— El Arpiano al verme vuelve a apuntarme con su lanza de piedra— ¿Acaso quieren quitarnos nuestras tierras?.
Amelia: Te equivocas, solo venimos de paso y como ves, solo somos nosotras dos.
Varios Arpianos comenzaron a acercarse, apuntándonos con sus armas primitivas, de hecho, parecían primitivos con sus vestimentas y armas, ya no estamos en la edad de piedra muchachones.
Amelia: Me disculpo si estamos perturbando su paz, sólo queremos quedarnos a descansar.
Nao: Les recompensaremos con joyas si nos dejan quedarnos.
Por lo menos razonan, a pesar de sus apariencias.
—Yo no puedo confirmar eso, eso lo decide el monarca.
Nao: ¿Pueden llevarnos con él?.
Los Arpianos se miraron y hablaron entre ellos, decidieron aceptar y llevarnos hacia su monarca, mientras que nos apuntaban con decenas de armas, que poca confianza...
Parece que cada tribu, aldea, ciudad o como quieras llamarlo tienen a alguien al mando y está bien, es necesario para mantener el orden en este mundo distópico, sin ellos este mundo no sería más que una miseria llena de destrucción.
Jalé a mi Alce y nos adentramos en el espeso bosque, aquí se podían apreciar numerosas casas de madera y hojas a consideración de la aldea de las Ninfas, las cuales dormían en el suelo a protección de los árboles.
—No hagan nada sospechoso frente al monarca, acabaremos con sus vidas si intentan algo—Dice el Arpiano dándonos su espalda mientras nos guiaba dentro de la aldea.
Nao: A sus ordenes.
Decenas de aves de todos los colores caminaban y volaban alrededor de una pequeña casa de madera, la cual tenia el símbolo de varias runas por toda su fachada.
Las aves volaron al notar nuestra presencia y una puerta de hojas se abre para mostrarnos al Monarca.
Un Monarca bastante... arrugado... Una gran barba blanca se arrastraba por el suelo, innumerables arrugas por su cuerpo, un cuerpo bastante alto a pesar de su edad, media alrededor de 1.90, bastante alto para su vejez, pero estaba bastante encorvado y un poco delgado, mostrando sus huesos entre su poca ropa que solo cubría sus partes íntimas, además de sus grandes alas con pocas plumas, plumas con un color a ceniza.
—¿Quién ha venido de visita?— Dijo, con una débil voz el viejo Monarca quien nos veía detenidamente, algo un poco asqueroso.
—Monarca, dos elfas que dicen que son viajeras quieren quedarse.
—¿Por qué unos elfos quieren hospedarse en este primitivo lugar?— Dice el Monarca al comparar nuestras ropas y culturas.
Amelia: Perdona la inoportuna llegada, nuestro destino es la Ciudad de la Reina Maga y su aldea es un buen atajo para llegar a nuestro destino.
—Ohhh, ya veo, tienes bastante razón.
Amelia: Bueno y ustedes no son hostiles contra los elfos entonces espero que no haya problema.
—Es cierto— Tose levemente el Monarca—Intentamos mantener la paz entre las otras razas, pero tampoco podemos olvidar que los Elfos nos han matado a nuestros hombres y violado a nuestras mujeres.
El Monarca al decir eso creó un gran resentimiento en los Arpianos, mostrando un poco de ira hacia nosotros.
—Pero ustedes no tienen la culpa, cada quien piensa diferente y hay muchas que tienen una gran bondad, por lo que no los juzgaré y les dejaré quedarse el tiempo que quien en mi aldea.
Nao: Te lo agradecemos profundamente Monarca.
—Pueden quedarse con una de mis esposas— Apunta con su delgado y arrugado dedo a una de las Arpianas que volaban encima de nosotros— Ella se llama "Tiara", espero que se lleven muy bien— El Monarca sonríe, subiendo sus arrugadas comisuras, mostrando sus negros dientes...
La Arpiana Tiara desciende y se arrodilla enfrente del Monarca.
Tiara: Las cuidaré como a mis propias hijas.
La Arpiana Tiara se levanta y se acerca a nosotras, mostrando su gran belleza.
Tiara tenía dos largas trenzas en su cabello anaranjado, algo muy distintivo en los Arpianos, su cabello anaranjado, por otra parte, no se podía omitir la poca ropa que tenia, una delgada tela cubría sus pezones y su zona de abajo, es como si siempre estuvieran en traje de baño, para no mirarlo mal.
Amelia: Soy Amelia y ella Nao, un gusto en conocerla Tiara.
Tiara: El gusto es mío.
Sonríe Tiara, dejándose ver su bonito rostro y su edad podía rondar entre los 35 años, y si le preguntaba podía decir otra cosa distinta, la edad entre las razas varía bastante.
Tiara: Síganme, les mostraré mi casa.
Tiara nos dio la espalda y comenzó a caminar, nosotros nos separamos de los otros arpianos mientras jalábamos a nuestros Alces, mientras tanto miré abajo, podía ver las dos armas traseras de Tiara moverse con su caminar, ahora puedo ver las maravillas de este mundo.
Amelia: Oye Tiara ¿Eres la esposa de ese arrugadito?.
Nao: Eso es grosero Lady Amelia.
Tiara: Si, soy la 37ava esposa del Monarca.
Ya... Además de viejo tiene tremendo harem el arrugadito ese.
A pesar de todo, sentí una mirada de gran perversión por mi espalda y en efecto, al mirar atrás era ese arrugadito mirándome con una sonrisa.
¡ASCO!
Ahora puedo sentir la gran maldición de las mujeres y el hecho de que quieran salir poco a la calle con tantas miradas obscenas de los hombres...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro