Nao: E-Esa es... ¿La Reina?...—Habla con una voz temblorosa.

Ciertamente, Nao y la multitud de elfos no podían creer lo que veían...

En cambio yo, tapaba mis ojos con mis manos del cansancio... ¡No puede ser! Otro problema más... ¿No puedo estar tranquilo solo un dia?, dos días en este mundo y solo han pasado cosas perturbadoras... No he podido dormir...

Tengo grandes ojeras en mis ojos, al igual que la cabeza de aquella Elfo que sostenia el Humano, bastante parecida a mi, pero mi hermosura es de 10.

El humano con una sonrisa de satisfacción levantaba la cabeza de la elfa, exhibiendo a la multitud. Él quería que los elfos sintieran humillación y que comprendieran la frustración, no de ellos, si no, de aquel Elfo que estaba en el suelo.

El Elfo en el suelo, de cabello blanco, un gran cuerno en su frente y una corona sobre su cabeza. Con su cuerpo desnudo, sus manos mutiladas y sus pies atados... lloraba sangre y era la primera vez que veía a alguien con una ira realmente increíble, su rostro se deformaba de la ira.

Las venas de su frente sobresalen y su labio sangraba por la gran impotencia de sus dientes sedientos de sangre. Realmente era inimaginable, se podía apreciar que aquel Elfo era un gran guerrero, su cuerpo demostraba las cicatrices de sus batallas. Si fuera por mi, creo que un golpe de ese Elfo me noquearia al instante.

Amelia: Lilith ¿Quien es?—Señalo con mi dedo al humano.

Lilith naturalmente me mira confundida, parecía extraño que no conociera a aquel hombre de brillante armadura y cabellera negra, con sus ojos como zafiros.

Lilith: Emmm, él es "El elegido". El Héroe que fue elegido por la espada legendaria. Me sorprende que no lo sepas, él es el Héroe que destruirá el mal...—Ella toma mi mano y vuelve a mirar el espectáculo.

La mano de Lilith temblaba, era notorio su tiritar... pero ¿A qué le temía?.

¿Acaso le teme a esa increíble fuerza capaz de exterminar a todos estos elfos o simplemente le teme a la maldad de aquel Héroe?...

Rey Elfo: ¡MORIRÁS ESCORIA! ¡NADIE EN ESTE MUNDO PUEDE DESOBEDECERME! ¡NADIE!.

Héroe: Ya, ya bebé. Por lo menos preocupate por tu esposa, ¿no ves cómo su cabeza chorrea sangre?... o acaso quieres ir a hacer popó, ¿hijito?.

Bastante comediante este Héroe...

Rey Elfo: ¡MORIRÁS POR TODO LO QUE HAZ HECHO!.

Héroe: Vaya... —Suspira—¿Solo sabes decir eso? eso es malo hijito, no se debe insultar de esa manera... —El Humano se levanta de la espalda del Elfo—Te enseñaré una lección, niño malcriado.

El Humano se acerca a un guardia, un guardia elfo que temblaba con gran terror, pero solo tomó la lanza que estaba en sus manos, su lanza la tomó prestada el humano.

Se acerca al Rey Elfo y eleva la lanza.

Héroe: ¿Sabes qué les pasa a los niños malcriados? pues reciben un castigo.

El Humano sonríe y con una fuerza apabullante dirige la lanza a la espalda del Rey, insertándose en su cuerpo y atravesándolo hasta enterrarse la lanza en el suelo de piedra.

Claramente el humano quería que el Elfo muriera de forma lenta y dolorosa. El Elfo en su estado era realmente imposible salir de esa situación, sin sus manos y con sus pies atados estaba bastante vulnerable.

Al Elfo ese ataque no hizo que gritara, ciertamente era un gran guerrero, pero su sangre decía lo contrario, esta se esparcía lentamente por el pavimento.

Héroe: Ya que estamos, déjame contarte una historia antes de que te vayas a dormir.

El Rey Elfo lo interrumpe con sus gritos.

Rey Elfo: ¡CALLATE BASURA!—En esos momentos el Rey miró a la multitud, pudiendo sentir su fuerte mirada penetrando en mi—¡AYUDENME! ¡MUEVAN SUS MALDITAS PEZUÑAS!.

Era lamentable, lamentable ver que nadie movía ni un dedo para ayudarlo.

El Héroe rompió a carcajadas, él desenfunda su resplandeciente espada. Mientras el Rey continúa gritando el humano mete su mano en su boca y sin piedad jala su lengua.

En ese momento el Rey estaba aterrado, gritaba para que parara, pero esa hermosa espada brillaba con el sol, de un simple movimiento hizo que la lengua del Rey cayera al suelo.

Un fuerte Chillido.

Chillido y Chillido.

El Rey se retorcía de dolor, de su boca salía una interminable sangre... algo realmente grotesco.

El humano no paraba de sonreír, parecía como si acabara de cumplir un gran logro.

Héroe: Maldición, no cierra su boca—El humano malhumorado rasca su cabello mientras miraba el cielo—Parece que la historia tendrá que esperar, nos veremos luego Reycito, bueno. Vas a morir, entonces, nos vemos luego queridos Elfos—Alza su mano y la mueve de izquierda a derecha, despidiéndose de nosotros.

Enfundó su espada y bajó las escaleras del Castillo, moviendo sus pies para quitar la sangre de sus hermosas botas de oro.

Obedientemente toda la multitud le abrió paso, directamente a la salida. Claro, no quería oponerme, mi vida estaba en juego si me llegaba a meter en su camino.

Al verlo a pocos centímetros de mi, mi cabeza se inundó de pensamientos bastante locos.

¿Pido su ayuda? No, me estaría dirigiendo a una muerte segura... Es un humano después de todo.

Además quiero ir a buscar a mis amigos, sé que están con vida, si yo estoy aquí, ellos probablemente también.

Héroe: ¡Ah!—Gime, asustando a todos—Lo olvidaba...

Del suelo toma una pequeña roca y luego fija su mirada en el pálido Rey y...

Realmente una bala se escuchó a mi lado, fue tan rápido su lanzamiento que mis ojos no pudieron ver su trayectoria.

Al ver al Rey... Era espeluznante... Este humano era alguien de temer. Con una pequeña roca había creado un cráter en el cráneo del Rey, pero de ahí la bala chocó con las escaleras, dejando otro gran cráter.

Me recordó a mis difuntos compañeros... También sufrieron esa misma muerte...