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El Comienzo de la batalla

La fiesta había terminado con un sabor agrio para la boca. Todos los Altos Elfos se fueron enseguida, aunque eso no quita el hecho de que Daia se emborrachó exageradamente, ponerle camisa de fuerza fue la última alternativa.

Puede que no lo parezca, pero Daia posee una fuerza increíble, es como si estuviéramos en un juego y haya subido todos los puntos de habilidad en fuerza, pero eso también es malo, ya que su agilidad es realmente deplorable.

Amelia: Nao Hola.

Saludo a Nao que había salido de la mansión, yo me encontraba en el suelo, apreciando el hermoso atardecer, sentado en el cuidado pasto.

Nao: Buenos días, Lady Amelia.

Amelia: Siéntate a mi lado lindura—Hice señas golpeando el pasto suavemente.

Nao: Hoy estás muy animada...

Mi sirvienta se sienta a mi lado, dejando un poco de espacio entre nosotras, pero yo cierro ese espacio y luego tomo su mano con mis dos manos, sintiendo esa suave mano en mi tacto.

Nao: ¿Ehhh? ¿Amelia...?.

Apoyé mi cabeza en su hombro, mientras acariciaba sus manos, mostrando mi miedo representado en mi tiritar.

Nao: ¿Qu-e... pasa Amelia...? Estás temblando.

Amelia: Te quiero Nao.

Al escuchar mis palabras, Nao abrió sus ojos de par en par y su vergüenza se transmitía en su rostro sonrojado hasta sus puntiagudas orejas, moviendo sus orejas de arriba abajo como si quisiera volar con ellas.

Amelia: ¿Estás bien Nao?.

Nao: Pwro... ¿C-Como... m-me dices e-eso... tan... de repente?...

Tal vez deba de dejar de decir esas cosas a tantas mujeres... Digo la verdad, pero reaccionan un poco dóciles con mi nueva apariencia. Y eso que no he tratado con hombres, con unas cuantas palabras los tendré en la palma de mi mano.

Amelia: ¿Quieres ir conmigo de viaje Nao?.

Su sonrojado rostro vuelve a la normalidad.

Nao: ¿Qué quieres decir?.

Amelia: Me iré y quiero decirte si quieres acompañarme en mi viaje.

Nao: ¿Te irás? ¿Por qué?.

Nao había apretado mi mano con fuerza, mostrando un poco de enojo en su rostro.

Amelia: Mi cabeza está busqueda ahora mismo, no solo por los humanos, si no, por los mismos Elfos. Así que es mi momento de partir y preservar mi vida.

Nao: Pero... ¿Ya le dijiste a Daia?.

Amelia: No le diré, dejaré todo en sus manos, mi responsabilidad ya ha terminado aquí.

Nao: Pero... Pero...—Rasca su oreja y mira el suelo preocupada—Daia no es apta para gobernar, sin ti esto caerá.

Amelia: Es cierto, pero yo tampoco sé si soy bueno, sin embargo, creo que ya te has hecho una idea de lo que sucederá en el futuro y es... pase lo que pase esto lo destruirán.

Nao: Pero ¿dejaremos morir a todos?. ¿No tienes la marca de la Guardiana Maga?.

Amelia: Es como dices, soy una de las guardianas pero desconozco hasta el hechizo más básico.

Tomo con fuerza las manos de Nao y le miro a los ojos, de verdad la necesitaba en mi viaje, desconozco casi todo de este mundo y además, desconozco cómo es sobrevivir por sí mismo en medio del vasto bosque.

Amelia: Te prometo cumplir con cualquier deseo que me pidas, sé que mi viaje será largo y mortal, podría morir en cualquier momento y quiero tenerte a mi lado para superar todos esos problemas.

Nao: No digas eso Lady Amelia... No soy fuerte y tú ya estás cumpliendo uno de mis sueños... Y ese es poder servirte, que eso es para lo que nací—Ella me mira con sus ojos a punto de llorar—Desde pequeña siempre he sido una sirvienta y también mi familia. Ellos me enseñaron a servir a los nobles, hasta que fueron asesinados por los Nobles que más adoraban... En frente a mis ojos, vi como morian, eran tratados como rebaño, aquel Elfo con cabello noble masacró a mi familia, pero mi principal sufrimiento fue mi hermana, ella me protegio, usando su cuerpo para miles de actos de tortura hasta al punto que ella ni me reconocia como su hermana.

Nao: Lady Amelia...—Coloca su mano en mi cabello, acariciándolo mientras me miraba con una sonrisa y con sus ojos llenos de lágrimas—Te acompañaré en tu viaje, porque quiero revivir a mi hermana.

Amelia: ¿Quieres revivirla?.

Nao: Ese es mi sueño, quiero que vuelva a la vida, a pesar de que yo misma se sacrifique, por eso. quiero acompañarte en tu viaje Amelia.

Amelia: Pero... ¿Tienes idea de como hacerlo?.

Nao: No, pero tu eres la guardiana Maga, el destino nos unió para esto.

No sabía si en este mundo era posible hacerlo, al fin y al cabo la magia es predominante en este mundo, algo diferente a mi antiguo mundo. Por eso puede haber grandes posibilidades.

Amelia: Será un gusto tener a alguien como tu a mi lado, solo cuidate que no te haga nada pervertido.

Nao comienza reir mientras limpiaba sus lágrimas, una nueva meta la cual cumplir.

Todo por ver a una linda elfa sirviendome como un Rey.

¿Algo que merezco?.

###

Nao se había retirado a cumplir su labor de sirvienta, mientras tanto yo continuaba mirando la ciudad, sintiendo un gran temor pasar por mi espalda.

Debía prepararme para partir con Lilith y Nao antes de que sea demasiado tarde.

O eso creía....

Parecía que no tendría ni un momento en paz nuevamente, como si la oscuridad estuviera al acecho de mi espalda.

...

<<Perdiste mucho tiempo, esperemos que tu fin no sea hoy y además parece que tendré que trabajar.>>.

Escuche esas palabras en mi cabeza, deje de ignorarlo después de tantas advertencias que ya sabía, solo que alguna parte de mi quería creer en mi suerte, como si mi muerte me hubiera hecho más insolente.

Tres días en este mundo y los momentos de paz que estoy viviendo se acabarán.

Si, mi espalda sentía una gran presencia cerca y era cierto.

El comienzo de una guerra por mi cuello había comenzado.

De un mundo donde pocas personas te buscaban, a un mundo, donde no solo te buscan, te acosan...

¿Es mi merecido por hacer algo malo?.

¿O por qué merezco pasar por estos acontecimientos mortales?.

Si, la guerra había comenzado.

—¡NOS ATACAN!—Grita un aldeano de la ciudad, advirtiendo y generando temor en toda la ciudad.

Parecía que no dejarían prepararme por lo menos para huir.

Como si fuera un cohete, una lanza imbuida en un miasma oscuro arremetió contra la muralla, destruyendo la entrada a la ciudad sin muchos problemas.

Una simple persona hizo lo mismo que un misil.

Lilith: ¡Amelia! Es Ashly, tenemos que irnos—Grita desde el balcón de la mansión.

Maldición, denme un momento para cavar mi tumba por lo menos.

Corrí hacia la mansión para tomar las cosas que ya tenía preparadas, además debía esperar un poco a Lilith y Nao para que también tomaran sus cosas para el viaje.

Debíamos escapar por una abertura que tenía la muralla cerca de la mansión, podría decirse un pasadizo secreto.

Amelia: ¡Apurense! El ejército Elfo no aguantará mucho.

Agarré la bolsa de tela de mi habitación y salí de la habitación, esperando a las demás, pero era realmente aterrador.

La hermana de Ashly estaba imbuida en un miasma, como si su furia la hiciera parecerse a un real Demonio, masacrando con facilidad a decenas de Elfos en un instante.

¿Cómo puede sobrevivir alguien a eso? Si con solo un puño se puede definir una pelea en la actualidad de mi antiguo mundo...

Nao: Estamos listas.

Las dos al mismo tiempo llegaron a mi lado, como siempre, Nao siendo representada por su traje de sirvienta, haciéndome parecer como alguien realmente poderoso... En cambio Lilith es Lilith, siempre linda, a pesar de llevar una capa, ocultando su ropa.

Amelia: Bien, vámonos, allí tengo unos alces esperandonos.

(En este mundo los Alces son más corpulentos, pareciéndose a unos caballos y como la zona es montañosa, son perfectos como montura).

Con pasos rápidos fuimos hasta la muralla, ignorando los fuertes golpes casi como explosiones de la Humana Ashly, algo que un humano no es capaz de hacer...

Lilith: ¿Cuál es nuestro destino?—Habla mientras corríamos.

Amelia: ¡Nuestro destino es seguir viviendo hoy!.

Lilith: ¡Eso no! Me refiero a ciudad o pueblo...

Amelia: Como siempre Lilith, tus palabras son tan lindas como tu y si, no tengo ni idea.

Nao: ¡¿Ni idea?! Pensé que tenías todo preparado.

Amelia: Veo que me conoces bastante bien Nao, me enorgulleces.

Así es, no sabia a donde ir, mi objetivo es seguir línea recta como buen jugador de Minecraft. Además, si sabía, tenía un mapa en mi bolsa, pero cada ciudad a nuestro alrededor es hostil.

Como me había dicho Nao, gran parte de las razas consideran hostiles a los Elfos por su maravillosa reputación...

Así que, que sea lo que Dios quiera.

Amelia: Muy bien—Empujo un ladrillo de la muralla, haciendo caer unos cuantos, mostrando una abertura en la muralla de igual tamaño que un cuerpo humano—Apuremonos, en unos cuantos metros hay una cabaña con los Alces esperandonos.

Las dos afirmaron y salimos de la ciudad por la abertura en la muralla.

Por alguna razón había un poco de niebla el dia de hoy, mientras corríamos ví la cabaña pero...

Un gran sentimiento de miedo se apoderó de mi.

La muerte era latente.

El morir era un destino pronto.

Algo que habia destruido mis ilusiones...

La cabaña estaba envuelta en llamas y los alces estaban en el suelo y sobre ellos...

Así es...

Unas criaturas con gran parentesco a los humanos...

Solo que sus colmillos sobresalen de su boca y su tez pálida los hace reconocibles.

Los alces eran chupados por unos vampiros...

Pero no era todo...

Un poco más adelante...

Un gran batallón de Vampiros...

Nao: N-N-No... puede ser...—La Sirvienta temblaba incontrolablemente y por si fuera poco, sus lágrimas comenzaban a formarse.

Así de terrible era y como era normal, Lilith estaba tumbada sobre sus rodillas, apretando su cabeza con gran ira.

A pesar de todo...

Lo recordaba...

Mi última vez en la escuela...

Un gran ejército frente a nuestros ojos, con mis amigos al lado y con la muerte latente en la zona.

Recordaba a mis amigos; Polux, Tristán, Arthur y Rastus...

Por alguna razón sonreí, pero también quería llorar.

La misma historia volvía a suceder.

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