CAPÍTULO 1. ¿¡QUE SOY QUÉ!? ¡LA NUEVA ASIA ARGENTO!
Holas, aquí Yue con una nueva historia de High School DxD. Como saben, éste universo no me pertenece. Recomiendo leer mi nota al final. ¡Comenzamos!
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Negro, así estaba todo, pero. ¿Cómo llegué a ésta situación? Recapitulemos
Amanecía en cierta provincia de España, conocida como La Costa del Sol. El astro rey, como siempre, con sus rayos amargaba el sueño de las personas y hoy no iba a ser una excepción, despertandome de mi letargo. Me levanté antes de que sonara el despertador, me duche y fui a hacerme el desayuno. Mi rutina era siempre la misma: Levantarme, ducharme, desayunar, ir a clases, volver a casa, ver animes, estudiar, jugar a videojuegos, seguir viendo animes y dormir a las 23:00. Cierto, no me he presentado. Me llamo María, mi apellido me la suda, tengo el cabello rubio, muy largo, tan largo que me llega a los tobillos. Es recto, generalmente me lo peino con una cola de caballo, dejandome una corona alrededor. Desde que vi el peinado de Asuna pensé en que me quedaría bien y no me equivoqué. Mis ojos son verde-azulados, y tengo un lunar bajo el ojo izquierdo.
¿Mi cuerpo? Pues soy de altura media y bastante delgada, mi piel es pálida, siendo un poquito más clara de la normal, aunque tampoco para camuflarme en las paredes. ¿Mi edad? Podría decirla, aunque nadie me creería debido al tamaño de mis pechos que me da un aspecto mayor de lo que soy, aunque no me acompleja.
Recientemente he subido a segundo de la ESO, algo que en Latinoamérica no tengo ni idea de cómo se llama, pero abarca la edad de entre 13 y 14 años, entrando algunos aún con 12 años si cumplen en la segunda mitad del año, es decir, entre julio y diciembre. Ésto es debido a que el curso comienza en septiembre, por lo que los que cumplen a finales de año, el primer trimestre lo pasan a los 12 años y luego cumplen los 13. Imaginad el que cumple en diciembre y el que cumple en enero, aunque hayan nacido en el mismo año, el de enero le saca casi un año al de diciembre, pero imagino que éso pasará en todos lados, bueno, éso no es tan importante ahora mismo. Me gustan los dulces, los pasteles, los helados, el anime, los videojuegos y la llamada comida 'basura'. Mi personaje favorito es Asia Argento, aunque a muchos se le hace pesada y la odian, a mí me parece tierna y, en cierta forma siento empatía con ella, yo también fui abandonada en una iglesia, no tengo padres y por ende no tengo familia que me cuide. Odio los engreídos, los que presumen de lo que no tienen, los violadores, los emos vengadores, los creídos, los insectos, me aterran las serpientes y las arañas.
No me gusta definirme como persona, no me considero especial, ni mejor ni peor, pero creo que si me defino como tal estaría presumiendo, lo que me convertiría en lo que odio. Bueno, me despido por ahora. He llegado a clases, en otro día aburrido. Nada más entrar escuchaba los murmullos de los chicos, y los de las chicas, destacando frases como: 'ya está aquí la tetona' o 'Cogía a María y la metía en un cuarto oscuro hasta...'
Lo normal de cada día, con un suspiro abrí la puerta y nada más hacerlo esquivé el puño de una chica castaña, haciendo que ella cayera al suelo. Me agaché y la ayudé a levantarse. Ésta chica era alta y con cuerpo bien entrenado. Era la capitana de kárate de las actividades extraescolares, y si bien es cinturón negro, una vez que te golpea un par de veces ya sabes lo que debes hacer para esquivarla. Desde primero venía haciendolo, así que una se acostumbra. No podría decir que ella fuera mi amiga, porque amigos no tengo, simplemente es una conocida con quien comparto hobbies, ella me da información sobre los videojuegos más recientes y yo sobre los mejores animes, pero lejos de éso no tenemos relación ninguna. Dios, nunca tuve que haberle recomendado Bleach, se ve que le gustaron Isshin y Keigo Asano.
Tras las clases, tuve que ir al banco. Era principio de mes y hoy recibía algo de dinero de parte de alguien que desconozco. Desde hace tiempo me ingresa dinero a mi cuenta y gracias a éso sobrevivo, imagino que es el párroco que me cuidó de pequeña. Estaba esperando la cola, habían bastantes personas, sin contar las que estaban sentadas. Al cabo de una media hora entraron tres encapuchados con pistolas. De un disparo hirieron al guardia de seguridad y con la culata le dejaron inconsciente, estaba asustada, no, aterrada. Antes de darme cuenta estaba amarrada junto con los demás clientes, excepto un niño pequeño que estaba escondido hábilmente. Cerré los ojos rezando porque el niño consiguiera escapar, pero hubo algo que me extrañó, mientras que dos de ellos vaciaban la caja fuerte, el encapuchado restante se dirigió al niño. Éste había estado en un ángulo de visión imposible para que le viera, lo cual hizo que abriera los ojos y me diera cuenta de algo: ¡Entre los rehenes había un complice!
El encapuchado cargó su pistola. ¿En serio tenía pensado disparar contra un niño que no tendría más de 6 años? No, disparó contra el techo para intimidarlo, y lo consiguió. Colocaron al pequeño junto a mí, mientras éste lloraba aterrado.
-Tranquilo pequeño, ésto acabará pronto -le di una sonrisa tranquilizadora, aunque internamente estaba tan aterrada como el niño. La madre lloraba por no estar junto a su hijo pese a sus súplicas. En un momento de despiste conseguí soltarme una de las manos, usando los restos de la pantalla de mi destrozado móvil. Éstos me deben uno de 600 euros, que dudo mucho que me lo vayan a pagar.
Otro disparo me sacó de mis pensamientos. Al final, el techo parecerá un queso roquefort con tanto disparo. ¿Qué culpa tendrá el pobre de que el atraco a mano armada no estuviera resultando como ellos planearon? Entonces, sucedió. El guardia quiso hacerse el valiente, el atracador se puso nervioso y empezó a disparar a diestro y siniestro. Me levanté y abracé al niño protegiéndolo de posibles disparos perdidos. Menos mal que lo hice, porque recibí un disparo en la espalda, no sabía dónde lo recibí pero de algo estoy segura. Empecé a ahogarme, seguramente me atravesó un pulmón. Sentí otro disparo y ésta vez sí, por la zona donde fue a parar la bala, se que era mi final. Me ahogaba y sangre salía por mi boca, caí débilmente sobre mis rodillas, y por la reacción general, creo que el disparar a alguien no estaba en los planes de los atracadores. Con mis pocas fuerzas y con la vista borrosa, le sonreí al niño, el cual lloraba, creo que ésta vez por mí, no estoy segura.
-Me... alegro... de que... estés... bien. Sé... fuerte, cuída de... tu madre... que sólo... tienes una... y no dejes... que ésto... te impida avanzar... -con éso empujé levemente al niño y caí donde él se encontraba anteriormente.- Cuídate, pequeño...
Con éso cerré los ojos y me entregué a la muerte.
Cierto, por éso estoy aquí. No escucho nada, siento paz y tranquilidad. ¿Ésto es estar muerta? Supongo que a ésto es a lo que todo el mundo conoce como 'la nada'. Probablemente la explicación de Rías Gremory a Issei Hyodo no estuviera tan errada. Podría acostumbrarme, si no fuera porque me voy a quedar ciega por la luz que, repentinamente ha aparecido.
-¿Are? -sin saber cómo reaccionar ante lo que sucede, me veo en un gran salón. Al fijarme detalladamente, me encuentro con varias personas, y me quedo con cara de póker- ¿Huh?
Me froto los ojos, sorprendentemente lo puedo hacer, causando la risa de la mayoría. Confirmado, debo dejar de ver animes antes de dormir y pedir hamburguesas para cenar. También diré adiós a los fanfics una temporada.
-Disculpen... Mañana tengo examen y necesito despertar, bastantes problemas tengo con matemáticas como para tener personas selladas en mi subconsciente -hablo para que las risas paren.
-Lamento informar que estás muerta, así que no es un sueño -habló una chica con pechos modestos con cabello azul vestida con una túnica verde.
-¿Huh? ¿¡QUEEEEEEEEEEEE!? -exclamo con bastante incredulidad- Ok. Sí... Pensándolo bien tiene sentido.
-Te lo has tomado bastante mejor de lo que creía, me sorprendes. Cierto, olvidaba que eras 'la otra mitad'. La parte faltante -volvió a hablar la chica- Satte, satte, satte...
-¡NO IMITES A MELIODAS! EXIJO UNA EXPLICACIÓN. ¿¡A qué te refieres con ésas...!? -no puedo evitar callarme cuando una chica rubia, ojiverde cae al suelo. Estoy incrédula debido a la llegada de la monja, pues la reconozco enseguida: Asia Argento... Un momento... ¡INCLUSO MUERTA SE CAE AL SUELO!
-Ouch!... -la rubia se frotaba el trasero- ¿Huh? ¿Dónde estoy?
-Estás muerta, como yo. -le menciono a la chica que comparte mi color de cabello- Aunque éso no es tan importante. Dudo mucho que ambas estemos aqui precisamente en el mismo instante. Me ahorraré preguntas acerca de los multiversos, o lo que mierda sea ésto. No niego que estoy sorprendida por la situación actual, así que, por favor, desembucha lo que tengas que decir, chica pimiento verde.
-¿¡Chica pimiento verde!? -la chica es que agarrada por las otras dos personas. Ahora que me fijo bien, ésas dos personas son Orihime Inoue y Hinata Hyuga. ¿Qué cojones está pasando? ¿¡Acaso hay universos paralelos donde ellas dos también acabaron hechas fiambre!? Bueno, no, en realidad no son ellas, pero el parecido es asombroso. Tan asombroso como que yo misma lo confundo. ¿O quizás las ganas de ver a mis personajes favoritos? Faltaría Konan, Urahara, Medaka, Anshin'in-san, Pandora de Saint Seiya: The Lost Canvas, Moka Akashiya, Sasha... Ahora que me fijo. ¿Por qué la mayoría de personajes que me gustan son doblados por Nana Mizuki? ¿Y qué hago pensando en éstas cosas estando muerta?
Un carraspeo me trae a la realidad- De acuerdo, todo a su tiempo. Lo primero, soy el todo y el nada, el alfa y el omega. Soy quien creó la vida en la tierra, puedes llamarme como quieras, Dios, Diosa, Kami, Tempo, Spatium...
-Pimiento -la interrumpo con una ceja alzada, lo cual hace que ella se moleste- ¿Qué? Dijiste que te llamara como quiera. Aunque sea creyente y crea en tí no quiere decir que me caigas bien, así que, hasta que no te ganes mi respeto no te cambiaré el nombre.
-No puedo refutar nada ante éso -admite molesta- Ya sabía que no sería fácil, siendo tú la 'otra mitad'. Je, la parte segura, vacilona, orgullosa y pervertida de closet.
-¡Oye! ¡No soy pervertida! -grito indignada, tengo miedo de que mis secretos sean descubiertos.
-Díselo a todos los mangas de adultos que tienes, los animes, los juegos... -me dice con una sonrisa amable, pero al mismo tiempo, con cierto grado de superioridad.
-Touché, estamos a mano -admito resignada- ¿Y bien? Termina conmigo y haz lo que sea que tengas que hacer con ella -señalo a Asia, la cual estaba al margen, aunque hecha piedra al estar frente a Dios.
-De acuerdo, no te impacientes, tenemos todo el tiempo del mundo, aquí todo pasa más lento que en la realidad. Bien, lo diré claro. Hace 15 años nació una niña en Italia, fue bendecida con un Sacred Gear, el Twilight Healing, pero pasó algo extraño. De alguna forma, el alma de la niña se dividió en dos, y una de las partes cruzó la brecha dimensional antes de que el Rojo se percatara de ése hecho. Las realidades son diferentes al igual que el tiempo, la mitad del alma de ésa niña se unió con un feto que estaba muerto, y le dio vida. Un milagro en toda regla. Ésa mitad nació un año y medio después, en una realidad diferente, pero al igual que pasó con su otra mitad, ella también fue abandonada en una iglesia. Una creció en un mundo de fantasía y la otra en un mundo donde la fantasía es sólo un sueño imposible de alcanzar.
-Ok. Ok. Te creo... -digo acordándome a ella y dándole una patada en el rostro- ¿¡Cómo quieres que te crea!?
-E-Esto... L-La violencia n-no lleva a nada -comenta la italiana nerviosa.
Me acerco a la rubia y me coloco frente a ella.
-No niego que se me haces tierna y eres mi favorita, pero creo que eres un poco tonta, algo más que en el canon. ¿Tú la crees?
-Típico de la 'otra mitad'. Una tierna e incapaz de dañar a una mosca, y la otra que es incapaz de dañar a nadie, pero con los pantalones puestos para actuar seriamente y golpear sin dudar si la situación lo requiere -dice la de vestido verde con un pañuelo cortándose la hemorragia- Si quieres te lo muestro, puedo llamar al Rojo para que lo confirme o lo desmienta...
Con un suspiro decido rendirme. Ésto es una locura, pero algo me dice que es cierto aunque no lo quiera creer.
-De acuerdo, te creo. ¿Qué es lo que quieres? ¿Y qué función tengo yo? -algo me dice que ésto lo voy a disfrutar.
-Simplemente volver colocar el orden natural de las cosas -responde con una sonrisa algo misteriosa que no me gusta ni un pelo, Asia me toma del uniforme algo asustada.
-Habla, se que hay algo más que no quieres decirnos. Dudo mucho que ésto suceda realmente. ¿Acaso quieres usarnos como diversión y entretenimiento? -le pregunto frunciendo el ceño.
Con un suspiro, muestra diferentes pantallas, todas referentes al mundo de High School DxD, con diferentes sucesos. En algunos, Issei es traicionado por las chicas que ama y se vuelve malo destruyendo todo, en otros Issei les perdona porque fueron manipuladas, en otros la traición es grupal, en otro es el canon tal cual, y en otro es el canon pero Trihexa gana la guerra.
-Fiuuuu, joputa... ¡Qué cosa más fea! -exclamo sorprendida, aunque sigo sin entender algo. Si en uno de los mundos todo está bien. ¿Qué es lo que quiere ésta diosa de pacotilla?- Ok. Pero sigo sin saber lo que sucede, en uno de los mundos todo va cómo debe ser.
-Cierto, y éso es lo que sucede. La línea que une ése mundo que has visto, tiene un problema. Asia morirá, lo que hará que el curso natural de la historia se verá alterado, todo porque no estás tú, ella no está completa sin tí. Ella es tímida e insegura, tú eres lo contrario, aunque no tengas amigos eres extrovertida y segura de tí misma, al punto de dar tu vida por un niño al que los disparos ni le rozarían -responde mirando a ambas con una sonrisa.
Ok. He desperdiciado mi vida cuando tengo muchos animes para ver, o tenía en éste caso. Empiezo a barajar opciones en mi cabeza y sonrío.
-De acuerdo, acepto, pero creo que ella no se ha enterado de la misa, la mitad -señalo a la monja que está perdida en la situación- Y creo que la hemos matado, pero espero que ésto no sea como los típicos fanfic de reencarnación que he leído.
La chica sonríe ante mi comentario y niega con la cabeza antes de golpear a Asia en la testa para despertarla y comenzar a explicarle la situación. Mi mirada se cruza con la chica pelinaranja, ojos grandes y azul oscuro, buen cuerpo y pechos enormes, lo que hizo mirar los míos. Bien, me siento plana al lado de ella, yo que creía tener ubres pero ésta me gana por goleada. Debo admitir que me siento un poco celosa, por lo que inflo las mejillas. La chica pelinaranja viste un uniforme escolar de color rojo, con una boina del mismo color, o éso creo, que parece un uniforme escolar, la boina no pega ni con cola.
La otra chica, de ojos azules tan oscuros como los de la pelinaranja, al igual que su cabello azul y largo. También tiene buen cuerpo y pechos tan grandes como la anterior chica. En serio ¡Qué narices comen para tener ésos pechos! Me siento como si fuera Sakura Haruno en éstos momentos. ¡Tienen pechos de chicas de eroges y de animes hentai!
-Oye, oye ¿Estás bien? Te has quedado como piedra -me dice la pelinaranja inocentemente.
-Déjala, Kaoru, seguramente tiene envidia de que tengamos éstos melones -dice la peliazul con una sonrisa maliciosa- Al fin y al cabo, las tablas solo sirven para surfear
Ok. Éso ha supuesto un golpe en mi orgullo como la chica con los pechos más grandes del instituto y tal vez del barrio. Nadie me igualaba. Lo único que puedo hacer es chasquear la lengua. ¡Encima me llamó tabla de surf! La mato.
-No le hagas caso, Shinobu vive amargada. Cuando no tiene nada que hacer y está aburrida lo único que hace es comparar pechos y si ve que gana sólo hace burlarse de las demás, el 90% de las veces -me confiesa Kaoru.
Perfecto, una chica con complejo de inferioridad que lo oculta con una máscara de superioridad. Espera un momento... ¿¡Vive!? Se supone que están muertas. No entiendo una mierda. Además, se supone que es una reunión entre Dios, Asia y yo. ¿¡Qué están haciendo aquí!?
-Calma, todo a su tiempo -me dice la pelinaranja con una sonrisa tierna, como adivinando mis pensamientos.
-Ok. Aunque no me gusta ni un pelo, tú me caes bien, pero la amargada no, y no confío en ella -admito seriamente mirando a la peliazul de reojo, la cuál da una sonrisa de superioridad, la cual me molesta y mucho. Me recuerda a cierto emo vengador antes de que recapacitara
-Pues en algo te equivocas, yo soy confiable, pero Shinobu lo es más. Te confesaré algo -ella acerca sus labios a mi oreja y susurra- Ella murió protegiendo algo de valor, prefirió morir antes que hablar. Fue quemada por cigarrillos y mecheros, la torturaron de las peores formas posibles y aún así no dijo ni una palabra, no se quejó, no echó ni una sola lágrima. Le arrancaron las uñas lentamente, le cortaron los dedos hueso por hueso y jamás suplicó por su vida. Se cansaron de ella y le prendieron fuego al almacén donde la tenían atada en una silla
Vaya, la chica sufrió lo suyo, pero no explica su carácter. ¿Y por qué mierda me mira como si viera una presa? Le devuelvo la mirada y aquello parece un campo de batalla con rayos saliendo de los ojos de ambas. Finalmente, desvío la mirada y me centro en el entorno, por lo que veo, Asia ha vuelto a hacerse una estatua de piedra mientras que la de vestido verde la mira con una gotita anime cómica. Ésto va a tardar lo suyo, sin más que hacer me siento en el suelo esperando lo que sea que vaya a pasar, dirijo mi mirada hacia la peliazul.
-Oye, no sé que te pasa conmigo, pero creo que es malo tener ésa actitud con alguien a quien nunca has conocido. Antes de hacer un veredicto debes conocer a la persona, o éso creo, admito que te he juzgado mal y me irritan las personas con la actitud que has mostrado, pero al menos, antes de juzgarme deberías conocerme. ¿Qué dices? ¿Amigas?
-Hmmp, no es que necesite amigas, pero ya que me lo has pedido, supongo que aceptaré, pero éso no significa que vayamos a serlo -dice la chica volviéndose de espalda, sacando una gota a Kaoru.
Genial, una tsundere, admito que ya me cae bien. No sé por qué pero también me gustan los tsunderes. Lentamente, la peliazul se coloca a mi lado.
-Tal vez ya sepas mi nombre, pero de todas formas me presentaré. Soy María, futuramente Asia Argento, tengo 13 años, probablemente luego tenga 15. Me gusta el anime, los videojuegos, la comida basura, los mangas, leer, rezar y proteger a los que no pueden defenderse. Odio el pimiento, las cebollas, los tomates, los calabacines, los violadores, pederastas y asesinos. Tengo miedo de las arañas y de las serpientes. Tengo muchos mangas favoritos, al igual que videojuegos, deseo hacer amigos aunque tampoco es que me importe estar sola, pero todos necesitamos un apoyo de vez en cuando.
-Hmmp. Shinobu, 17 años, odio muchas cosas y no tengo gustos en particular -responde de forma estoica. ¡La mato! Aunque una risa acaba de eliminar mis pensamientos homicidas- Era broma. Era broma, me gusta hacer bromas, presumir de mis pechos, la comida basura también. Hmmm... ¿Qué más? ¡Ah sí! También me gusta mucho proteger a los que quiero, aún si éso supone perder mi vida. Odio las personas que no aceptan un 'No' por respuesta, a los pesados y a los asesinos, pero aunque te haya dicho ésto no quiere decir que ya seamos amigas, baka
Volvió su vena tsundere, yo sólo le sonrío, puesto que ambas tenemos bastantes parecidos. Lástima que yo vuelva a renacer y ella no, pero aprovecharé el momento.
-Shinobu... ¿Cómo es que tienes esos melones? -ella da una sonrisa maliciosa, mucho me temo que he despertado a la bestia.
-Una palabra: Ge-né-ti-ca -con éso me hunde un poco, ya que dudo llegar a ése nivel, y más si me fusiono con Asia, que pasaría de tener el nivel de Rías, a tener pechos modestos. Adivinando mis pensamientos ella sólo ríe. Vuelvo a admitir que me equivoqué al juzgarla. Kaoru se acerca a nosotras.
-Yo soy Kaoru, tengo 17 años, me gusta tomar el té, la brisa marina, no tengo gustos de comida, me como hasta las mesas si hace falta. Odio cuando Shinobu se comporta de forma arrogante, al punto de que muchas veces me dan ganas de golpearla, pero me encanta cuando no tiene su lado amargado -la peliazul le da una mirada de muerte- Pero éso es lo que la hace especial, es como si fuera una hermana para mí.
-BaKaoru -infla las mejillas y desvía la mirada avergonzada completamente.
Yo sólo río ante la escena entre ambas, pero a éso se me viene algo a la cabeza. ¿Acaso Shinobu murió protegiendo a Kaoru o algo que ella tuviera? No me ha dado tiempo a formular la pregunta, porque escucho mi llamado, por lo que me levanto y avanzo hacia Asia y la Diosa.
-¿Qué sucede? ¿Ya está todo listo? -pregunto con algo de aburrimiento, a lo que la diosa asiente- Ok. ¿Qué hay que hacer?
-Debéis colocar vuestra mano izquierda en el pecho de la contraria, una vez hecho éso no os asustéis puesto que ambas brillaréis en color verde. Una vez hecho ésto, la consciencia débil se fusionará con la fuerte, creando una nueva. Espero que el resultado sea satisfactorio para ambas, y sí, sea la consciencia que gane, la nueva Asia contará con el cuerpazo de María. Nadie podra decir nada, puede ser efecto de las Evil Piece -dice la de vestido verde con una sonrisa leve.- Pero éso no es todo. Shinobu, Kaoru. ¡Tráiganlos!
Las chicas asintieron y tras un tiempo ambas llegan, cada una portando una pequeña caja. Shinobu se acerca a mí y me lo entrega.
-Ésto es un obsequio de parte mía, abre la caja y acepta lo que hay dentro. Es algo muy preciado para mí. -asiento y abro la caja, dentro hay un pequeño colgante, el cual entra dentro de mí, causandome un dolor infernal, aún así, mantengo la compostura. Una vez que el dolor pasó, veo que la peliazul me esta sonriendo- Te lo confío... Por proteger éste objeto fui torturada y asesinada. Seguramente se convierta en un Sacred Gear, y sé que te gustará su funcionamiento. Es muy especial, ya verás. ¡Guardalo como un tesoro! Y lo repito, confío en tí.
En éso, la pelinaranja se acerca y me mira seriamente.
-Seré sincera, no confío en tí -éso me causa impacto, es decir, lo esperaba de parte de Shinobu, no de ella- No me malentiendas, no sé qué ha visto Kami en tí como para obsequiarte el mayor tesoro de Shinobu, por éso no confío en tí. Ella se mató protegiéndolo y ahora... Ahora...
-No lo perderé, no sé exactamente lo que sucede, el por qué de tu desconfianza, pero te puedo asegurar que no lo perderé. Confía en mí. -le digo con una sonrisa- Al fin y al cabo, son regalos de mis primeras amigas, o éso creo, porque lo somos ¿No?
Kaoru frunce el ceño pero asiente, mientras que Shinobu le pone las manos en sus hombros, y me entrega la caja, la cual contiene un anillo, y sucede lo mismo, el objeto entra en mí.
-Éste anillo te traerá de vuelta aquí cada vez que quieras, bien para entrenar o para pedirle consejos a Shinobu o a mí misma acerca del obsequio de ella. Sé bien que no es agradable venir al limbo dimensional puesto que es la muerte, pero ésto es un permiso especial concedido por la Diosa, entrar viva a la muerte no es una tontería. Para ello, sólo has de pensar en cualquiera de las tres, y llegarás
-Lo puedo usar también para visitaros, no siempre voy a molestaros para entrenar o para consejos -hablo con una sonrisa, devuelta por ambas- Prometo que los cuidaré con mi vida. Muchas gracias a ambas.
-Bueno, pues con éso hecho, hora del ritual -se acerca la Diosa, Asia con nerviosismo y yo con incertidumbre nos colocamos como dijo anteriormente. Una luz verde nos rodea, poco a poco empiezo a sentirme extraña. Desaparezco, aparezco, desaparezco, vuelvo a aparecer, siento que algo en mí muere y algo nace. Veo toda la vida de Asia y observo que ella está teniendo el mismo efecto, puesto que llora, tal vez esté en la saga de Kokabiel o quizás en el Volumen 11 de la novela ligera. El brillo se acentúa y desaparece, Asia no está y siento algo húmedo bajando por mis mejillas. Lágrimas. ¿Acaso son las de Asia? Sí, me siento diferente. Soy yo pero no lo soy, no tengo tanta autoconfianza, pero tampoco carezco de ella, me siento equilibrada, sin exceso de algo, ni tampoco falta de ello.
Examino mi cuerpo, lo conservo todo, pero ahora tengo los anillos del Twilight Healing en mis dedos. Tengo el traje de monja sobre mi uniforme. Con un suspiro miro hacia el resto.
-¿Cómo te sientes? ¿Asia? ¿María? ¿Quien eres? -pregunta Kaoru con incertidumbre.
-Soy María, y Asia también -menciono con tono seguro, no tengo dudas de que ésto será divertido, sobretodo porque la voz de Asia se escucha segura y calmada, no hay dudas- Ésta Asia será mejor que la del canon, y me aseguraré de ello. No seré la dama en apuros y cuando vea a Diodora, lo mataré.
-No tengo dudas -dice la Diosa con una sonrisa enigmática- Ahora debes despertar. Te he hecho un regalo, espero que te guste, Asia-chan
-Muchas gracias por todo, a todas -con una sonrisa me despido pero antes de irme me giro y digo- Te ganaste mi respeto, Pimiento. Ya nos veremos, Tempus, Shinobu, Kaoru. ¡Hasta la vista!
Con éso, salto hacia la luz directa a la aventura.
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Como veis, aquí traigo un nuevo fic de High School DxD. Aviso de que no estaré muy centrado en éste, ya que Génesis (Y su spin-off) son mis prioridades ahora mismo.
Lo tenía escrito desde principios del año pasado y dije: ¿Por qué no subirlo? Por éso aquí lo tenéis, podéis leer mientras acabo el capítulo de Génesis.
La portada del fic la veo demasiado vacía, y no me termina de convencer del todo.
¡Nos vemos!
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