Dormir
Dicen que los chismes corren más rápido que la pólvora y lastimosamente eso era cierto.
No paso ni una semana cuando todo el colegio se enteró del embarazo de Fushiguro.
Todos hacían sus teorías sobre quién podría ser el padre, pero nadie se acercaba a la verdad.
Las tardes en el patio de la escuela se podía ver a Itadori con Fushiguro.
La mayoría creía que Yuji era el padre del bebé, pero se les pasaba cuando se enteraban que era beta.
Bueno, todas las tardes en el patio de la escuela se podía ver el cuerpo de Itadori que poseía Sukuna con Fushiguro.
Esa era la realidad.
Al inicio el Omega era muy desconfiado, no sabía lo que tramaba aquella maldición, pero al pasar del tiempo se volvió cómoda la compañía de Sukuna, casi necesitada.
Sukuna siempre intentaba hacer reír a Megumi, era algo que él sabía que era una de las mejores formas de conquistar al azabache, con solo una risa sabía que Fushiguro confiaba en él.
Pero siempre fallaba.
Pero algo realmente único paso esa tarde.
Sukuna estaba sacando varios suprementos de la canasta, los antojos de Megumi cada vez eran más interesantes.
El Omega comía todo lo que tuvieran fresas, esa era la clave.
Lo más raro o tóxico que a comido Megumi fue fresas con mayonesa, aún recuerda Sukuna como se le revolvio el estómago a ver eso.
Pero el pelirosa al notar que había olvidado algo, soltó una maldición.
Comenzó a escuchar una suave risa, como una caricia a su condenada alma, cuando voltio su rostro se encontró a Fushiguro riendo.
No sabía que era lo gracioso hasta que el Omega dijo.
— Una maldición maldiciendo.
Al entender lo que se refería Fushiguro también río.
Solo se quedaban comiendo o contaban anécdotas de su pasado.
Sukuna se enteró que Gojo, el gran hechicero Gojo, se había vestido de una caja de regalo por el cumpleaños número 10 de Megumi.
Según el azabache nada bueno encontró dentro de esa caja.
Y Megumi se enteraban de varias cosas interesantes que el pelirosa le contaba.
Como cuando conoció a grandes hechiceros o cuántas veces a viajado por el mundo.
Cuando eres una maldición muy famosa tienes ciertos privilegios.
Pero algo cambio un día.
Ya el azabache tenía 4 meses de embarazo cuando desapareció.
Todos estaban preocupados cuando Megumi no aparecía, lo buscaron todo el día.
Pero se calmaron cuando lo encontraron en su habitación durmiendo.
Tal vez solo era cosa del embarazo pensaron la mayoría, pero algo estaba mal.
Todos los días dormía Fushiguro y de noche se levantaba como si de mañana de tratara.
Había tenido un cambio drástico de horario.
Pero lo que alarmaba a la mayoría, era que de día había una fuerza que atraía la energía maldita de los hechiceros cuando pasaban cerca de la habitación.
Todos los hechiceros que pasaban se sentían débiles pero cuando se alejan a una distancia prudente volvían a su estado normal.
Eso le daba a Sukuna una mala vibra.
Una noche, le pidió ayuda a Itadori, que solo le prestará su cuerpo por un momento, ya que quería averiguar y comprobar que su teoría era correcta.
Yuji al estar igual que preocupado que Sukuna le dio su permiso para utilizar su cuerpo, pero teniendo las mismas condiciones que antes.
Ryomen comenzó a encaminarse hasta el cuarto de Megumi, aunque de suerte le quedaba cerca, exactamente quedaba del lado derecho del cuarto de Itadori.
Cuando estaba parado enfrente de la puerta de Fushiguro, puedo sentir como algo adentro del cuarto, comenzó a absorber su energía maldita.
No tuvo que tocar la puerta, ya que Megumi la había abierto.
El joven hechicero está usando una pijama azul marino igual que sus ojos, su cabello está desordenado, se notaba que no estaba cansado y su vientre de cuatro meses y medio se hacía de notar, aunque no era demasiado grande, para ser sincero si no fuera que antes del embarazo había visto a Fushiguro, diría que solo estaba pasado de peso.
— Que haces, Sukuna — Pregunto el Omega, mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
— Tú que haces Gumi — Contraatacó.
Su energía maldita seguía siendo absorbida, entonces fijo su mirada al vientre del azabache, sabía que luego se iba a arrepentir de lo iba hacer pero tenía que ver si era correcta su teoría.
Colocó su oreja en el estomago de Megumi, sentía como el azabache se quedaba paralizado.
Sukuna solo se estaba concentrando, su teoría era correcta.
Cuando volvió a ver fijamente a Fushiguro después alejarse un poco, noto que el menor subía de tonalidad de rojo cada vez más fuerte haciéndole competencia a sus ojos escarlata.
— Te ves lindo sonrojado, Gumi — Dijo descaradamente Sukuna.
— Desvergonzado — Fue lo único que dijo Fushiguro mientras se cubría el rostro.
— Solo contigo, cariño — Dijo el alfa mientras guiñaba el ojo derecho.
Megumi solo movió su cabeza para ver fijamente a Sukuna, aún muy sonrojado pregunto.
— Entonces qué haces aquí — Dijo.
— Solo estoy comprobando una teoría.
El Omega solo levantó una ceja.
— Verás hace una semana que cambiaste de horario de la noche a la mañana, sin contar que la mayoría de hechiceros sentía que su energía maldita era absorbida a pasar por tú habitación, así que comprobé mi hipótesis y salió correcta
— Entonces que quieres decir — Pregunto curioso Megumi.
— Megumi Fushiguro, te has convertido temporalmente en un objeto maldito .
— Que — Fue todo lo que dijo el Omega.
— Sabes cómo se hace un objeto maldito, cierto — Pregunto Sukuna.
— Se hace con energía maldita muy fuerte, como el caso de uno de tus dedos, tengo razón — Sukuna solo asistió con su cabeza por las palabras del azabache — También absorben energía maldita hasta que ya estén ¿Formados?, entonces cuando eso pase será su hora de nacer.
Ryomen solo aplaudió a Megumi.
— No por nada eres el más inteligente de tu grupo, Meg.
— Pero como me convertí en un objeto maldito — Pensaba Fushiguro.
Sukuna soltó una sonora carcajada.
— No me digas que te tengo que explicar cómo se hacen los bebés, Fushiguro.
El fuerte sonrojo del Omega se hizo presente en su rostro nuevamente.
— Es por eso, cierto — Afirmo Megumi.
El pelirosa solo asistió con la cabeza con una gran sonrisa.
— Tienes una gran parte de mi, dentro de ti, podría decir que es más potente que un de mis dedos — Dijo mientras señalaba el vientre de Fushiguro.
— Algo más o te cierro la puerta en la cara por desvergonzado — Dijo el joven hechicero haciéndole competencia a los tomates.
— Si, solo te iba a preguntar si quieres algo de comer — Los ojos del azabache brillaron como estrellas, Sukuna sabía dónde atacar.
— Fresas — Sukuna solo río, no lo va admitir en voz alta pero le gustaba mucho el lado infantil de Megumi.
Y como todo un buen alfa, fue a buscar los antojos de su Omega.
...
En otra parte se podía escuchar al profesor albino favorito de todos hablando muy seriamente con la cabeza de la familia Zenin.
— El cachorro me pertenece por derecho — Reclamaba el anciano.
— Le pertenece a Megumi, él es el Omega que lo está engendrando.
— Gojo sabes muy bien que Fushiguro es menor de edad, así que el cachorro le pertenecería al encargado del omega y por ser familia de sangre me pertenece.
— Sabes que el trato con Toji, se rompió hace tiempo.
— Pero tomaría vigencia si cometieras un error y los has cometido Gojo, un adolescente no puede ser de madre y lo sabes bien.
— Pero eso no te da derecho de arrebatarle el cachorro, además Megumi está a sólo unos meses de cumplir 18, entonces no sería menor, pero también te olvidas del alfa de Fushiguro.
El anciano solo apretaba los puños.
Se había olvidado del alfa de Fushiguro, tiene que ser alguien de gran poder y influencias para poder haber conquistado al azabache.
— Eso lo vamos a ver Gojo.
En realidad no le importaba quien fuera el padre del cachorro pero si el bebé poseía una técnica de la familia Zenin haria lo que sea para arrebatarselo a Fushiguro.
Espero que les haya gustado.
Imagen de referencia
No lo voy a negar, me reí un poco
Sin más
Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora
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