16- AÑO 1789: Con la muerte detrás del carruaje.
ᅳ¡Apuraos, vienen detrás! ᅳgritó el Conde de Fersen, antes de darle con la fusta al potro y dirigirse hasta la berlina de María Antonieta, que se alejaba en la distancia.
Parecía imposible que el carruaje pudiera ir más rápido pero el cochero lo consiguió. El sudor le corría por la frente y el cuerpo mientras lo hacía deslizar, veloz, por encima de las piedras del sendero, desperdigándolas para todos lados.
Natalie, la dama de la reina, estaba muy nerviosa desde que salieron de París en dirección a Varennes. A pesar de que la salida se postergó por tres horas debido a distintas circunstancias, no tuvo oportunidad de informarle del viaje a su prometido, Lord Niall Howard. Más que viaje era una fuga en toda regla.
ᅳTranquilizaos, Natalie ᅳle pidió la Condesa de Alban, a su lado, más para ella misma que para la chicaᅳ. Esos sans-culottes no conseguirán atraparnos. Además, no creo que debamos preocuparnos, no se atreverían a ponernos un dedo encima y menos a la reina y al rey.
Natalie estaba en total desacuerdo con ella. Durante la matanza de septiembre asesinaron a la Princesa de Lamballe. Luego, pasearon la cabeza de la desdichada en una pica, para que María Antonieta pudiera verla y que supiera que ese era el destino que le aguardaba.
Niall, después de los acontecimientos, le había rogado encarecidamente que se fuera a Londres con él. Temía seguir en Francia en esas condiciones. La chica se había negado y por ese motivo él se había quedado. Por fidelidad a la reina, siempre había sido atenta con ella. ¿Dónde se encontraría su prometido ahora? Preocupado, seguro, al no saber nada de su novia.
ᅳ¡Agachaos debajo del asiento! ᅳgritó el cochero, desesperadoᅳ. ¡Esos forajidos nos están disparando!
No bien expresó esas palabras, un perdigón le dio en el pecho. La sangre saltó para todos lados. Las mujeres, horrorizadas, lo vieron caer en el camino. Aún quedaba el segundo cochero: el carruaje ya no corría, volaba. Al pensar en eso se escuchó el grito del otro hombre. Su cuerpo rebotó del lado derecho, cerca de la ventanilla, al caer. Los caballos corrían desbocados.
ᅳ¡Tengo que ir al pescante o nos estrellaremos! ᅳexclamó, resuelta.
ᅳ¡Por Dios Todopoderoso, no podéis treparos allí, os mataréis! ᅳse aterrorizó la condesaᅳ. ¡U os matarán esos desalmados!
ᅳMoriremos de cualquier manera ᅳdijo, empezando a desabrocharse el vestido.
No podía encaramarse vestida de esa forma, así que se quedó en ropa interior. Además, con suerte dejarían de disparar ante la perspectiva de violarla. Abrió la puerta mientras la condesa de Alban chillaba por su osadía. Se colgó del techo, con las dos manos. Levantó la pierna derecha y se impulsó hacia adelante, haciendo fuerza con los brazos.
Tal como había calculado, los sans-culottes dejaron de disparar pero aumentaron la velocidad. La chica era una pieza muy interesante para capturar. Mientras, Natalie cogió las riendas e hizo que los caballos fueran más rápido. De poco servía porque los hombres que las perseguían montaban corceles y se les iban acercando.
De la senda que se abría a la izquierda, observó un potro negro que se aproximaba a toda carrera.
ᅳ¡Que Dios nos ampare! ᅳexclamó, santiguándose, el fin estaba más cerca: pronto las atraparían y serían violadas sin piedad.
Pero a medida que se arrimaba contempló, pasmada, que Niall iba montado sobre él.
ᅳ¡Saltad, mi amor! ᅳle gritó, poniéndose a la par del carruaje.
ᅳImposible, cariño, no puedo dejar a la condesa a su suerte.
ᅳ¡Saltad ya mismo, Natalie! ᅳexclamó ella, desde el interior del vehículoᅳ. Ya he vivido lo suficiente, soy mayor, vos recién comenzáis. ¿Para qué permitir que nos cojan a las dos? Puesto que nos atraparán, seguro. Saltad y llevad las noticias al embajador de Gran Bretaña, quizá pueda ayudar a los reyes.
ᅳEntonces hago que paren los caballos ᅳdijo la chica, molesta por tener que tomar esa decisión que, aunque la más lógica, no dejaba de incomodarle.
ᅳ¡Hacedlo, criatura, e iros ya mismo! ᅳgritó la condesa, resignadaᅳ. ¡Iros con Dios!
Natalie frenó el carruaje. Enseguida saltó arriba del potro, detrás de su prometido. Lo sujetó por la cintura, con los dos brazos.
ᅳNos vamos a Londres sin discusión ᅳle comunicó él, sin que la muchacha opusiera resistenciaᅳ. Y lo primero que haremos al llegar es conseguir un cura y casarnos. Hoy estuve a punto de perderos, amor mío.
ᅳ¡Claro que sí, corazón! ᅳexpresó Natalie, recostando la cabeza sobre la espalda de Niall y cerrando los ojos.
En el carruaje, cuando todo le parecía a Natalie sencillo.
Y disfrutaba de su amor con Niall: cuando se besaban veían fuegos artificales.
Cuando disfrutaba de los trayectos en carruaje sin saber lo que la esperaba.
Sin embargo, las despedidas y los momentos difíciles estaban a la vuelta de la esquina.
Y una canción de One Direction en vivo: Night changes.
https://youtu.be/TtdyYfT2Z3M
NOTA.
Sólo queda un capítulo para el desenlace. ¿Con quién se quedará Naty?
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