Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02: Aclaraciones

Atsuko Kagari Pov

«¿Qué se supone que deba hacer con esto?». Examiné el objeto en mi mano, cargando a la vez en mi antebrazo una canasta de cosas escogidas en la tienda.

—¿Akko? —llamó alguien a mi costado.

Extrañada la miré de reojo. «¿Quién es esta?», me pregunté. «Bueno, no es sorpresa de que me reconozcan ciertas personas, ya que sigo siendo conocida por haber liberado la magia en todo el mundo», me recordé al no identificar a la persona que me había llamado.

Esa historia acerca de la liberación de la magia continuaba contándose a las nuevas estudiantes de diferentes academias. Y esa última información la conocía gracias a la profesora Ursula.

Ahora que me recordaba, no la había comunicado luego de aproximadamente dos semanas. Ella había mencionado algo acerca de abandonar el trabajo de profesora y dedicar su tiempo a otra cosa más importante; eso no quería decir que enseñar magia no era relevante, sin embargo cada persona en algún punto de la vida llega a desear un cambio de aires.

—Cuanto tiempo. ¿Cómo te ha ido? —dijo con una sonrisa contemplándome de arriba a abajo—. Has cambiado un poco, que sorpresa, pareces toda una mujer.

—¿Gracias? —respondí desconcertada.

Tenía veintiocho años, obviamente no perduraría en mi juventud.

—¿Cuántos años tienes? —consultó extrañada sin quitar su mirada de mi cuerpo.

«¿Disculpa?»

—¿Por qué la pregunta? —pregunté ligeramente sobresaltada y arqueé confundida una ceja.

«Creo que me siento un poco ofendida», me dije no muy segura de la emoción provocada.

—¿Veinticuatro? —soltó insegura con intenciones de adivinar.

—Veintiocho —contesté sintiéndome ahora un poco halagada.

«Eso me ha gustado».

—¿Enserio? —dijo sorprendida—. Soy mayor por un año, no puedo creerlo. —Rio divertida—. Me está cayendo la vejez.

Honestamente aparentaba ante mis ojos unos treinta años, pero seguía siendo atractiva; bastante atractiva.

—¿Y en qué estás...?

—Disculpa —le interrumpí—. ¿Quién eres?

—Oh, cierto. Mi nombre es Bambi, pero puedes decirme Vi.

«¿Bambi...? No te rías, no te rías, no te rías». Estaba conteniendo la sonrisa de mi rostro.

—Haremos una fiesta en casa de un amigo. —Me extendió una hoja con la dirección escrita—. Sería un honor que asistieras. Sigues siendo la bruja que salvó al mundo y liberó la magia después de varios años.

Sonreí amigablemente.

—Lo siento —negué con un gesto apenado—. No puedo comprometerme. Estoy ocupada con algunas cosas personales, pero gracias por la invitación.

—Está bien, ha sido un placer verte otra vez. —Levantó sus hombros—. Ya sabes, ha pasado nueve años.

«Nueve años...»

—Claro... —susurré y fingí una sonrisa.

—Ten un buen día.

Imité su acción de despedida levantando mi mano derecha. Al perderla de vista exhalé aliviada y volví a mirar el objeto en mi mano, para luego descubrir algo escrito en mi... ¿Antebrazo?

—¿Qué es esto...? —murmuré para mí misma.

«¿Un número telefónico?» Los dígitos parecían anotados con marcador, pero en ningún momento había entendido el brazo para... «Oh, cierto». Era una bruja. «Que astuta».

—¿Qué es eso? —me preguntó una curiosa voz mis espaldas.

La volteé a ver totalmente sorprendida de su repentina aparición. Su presencia había causado que me sobresaltara un poco y un grito pequeño se escapó de mis labios, pero unas manos ajenas taparon mi boca impidiendo que se escuchara.

«¡¿Qué hace aquí?! ¡¿No debería estar en clases?!», me pregunté.

—Lo siento. —Sonrió con arrepentimiento.

—¿Qu-qué estás haciendo aquí?

—Excursión. La profesora vino a darnos un recorrido por el nuevo museo en exhibición. Es una recompensa por nuestro trabajo.

«¿Esto acaso es una coincidencia del destino? Espera, eso no tiene sentido».

—¿No deberías estar con el grupo? —dije un poco disgustada por el susto que me causó previamente.

Volví a colocar el objeto en su lugar y me dediqué a contemplar las otras tazas que se encontraban a un lado.

«¿Por qué todas estas tienen formas extrañas?», pensé frunciendo ligeramente el ceño. «¿Quién tomaría un café en una taza con forma de inodoro?»

—¿Qué buscas?

—Uno de los trabajadores está de cumpleaños y estoy aprovechando que ando de compras para llevarle algo.

—Oh... ¿Enserio? —pregunto en un tono molesto que ignoré enseguida.

—¿Qué me recomiendas? —le consulté volteando a verla.

—Tal vez esa taza de inodoro le sienta bien.

—No le regalaré eso —le aseguré con leve molestia.

—¿Tienes otras opciones?

—Sí. Estoy en un almacén donde hay muchas cosas.

—Ya veo... —dijo, ¿Desinteresada?

«¿Qué le ocurre?». Exhalé suavemente no dándole otra vez importancia.

—Seguiré buscando por mi cuenta. Vuelve con tu grupo —le recomendé y volví a posar mis ojos la estantería frente a mí.

—Akko —llamó

—¿Qué suce- ¡Hm!

«¡¿O-otra vez?!» Mis mejillas se ruborizaron intensamente. «¡¿Po-por qué o-otra vez me be-besa?!». Y lo peor era que estábamos en un lugar público.

Sus labios se movieron de manera reclamante: con firmeza y profundidad. Su mano izquierda levantó enseguida mi mentón y la otra sujetó mi cintura. Teniendo aún la canasta cargada en mi antebrazo, la aparté empujándola por sus hombros.

—¡¿Qu-qué estás haciendo?! —le reclamé a la vez que quitaba con mi dedo pulgar la saliva ajena que caía por mi comisura.

—Dijiste que los besos son aceptables —dijo frunciendo el ceño.

—Pe-pero no en público.

«¡¿Qué pueden pensar la gente?!». Había que tener cuidado.

—Akko... —Dio un paso hacia el frente.

—Diana... —murmuré entre dientes poniendo mi mano en su pecho para detenerla.

—¡Katerine! —gritó una voz masculina en el pasillo de al lado.

«Que suerte...»

—¿Puedo ir a tu casa mañana?

—No, estaré en casa de Lotte. Me ayudará a buscar un patente. Necesito que alguien cuide de mis ideas mientras empiezo la construcción de mi nuevo negocio.

—Puedo ayudarte también.

Levanté una ceja no tomándola en serio.

—Encárgate de tus tareas, Diana. Puedo hacer mis propias responsabilidades. Tengo veintiocho años, ¿recuerdas?

Diana arrugó con disgusto el entrecejo por mi respuesta.

—Lo sé, pero un poco de...

—¡Katerine! ¡¿Dónde carajo estas?!

—Maldición... —murmuró molesta—. Te llamaré —dijo dándose la vuelta.

—¡No lo hagas en la tarde, estaré ocupada! —Levanté un poco el tono.

—¡Está bien! —exclamó girando hacia el lado derecho.

«Que alivio...» Esperaba que nadie nos hubiera visto. No quería imaginar cual sería el pensamiento de las personas; me incomoda y me hace tener varias inseguridades. Diana era una persona joven, apenas comenzando una vida. Aun no entendía por qué decidió estar conmigo; quitando el hecho de que estaba enamorada de mi persona tiempo pasado. Ella tenía una oportunidad de buscar a alguien más bonita y de su edad.

«Rayos...» Debía dejar de pensar en esas cosas. Me hacían sentir una sensación degradable. «Me enfocaré en terminar la expansión de mi hogar y empezaré esa construcción cuando tenga el patente». Y necesitaba un poco de ayuda de Lotte.

Tenía primero que realizar varias ventas de un producto que fuera elaborado por mí, cuando acabase la construcción. Lo bueno era que tenía cada paso anotado.

Pensaba pedirle apoyo a Constanze y Amanda para buscar personas dispuestas a cumplir cada una de mis órdenes en el momento todo estuviera terminado. Me serviría también la ayuda de Jasmika y Sucy, pero conociendo a Sucy querrá que pruebe una de sus posiciones antes de ofrecer su ''valioso'' tiempo.

Yo también tenía un montón de cosas que hacer y no andaba cobrando los minutos que me tomaba estar con una de mis amigas, pero bueno, así era ella.

Planeaba hablarles el sábado en esa reunión que tendríamos en el mismo lugar. Esta vez Jasmika y Constanze asistirán.

Apenas era lunes y tenía tiempo suficiente para organizarme. Mañana igualmente trabajaría y luego iría a casa de Lotte, o podría invitarla a la mía para que los trabajadores acabasen más rápido. Como había dicho anteriormente, no me gustaba dejar mi hogar solo con personas desconocidas dentro; era muy desconfiada en ese tipo de cosas.

Terminé mis compras una media hora después y me dirigí a mi hogar conduciendo pacíficamente en las grandes calles llenos... de carros. «¿Por qué hay tantos? No estamos en festividades». Odiaba que se formaran tráfico. A ese paso llegaría tarde, y deseaba mucho acostarme; me dolían los pies.

—Que aburrido —dije agotada apoyando mi cabeza en la ventana.

Al menos los trabajadores no estaban y, cuando vinieran mañana después que tenga mi conversación con Lotte, le entregaría el obsequio al que estaba de cumpleaños el día de hoy; mientras pondría algo de música para no dormirme.

.

.

.

Demoré una hora para volver a mi hogar, abrí la puerta con mi llave y entré dejando las compras en el mueble chico. Seguidamente me senté en el más grande y despojé mis zapatos; solté un suspiro de alivio al tener mis pies fuera. «Estoy cansada...»

—¡Akko! ¡Llegaste!

«¡¿Qué carajos?!» Me sobresalté en mi puesto agarrando fuertemente los brazos del sofá. Miré enseguida a la responsable sorprendiéndome de que estuviera en mi hogar.

—¡¿Diana?! —exclamé asustada y extrañada.

«¡¿Qué está haciendo?!»

—Estaba esperándote —dijo acercándose con un dulce en sus manos.

—¡¿Cómo entraste a mi casa?! —le pregunté aun con los pelos de punta.

—Por la puerta trasera. —La señaló sin girar a verla—. A veces la dejas a abierta. Y estuve de suerte; hoy lo hiciste.

«¿Qué...?». Y yo que no deseaba que me robaran.

Suspiré profundamente con una mano en mi pecho para calmar mi agitado corazón.

—¿Cómo llegaste tan rápido?

—Agarré el tren. —Tomó asiento a mi lado dejando el pastel en la mesa del centro; que estaba rodeada por los sillones y la televisión.

—¿No tenías excursión?

—La profesora lo canceló cuando mi amigo me llamó. Era para avisarme esa noticia, así que pensé: ¿Por qué no verte hoy y llevarte un postre? Ya que mañana estarás ocupada.

—Me hubieras llamado.

—Lo hice, pero no respondías.

«¿Lo hizo? No lo escuché». Mi ceño se frunció ligeramente. «Oh... cierto, tenía la música muy alta para no dormirme en el semáforo rojo y mi celular estaba en mi bolso».

—¿Cómo fue tu día? —preguntó con normalidad abriendo la tapadera del dulce. '

Recosté mi espalda y cabeza en el sofá, y cerré mis ojos tratando de relajarme.

—Lo mismo de siempre —dije un poco más tranquila—. El jefe gritando y regañando a la mitad de su personal por no hacer el trabajo más rápido. —Crucé las piernas—. ¿Y a ti?

—Mis notas siguen igual de altas. Sinceramente, poseo un conocimiento más avanzado en cada materia. Eso es muy bueno en realidad. Puedo adelantar mis trabajos para tener tiempo y, así, poder estar contigo.

«Es cierto...» No lo recordaba. Ella había estudiado medicina en la academia y aunque la diferencia era que la anterior trataba de magia no le afectaba en mucho. E incluyendo que era un cerebrito; era de esperarse resultados excelentes. Honestamente no me sorprendía.

—Estaba pensando... en muchas cosas estos últimos días.

Abrí lentamente uno de mis ojos, observando como pasaba su dedo por el decorado del pastel.

—¿Me dejarías vivir contigo? Pienso el otro año entrar como voluntaria en uno de los hospitales. Estudiaré mientras trabajo. La profesora me ha mencionado algo sobre eso, y parece que está seguro de que suceda por mi excelente progreso.

—¿Y si no es así?

—Entonces, puedo enviar mi Curriculum a otro hospital. Con un año de experiencia tal vez me acepten como enfermera, y luego vaya subiendo los escalones poco a poco hasta llegar al doctorado con ayuda de mis estudios. Tengo muchas opciones.

Necesitaba tener un año de maestría para ser enfermera y tenía dos actualmente, y si sumaba el otro año serían tres. «Puede funcionar».

—Mi madre ha estado un poco enojada —soltó tomándome desprevenida.

«¿Qué?» El cambio de tema había sido repentino.

—¿Por qué?

—Le expliqué de mis planes y dije que viviría con un amigo. —Volteó a verme—. No le dije la verdad porque parece aún tener un recelo contigo o algo parecido. Así que...

—¿Me mantendrás oculta de tu madre? —le pregunté confundida arqueando una ceja.

Ella se sobresaltó sutilmente.

—¿Qu-qué? N-no. Solamente necesito encontrar el momento adecuado para decírselo. —Exhaló fuertemente—. La personalidad de Emily, no es igual que la de Bernadette.

—Eso lo sé —dije un poco molesta.

«Lo que me faltaba, una relación a escondidas».

—¿Por qué te pones así? Tú me empujaste cuando estábamos en el almacén.

«Cierto...» Tampoco había estado actuando adecuadamente, pero... tal vez era el momento para hablar otra vez de ese tema, aunque le molestase.

—Te supero por nueve años, Diana.

—¿Y? No pareces de esa edad.

—Y no significa que por eso duraré con este rostro para siempre. Te lo dije. —Fruncí el ceño y me acomodé correctamente en el sofá para verla—, envejeceré antes.

—¿Y? —reiteró—. Yo te cuidaré. Si hubiera hecho el trato antes, tal vez me llevarías solo cinco años y no estarías pensando en esas cosas —dijo molesta—. La edad es solamente un número entre nosotras, no me importa que seas mayor.

«Estaba... indecisa al comienzo», pensé sintiéndome ahora curiosa.

—Exactamente, ¿Por qué volviste?

Diana frunció sus labios y me miro con sorpresa y tristeza.

—Y-yo...

«Vamos bien... no lo arruines», me animé.

—Quería estar contigo... —susurró haciendo aparecer un rubor en sus mejillas, a la vez giró el rostro y dirigió su mirada ahora a la mesa de al frente—. Recordé cuando te vi llorar por mi muerte; fueron pocos minutos que pude observarte.

«Rayos...» Entonces, ¿Era verdad que cuando falleces podías contemplar a las personas que estaban alrededor? «Que miedo, e interesante, pero eso no viene al tema».

—Aún estás a tiempo de dejarme y empezar una vida totalmente nueva con alguien de tu edad.

—¿Por qué le pones atención a eso? —soltó nuevamente con molestia y bajó la cabeza.

Suspiré y crucé mis brazos.

—Diana, la vida ha cambiado y tienes una oportunidad más, no la desaproveches.

—Entonces...

Diana volvió a recomponer su postura, pero de manera diferente. Una firme y segura. Seguidamente colocó sus manos en las piernas y levantó levemente el mentón. Alcé confundida una ceja.

—Entiendo, Miss Kagari. Lamento haberle causado molestias, pero si todavía consideras estar conmigo sin preocuparte de cosas irrelevantes como la diferencia de edad entre nosotras, estaré complacida de estar a tu lado.

«Esa manera de hablar...» Ella lo estaba haciendo. «Está actuando...» Pero parecía tan real.

—¿Te gustaría que fuera así? —Levantó una ceja—. ¿No, Kagari?

La miré sorprendida con mi boca ligeramente abierta. Una lagrima casi visible resbaló por su mejilla y, rápidamente la quitó con su mano, pero más empezaron a salir descontroladamente. Entré en cuenta de la situación cuando observé su intento de hacerlas detener.

«Oh no...» La había hecho llorar.

—L-lo siento... —dijo con dificultad en tono que empezó a delirar.

—Diana...

—No de-deseaba... —Hizo una pausa y tragó pesadamente—. Las co-cosas... no están saliendo como imaginé.

—Diana —volví a llamar de manera preocupada—. Mírame, por favor.

—N-no. No me qui-quieres.

«Si lo hago, pero... aún es complicado».

—Diana —repetí, acariciando su espalda erguida.

Ella limpió una vez más sus ojos con sus dedos y, al acabar me miró con una expresión triste. Saqué un paño húmedo de mi bolso y lo pasé delicadamente en su rostro. Aun en ese estado... no podía creer lo hermosa que se veía. Ella tenía un parentesco con la antigua Diana muy grande.

«Tengo miedo», reconocí. «Tengo miedo de que todo lo que esté sucediendo sea simplemente un sueño, y que cuando despierte... ella no se encuentre a mi lado». Mordí mi labio inferior conteniendo el nudo en mi garganta. «Tengo miedo de que me rompan el corazón». Aunque sonara egoísta, no deseaba pasar por ello otra vez.

«Necesito...» Necesitaba comprobar algo.

—Shiny Chariot, es la mejor —dije de repente rompiendo el silencio creado, ganándome una expresión de confusión y asombro. Rei sutilmente y acabé de limpiar los rastros de lágrimas de su rostro—. No hables mal de ella, además las dos somos brujas.

Silencio... Nuevamente permanecimos en ese silencio que, para mí, era abrumador. Sin embargo no duró mucho, puesto que, Diana... captó lo que intentaba hacer.

—Soy descendiente de una prestigiosa familia de brujas y magos con una historia que se remonta a los tiempos antiguos. No me compares contigo, que llegaste desde una isla oriental sólo porque te impresionó un espectáculo de magia barato. No hay manera de que podamos llevarnos bien.

La miré sorprendida y exhalé conmovida. Rei nuevamente y me aparté un poco con el paño todavía en mi mano.

—¡Estoy de acuerdo!, ¡Ya verás!, ¡Te superaré! —exclamé divertida mirándola de forma retadora.

Crucé mis brazos y curvé mi sonrisa. Ella suspiró profundamente y me observó de manera superior.

—Deberías estar avergonzada de querer mostrar la magia sólo por diversión.

Fruncí el ceño e hice un chasquido con mi boca.

—¡Te lo probaré! ¡Durante el festival Samhain! ¡Atsuko Kagari será elegida como la bruja iluminada por la luna!

—No puede ser... —dijo molesta y cruzó también sus brazos—. La magia es sagrada, usarla para presumir es una idea muy estúpida y nunca debió haber sido concedida.

—No vine aquí a convertirme en una de esas brujas viejas y mohosas. No son para nada divertidas. ¡Quiero ser una bruja moderna como Shiny Chariot!

—Acabarás en las ruinas si caminas sobre sus pasos. Tus hechizos no salen correctamente y no puedes volar, ¿Qué prosperidad crees que darás si continuas ese camino?

—Mírame... —susurré audiblemente—. Estoy a un paso de abrir mi propio negocio de magia. No vivo con mis padres y no duermo en la calle.

«Esto es tan... tonto, pero divertido». Ella... lo recordaba. Mi corazón latía cálidamente contra mi pecho. Diana mordió su labio inferior conteniendo una sonrisa.

—Veo que lo recuerdas —dije complacida, aguantando nuevamente el nudo que se había formado en mi garganta.

—¿Cómo olvidarlo?

—¿Te sientes mejor?

—S-sí... Mucho mejor, gracias. Aunque no me gusta discutir.

—Entonces... ¿Lo pensarás?

—¿Es enserio? —Frunció el ceño—. Arruinaste el momento.

—La vida me ha pateado el trasero más de una vez, Diana —me excusé con una sonrisa nostálgica en mis labios.

—No lo pensaré. Volví a este mundo por ti, porque quiero una vida contigo. Después de tanto tiempo, tu corazón sigue siendo el mismo, ¿Qué cambia eso? —Agarró delicadamente mis manos—. La edad entre nosotras, la veo como un numero irrelevante. Te lo dije antes, no quiero estar con alguien más.

Esas palabras... provocaron que apretara de manera ligera el agarre.

—Has cambiado —solté.

—¿Eso es malo?

—No... Igualmente he cambiado. Bueno, no tanto. —Rei sutilmente apartando la vista por unos segundos—. Lo siento, por haber dicho todo eso.

—Está bien, es importante que hables conmigo sobre las cosas que te hacen sentir insegura, pero prometo demostrarte que, en serio quiero esto contigo. Lamento haber reaccionado de esa manera, soy un poco más sensible. Cierto...

Diana despojó su celular del bolsillo trasero y me enseñó unos mensajes. Confundida lo tomé leyendo lo que decía.

—Amanda me invito a la nueva junta de amigas que tendrá el sábado. Dijo que estarán Constanze y Jasmika, ellas no me han visto y será una verdadera sorpresa cuando lo hagan.

«Oh no... ¡Es verdad!». Lo había olvidado por completo.

—También dijeron que veremos a la profesora Ursula y Croix.

«¡¿Qué?! ¡¿Por qué no me dijeron nada?!»

—¿Puedo traer a mis amigos el siguiente mes?

«¿Sus amigos...?» Levanté la mirada y alcé levemente una ceja.

—Haremos una actividad científica y necesitamos espacio. Pensé que podríamos practicar en el patio de atrás.

«Con que es para eso». Suspiré agotada y suspendí el móvil dejándolo en la mesita. «Mi cabeza explotara...»

—Está bien, solo limpia el desastre cuando acaben.

—¡Sí! —exclamo alegre lanzándose hacia mí.

—¡No! ¡Espera! ¡¡¡Diana!!!

----------------

Fin del Cap. 2 (Aclaraciones)

.

.

.

────────♡────────

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro