La manada de lobos de la región costera, se caracterizaba por ser cruel y estricta con sus miembros, las leyes impuestas eran respetadas por los habitantes, aunque muchos no estaban de acuerdo con ello. Otros huían y pedían refugio en las manadas vecinas. Con los años algunas normas se fueron modificando, sin embargo la gente seguía atemorizada con lo que podría llegar a pasar a cada uno de ellos y a sus descendientes.
Ya que dependía de los líderes volver a la época bárbara o seguir creando paz dentro de la manada.

Pero el destino jugó en contra de una pequeña familia. Que en sus tiempos fue rica y adinerada, poseía tierras y edificaciones, que incluso se creyó que ellos serían los proximos líderes, pero la furia se desató entre algunos lobos viejos y la familia quedó condenada. Sobreviviendo de a poco. Después de ser una de las familias mas poderosas, ahora eran pequeños comerciantes, que recibían maltratos verbales y en algunas ocasiones hasta golpes por los altos mandos de la manada.

Algunos de sus miembros huyeron y solo quedó una anciana, dos de su hijos y la pareja de uno de ellos.
El menor fue enviado por su madre a refugiarse con su hermano. Y solo se quedó la pareja de alfas que cuidaban de ella. La anciana mujer insistía que huyeran, pero ellos se negaron a dejarla cargar sola todas las injusticias que les tocó vivir.

A sus vidas tan miserables llegó un bebé. Con las esperanzas de que fuera alfa por la naturaleza de sus padres, el pequeño cachorro terminó siendo un omega. Los padres entraron en pánico. No podían creer que su pequeño cachorro fuera omega, no lo despreciaban para nada, pero sus vidas correrían un riesgo mayor sobre todo la del pequeño cachorro. Todo el proceso de embarazo de la alfa fue secreto, ni siquiera sus vecinos del alrededor sospechaban ya que cuando al alfa se le preguntaba por su esposa alegaba que ella se encontraba enferma. Fueron nueve meses muy duros para la familia Park. El pequeño cachorro nació en una madrugada otoñal, de cabellos claros y ojos muy curiosos, ya que uno de sus ojitos era azul cielo y el otro en tonalidad jade, algo que embellecía a su naturaleza omega. Era algo normal entre los Omegas de la familia Park, era una señal que el omega podría transformarse con mayor rapidez y a una edad muy temprana, incluso cuando tuviese solo unos días de nacido. Ese suceso solo se repetía uno cada cuatrocientos años en el linaje Park.

Fueron escasos los días para que el Líder de la manada se enterase del nacimiento del cachorro de la familia Park. Era un hombre codicioso, sanguinario, y muy iracundo. Al enterarse, dictaminó que el cachorro de los Park sería la pareja de su hijo, el próximo Líder de la manada.
Y es que ese hombre encerraba muchas maldiciones, la batalla que se dió entre él y el señor Park no fue precisamente algo limpio, y las rencillas entre ambas familias venían desde generaciones atrás. Los Park le negaron una Omega a la familia Lee, mucho antes de que estos últimos se convirtieran en Líderes de la manada. Ahora el pequeño cachorro nacido sería quien cargara con el peso de esa antigua decisión.

Los alfas y la anciana omega no sabían que hacer. Se negaban a entregar a su pequeño cachorro, y para añadir el hijo de los Líderes tenía quince años, una edad significativa para ellos. Querían proteger a su cachorro pero... ¿cómo?

Al otro lado del bosque un joven alto de cabellos castaños esperaba a que sus perezosos amigos despertaran. Había cuidado de ellos, luego de haber escapado y ansiaba ver el día en que sus amigos y futuros líderes despertaran. Mil años habían transcurridos y a pesar que tuvo que huir de pueblo en pueblo, sobrevivió. Sin embargo la paz no le duraría mucho, era común que entre los seres inmortales controlaron algunos aspectos de los demas vivientes, convirtiendo su cacería en una batalla sangrienta, que acabo con la vida de humanos, cambiaformas, incluyendo a los altos mandos de su propio clan. A los que él mismo se encargó de asesinar, aún podía ver sus manos manchadas de sangre y las muecas llenas de horror. Él se caracterizaba por ser alguien pacífico pero reconoce que se convirtió en un monstruo durante esa masacre.

Y ahí estaba, sentado en el mismo tronco viejo, esperando que sus alocados amigos despertaran. Así como se los prometió, después de todo ellos le ayudaran a que escapara, y así poder ayudarles en un futuro, día tras día esperaba en el mismo lugar día y noche, quería que despertaran. Miró hacia las copas de los árboles, ese día se sentía muy letargo, en el viento se percibían las emociones revueltas de alguna manada de lobos de alrededor. Ese era otro detalle, la mayoría de seres inmortales estaban escondidos y los cambiaformas se habían multiplicado, pero aún seguían siendo en ocasiones, seres bárbaros y en muchas otras situaciones, sanguinarios.

Un movimiento le hizo ponerse alerta, de pronto enfocó su vista, y sus amigos se levantaron del lugar dejando ver sus colmillos y sus cínicas y burlonas sonrisas, uno de ellos bostezo y sacudió sus cabellos grises, el pelinegro se sentó a su lado y el peliazul le golpeó el hombro levemente.

Los cuatro seres inmortales mas poderosos, mejor conocidos como los vampiro sangre pura, estaban juntos de nuevo...