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Pecado 3 parte

****.....*****....

A la mañana siguiente la hermosa historia termino.

Los habitantes despertaron por el infernal relinche de un centenar de caballos, en sus lomos soldados, cubiertos con armaduras y con afiladas espadas. La gente salía asustada de sus casas, mirando la caravana de guerreros.

-buenos días, Dios le bendiga.

Saludo el líder del contingente, un hombre barbado de cabello rubio, tan pálido que parecía cenizo, enfundado en una túnica blanca y una capa marrón, sobre su pecho descansaba una enorme cruz de madera.

-buenos días.

El patriarca se acercó, devolviendo el saludo de forma gentil.

-es extraño ver extranjeros por aquí.

-no lo dudo mi señor, perdí gran parte de mis hombres gracias a una tormenta que se desato de improviso.

-sí, el clima aquí es muy traicionero.

Los ojos azules del hombre se veían fríos, sin vida, algo extraño ya que ese color es muy vivo.

-he venido a esta tierra tan lejana en busca de un pariente, tal vez le conozcas. Alexander Torquemada.

-Alexander...si, claro que le conocemos, el señor Torquemada es el mayor de nuestros beneficiarios.

-valla, me alegra escucharlo...podría llevarme con él...patriarca.

La mirada y dureza con la que hablo, le dejo claro a el anciano que no aceptaría un no por respuesta. Suspiro con pesar y accedió al pedido, llamo a uno de sus compañeros y le ordeno llevarle.

-¿Qué es eso?

El fraile señalaba la fuente, en específico la hermosa corona.

-es el símbolo de Zhar-Ptitsa, la gran ave de fuego que nos protege.

El rubio chasqueo la lengua y continúo su camino. "Brujería" susurro mientras avanzaba.

Alexander les encontró a medio camino. El peli plata caminaba apresurado a la aldea, su amante le advirtió sobre un mal presentimiento; enorme fue su sorpresa al ver a su pariente ahí.

-querido primo, es un placer verte.

El sacerdote se acercó despacio y le abrazo. Un escalofrió recorrió su cuerpo al sentir el contacto, se apartó tan rápido como pudo.

-To...Tomas, ¿Por qué estás aquí?

-¡oh! pero que recibimiento, después de años de no vernos,-sonrió con burla y continuo avanzando,-pero ya hablaremos en tu casa, estoy exhausto por el viaje, no te molestara invitarme algo de beber, ¿cierto?

-...claro...vamos.

Con una mirada le ordeno a su compañero que se retirara, pero que estuviese atento. Caminaron en silencio, observando el paisaje.

-pero que casa tan...curiosa.

-que te digo, me gusta el arte.

Una ola de alivio inundo su pecho al encontrar su casa sola, parece que Matvey decidió salir con su pequeño, solo rogaba que no regresaran mientras Tomas se encontrara ahí.

-y bien tomas, ¿Qué haces aquí? y no me salgas con esa tontería de que vienes de visita, jamás nos hemos llevado bien.

El sacerdote sonrió divertido, era verdad que detestaba al bastardo de su primo, producto de una noche de copas con una prostituta inglesa. Pero ahora, si los rumores eran ciertos, le necesitaba.

-he escuchado de tus empresas, muy exitosas, dicen que puedes navegar cualquier agua, sin perderte de tu destino, que todos los puertos te reciben como una bendición, que tus productos siempre se conservan frescos, pese a las distancias y días de viaje, prácticamente dicen que tienes al dios de la suerte de tu lado, ¿es verdad?

El rubio le veía fijo, atento ante cualquier expresión, por lo que se sorprendió cuando este comenzó a reír.

-ja,ja,ja, valla Tomas, tal parece que hablas de Simbad el marino. Ese mercader de fantasía que era capaz de convencer a los mismos dioses.

-¡Dios! querido primo, solo existe un Dios.

-mmmm, cierto, perdona ni ignorancia...para eso viniste, para que comercie por ti, es raro... tu jamás me pedirías lago.

El sacerdote comenzó a caminar de un lado a otro, entrelazando sus manos bajo las amplias mangas de la túnica.

-como sabes, sirvo a la corona de Hispania, a los reyes católicos. Mis señores han comenzado una cruzada en todo el mundo, difundirán la palabra de Dios y su santa gloria...erradicaran a los paganos e impuros y, nosotros, la Santa Inquisición, les ayudaremos...te necesitamos, tu puedes llevar a nuestras tropas a salvo por todos los océanos del mundo, que lleguen a su destino para predicar la doctrina de nuestro señor.

El hombre le escuchaba atento, ya había oído hablar de esa "cruzada". Verdugos tan crueles que te torturaban por diversión, acusaban a todos aquellos que se les oponían, varios inocentes habían caído bajo su yugo, herbolarios, pensadores, científicos, todo aquel que se atreviese a enseñar o predicar en su contra. Jamás ayudaría a esa gente, no colaboraría para la masacre de inocentes, no apoyaba esa expansión de poder, tan cruel e inhumano.

-pero no solo los paganos son el problema, el rubio continuo hablando, caminando frente a su pariente, -también están esos Demonios, esa creaturas infernales que deambulan por la tierra, manchando la creación de nuestro señor... Hadas, brujas, basiliscos, manticoras, todos ellos.

Una gota de sudor resbalo por su nuca, provocándole escalofríos, ¿Qué tanto sabia su primo?

-Escuche que...luchaste contra uno, un Wendigo, dicen que al derrotarlo te convertiste en el líder de este lugar.

-no soy su líder

-pero eso no es todo, ignorándolo,-también dicen que recibiste ayuda, ayuda de uno de esos demonios, sonrió soberbio, -la santa Inquisición se entera de muchas cosas Alexander... Este pueblo está lleno de paganos, he visto que adoran a ese ser del abismo, la prueba es la corona que adorna la fuente. El demonio les ha seducido con sus mundanos favores...y han caído. Es por ello que, pese a tan infernal clima, su aldea ha prosperado tanto y en tan poco tiempo, es por ello que...tus viajes son todo un éxito, ¿no es así? ¡Haz realizado un pacto con ese demonio!

No era una pregunta, era una afirmación y Alexander lo sabía, conocía de sobra a su primo, siempre directo ante cualquier asunto.

-que decepción primo, haz traído vergüenza a la familia. ¡Ah!, debí de esperarlo... ¡de un maldito protestante!

No lo vio venir, estaba tan preocupado por las acusaciones que bajo la guardia. Una fuerte presión se incrusto en su pecho. Una flecha traspasaba su pecho, quemándole por dentro. Sus piernas le fallaron y la vista se nublo, se desplomó en el suelo, manchándole con su sangre.

-tienes razón Alexander, moriría antes de pedirte ayuda, la única razón por la que estoy en este infierno es ¡para castigar!...jmph, debe dolerte, la flecha estaba envenenada, descuida, morirás pronto, es mi piedad para con mi pariente.

Recargo la, pequeña, ballesta que llevaba en la muñeca, era el momento de hacerles pagar su infidelidad con el señor.

*****.....*****.....

Los ojos dorados miraban horrorizados la escena, su amado se encontraba en el piso, en un charco de sangre.

Algo en su interior le ordeno salir, después de que su esposo se marchó, tomo a su hijo y se adentró en el bosque, escondiendo al pequeño y ordenándole esperar ahí, hasta que él regresara.

Coloco a Alexander en su regazo, limpiando la sangre que escurría de su labio. Los ojos grises le miraron amorosos, con mucho esfuerzo llevo su mano a las húmedas mejillas de su amor.

-mi bella ave...pe...perdóname por dejarlos...los amo tanto...

La vida se esfumo de esas lunas. El sol sentía como su corazón se partía en miles de pedazos. Lo abrazo contra su pecho mientras gritos de dolor brotaban de su garganta, las lágrimas opacaban su hermoso rostro. Nuevamente había perdido a un ser amado, de nuevo la tristeza y dolor se apoderaban de él.

Pero sus gritos no eran los únicos que inundaban el lugar.

Escucho las suplicas, los gritos aterrados de los aldeanos, las mujeres, los niños, el sonido de metales, el calor, el olor de la sangre y el odio. La gente con la que aprendió a convivir, la aldea que llego a amar...el resto de su familia. Ellos también estaban sufriendo...les atacaban. Con todo el dolor de su corazón se despidió, deposito un beso en los fríos labios de su amante, jurando que regresaría.

*****.....*****.....

El cielo se tiño de rojo, así como la tierra, el humo se elevaba varios metros, las casas ardían y la gente corría asustada, los hombres hacían lo posible por defender a su gente, pero casi no era mucho contra soldados experimentados.

Jamás fue un guerrero, su raza era pacifica, protectora, vigilantes que cumplían deseos y daban bendiciones. Si bien antes había luchado, no lo hizo solo, fue en compañía de su pareja, pero ahora.

La sangre broto de su pico, sus plumas caían cuando esos afilados garfios se clavaban en su carne, buscaban derribarle, pero logro mantener el equilibrio, exhalo su cálido aliento, incinerando a sus captores.

Varios cuerpos calcinados yacían en el suelo. Fray Torquemada amarraba con fuerza una venda en su brazo, las ámpulas que el fuego produjo punzaban su piel. Enorme fue su sorpresa al ver descender a Zhar-Ptitsa. El ave apareció arrojando sus plumas cual navajas, estas se incrustaron en los soldados que aprisionaban a los aldeanos, intento herirle con la ballesta pero, una ola de calor, dirigida a su persona lo detuvo, logro esquivarla de milagro, resultando solo su brazo herido.

Los soldados continuaban luchando, arrojaban sus garfios e intentaban arrastrarle al piso, pero el ave era muy fuerte.

Flechas, lanzas y garfios se clavaban en su piel...solo un poco más.

Sus orbes miraban tristes como la aldea se consumía, habían muerto muchos de los suyos, el patriarca, el panadero, las lavanderas y más. Logro salvar a algunos y les ordeno adentrarse en el bosque, seguro de que sobrevivirían ahí, ya no existía peligro mortal en esa zona. Estaba por marcharse, se internaría en lo más profundo y esos sujetos jamás lo alcanzarían...pero.

Un grito capto su atención. Anna y tres pequeños habían quedado atrapados en un establo, establo que se incendiaba.

Se sacudió las cadenas y descendió en picada, tenía que ayudarles.

Todo ocurrió en cámara lenta. Las garras de Matvey retiraban presurosas las vigas en llamas, casi les liberaba. Anna miro asustada como la figura del sacerdote descendía de uno de los tejados. El fraile se arrojó contra Zhar-Ptitsa, clavando su espada en el lomo del ave. La sangre empapo su dorado plumaje y cayo de peso en el suelo.

-¡MAMAAAAÁ!

El pequeño Roshan miraba asustado la escena. El chiquillo abundo su escondite, buscando desesperado a sus padres, corrió a la aldea esperando encontrarles ahí. Gruesas lagrimas brotaron de sus regordetas mejillas, sus pies de bebe corrían presurosos a su progenitor, llorando se abrazó a su cuello, pidiéndole que despertara.

-¡Nooo! ¡Roshan, Corre! ¡Corre!

El grito de Anna desvió su atención, la joven lloraba, abrazando a tres chiquillos que gemían asustados. Sus doradas orbes se abrieron... Anna y sus amigos se quemaban.

Su respiración aumento y sus ojos comenzaron a brillas, Anna y sus amigos se quemaban. Tembloroso comenzó a caminar hacia ellos.

El sacerdote miro, asombrado, lo que ocurría. Las flamas se apartaban, abrían camino al pequeño, que las atravesaba sin problema alguno. El camino se abrió y permitió una salida. El chiquillo estiro sus manitas llamando a sus amigos.

La joven no lo pensó, coló a los niños por esa mágica salida y después escapo ella. Los niños corrieron a abrazar a su compañero, llorando asustados.

Era idéntico, ese niño era idéntico a Alexander cuando era niño, su viva imagen, lo único diferente eran... ¡esos ojos! tan parecidos a los de esa ave. Parece que su primo se había relacionado con ese demonio en muchas formas.

Una maquiavélica idea inundo su mente. Sería una manera de pagar la afrenta que Alexander les hizo a la Iglesia y a su familia ¡Ah Dios mismo! por aparearse con un demonio.

-¡AHHH!

Sujeto a la chica del cabello y coloco la navaja en su cuello, los pequeños miraron horrorizados como la degollaba. Dejo caer el cuerpo sin vida y señalo a los chiquillos.

Movido por el deseo de protección, que sus padres le enseñaron, Roshan se colocó frente a sus amigos, mirando, asustado y desafiante, al hombre.

La sonrisa se formó en los labios del rubio...ya lo tenía.

-¡Me obedecerás! a partir de ahora vas a obedecerme, de lo contrario... ¡matare a esos niños!... ¿entendiste?

Las lágrimas brotaban de sus soles, abrazo con fuerza a sus amigos y asintió con la cabeza...tenía que protegerles.

El sacerdote sonrió complacido, solo era cuestión de tiempo, entrenarle bien, dentro de poco tendría una excelente arma.

La comitiva partió dos días después, con un excelente trofeo.

Los aldeanos que sobrevivieron tardaron tres semanas en regresar, temerosos. Levantaron un altar para sus muertos y una hermosa tumba para sus benefactores. Matvey y Alexander fueron enterrados, juntos, bajo su nido. Buscaron por meses al pequeño Orezca, pero nunca le encontraron. Con el paso de los años todo empeoro. El clima se volvió más extremo, la comida y los animales escasearon, el lago se convirtió en el único sitio habitable y los aldeanos... nuevamente cayeron en una maldición.

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-eso...es muy triste padre.

Un pequeño, de cinco años, escuchaba atento la historia, sentado en las piernas del mayor.

-lo se hijo, es una historia muy triste...pero es nuestra historia.

Dos lunas le miraban nostálgico, revolvió sus hilos de plata que tenía como cabello y lo bajo de sus piernas.

-vamos, es hora de cenar.

Avanzaron por un inmenso invernadero, lleno de flores exóticas, árboles frutales y una gran variedad de helechos, era un sitio hermoso pero, para ellos...era una prisión.

Al pasar por una estatua de piedra, se frenaron. Era la imagen de Tomas de Torquemada. El chiquillo la miro con odio y le mostro la lengua, lo que ocasionó la risa del mayor.

-Papá... ¿por qué me tenías que poner Tomás?, reclamo haciendo un puchero.

Su padre soltó una carcajada.

-polluelo, el nombre no importa, no es lo que nos define. Tú no eres como él. Mi polluelo es noble, leal, amable y justo. Tu mi pequeño llevas la sangre del gran Zhar-Ptitsa y estoy seguro que un día, pese a tu nombre, lograras redimir a los Torquemada, ya lo veras.

El niño sonrió feliz. Sí, el protegería a todo los de su raza, como su antepasado lo había hecho.

-bueno, a cenar, vamos, te contare sobre los dragones, creaturas muy interesantes y enigmáticas.

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Y se acabó...aclaro, se acabó la vida de los antepasados de Hipo (los paternos). A la historia aún le queda un capítulo más, pero como está muy largo igual lo divido en dos.

Lamento mucho la tardanza, pero mi tiempo se redujo drásticamente y no tengo oportunidad para escribir.

¿Qué les pareció? ¿Les gusto la participación de Chimuelo o no?

Aclarando unas cosas.

La descripción del Escudo de los Torquemada, la tome de un libro sobre escudos familiares en España. Pero. Tomás de Torquemada, el Inquisidor, usaba otro. Es una Cruz, con una espada a la derecha y una rama de un árbol (no sé cuál) a la izquierda.

Los nombres de los personajes me los proporciono mi estimado Guillermo, sus significados son los siguientes.

Álexander-El que es protector (griego)

Matvey- Regalo de Dios (Ruso)

Roshan-Luz de día (ruso)

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