batalla
"nunca vallas a ese lugar Rasmus, es muy peligroso para ti"
El moreno conocía la advertencia de sobra, Hipo lo repetía una y otra vez, cada que él mencionaba su deseo por acompañarle. La verdad creía que su amigo exageraba y es que... ¿Qué podría ser tan peligroso para un dragón?
Ahora lo sabía... ¡un Templario!
Miro asombrado como el rubio esquivaba sus garras, con tal facilidad, una fuerte presión en su brazo y, en menos de un segundo, salió disparado contra un poste. El dolor en su espalda no tardó en aparecer, eso dejaría marcas.
Jedan era fuerte, más fuerte que cualquier vikingo que él conociera, pero eso no era todo, sus armas también eran superiores.
Rasmus alcanzo a esquivar la ráfaga de balas que salió directo a su persona, planeo adentrándose en un edificio.
-¡no escaparas!
Jedan no tardo en seguirlo, mientras avanzaba el rubio recargo a la vez que desenfundaba una daga. Asesinar a un dragón le daría un rango más alto, un nivel con el cual podría hacerse de Hipo con facilidad, sin que su maestro pudiese intervenir. Con esta mentalidad destrozo la puerta delante de él y se adentró en el pasillo.
*** ¿Cómo es que ese humano se movía tan rápido? sus orejas captaban sus pasos, estaba muy cerca de él. Llego hasta las escaleras y trepo, brincando de piso en piso, en zigzag, la verdad dudaba que fuese humano, pero su aroma no arrojaba otra cosa.
¡bang!
La bala rozo su mejilla, provocando un hilo de sangre le seguía sin problemas.
Apoyándose en los barandales, el rubio le alcanzo con facilidad. Rasmus alcanzo a girar, al tiempo en que su cuello era apresado; gracias a sus magníficos reflejos, el moreno logro detener la daga que iba directo a su pecho, ambos personajes cayeron al piso.
Jedan apresaba con fuerza, mientras intentaba incrustar la daga, sus ojos, Rasmus apreciaba la frialdad, una mirada tan tétrica que mostraba un enorme deseo de sangre, Rasmus tembló, jamás había visto ese tipo de mirada, ni siquiera en Drogo mano dura o Dagur el desquiciado.
El aire comenzaba a faltar y sus fuerzas mermaban, no podía incinerarlo, debido a la presión en su cuello, pero no se daría por vencido. Con dificultad logro mover su cola. El golpe dio directo en la cabeza del rubio, arrojándole unos metros y haciendo que soltara la daga.
Rasmus se levantó tambaleándose, intentando controlar su respiración. El moreno golpeo su pecho, intentando que el oxígeno ingresara de nuevo.
-¡agh! ¡Maldito!
Jedan se levantó molesto, un hilo de sangre corría por su frente. El chico se arrojó contra su oponente, le propino una fuerte patada en el estómago, sacando el aire que recién ingresaba, así como un fuerte puñetazo en la cara, arrojándolo contra una vieja puerta de madera, la cual se despedazo en el acto.
Pero el moreno no se dejó. Un antiguo cenicero se estampo en el hombro del rubio,, acto seguido unas garras alcanzaron a destrozar parte de su ropa. Los golpes iban y venían, la mayoría eran bloqueados, pero los que lograron ingresar causaban mucho dolor, en especial a Rasmus, que recibía la mayor parte.
*****.....*****.....*****.....
En el muro.
-¿qué haces?
Tres jóvenes templarios se acercaban a su amigo, el cual veía por un telescopio, los chicos se pararon a su lado, mientras le dejaban un plato de comida al observador.
-escuche que uno de nosotros inicio su cacería, quería verle.
-mmm, olvídalo, yo creo que ya debe estar llegando a la playa, mejor come.
El menor les ignoro y continúo su búsqueda, observando esas desérticas calles y sus construcciones.
*****.....*****.....*****.....
El último golpe le había tambaleando por dentro, de milagro alcanzo a detener el golpe de Jedan, lo sujeto por la capa y le arrojo contra la pared. Retrocedió unos pasos intentando controlar su respiración; Jedan se abalanzo contra él, Rasmus no dudo y arrojo una bola de plasma, pero el rubio era muy hábil, la esquivo y tacleo al moreno, arrojándole contra una ventana.
El cristal estallo y ambos salieron precipitados contra el suelo, mientras caían los golpes seguían.
*****......*****.....*****.....
-¿qué es eso?
El voyerista veía asombrado, dos personas caían por un edificio, uno de ellos vestido a la usanza de los templarios, el otro... ¿tenía alas y cola?
-¿Qué sucede? ¿Qué vez?
Sus compañeros le arrebataron el telescopio, observando a donde su compañero.
*****.....*****.....*****.....
El golpe fue duro para ambos, en especial para Rasmus que torció su tobillo, un nuevo golpe le arrojo lejos, se levantó tambaleándose y lanzo sus esferas a Jedan, intentando alejarle.
El templario las esquivo, pero no con la misma facilidad que antes, comenzaba a cansarse y, por qué negarlo, el golpe le había lastimado un par de costillas. Mientras se acercaba preparaba su arma, estaba por disparar cuando, una esfera de plasma se impactó a sus pies, la explosión le mando lejos, al caer choco contra un automóvil, dislocando su hombro.
Rasmus no negaba que ese sujeto era fuerte, demasiado, limpio la sangre que escurría por su boca, mientras veía al hombre parado frente a él.
Jedan veía con furia al moreno, tomo su brazo y de un fuerte giró acomodo su hombro, desenfundo su espada y se colocó en posición de ataque.
OK. Su jinete en varias ocasiones le dijo que amaba la fuerza y deseo de lucha de Astrid, su espíritu guerrero. En ese entonces a él le parecía absurdo, ofensivo. ¿Cómo podría quererle más que a él? él sí que era fuerte, podía derrotar a esa chica con un ala atada a su espalda y una sola garra, Astrid no era rival para él, al menos en la lucha. Je, parece que a este Hipo también le gustaban los rubios y fuertes, solo que... ¡este sí que era fuerte!
En su vida había recibido semejante paliza, ni con la muerte roja, los colosos de hielo, en las locas aventuras de su vikingo, etc. nunca habían recibido semejante paliza, pero no, no podía perder. Demostraría su valor y superioridad, demostraría que él era la mejor opción para el pecoso, el macho perfecto...aunque le estaba costando.
Dejándose guiar por su instinto y orgullo, decidió que solo había una forma de terminar con esto.
-no te lo quedaras... ¡él es mío!, aseguro guiado por su orgullo,- ¡Hipo es solo mío!
El humo comenzó a brotar de su boca, sus ojos cambiaron y los colmillos comenzaron a crecer, el aire se calentó a su alrededor y una flama purpura comenzó a envolverlo.
Jedan miraba asombrado la transformación, la flama creció hasta rebasar los edificios, poco a poco tomaba la forma de un dragón, dos enormes alas hicieron su aparición, adornando la espalda de un reptil, las escamas brillaban como obsidiana pulida, los felinos ojos alumbraban cual luciérnagas, las enormes garras y colmillos clamaban por sangre, cualquiera que le viese se abría asustado, pero...Jedan no era cualquiera. El chico no se intimido, apretó con fuerza su espada, ese sujeto...menciono a Hipo.
-Hipo, ¿Dónde está Hipo?
Pregunto antes de lanzarse contra su presa.
*****.....*****.....*****.....
Cuatro templarios corrían directo al enorme elevador, los chicos entraron tras dar la voz de alerta...corrieron por el pasillo gritando ¡un demonio un demonio! antes de ingresar al enorme cuadrado de metal.
Sus superiores le miraron confundidos ¿un demonio?
-señor... ¿les seguimos?
-mmm, no, déjalos investigar, posiblemente solo deseaban bajar a dar un vistazo a la ciudad.
El comandante en jefe se retiraba, había escuchado sobre una explosión en el orfanato y quería revisar, ya que ese era el hogar de Tomas. Estaba seguro de que su excompañero se encontraría bien, pero...era extraño. Antes de marcharse le pidió a su mano derecha vigilar, para saber que hacían esos cuatro bromistas.
*****.....*****.....*****.....
Si bien su fuerza aumento, eso no parecía importarle al rubio. El chico esquivo las filosas garras, brinco a un carro y de ahí a media calle, con la espada partió el vehículo que iba dirigido a su persona, mientras arrojaba una llanta al ser frente a él.
Rasmus recibió el golpe en la mejilla, la cual se abría cada vez más, molesto realizo una serie de aleteos. El aire producido rompió algunos vidrios, todos los de la calle, arrojo algunos vehículos y levanto algunos postes.
Jedan logro sostenerse clavando su espada en el suelo. Con un giro, tomo el mango y arrojo el arma, la espada salió disparada dando vueltas, cual ruleta. El filo se clavó en el hombro izquierdo del reptil, haciendo que aullara de dolor y cállese a tierra.
La sangre brotaba a borbotones, el filo se encontraba incrustado hasta el mango. Rasmus le veía molesto, intentaba levantarse pero no lo conseguía, vio a Jedan acercarse con rapidez. La ira invadía su ente, su instinto animal se activó. Soltó una enorme llamarada, un lanzallamas cubrió toda la calle, la flama purpura derretía todo a su paso, postes, carros.
El rubio alcanzo a salvarse al brincar dentro de una tienda, rodo y se cubrió debajo de concreto, pese a ello, a pesar que su ropa era a prueba de fuego, si recibió daño, su espalda y parte de su dorado cabello se rostizo.
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-¡Oh, No! ¡RASMUS!
Hipo se detuvo de golpe, la ola de calor, producto del enorme lanzallamas, ocasionó que los cristales, en tres cuadras a la redonda, estallaran.
-¡Cuidado!
Su padre alcanzo a sujetarle y lo cubrió, evitando que resultara dañado.
Una flama purpura se levantaba en la ciudad. Los ojos grises y verdes observaron como al descender los edificios quedaban marcados por el hollín.
-¡Ras...!
-¡no!
Tomas sujeto a su hijo y le arrastro por la calle.
-no, espera papá, tenemos que ayudarle.
-lo sé, lo aremos, pero si vamos de frente corremos el riesgo de recibir fuego cruzado, rodearemos el lugar, confía en mí.
Hipo obedeció y se dejó guiar. Tomas veía la preocupación en los ojos de su polluelo, le sorprendía saber que aún quedaba un dragón con vida, pero lo que más le sorprendía es que este fuese amigo de su hijo, aunque....tomando en cuentas los amigos de él...creo que era de esperarse.
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Respiraba agitado, comenzaba a tambalearse, nunca en su vida se había sentido tan cansado, se tambaleo un poco mientras avanzaba, buscando el cuerpo calcinado de su oponente. Esto era...raro. Él juro que nunca mataría, a nadie, ni humano o dragón, esa era la filosofía de su vikingo una filosofía que el decidió seguir, pero, la ira y los celos le habían llevado a romper ese voto, pese a ello no se sentía mal, como temía, lo considero como algo...natural, solamente defendía su vida, defendía su derecho como pareja del menor, algo que su instinto le decía estaba bien, que... ¿Qué pensaría su vikingo si le viese ahora?
Por desgracia Jedan no había muerto. Dos disparos se incrustaron en sus costillas, el rubio apareció entre los escombros y continúo disparando.
Rasmus aleteo, alejándose, por desgracia su tamaño no ayudaba, era un blanco fácil, en especial por que no podía volar. Una flama le invadió y el humanoide hizo su aparición. Cayo al piso de forma pesada, con trabajo logro sacarse la espada, que traspasaba su hombro, mientras permanecía arrodillado en el piso.
-¿Dónde está Hipo?
Jedan se acercaba de forma amenazante.
-¡responde monstro! ¿Qué le hiciste?
Esperaría a tenerle cerca, entonces lo sujetaría con sus garras para después quemar su cara, apretó con fuerza su puño, con una sola mano le basta para aniquilar a ese sujeto...cree.
Jedan se acercaba confiado, torturaría a ese demonio para sacar información de pecoso, después ¡adiós cabeza!
¡Un poco más, solo un poco más!... ¡ahora!
Fiuuuuu (imaginen el sonido de una honda saliendo disparada).
Esa sensación la conocía, fue la misma presión como cuando su vikingo le capturo la primera vez. El moreno cayó al piso, enredado en una red de metal, la cual se cerraba cada vez más.
-¡hermano!
-¿se encuentra bien?
Cuatro templarios se acercaban, uno de ellos con una especie de bazuca en la mano.
¡Maldición! Miro molesto a sus hermanos, esto se estaba complicando, ¿Cómo buscaría a Hipo con ellos aquí?...bah, ya encontraría la forma de solucionarlo, por ahora... ¡reclamaría su premio!
*****.....*****.....*****.....
-tsk... ¡mierda!
Los Torquemada observaban desde una esquina. ¡Diablos! si solo fuese Jedan, bueno, la verdad quería matar al rubio desde que le conoció y su deseo aumento al ver el interés de este en su polluelo, pero. Si luchaba contra todos esto sería un caos, estaba seguro que la enorme llamarada de ase unos momento ya había captado la atención de los capitanes, los cuales no demorarían en llegar...mmmm....No, no podía arriesgarse, no arriesgaría a su hijo. Si, sentía lastima y culpa por ese dragón pero, no era tanta como para arriesgar la vida de su polluelo y la propia.
-¿eh? esp...que...
Tomas lo jalaba de regreso, pero Hipo se negaba.
-no, tenemos que ayudarle, lo mataran.
-Hipo escucha, sujetando sus hombros, -lo siento polluelo, pero es muy peligroso, aun para mí, si ataco a esos templarios, los demás no tardaran en aparecer y...nos atraparan, entiendes, estaremos perdidos si eso ocurre.
-pe...pero...tú eres el héroe de la ciudad, si les pides que...
-eso no tiene nada que ver, Hipo, en cuanto les ataque para salvar al dragón, seré considerado traidor (no es que me importe verdad), nos cazaran.
-pero, tú dijiste que ya nos buscaban.
-seeee....pero no por esto, es...por otra cosita, aparte, si nos atrapan...ellos te llevaran lejos de mí, no me arriesgare a perderte, entiende. Sé que es tu amigo y deseas ayudar, pero no podemos hacer nada.
Hipo mordió su labio, entendía perfectamente la situación, pero...no podía abandonarlo, aun si su vida corría peligro. Lo amaba, pese a todo, no soportaría perderlo, tal vez...si se lo explicaba a su padre.
Las suaves y nerviosas palabras que brotaron de la garganta de su polluelo lo congelaron. Sus ojos se abrieron tanto que, en lugar de parecer descendiente de Zhar-Ptitsa, parecía descendiente de un búho con exceso de cafeína. Se giró de forma autómata para ver a su polluelo.
-...qu...que... ¿Qué dijiste?
Hipo se encontraba más rojo que un tomate, mantenía la vista oculta tras su flequillo y temblaba ligeramente, el chico mordía su labio intentando tranquilizarse. Ni halar, adiós a la hermosa relación que comenzaba a tener con su padre. Estaba seguro que después de esto su progenitor le trataría como antes, o tal vez peor. Pero era un riesgo que tenía que correr si deseaba ayudar a Rasmus.
-e...es...mi...novio
¡Lo dijo!
El tiempo se detuvo para los dos. Hipo temblaba por dentro, seguro de que su progenitor ahora lo odiaba y, es que. Relacionarse con otro hombre era un pecado, sobretodo en el trabajo de papi, pero si a eso le agregas que ese otro hombre es un dragón, enemigo jurado de la iglesia la cual te mantuvo y crio...eso eran palabras mayores. Estaba consiente que su padre era un servidor del vaticano y que esa noticia le devastaría...lo detestaría, por mucho amor que le tuviese, con esto, todo se fue al caño.
-lo siento, conteniendo el llanto, -sé que te decepcione, de verdad lo siento...padre...pero no puedo dejarlo, él es muy importante para mí y...prefiero morir a su lado que dejarlo solo, yo...yo no voy...
Las palabras murieron en su boca, cuando levanto la vista se encontró...solo. Miro atrás, su padre se dirigía dónde Rasmus, no supo si sentirse aliviado o...aterrado.
Tomas avanzaba con paso firme, el hombre abrió su mochila y tomo una magnum negra, arrojando el morral al suelo. Sus ojos se tornaban dorados mientras avanzaba, si se prestaba atención se oía el rechinar de sus dientes. Salvaría a ese dragón... ¡para destrozarlo con sus propias manos!
*****.....*****.....*****.....
Jedan desenfundo una espada corta, el rubio se acercaba con paso firme, era el momento de reclamar su premio.
El filo del arma brillaba. Rasmus vio horrorizado la navaja, asustado cerró los ojos, esa escena ya la había vivido. Pero el final no sería el mismo. En esta ocasión no era su tierno vikingo quien sostenía el mango.
-bang-
Pero el corte nunca llego, lo que si llego su una bala que mando el arma lejos.
Asombrado abrió los ojos.
-ma...maestro...
Sus ojos no creía lo que veían, el rubio ese... ¿temblaba? giró su vista y comprendió el motivo. Dos orbes plateados le miraban fijo, eran tan frías que logro sentir como su cuerpo se congelaba.
-¿Qué es lo que hace aquí maestro? ¿Por qué me interrumpe?
El chico reclamaba molesto, pero su profesor no le prestaba nada de atención, mantenía la mirada clavada en su dragón... ¿acaso deseaba arrebatarle su premio? Sus ojos se abrieron asustados al ver como el cañón giraba a su persona, de milagro alcanzo a esquivar las tres balas que salieron disparadas.
-¡está loco! ¿Por qué me ataca?
Los otros templarios veían confundidos la escena. Conocían a Tomas, todos los templarios le conocían, por lo que no entendían su actuar.
Tomas sujeto la red, con todo y Rasmus, arrojándola varios metros atrás.
-¿Qué hace?
-jmp, si deseas tu premio... ¡tienes que derrotarme!
-¡¿Qué?!
Al rubio no le dio tiempo ni de reclamar. El mayor se abalanzo contra él, mientras se acercaba tomo la espada del suelo. Jedan alcanzo a esquivar el corte de milagro, pero un patada lo mando contra una toma de agua, derribándole en el impacto, se levantó adolorido, justo a tiempo para esquivar una segunda estocada.
-q...que... ¿Qué hacemos?
-no lo sé....
-posiblemente se trata de una prueba.
-entonces, ¿intervenimos?
-no, dejemos que el maestro Torquemada se encargue...solo vigilemos al demonio.
*****.....*****.....*****.....
Hipo no entendía lo que ocurría, tenía unos enormes deseos de correr y ayudar a Rasmus, pero. Si su padre decidió intervenir debía confiar en él. De momento esperaría, ya que no deseaba estropear los planes de su progenitor, seguro que salva a Rasmus... ¿verdad?
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De acuerdo, no negaba que los entrenamientos con su maestro siempre fueron duros...pesados...exigentes...brutales... ¡el maldito infierno! en ese entonces podría jurar que el mayor quería asesinarle y, ahora... ¡también!
Esquivar sus cortes era casi imposible, a eso agreguen los golpes mal intencionados, pues. Disparo en tres ocasiones, pero Tomas lo esquivaba con facilidad. El rubio alcanzo a detener con su arma el filo de la espada. Un escalofrió recorrió su Columna al ver como los ojos de su antiguo profesor cambiaban, tornándose dorados. Sacando fuerza de flaqueza, logro propinarle una patada en el estómago y escapar.
Jedan giro el arma y disparo, la bala rozo el hombro del exsacerdote, pero nada más. Tomas sonrió y se quedó quieto, Jedan volvió a disparar, pero nada salió.
-te dije muchas veces, cuida y cuenta tus municiones.
Para sorpresa de todos, Tomas soltó el arma. ¡Dios! ¡Como disfrutaría esto! apretó con fuerza el puño y soltó el primer golpe.
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Rasmus, así como los templarios, miraba asombrado la pelea. Ese peli plata le estaba propinando una paliza al oxigenado ese. Una parte de él se alegraba y vitoreaba a ese hombre, pero otra...estaba aterrada. Era obvio que ese sujeto era compañero de estos, de lo contrario ¿Por qué no le atacaban? parecía que se disputaban por ver quien lo asesinaría, esto no le sorprendió, los vikingos solían hacerlo. Pero, si ese rubio le había puesto tal paliza, el peli plateado... ¡ay Odín protégeme!
-quieto demonio
Uno de los templarios coloco su espada en el cuello del moreno, tras ver como se retorcía en la red intentando zafarse.
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Jedan escupió sangre, la ira lo estaba dominando, pero debía tener la mente fría si deseaba ganar, su maestro era un hombre muy listo y con su habilidad él...momento... ¡idiota!
Tomas alcanzo a esquivar las dagas de hielo que salieron contra él, a esta le siguieron otra ráfaga, que lo alejo del rubio. El mayor sonrió complacido.
-valla, sí que eres lento, pensé que nunca activarías tu linaje, se mofo, -me alegro, empezaba a aburrirme.
Nuevamente se lanzó al ataque, pero en esta ocasión Jedan reacciono. El menor creo un escudo de hielo, con picos incrustados, para protegerse. Tomas logro brincar antes de que sus pies se congelaran.
-es impresionante.
-sí.
-aun con su "mejora" no logra atraparlo.
-Messie Torquemada es increíble.
¡Perfecto! solo uno vigilaba al moreno, los demás se encontraban embobados con su pelea. Se deslizo por una pared, esquivando los picos que brotaban del suelo, dando un salto. Mientras giraba, dos finísimas agujas salieron de su manga, sin que ningún templario las viese. Los proyectiles se clavaron en sus objetivos. El primero se incrustó en la tráquea del custodio, robándole la vida en el acto. El segundo corto parte de la red que aprisionaba al moreno.
Fueron solo unos segundos, los ojos de Rasmus y tomas se conectaron en el giro, entendiéndose. El moreno se sorprendió al ver la dorada mirada del hombre, unos ojos tan dorados como los que vio en hipo horas atrás.
En cuanto la red se rompió rápidamente le retiro de su cuerpo, tomo al occiso antes de que su cuerpo cayera al piso, reprimiendo un quejido debido a su hombro lastimado, coloco al templario en el suelo y se dispuso a escapar.
Un excelente plan de no ser por un ligero inconveniente.
La transformación de Rasmus, así como la enorme flama que provoco...se observó hasta el muro. Uno de los comandantes veía preocupado la ciudad, confundido por el comportamiento que los chicos mostraron minutos atrás. Por lo que, al ver la flama purpura, no dudo en tomar algunos hombres y bajar.
-¡Detrás de ustedes! grito alertando a los chicos.
Rasmus alcanzo a esquivar la espada que por poco lo rebana la mitad, el moreno lanzo una de sus flamas, alejando así a su enemigos. Para después salir disparado por las calles de la ciudad.
*****......*****.....*****.....
-¡Mierda!
Hipo miraba asustado lo que ocurría, el joven se había acercado poco a poco, tomo la mochila de su padre y se adentró en las calles, tenía que ayudar a Rasmus.
*****.....*****.....*****.....
Los dorados ojos de Tomas se asustaron, sus pupilas observaron los movimientos de su polluelo, pero no fue el único.
-Hipo...
El rubio susurro el nombre del chico. Finalmente le había encontrado, pero... ¿Por qué corría donde el demonio? Giró a ver a su maestro, buscando respuesta.
Una fuerte luz lo cegó, Tomas activo una granada incandescente que traía en su chaqueta. Parpadeo varios segundos, hasta que sus ojos dejaron de ver blanco, para su sorpresa su contrincante había desaparecido, estaba solo...casi, dos de sus compañeros se acercaron para auxiliarle.
Maldijo a su instructor, tomo su espada y se acho a correr en persecución del dragón...y de Hipo.
*****.....*****.....*****.....
Su cuerpo le dolía horrores y perdía una gran cantidad de sangre. Se recargo en una pared, intentando controlar su respiración, cerró los ojos y se concentró; el vapor se desprendió de su cuerpo, cauterizando las heridas al momento; sus sentidos lo alertaron del peligro, por lo que reanudo su marcha.
-¡por aquí!
Estaba muy cansado y ya no podía caminar, tomo un respiro y se preparó, si moriría lo aria con honor, como un dragón. Dio un brinco al sentir como era sujetado por el brazo.
-¡Shhhhh!
Una ola de alivio le invadió al ver al pecoso junto a él. Hipo le hizo la seña para que lo siguiera, se adentraron unas calles y de ahí, ingresaron a una vieja juguetería. Avanzaron con cuidado entre los estantes, al final se escabulleron por un pequeño pasillo.
*****.....*****.....*****.....
-jmp...ahí.
El comandante señalo la juguetería, dio una última vista al rastro de sangre, a la vez que desenfundaba una escopeta.
-ustedes dos, rodeen el lugar, Tú, al techo, Marcos, conmigo.
-Sí señor.
El hombre miraba las pisadas en el suelo, parece que había alguien más. Ingresaron despacio, mirando a todos lados.
Los estantes e encontraban muy sucios, llenos de moho y juguetes rotos, el aire en ese lugar estaba lleno de polvo. El más joven rompió el cristal, liberando el polvo y permitiendo que la luz del atardecer iluminara el recinto.
-¿Dónde estará?
-no lo sé...mantente atento.
-si señor...ahí...
Era un pasillo angosto, lleno de cajas y carteles viejos. Los hombres avanzaban con cautela, con las armas por delante, llegaron hasta una vieja puerta de metal. El acero rechino mientras giraba; la luz del atardecer los baño, fueron recibidos por sus compañeros, que bajaron sus armas al verles.
-Señor, ¿encontraron algo?
-no...no había nadie
-pero las huellas nos traen hasta aquí
El comandante regreso sobre sus pasos, observo a detalle el pasillo, había algo ahí, comenzó a tirar las cajas, restos de muñecos adornaron el suelo, algunas muy viejas se desintegraban, otras al caer se hacían pedazos regando su contenido; a medio pasillo se encontró con una sorpresa, una enorme caja de madera resguardaba un agujero, el cual colindaba con el complejo de departamentos a un lado.
*****.....*****.....*****.....
Ya decía él que explorar como ratoncito en estos días le seria de ayuda. Se adentraron al edificio subiendo las escaleras, si llegaban a la azotea su padre les vería y estarían salvados.
¡CRASHHHH!
-¡Rasmus!
-¡lo siento!
Las alas del dragón habían tirado un estante llenos de frascos, estos se despedazaron con el impacto, bañando el suelo con cristales y un líquido viscoso.
-ten cuidado, no pises los vidrios.
-no
-rápido, tenemos que llegar a la azotea.
-esta bie... ¡Hipo espera!
El moreno le detuvo y obligo a ocultarse tras una columna.
-¿Qué pasa?
-alguien se acerca
Se escucharon los pasos, la puerta se abrió de golpe, un templario ingreso al cuarto. La luz blanca iluminaba el lugar, buscando.
No podrían llegar a la azotea, de dónde provino el templario, por lo que tendrían que ingeniárselas para salir. Abrazo con fuerza la mochila de su padre, deseando que estuviese ahí. Su cerebro no tardo en prenderse. Abrió el cierre de la mochila, despacio, e ingreso con mucho cuidado, tanteando. No tenía idea de lo que aria, ya que nunca había usado un arma...pero siempre existía una primera vez.
La puerta de la entrada cayó, los templarios restantes ingresaron al lugar, avanzando con rapidez.
-Hermano
-escuche un ruido...proveniente de aquí
-mmm, un almacén muy grande.
-deben estar aquí, nadie ha subido
-¡búsquenles!
-ah, no.
El pecoso retrocedió espantado, se encontraba cerca de una enorme ventana, al retroceder choco con Rasmus...que a su vez choco con unos botes, ocasionando un gran ruido.
Las lámparas no tardaron en alumbrarles. Hipo se aterro al ver como las armas giraban contra su persona. Sin pensarlo tomo el primer objetó en la bolsa y lo arrojo a sus enemigos.
Un disco de metal, con un botón rojo en el centro, cayo a los pies de los hombres, al hacerlo el botón se presionó contra el suelo, activándose.
Fuertes ondas sonoras se disiparon, lastimando los oídos de los templarios, los cuales arrojaron las armas para cubrir sus oídos. Hipo miro asombrado el resultado, al girar se percató que Rasmus también se quejaba, debido a sus sensibles orejas, pero no le dio tiempo a sufrir. Tomo su brazo y le arrastro escaleras arriba.
-¡hay mis orejas, mis orejas!
-¡maldición Rasmus, Cállate! el chico miraba asustado la calle, ni rastros de su padre,-Tenemos que brincar, ordeno, jalo a su compañero hasta la orilla y se abrazó a su cuello.- ¿puedes planear?
Aun mareado, el moreno afirmo. Sujeto la cintura del chico y se aventó. Planeo hasta media calle, de ahí se echaron a correr.
¡Bang! ¡bang! ¡bang!
El moreno alcanzo a quitar a Hipo, antes que las balas le alcanzaran, los sacerdotes les disparaban desde el techo, asustados se escondieron tras un contenedor.
-¿estás bien? ¿Te lastimaron?
El moreno le veía preocupado, temeroso de que el menor se encontrara lastimado.
-estoy bien. Hipo se asomó unos segundos, para después regresar tras la pared de metal, -ahí vienen. El chico mordió su labio, intentando calmarse.
-Hipo escucha yo...
-¡Hipo!
La voz de Jedan les interrumpió, el rubio se acercaba a ellos, junto a dos compañeros.
Rasmus se colocó inmediatamente frente a su pareja, mirando con odio a su competencia.
-¡aléjate de él monstro! amenazando con una espada.
-Je...Jedan, espera...por favor, no lo lastimes.
-¿eh?
Los ojos azules le miraban sorprendidos. En especial cuando Hipo avanzo lentamente hacia él, colocándose frente a Rasmus.
-por favor, no lo mates, no es malo...es mi amigo.
Mientras el castaño avanzaba, deslizo una navaja por la manga de su chaqueta.
-es un demonio Hipo, debo matarle.
-lo sé, lo entiendo, pero...por favor, encarcélale si lo deseas pero, no lo mates...sería una buena mascota.
Rasmus oía furioso. El tono tan meloso que Hipo utilizaba, nunca lo había escuchado. Pero eso no era todo, la mirada cálida que le dirigía a ese rubio y las cosas que decía respecto a él ¡está loco! el no deseaba ser encerrado, ni ahora ni nunca.
La ira comenzó a invadirlo, el fuego en su estómago aumento. ¡No! Hipo era suyo, le gustara o no.
Solo un poco más, un corte en el cuello y Rasmus podría usar la distracción para huir.
*era listo, pero le faltaba experiencia y entrenamiento, pese a ello se sentía muy orgulloso.
El corte fue detenido con facilidad. Jedan miraba molesto a Hipo, presionando su mano.
-¿Por qué?
Hipo reprimido el dolor, pero no desvió la mirada.
-es mi amigo...como tú.
¡FIUUUUU! (mis pésimos efectos)
Cuatro enormes agujas se clavaron en el pecho de uno de los templarios, a la par que una granada caía junto al primer grupo de persecutores.
-¿Qué?
Hipo no perdió la oportunidad, se zafo de golpe y giro la navaja. Una bellísima cortada cruzo el rostro del rubio. El segundo templario intento ayudar, pero una bola de plasma lo arrojo lejos.
-¡agh! ¡Hipo!
El puño del francés quedo a escasos milímetros de la cara del pecoso. Tomas sujetaba con fuerza su mano. Los dorados ojos se clavaron en el menor.
-te dije que...te...alejaras...de...mi...hijo
Todo ocurrió muy rápido. Tomas rompió la muñeca del menor, mientras su pie se encargaba de destrozar la rodilla. Jedan cayó al suelo, aullando de dolor. El peli plata le arrebato la mochila a su hijo, le jalo mientras le hacia una seña al moreno para que lo siguiera.
Nuevamente se dieron a la fuga...con dirección al muro.
-papá, espera.
-no hay tiempo, nos alcanzan.
-pero...tenemos que huir, no correr directo al muro, ahí los...
-¿Cómo entrabas?
-¿eh?
-¿Cómo entrabas a la ciudad?
-po...por el subterráneo.
-vamos ahí.
Tomas tomo algunos explosivos y los arrojo a los edificios cercanos. Las estructuras se derrumbaron a su paso, bloqueando el camino.
-¿Qué tipo de dragón eres?
-u...un furia nocturna
-excelente, eres rápido... Escuchen bien, en cuanto salgamos te vas a transformar y nos largaremos volando, tardaran en reaccionar y nos dará suficiente tiempo para escapar, ¿entendieron?
¡Sí! por fin, un buen plan. Los templarios jamás esperarían un ataque por sorpresa, directo en su territorio. El furia nocturna era uno de los dragones más veloces, por lo que gracias a sus reflejos sería fácil escapar...solo había un ligero problema.
-¡No puede volar! ¡No puedo volar!
El peli plata casi se cae de la impresión, por suerte alcanzo a sujetarse en el barandal, de lo contrario habría rodado por las escaleras hasta llegar a las vías.
-¡¿Qué?!
-no puede volar, le falta una aleta...vez (mostrando la cola)
-¿Por qué no me dijiste?
-¡nunca me preguntaste!
-¡ni siquiera sabía que conocías a un dragón!
-¡no es mi culpa! ¡Si hubieses hablado conmigo en lugar de alejarme, te lo habría dicho!
-¡ya te dije que lo hice por tu bien!
Rasmus les veía asustado, esos dos se habían detenido a medio camino para gritarse.
¡tap, tap, tap!
Los pasos le alertaron, sus perseguidores se acercaban.
-¡oigan, chicos!
-¡que!
Dos pares de ojos dorados se clavaron en el moreno, el cual tembló ante la mirada de enojo.
-a...ahí...vienen...
-¡maldición! ¡Continúen!
Bajaron corriendo hasta la escalera, de ahí a las vías y después el vagón. Hipo guiaba. Pasaron el vagón, donde el pecoso tomo un poco de ropa para su amigo, de ahí a la escalera.
-¿puedes planear?
-Sí...si puedo hacerlo, me elevo un poco.
-¿Cuánto?
-como...20 metros.
-ah...servirá, supongo.
Al llegar, sujeto a su hijo, acomodando su chaqueta.
-¿estás listo?
-sí.
-bien, abrazándolo con fuerza, -dragón, vas a arrojar una bola de fuego al techo, en cuanto lo hagas te transformas y sales, afuera trepa al primer edificio que veas, nosotros subiremos a tu espalda, dispararas a donde yo te indique, ¿entendido?
-sí.
-bien, o salimos de aquí...o nos matan, solo dos opciones, hablo tranquilo.
-ah, qué bien, sin presión, se mofo el castaño.
Una gota de sudor resbalo por la frente del moreno, esos dos estaban locos.
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