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Antepasados

En esta parte incluiré a los antepasados de Tomás e Hipoteca, para que se den una idea de dónde vienen sus poderes.

Ojalá les guste.

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Hace cientos de años.

Siempre le gustaron las historias fantásticas, era un apasionado de estas y nunca desaprovechaba sus viajes de negocios para intentar descubrirlas. Por tal motivo, cuando escucho la historia del Wendigo, no dudo en embarcarse en una de sus naves y zarpar al norte para buscarle.

Desgraciadamente la naturaleza no jugo en su favor, una tormenta hundió su barco en el océano Ártico, de milagro logro sobrevivir y llegar a tierra, solo, con un poco de comida y su maleta de caza. Se adentró en la espesa nieve y camino por días, hasta encontrar los primeros indicios de vegetación, un hermoso bosque con árboles enormes bañados en nieve.

Tomo una gran bocanada de aire antes de ingresar, sus provisiones se habían acabado y necesitaba encontrar algún rastro de civilización, si es que quería sobrevivir.

*****.....*****.....*****.....

Miedo, desesperación, angustia, esos sentimientos se encontraban reflejados en la mirada del hombre. Tenía unas inmensas ganas de gritar y destruir todo a su paso, de reclamarle a la vida y el destino tan injusto castigo, nuevamente había perdido a su pequeño.

Llego a la escuela esperando encontrar alguna pista, pero no fue así. De acuerdo con los profesores y alumnos Hipo ingreso a la institución, tomo sus clases y se marchó a la misma hora, como todos los días, al siguiente día no regreso, la dirección llamo al orfanato y las hermanas le informaron que el chico se había marchado con su tutor, no preguntaron nada más y dieron por zanjado el asunto.

Camino por la acera mirando a todos lados, pero sus plateados ojos no encontraban a su hijo,el terror lo invadió, ¿Qué tal que Hipo fue secuestrado? si alguien descubrió que Hipo es su hijo y se lo llevo, algún traficante como los que contrataron a su madre, o peor aún... La Iglesia.

No, era imposible, él oculto toda pista de parentesco, no era amable ni sobreprotector con su polluelo (aunque lo deseara) incluso le mantenía alejado de su persona. Nadie conocía su secreto, estaba seguro de ello.

Respiro hondo y continuo su viacrucis, tenía que encontrar al Hipo.

*****.....*****.....*****.....

Hace cientos de años

Camino por el obscuro bosque, sus fuerzas le abandonaban, las piernas se doblaron y cayo a la nieve, la vista se le nublo y la temperatura de su cuerpo comenzó a descender. Estaba seguro de que moriría en ese lugar, sus ojos comenzaron a cerrarse...esperando a la muerte.

Pero la muerte no llego, lo único que apareció fue un brillo, un pequeño sol que lo hizo sentir protegido, mientras un dulce canto le invitaba a dormir y relajarse.

*****.....*****.....*****.....

No había a quien recurrir, Hipo no tenía amigos a quienes preguntar, estaba seguro de ello.

El chico era un antisocial (y se culpaba por ello), su vida se dividía en dos escenarios, la escuela y el orfanato, jamás salía a fiestas o se quedaba de ver con amigos, prácticamente acudía a la escuela porque era obligatorio.

Cansado se sentó en una banca del parque, había recorrido la ciudad tres veces (no es que fuera muy grande), mordió su dedo nervioso, tal vez tendría que poner a la policía a buscarlo, de esa manera no quedaría ningún rincón sin revisar, o mejor aún...a los templarios, con su entrenamiento lo encontrarían más rápido.

Aunque, pensándolo bien, ¿conque excusa?

"Haber bola de inútiles, quiero que busquen a Hipo y lo traigan a casa, sano y salvo...si, Hipo, el chico maldito del orfanato, que de maldito no tiene nada. Salvo que tiene la mala suerte de tener un padre tan idiota que no se le ocurrió otra idea para justificar la adopción de su propio hijo que inventar semejante historia".

Uy si, que bien sonaba esto. De verdad compadecía a su polluelo...le toco el padre más imbécil del mundo.

Tomo una gran bocanada de aire y se preparó, no podía pedir ayuda...almenos no ahí.

Al girar sus ojos se abrieron asombrados. Dos bellas esmeraldas lo veían, ocultos en la sombra de un edificio.

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Hace cientos de años.

El viajero despertó al día siguiente, tumbado en la nieve, rodeado de pinos y helechos. Esto era extraño, tenía que estar muerto por hipotermia, congelado bajo una espesa capa de nieve...pero no era así.

Pese a lo brusco del clima, sentía una enorme paz...y calor.

Miró a su alrededor, sorprendiéndose con lo que encontró. Su silueta estaba estampada, ahí donde cayó, en la nieve...pero no era todo. A su lado había otra silueta, algo le había cobijado en la noche. Con los dedos palpo el lugar...aún estaba tibio, ¿pero cómo? ¿Por qué lograba sentir calor en la nieve? Un ligero destello lo cegó, había algo bajo la sábana blanca, despacio le retiro. Se encontró con una brillante pluma, era una pluma dorada, muy parecida a la de un pavo real, salvo que esta era dorada y el ojo carmín, el objeto brillo con intensidad por unos segundos. Asombrado la guardo entre su ropa y reanudo su camino, no era buena idea esperar ahí...que tal si se encontraba con un oso hambriento, o lobos, lo mejor avanzar.

*****.....*****.....*****.....

-ha pasado tiempo, saludo una voz gruesa.

Tomas se recargo en el edificio, mirando al frente.

-¿Cómo va todo?

-mmm...bien...creo. Recibimos tu carta... ¿están listos?

El sacerdote sonrió triste mientras llevaba su mano a la cara.

-¿Qué sucede?

-mi hijo, dijo con un hilo de voz, -perdí a mi hijo.

La sombra lo miro sorprendido, guardo silencio unos segundos antes de hablar.

-¿le...le ocurrió algo?

-no lo sé...fui al vaticano, al regresar él ya no estaba.

-¿crees que...? bueno, ya sabes, que alguien se enteró de su relación.

-no, no lo creo, nadie lo sabía.

-....

-....

-ammm...hey, cálmate, tal vez este con un amigo.

-Hipo no tiene amigos.

-¿estás seguro? Digo, los chicos no cuentan todo a sus padres...y si tenemos en cuenta que ustedes casi no hablaban, podría ser...

Tomas suspiro molesto y se giró a ver a su interlocutor.

-estoy seguro, conozco la vida de mi hijo perfectamente, te puedo asegurar que no se lleva con ninguno de sus compañeros, no está en una banda y no tiene novia, respondió antes de que su amigo hablara.

-OK...cálmate, solo era una sugerencia.

-¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Te estoy diciendo que perdí a mi hijo!

-cálmate, cálmate, lo entiendo, lo encontraremos, alguien debe saber dónde está.

Tomas lo miro molesto, es que acaso no entendía que Hipo no se re...

Sus ojos se abrieron como platos. ¡Idiota! como es que lo olvido.

-ve directo a mi casa, ocúltate en las sombras.

Grito el hombre antes de salir corriendo.

Su compañero parpadeo unos segundos antes de obedecer.

*****.....*****.....*****.....

Hace cientos de años

El Wendigo era real.

Llego a un pequeño poblado (aquel del cual escucho en la taberna) situado en medio del bosque. La aldea contaba con no más de veinte o treinta casas, todas ellas en mal estado, con un huerto pequeño y un minúsculo establo. La gente tampoco lucia bien, en su mayoría eran ancianos, algunas mujeres y ocho niños (tres varones y cinco hembras), solo había seis hombres maduros en el lugar.

Al llegar las mujeres corrieron a ocultar a los niños y los hombres lo encararon, gracias a dios era un experto cazador y combatiente (en balde todos sus viajes por áfrica y medio orienté), logro repeler el ataque de sus "anfitriones", después de noquear a cuatro de ellos, consiguió que el resto lo escucharan. Solo era un comerciante que venía de paso, no venía a dañarlos...pero si quería ayudar.

De acuerdo con la gente el Wendigo había llegado hace dos años, cada luna llena aparecía en la aldea, asesinaba a un adulto y se llevaba a un niño, lo que veía ahí era lo que quedaba de la aldea. La gente había intentado huir pero...eran distintas las formas en que los obligaban a regresar. Si un grupo grande se marchaba podían caminar por horas y siempre volvían al mismo lugar, algo les hacía dar vueltas en círculo, si era solo un individuo este aparecía al día siguiente, lleno de mordeduras y arañazos en todo su cuerpo, en ocasiones el Wendigo pastoreaba a los prófugos hasta hacerlos regresar...simplemente no había salida.

Los aldeanos le había enfrentado varias veces, pero el resultado era el mismo, muchas muertes, no eran guerreros, solo un pequeño poblado de granjeros que buscaban salir adelante.

El viajero escuchaba atento la historia, solo faltaban dos noches para la luna llena. Decidido acepto ayudarles, después de todo a eso fue a ese recóndito lugar, a cazar al Wendigo. No era un excelente guerrero, pero si un hábil cazador y en su búsqueda con las cosas sobrenaturales había aprendido uno que otro truquito.

A lo lejos, dos hermosas orbes doradas miraban la aldea, con un poco de lastima y tristeza.

*****.....*****.....*****.....

Las tiernas iris celestes observaban esperanzadas la puerta blanca, la perilla giro y una persona ingreso a la habitación. La tristeza y miedo se vio reflejada en la cara de Camicazi, la niña apretó con fuerza el muñeco de felpa debajo de sus sabanas, mientras se hundía en la cama.

Con paso firme una de las monjas ingreso a la habitación, la mujer dejo un plato de comida en la mesa y le ordeno comer.

Camicazi tomo el plato con manos temblorosas, llevo una cucharada a su boca y comenzó a comer. Sabia horrible, la sopa estaba fría y grumosa. Cristalinas lágrimas adornaron su angelical rostro, ¿Dónde estaba Hipo? ¿Por qué ya no subía a verla? mientras gimoteaba un poco de sopa resbalo de su boca, manchando las sabanas.

-¡Niña ten cuidado!

La monja le arrebato enfadada el plato, ahora tenía que limpiar el desastre de la mocosa.

Camicazi dio un brinco cuando las sabanas fueron arrebatadas de su cuerpo, asustada abrazo a Blas e intento esconderlo bajo su pijama.

-¿de dónde sacaste eso?

La mujer le quito el peluche, estaba algo sucio, pero era lindo y se veía caro, era raro encontrar ese tipo de muñecos hoy en día.

-¡NO! ¡ESH MIOO! chillo la menor.

-¿de dónde lo sacaste? ¿Quién te lo dio?

La niña intentaba recuperarlo, estirando su bracitos y llorando.

-¿Quién te lo dio? volvió a preguntar mientras sujetaba a la rubia de su cabello.

Camicazi mordió su labio para no responder, no delataría a Hipo.

La hermana la miro molesta, levanto al peluche y comenzó a zangolotearle.

-¡NO! lo latimas.

La rubia lloro más fuerte, mientras hacían un esfuerzo por recuperar a su amado Blas. Con dolor comenzó a arrastrarse por la cama, desgraciadamente no midió bien y se calló de esta.

-ja, eso es lo que les pasa a las niñas malas.

La hermana la miraba burlona, posiblemente alguna de las familias que la visito se lo había regalado, pero estaba molesta de tener que cuidar a esa pequeña peste, así que disfrutaría un poco torturándola.

-Lo quieres

Con una sonrisa le coloco el muñeco frente a ella, para después pararse sin permitir que la niña lo alcanzara.

-ja,ja...!Ahhh!

Una fuerte presión en su muñeca la hizo gritar. Sus ojos se abrieron espantados y comenzó a temblar, había olvidado que el sacerdote regreso.

Se escuchó un tronido, el muñeco cayó al piso, con un movimiento el hombre arrojo a la monja contra la pared. Esta se levantó llorando, con la mano rota.

-si la vuelves a tocar... ¡TE ARRANCO LA CABEZA!... ¡LARGATE!

La religiosa salió corriendo, tropezando en algunos escalones, mientras gritaba de terror.

Solo se fue unos días y esas malditas mostraron su verdadera cara...pero ya se encargaría de ellas.

Con cuidado levanto a la pequeña y la sentó en sus piernas, dándole el conejo. La rubia abrazo al peluche y continuo llorando...parece que no solo lastimo a su hijo con su forma de ser.

-ya pequeña, no llores, busco calmarla sobando su cabeza.

El llanto de la niña se redujo, aun moqueando se giró a ver a su tutor, era raro que fuera amable con ella. Los ojos grises escanearon el juguete, no era de ahí, posiblemente Camicazi si sabría donde estaba su polluelo.

-Camicazi, ese juguete... ¿te lo dio Hipo?

La chiquilla mordió su labio y agacho la cabeza...parece que Sí.

-Camicazi, tomando su mentón, - ¿sabes que Hipo está perdido, verdad?

Los ojos asombrados de la rubia le dieron la respuesta...no lo sabía.

-escúchame pequeña, ¿sabes si Hipo tenía un...amigo secreto?

La niña lo miro confundida y negó.

-nunca te hablo de alguien, alguna persona que no conocías.

Camicazi lo medito unos segundos. Recordó que en una ocasión Hipo se veía triste, había peleado con un amigo.

-Ti, Ti, tenía un amigo.

Los ojos grises brillaron con un poco de esperanza...parece que no sabía todo de su hijo.

-¿de verdad? ¿Cómo se llamaba Camicazi? ¿Dónde vive?

La rubia lo pensó antes de negar con la cabeza.

-no tabo, Hipo no me lijo

El hombre mordió su labio frustrado, nuevamente nada...pero...el juguete.

-Camicazi, hablo serio asustando a la menor, -ese juguete te lo dio Hipo verdad, la niña agacho la mirada,-Camicazi escúchame, es importante, tengo que encontrar a Hipo, tú también quieres verlo de nuevo ¿cierto?

-Shi

-Hipo te dio el juguete

-Shi

-¿sabes de donde lo obtuvo?

-no...no me lijo.

Ah, esto no le llevaba a nada, era claro que la niña no lo sabía, se giró y la acostó en la cama, tenía que regresar a buscar a su polluelo.

La niña lo miro triste, ella también quería que Hipo regresara. Una pequeña idea vino a su mente, sujeto al padre de su manga antes de que este se retirara.

-pelo, pelo...hipo siemple me tlaia cosas de eshe lugal.

-¿cosas? ¿Qué cosas?

-munecos...bandelitas...y...y ...tatitas con figulitas...

-¿Dónde están?

-Hipo las gualdaba, solo tengo a Blas, el las gualdaba en su tuato.

Ni tardo ni perezoso el hombre tomo a la niña en brazos y bajo a la habitación de su hijo.

Hace cientos de años.

La luna llena apareció. El viajero encerró a los ancianos, mujeres y niños en una cabaña, los demás hacían guardia alrededor de esta.

Armado con una espada, un látigo, dagas y una pequeña ballesta en su mano izquierda, exploraba las calles en busca de su presa. Pasaron algunas horas y nada, el Wendigo no aparecía. El cielo comenzó a nublarse, cubriendo el plateado astro.

¡WUAHUUUU!

Se escuchó un feroz grito, una combinación entre aullido y gruñido grave, los rayos de la luna iluminaron la silueta del animal, este brincaba entre los tejados, evitando las trampas que los aldeanos colocaron en el suelo, se detuvo y comenzó a olfatear el aire, lanzo un gruñido y corrió directo a sus presas, la madera delos techos crujía y se desquebrajaba bajo sus poderosas patas.

Aterrizo frente a los hombres, a un costado de la casa que protegían. Uno de ellos le ataco con el azadón, pero el animal destruyo la herramienta de un garrazo, tomo al hombre de la camisa y lo arrojo varios metros, repitió la operación con otros dos.

Adentro se escuchaban los gritos de los niños y el llanto delas mujeres.

Wendigo clavo sus garras en el hombro de su futura víctima. Una nube se apartó y permitió que la figura de la bestia quedara iluminada. El hombre logro ver a aquel que sería su asesino.

Tenía la cara parecida a la de un lobo, pero más grotesca, con dos enormes y filosas astas de alce, era alto, con un pecho musculoso y lleno de pelo, cual mata de león, sus brazos eran delgados y alargados, decorados con tres garras en cada uno, sus patas eran también largas, pero parecidas a las de un buey.

Un brillo infernal destello en esos negros ojos, levanto la garra, dispuesto a partir a su víctima.

Se escuchó un silbido, una pequeña, pero potente, flecha cruzo el aire. El proyectil se incrusto en la mano del animal, obligándole a soltar a su víctima. El extranjero corría directo a él, lanzándole las flechas. Wendigo rugió molesto, el animal se arrojó contra él, pero en cuanto dio unos pasos una de las trampas se activó, alcanzo a quitar la pata antes de que unos dientes de acero le cercenaran la extremidad, brinco a la izquierda y ocurrió lo mismo, al rodar por el piso activó otra trampa, un enorme tronco (con púas incrustadas) se enterró en su lomo, adolorido brinco a uno de los techos...los malditos humanos se habían preparado mejor esta vez.

Comenzó a correr, intentando salir de la aldea, a sus espaldas el cazador le seguía de cerca. El hombre no perdió tiempo, corrió directo a una casa y con maestría trepo la pared hasta el tejado, tomo su látigo e intercepto a su presa.

La cinta de cuero se enrollo en una de las patas del Wendigo. Un fuerte tiro, la nieve en la azotea y la gravedad hicieron el trabajo. Se escuchó un golpe seco, seguido de una especie de mugido. El demonio cayó al suelo.

Se levantó gimiendo de dolor, su adversario se acercaba, molesto se colocó en cuatro patas, preparándose para embestir.

El extranjero desenfundo su espada, alcanzo a rodar cuando el Wendigo se arrojó contra él, con un veloz movimiento corto parte de la pantorrilla del animal, una nueva embestida y logro detener las astas con su espada, por desgracia el animal giro la cabeza y le arrojo con fuerza a una casa. El hombre se levantó adolorido y continuo luchando, esquivaba garras y mordidas, en uno de sus giros perdió la espada, la cual salió disparada contra el poso, incrustándose en uno de sus postes.

Fue arrojado a la nieve, con una herida en su espalda, en el zangoloteo la pluma comenzó a salir de su bolsillo. Se levantó adolorido, al girar una poderosa mandíbula se apodero de su brazo, el Wendigo le apretó listo para cercenar, grito de dolor y se retorció, en el movimiento la pluma dorada salió volando, el pequeño astro fue a dar directo a la trompa del Wendigo, en cuanto esta toco la negra piel del animal esta...se incendió.

El demonio grito adolorido, abriendo sus mandíbulas.

El extranjero no desaprovechó la oportunidad, aguantando el dolor corrió directo a su espada, desincrusto su espada y la arrojo contra su enemigo. El arma giro en el aire y fue a dar directo a una de las astas, partiéndola en el acto. El poderoso cuerno cayó al piso, de su muñón comenzó a brotar una gran cantidad de sangre negra y pus.

Wendigo golpeaba su cabeza en el suelo intentando mitigar el dolor con la nieve, los aldeanos se acercaban, miro furioso a su enemigo. Las negras obsidianas y los orbes plateados se escanearon, grabándose la figura del otro, este era el primer encuentro. El animal se marchó dando trompicones, internándose en su bosque.

Pronto se vengaría.

*****.....*****......*****.....

Tomas no creía lo que veía, no había duda, sabía que eran esos objetos y de dónde venían.

Al llegar al cuarto acostó a la pequeña y comenzó a recorrer el cuarto, vacío cajones y escritorio, no era un cuarto muy amplio, ni tenía una gran cantidad de cosas, ¿Dónde escondió Hipo esos objetos?

Dio unos pasos por la habitación, hasta escuchar un crujido en la esquina izquierda, sonrió complacido, su polluelo era muy listo.

Ahí, en ese pequeño agujero había una gran cantidad de cosas. Tazas con logos, banderines, muñequitos, todos ellos con la insignia de equipos. Coloco las cosas en la cama y Camicazi las reconoció inmediatamente.

-Mish tuguetes.

De verdad su hijo era una caja de sorpresas. Un objeto rojo capto su atención, lo saco con cuidado y le extendió en el piso, sus ojos se abrieron sorprendidos, eso parecía... En su juventud él, al igual que todos sus compañeros, había leído el libro de dragones, conocía todas sus hojas, las palabras exactas y los diagramas. Esa especia de bandera, era muy parecida a la aleta trasera de un furia nocturna.

Que extraño, ¿Por qué le dieron esa forma al logo de un equipo? la examino con cuidado, aun tenia restos de óxido, ahí donde estuvieron antaño las varillas, parecía que Hipo remendó algunas secciones...ah, no le dio mucha importancia y la dejo a un lado, después de todo en esa isla los dragones fueron comunes en una época, posiblemente lo hicieron como tributo o algo parecido.

Pero eso no importaba, lo que importaba es que sabía de dónde venían esas cosas...y eso le preocupaba, si Hipo se encontraba ahí tenía que ir por él...rápido, antes de que alguien más le encontrara.

Guardo las cosas y salió de la habitación, diciéndole a Camicazi que en un momento regresaba. La pequeña espero paciente cerca de media hora, cuando el sacerdote regreso venía con otro tipo de ropa, en su espalda una mochila, en su mano una cajita negra y una maleta. Se dirigió a la esquina de la habitación y coloco la cajita en la pared, una luz azul comenzó a tintinear en la parte superior.

-Aster...ven por favor, hablo el hombre mirando al piso.

La madera comenzó a crujir, una especie de tope comenzó a salir a medio cuarto, las tablas se desprendieron y empezaron a evaporarse, hasta formar un perfecto agujero en el suelo. Los dos "humanos" miraban atentos lo que ocurría.

Unas orejas largas y azuladas hicieron su aparición, las extremidades se movían a todos lados, cual periscopio, tanteando el terreno.

Después de comprobar que era seguro, Aster apareció. Era un joven, como de unos veinticinco años, alto, de complexión delgada, piel canela, un hermoso cabello celeste (atado en una trenza que llegaba hasta su cintura), vestía solo un pantalón de cuero color marrón (con algunos pictogramas en sus costados en tono negro), sus manos y pies estaban cubiertos con vendas, en sus brazos y frente tenía unos extraños tatuajes, una especie de pechera cubría su desnudo, amplio y bien formado torso, en esta descansaban dos boomerangs de hueso, muy afilados al parecer.

-¿aquí es donde vives? pregunto mirando todo el cuarto, -es muy pequeño

-es solo una habitación tonto.

-...ya lo sabia

Camicazi miraba curiosa al hombre que hablaba con el padre, su ropa era extraña, también tenía un acento raro, pero lo que más le llamaba la atención eran esa simpáticas orejas en su cabeza y esa peluda y esponjosa colita que tenía, curiosa (y en vista de que Aster le daba la espalda) se animó a tocarla (jalarla).

-y que quieres que haga eh, para que me.... ¡Ahhhh!

El Pooka dio un brinco, se giró molesto mientras desenfundaba su arma. Dos pequeños iris azules lo veía temerosos.

-ah...Tom... ¿y ella?

-ah...escucha, creo que se dónde está Hipo.

-enserio

-Sí, iré por él.

-te acompaño

-No. Necesito que lleves a Camicazi a un lugar seguro...llévale con los demás, nosotros les alcanzaremos.

-pero...

-escucha si Hipo esta donde creo será muy peligroso.

-lo vez, entonces es mejor que te acompañe

Tomas le sonrió, sujeto su hombro y negó con la cabeza, -No, tengo que hacer esto yo solo, tu encárgate de proteger a Camicazi, ella (mirando a la niña), ella también es mi hija, por favor llévala a un lugar seguro.

Aster suspiro resignado, le devolvió el gesto y tomo la maleta que su amigo le ofrecía.

-Ok, yo la cuidare...pero no tarden, recuerda que no tengo tanta paciencia con los niños.

-descuida, es una niña muy tranquila.

El hombre le hizo un gesto y Aster se acercó, Tomas comenzó a susúrrale algo al iodo, el Pooka escuchaba atento, en segundos su mirada se tornó triste, giro a ver a la pequeña y le sonrió.

-no te preocupes la protegeré.

-lo sé, Camicazi, acercándose a ella, -escucha, él es mi amigo E. Aster Bunnymund, él te va a cuidar mientras yo voy por Hipo pequeña, pórtate bien y obedece de acuerdo.

La niña lo miro asustada y se aferró a su cuello.

-yo quelo quédame contigo y Hipo, gimoteo.

-no te preocupes, iremos por ti, lo prometo...solo serán unos días

Aster la recibió con cuidado, la rubia lo miraba entre sorprendida...y asustada.

-tu.... ¿eles un toneto?

El peli celeste inflo las mejillas, molesto.

-claro que no... yo soy Un POOKA.

-pelo tenes olejas y cola

-no pequeña, mira un conejo es un ser inferior comparado conmigo, yo pertenezco a una de las tri...

-si Camicazi es un conejo gigante, como el conejo de pascua o la loca liebre de marzo.

-¿entelio?, pregunto con ojos brillantes.

-¡oye!

-ya, ya luego le explicas la diferencia entre roedores ahora vallase...

Aster obedeció, brinco al agujero, refunfuñando por ser considerado roedor. En cuanto cruzaron el hueco se cerró por arte de magia, como si nunca hubiese estado ahí.

Tomas tomo un respiro, hora de ir por su polluelo.

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