20 años después...

En una pequeña casa, donde la cocina comedor daba a la puerta de salida y había dos habitaciones, una al lado de la otra, con un reducido baño al costado de la mayor, Marina preparaba la cena alegremente. Faltaba poco para que su marido llegara de trabajar y le estaba haciendo su plato preferido, milanesas napolitanas. Ya quería que llegue Daniel, quería ver su cara de alegría cuando viera lo rico que le había quedado.

― ¡Dan! ― exclamo al verlo entrar.

― Mar ― sonrió él y apoyo lo que trajo en la mesa ― uh que delicia ― miro la comida y la abrazo por la espalda ― todavía no te dije la buena noticia y ya me estas regalando algo, me siento halagado.

― ¿Una noticia? ¿Cuál?

― Me ascendieron ― exclama feliz.

― Oh Dan, eso es tan genial ― ella lo abraza.

―Traje jugo para brindar ― se sonroja.

― Ay eres tan atento ― le regala una sonrisa y apaga el fuego del horno.

― Déjame ayudarte ― el castaño ofrece y saca las milanesas que faltan ― espero que no hayas estado haciendo esfuerzos en tu estado.

Ella frunce el ceño y se queja.

― Ni que tuviera panza todavía para que me digas eso.

Él apoya la sartén en un costado y la mira sonriendo.

― Me gusta cuidarte.

Marina se ruboriza.

― No es necesario.

Daniel la abraza.

― Cuando estás enamorado si ― mira para todos lados ― ¿Y las gemelas?

― Se fueron con el abuelo, mi papá me dijo que nunca se las dejo cuidar así que esta vez cedí.

― ¿Así que "Madre Sobreprotectora" resultaste ser, señora Bradwell? ― refiriéndose al apellido de él al ella se su esposa.

― No sé ¿Usted que piensa señor Bradwell?

― Que eres una mujer hermosa y estamos solos ― se acerca a su rostro.

Ella lo aparta.

― Espera, ni comimos.

― Pues te puedo comer a ti ― levanta una ceja.

― ¡Uf! Tú y tu libido ― se sonroja.

― Soy un hombre, tómalo o déjalo ― mueve la cabeza.

― Lo tomo ― sonríe, lo abraza por el cuello y lo besa.

Él le corresponde en un beso largo y apasionado, pero cuando van a continuar suena el celular de Daniel.

― ¿Quién es ahora? ― se queja y contesta ― ¿Hola? ― pero nadie responde ― que raro... ― apaga el teléfono ― ¿Dónde estábamos? ― sonríe.

Marina roda los ojos.

― Ya se me fueron las ganas ― agarra la comida y sirve la mesa.

― ¡Ag! Mi oportunidad ― se queja Daniel.

Se sientan a comer.

― ¿Vamos a brindar?

― Claro ― él sonríe y levanta la copa ― por la mujer más linda que llego a mi vida en ese jardín de niños y la más adorable, por supuesto ― le guiña el ojo.

Ella se sonroja.

― Eso no era, era por tu ascenso en el trabajo.

Hace puchero.

― Mala, no me dejas brindar por lo que yo quiera, entonces brindo por el niño que llevas en tu vientre, mi niño ― sonríe.

― Que no sabemos si es niño o niña ― lo vuelve a corregir.

― Es un niño, lo sé, lo sé, estoy seguro ― levanta el puño demostrándose desafiante.

Ella se ríe.

― ¿Quieres apostar? La última vez gane yo y por dos ― levanta una ceja y sonríe triunfante.

― Ok tú ganas, brindemos por mi ascenso ― hace una sonrisa avergonzada por haber perdido antes, no se quiere arriesgar.

― Bien dicho, Dylan ― sonríe y lo felicita.

― ¿Dylan? ― levanta una ceja, luego lo piensa y frunce el ceño celoso ― ¿Quién es Dylan?

― ¿Qué? ¿Quién es qué? ― pregunta confusa.

― Dijiste Dylan ― entrecierra los ojos enojado.

― ¿Lo dije? Me debí haber confundido así que...

― ¡No! ― grita enojado ― ¡¿Quién es Dylan?! ¿Me estas engañando? ― la apunta.

Marina se levanta de la silla.

― ¡Ag! Detesto cuando te pones en celoso y baja esa mano Daniel Bradwell ― dice enojada.

Él también sale de la mesa.

― ¿Celoso? ¿Por algo será no? ¿Quién es Dylan? ― sigue preguntando.

― ¡No sé! ― grita levantando sus manos ― me estás haciendo una estúpida escena por algo que tú también me hiciste la semana pasada.

― ¿Qué? ― la mira confuso.

― Si, luego que sonó el teléfono, me llamaste Mai ¡Quizás tú tienes un amante y me quieres echar la culpa a mí! ― se cruza de brazos.

― ¡¿Qué?! ¡¿Yo?! ¿Me estas cargando? Soy el hombre más fiel que puede existir en esta tierra.

― ¡¿Eres tonto?! Deja de decir pavadas y vete con tu Mai.

― ¡No hay ninguna Mai para mí! ¡Tú eres a la única que quiero!

Marina se sonroja y ambos dejan de gritar.

― ¿De verdad? ― pone ojos llorosos.

― Claro que si ― se ruboriza.

― Entonces... ¿Por qué no me estas abrazando? ― sus lágrimas caen ― ¡Ag! Malditas hormonas de embarazada ― se refriega la cara.

― Ay no llores ― la abraza ― lo siento, lo siento ― repite muchas veces.

― Eres malo ― hace puchero y también lo abraza.

― Perdón ― dice despacio.

― Bueno...

Ambos parpadean dos veces, miran para todas partes mientras están abrazados, están confusos, se mueven lento y entonces se observan directo a los ojos.

― Dy... ¿Dylan? ― se sonroja.

― ¿Mai? ― se ruboriza.

Sus corazones laten fuerte, acaban de reconocerse. Entonces se ríen.

― Así que... ¿Señor Bradwell? ― pregunta Mariana levantando una ceja.

― Te dije que te volvería a encontrar ― y la besa.

A lo cual, ella le corresponde enseguida.

― Que bueno ― hace una risita ― ¿Crees que la bruja tenga algo que ver?

― Ni idea y ni me importa ― mueve la cabeza y la levanta entre sus brazos.

― ¿A la habitación? ― pregunta alegre.

― ¿Esta mal?

― Nunca ― y lo besa.

Entran al cuarto matrimonial y cierran la puerta, luego una mano sale por esta colgando un cartel... "No molestar".

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Jajaja me pase xD
" No molestar "

Lo sé, muchos querían ver lo que pasaba ahí adentro (mente pervertida) pero el epílogo es más cómico jaja

La verdad este capítulo lo tenía que crear porque no me gusta leer una historia y que los personajes no se recuerden, me ha pasado mucho cuando he leído o visto novelas así, lo hacen para que se vea más real y lo entiendo pero yo no. Yo quería cerrar esa parte, sé que hay cosas que quedaron abiertas pero esta me parecía la más importante :)

La canción de multimedia es la musica que más escuche cuando escribía esta historia:

"Conmigo" de Sofia Reyes

Siempre escucho musica para inspirarme.

Creo que eso es todo nos vemos en los agradecimientos y la última nota de este libro que amo, siempre lo tendré en mi corazón :')