Capítulo 7: Mariana vs Dylan
Al día siguiente, Mariana decide salir de la habitación al sentirse mejor que ayer, no solo se sentía mal mentalmente, si no también físicamente, su cuerpo no quería estar allí, estaba entumecido y ella muy mareada pero ahora que había descansado podía pararse. Se cruzó con Dylan al salir del ascensor, cuando lo vio se sintió molesta, no podía compartir el sentimiento que Elizabeth tenia por él, le caía mal que Dylan culpe de todo a Liz y ella no se defendiera. La dueña del cuerpo abra sido todo lo que piensan, pero no mato a Daiane y no era su culpa.
― ¿Estas mejor? ― Dylan le pregunta.
― Si ― Mariana lo mira con indiferencia y sale del ascensor.
― ¿Te sucede algo? ― él la sigue.
― intento ignorarte.
― ¿Por qué?
― Porque me irritas ― ella frunce el ceño.
Dylan queda sorprendido y se hace silencio.
No había más nada que decir, así que ambos se van para sus diferentes direcciones. Él sube el ascensor y ella se dirige al patio de comida. Intenta pedir algo en el mostrador pero las comidas tienen nombres raros o en inglés.
― ¿Te ayudo? ― aparece Joaquín.
― ¿Me vas a pedir algo a cambio? ― ella lo mira enojada.
― Ya que estuviste enferma y ahora estas enojada ¡No! Yo me encargo.
Pide algo para dos, comen en una mesa de allí pero Mariana sigue enojada y no pronuncia palabra.
― Entonces... ¿Ya te acuerdas de todo? ― Joaquín pregunta.
Ella deja de comer.
― No, conozco a Liz y la entiendo, es raro pero la entiendo.
― Te vi, digo, cuando le decías a Tritri que te irritaba ¿Eso tiene que ver también con esto?
― ¡Pues claro! Pobre Elizabeth, no es justo.
― ¿Te das cuenta que él no sabe realmente como ella se siente? O peor... ¿Te das cuenta que ella quiere estar en buenos términos con él? Si haces eso, la harás enojar.
― Pero no lo puedo evitar... si no me enojo... solo queda... ― y caen las lágrimas.
― ¿Llorar? ― dice Joaquín y acerca su mano al el rostro de ella ― no llores por algo que no tiene nada que ver contigo.
― Pero... pero...
― Te besare.
― ¡¿Qué?! ― ella se paró de la mesa de un salto, muy sorprendida y tirando todo.
― ¡Y has vuelto a ser tú! ― Joaquín saco la sonrisa genial que tiene, la cual no había usado en toda la conversación al ponerse serio en esa situación.
― ¡Te matare! ― se agacho para recoger todo.
― Déjalo, tienes cosas más importantes que hacer ― le dice y luego llama al camarero ― ¿Quieres sacar tu ira?
― ¿Eh? ― Mariana lo mira confundida.
― Juguemos ― Joaquín saca una sonrisa maliciosa.
― ¿Qué?
― ¿Sabes jugar tenis?
― Si ¿Por?
― ¡Hey hermano! ¡Esposa de mi hermano! Vengan para aquí ― Joaquín llama a Hernán y Liliam que estaban en otra mesa.
― ¿Qué sucede? ― dice Hernán.
― ¿Me prestas a tu esposa? ― Joaquín sonríe y Liliam se sonroja.
― ¿Qué quieres decir con eso? ― Hernán se enoja.
― ¡Wo! Tranquilo, necesitamos un contrincante.
― ¿Contrincante?
― ¡Sí! Liz y yo jugaremos un partido de tenis pero nuestro enemigo no es tan bueno, necesita una compañera como tu esposa.
― Si... si vas a preguntar ¿Por qué no me preguntas directamente a mí? ― Liliam responde avergonzada.
Joaquín deja de sonreír.
― No te creas tanto por ser tres veces campeona consecutiva.
― No... no me creo nada ― le responde nerviosa.
― Joaquín deja a mi esposa ― Hernán la defiende.
― ¡Pues claro! Es tu esposa, yo no tengo nada que ver ― Joaquín vuelve a sonreír.
― No entiendo ¿Con quién vamos a competir? ― Mariana pregunta.
― ¡Con Dylan! ¿Con quién más? ― Joaquín responde.
― ¿Y él querrá? ― ella dice.
― ¡Más le vale! Es el representante de los Macmillan.
Como Joaquín dijo Dylan acepto el juego, los equipos estaban listos para empezar, una cancha grande, pasto brillante, un sol aceptable y la energía comenzaba a fluir.
― Te queda bien el traje ― Joaquín le decía a Mariana que usaba la ropa de tenis como él y los demás.
― Siempre con lo mismo, ni siquiera es mi cuerpo ― ella se enoja.
― Por ahora si lo es ¿Pero qué te preocupa? Te ves nerviosa.
― Dijiste que Liliam fue tres veces consecutivas campeona, juego al tenis pero no soy tan buena y quiero ganar ― refiriéndose a lo enojada que seguía con Dylan.
― No te preocupes, yo fui campeón una vez, algo vamos a hacer y "competidor" no es tan bueno ― le sonríe y luego grita ― ¡Escuchaste competidor! ¡Te voy a ganar! ― refiriéndose a Dylan.
― ¡Cállate y juguemos! ― le contesta enojado como siempre.
El partido comienza, esta de igual a igual, Mariana golpea la pelota con fuerza, Joaquín es bueno jugando, Dylan tiene desventaja pero como Liliam es muy buena en esto logran empatarse. De pronto el juez de tenis dice.
― Deuce (iguales)
El primer jugador que gane un punto después de aquello tendrá ventaja y en caso de ganar el siguiente punto, se lleva el juego.
Liliam hace un movimiento y el juez dice.
― Set (parcial)
Vuelve a anotar otro, otro y de nuevo otra vez.
― Partido terminado, gana el equipo Macmillan.
Mariana tira la raqueta al suelo, enojada.
― Bueno, no debí haber elegido a Liliam como nuestro adversario, siempre a último momento saca su az en la manga ― Joaquín reía y apoyaba su mano en su cabeza.
― Buen juego ― Liliam se acerca para saludar, Joaquín la esquiva y se dirige a los baños ― Liz, te ves diferente ― procede a hablar con Mariana.
― ¿Qué? ― dice ella.
― Bueno... tu sonrisa falsa no apareció ahora que perdiste ― Liliam continua dejando su rostro tímido.
― ¿Sucede algo? ― le pregunta.
― No sé qué planeas pero Joaquín es un buen hombre, aléjate de él ― Liliam la empuja con el hombro y dice ― ¡Ups! Perdón ― y sale corriendo hacia Hernán.
― ¿Qué le pasa? ― Mariana queda desconcertada.
― Si coqueteas con todo el mundo, es obvio como las otras mujeres te van a mirar ― Dylan se acerca.
― ¿Y quién dijo que quería tu opinión?
― Solo digo, adiós.
― ¡Espera ahí! ― ella lo apunta con el dedo.
― ¿Qué? ― frunce el ceño.
― Lo admito, lo siento, hoy estuve enojada contigo todo el rato pero porque tengo una buena razón.
― ¿Debería importarme?
― Siento lo de tu hermana pero no puedes estar resentido con el mundo, continua, la vida sigue.
― ¿Y quieres que te perdone? Liz, ya estamos grandes, no somos niños de primaria, olvídate de lo que yo pienso y tu sigue con tu vida, yo seguiré con la mía como se me dé la gana.
― ¡Bien! Pero no olvides esto, pudiste haber tenido una amiga.
― ¿Quién te quiere como amiga? ¿Daiane? ¿O es que acaso no te acuerdas?
― Recuerdo perfectamente.
― ¿Y entonces...?
Mariana suspira.
― Cambie de opinión pero voy a lamentarlo.
― ¿Eh? ― él pronuncia confundido.
― ¡Si no puedo cambiar la culpa que siente Liz! ¡Voy a cambiar tu ceño fruncido!
― ¿Qué?
― ¡Así que acéptalo Dylan Macmillan! No te libraras de mi hasta que vuelvas a ser feliz ― grita toda sonrojada ― ¡Lo juro!
Joaquín sale del baño y los ve todo serios, a lo cual se pregunta pensando.
<< ¿De qué me perdí? >>
― Bueno, no importa ― y sonríe.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro