Capítulo 2: Daiane Macmillan
La empresa Macmillan ha llevado como nombre el apellido de sus dueños durante muchísimos años. Una gran compañía de electrodomésticos la cual ha crecido notablemente en este tiempo. Dylan desde pequeño lo habían instruido para trabajar en ella, no tardo mucho para que su padre le cediera el lugar como dueño. Al ascender, su industria aumento sus acciones y la empresa mejoro increíblemente. Sus decisiones eran claras y lograban un aumento de ganancias impresionante.
Al día siguiente, al llegar con una jaqueca horrible a su oficina, sus empleados no lo podían entender, un hombre tan correcto como él, caer así, no era normal, pero al observar la fecha del calendario, todos se dieron cuenta cual era el problema. Faltaba poco para el aniversario de la muerte de su hermana.
― ¡Hey! Dylan ¿Cómo te encuentras? ― apareció su amigo por la puerta de la oficina.
― Bien, Víctor ¿Qué sucede?
― Te ves mal, mira tu cara ― señala su rostro ― ya van 5 años ¿No?... ¿Crees que Daiane querría que gastes tus días bebiendo?
Dylan apoyo fuertemente sus manos en la mesa y bajo su cabeza.
― ¡Peor! Lo que ayer hice fue peor.
― ¿Peor? Cuéntame ― Víctor se sienta en una de las sillas del frente.
― Me acosté con el monstruo ― agarra su cabello y tira de el de la desesperación.
― ¡Wo! ¿Con Elizabeth? ¿Con la controladora, manipuladora, malvada pero sexi flor de lis?
― ¿Por qué pones tantos nombres? Si ella, ¿Quién más es el demonio personificado en mujer? ¡Me quiero matar! Ahora no va a dejar de nombrar esa noche.
― Bueno, mírale el lado positivo, te comiste un pastel de dulce de leche.
― ¿Por qué no te mueres? ― Dylan le responde enojado.
― No entiendo, si tanto la odias ¿Por qué te acostaste con ella?
― Como si lo recordara bien, estaba casi borracho.
― Es por eso que te dije que no tienes que tomar en estos días tristes.
― Daiane desde el cielo me debe estar retando ― Dylan tapa sus ojos con su mano ― soy un idiota.
― Hey, no, eso no es...
En ese momento suena el celular de Dylan.
― Hola ¿Quién es?
― ¿Me comunico con Dylan Tristán Macmillan?
― Si ¿Qué sucede?
― Llamo de parte de la clínica psiquiátrica "Campos del sol", su madre entro en uno de sus ataques y no podemos tranquilizarla ¿Podría venir?
― ¡Enseguida voy! ― Dylan se para rápidamente, toma su chaqueta del perchero y sale de la oficina ― encárgate de todo Víctor, me tengo que ir.
― ¡¿Pero qué paso?! ― Víctor le grita.
― ¡Después te explico!
Sigue corriendo, entra en el ascensor, pasa los pasillos y la puerta corrediza. Se dirige al estacionamiento donde está su jaguar de cuatro puertas. Lo arranca, sale de allí y llega a la clínica donde está su madre.
Dentro le indican a donde tiene que ir y el médico le advierte que está muy alterada.
― ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no vino?! ― grito la mujer tirando objetos para todas las direcciones.
― ¡Mamá! ¿Qué sucede? ― él la agarra de los brazos.
― ¡No vino! ¡Mi hija no vino! ― llora.
Dylan se queda callado, la mira fijamente, ella se tranquiliza y le pregunta.
― ¿Sabes dónde está mi niña, jovencito?
Él le sonríe con ojos tristes.
― Está estudiando, no pudo venir, cuando termine seguro vendrá.
― Lo sabía, mi niña es toda una idola, te la presentare, eres un chico muy guapo, seguro que le gustas, harían linda pareja.
― Si, seguro ― él le afirma y se va.
Dylan se acerca a hablar con el médico.
― ¿Qué paso? ¿Por qué de repente...?
― Creemos que pudo ser la visita de tu padre de esta mañana, no queremos culparlo, se lo aseguro, señor Dylan, pero...
― No, le doy toda la razón, mi padre es una persona descuidada y al no cuidar sus palabras seguro le dijo algo que no debía. Olvídelo, dígame ¿Cuál es el diagnostico?
― No hay avances, usted vio, aun no lo reconoce y cree que su hija está viva, no hay mucho que podamos hacer por ahora.
― Entiendo, cuídela ¿Si?
― Sí señor.
― Hasta luego ― Dylan se despide.
Antes de volver a la oficina, se dirige a su casa para recoger unos papeles que había olvidado. Cuando abre la puerta descubre a su padre sentado en el sillón con dos chicas que tenían poca ropa.
― ¿Se puede saber que estás haciendo? Vete a un hotel, no ensucies mi casa.
― Dylan, te vi, sabía que eras como yo ¡Mi hijo es igual a su padre! Soy feliz ¡Vamos a festejar!
― ¿De qué hablas? ― Dylan frunce más el ceño.
― Fui a divertirme con Yiyi ― señalando a la rubia que se reía bastante ― y te vi entrando con la flor de lis.
Dylan suspira con cansancio.
― Eso no es de tu incumbencia. Mejor, porque no me dices ¿Qué le dijiste a mamá para que se alterara?
― ¿Se alteró? Mm, la verdad, eso le dije. Esos médicos no saben nada, deberías cambiarla de lugar.
― ¡Mama estaba muy bien!¡No vayas para arruinarla! Sabes perfectamente que tenes parte de la culpa.
― ¿Mi culpa? No, yo no tengo la culpa de ser tan lindo ¿No Roxanne? ― le pregunta a la pelirroja y ella lo besa.
― Pueden irse, señoritas. Estoy intentando hablar con mi padre.
Ambas muchachas se retiran de mala gana.
― ¡Que aburrido! Y yo que pensaba que al fin eras de los míos ― el padre se quejaba.
― Yo no tengo intenciones de ser como tú, gracias. Puedes irte.
― Pensaba en quedarme unos días por aquí.
― ¡No! ¡No vas a convertir mi casa en un burdel!
― ¿Me vas a echar cuando tú eres el que hace lo que quiere con la casa?
― No, no te quiero echar.
― Eres como la flor de lis, echando a tu propia familia.
― No escuchas ¿He? Has lo que quieras ― Dylan se da la vuelta.
El padre se levanta.
― Espero que al menos no pienses en terminar ese compromiso, que yo mismo arregle, será beneficioso para la empresa. Necesitamos esa influencia.
― No es como si tuviera elección, tú mismo lo dijiste ― lo mira fijo.
― Las promesas se cumplen ― el padre sonríe.
Mientras Dylan sigue enojado, no le contesta y se regresa a la compañía.
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Mariana que estaba en la mansión Being, buscaba información que pudiera darle referencias de como viajar hasta su casa e intentar recuperar los recuerdos que había perdido. Gracias a Cindy ya sabía en qué barrio estaba pero no podía precipitarse a nada estando en su situación.
Mariana era una chica muy impulsiva, hace las cosas y luego las piensa, por estaba segura que este tenía que ser su propio error, no podía culpar a nadie más.
Miraba mapas, información de cambio de cuerpo en internet y algo sobre la amnesia, para recuperar su memoria. Entre tantos papeles e información durante toda la mañana y la tarde, ya estaba muy cansada.
De pronto mira el almanaque y hay marcada una fecha que dice:
"Aniversario de la muerte de Daiane"
<< ¿Quién será Daiane? >> pensó.
Miro debajo y había un teléfono.
"Numero del cementerio"
Siendo tan curiosa como es, tomo el teléfono de línea y marco los números.
― No, Dylan no ha pasado todavía por aquí.
Apenas contestaron una voz dijo eso y corto de repente.
Entonces Mariana se dio cuenta, no era el número del cementerio, era el número de alguien que espiaba en el cementerio. Elizabeth llamaba siempre para ver si él se encontraba allí, era como una acosadora. Dylan era vigilado por esa mujer, parecía estar obsesionada con él. Controlándolo y viendo cada movimiento que hacia.
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