
Capítulo 14: Nada es lo que parece
Dylan, no pudo dormir en casi toda la noche, su mente le estaba jugando una mala pasada, sus celos eran extremos, no podía soportar la idea de que su prometida salga corriendo a los brazos de otro hombre, la nueva y adorable Liz parecía tan frágil, él solo quería proteger a ese ser inocente, sin embargo el recuerdo de la otra Elizabeth no lo dejaba en paz para avanzar en esta situación, era la misma mujer pero parecía otra. Al escuchar el despertador, estaba irritado, no pudo descansar, peor aun cuando se enteró de quien estaba en su cama. La pelirroja, Roxanne, una de las chicas de su padre, dormía tranquilamente del otro lado de la cama.
― Disculpa ― intenta despertarla ― ¡Hey!
Ella abre un ojo y posa su mano en su cara refunfuñando.
― Mm el sol...
― Señorita... ― se sonroja viendo que solo tiene el camisón puesto.
Ella abre el otro ojo.
― Que guapo ― sonríe.
― Disculpa, te equivocaste de habitación.
― ¿De habitación? No, ellos me echaron ― se aferra a él.
― ¡Hey! Suéltame.
― No quiero ― hace puchero.
― Estoy intentando ser amable, por favor retírate ― frunce el ceño.
― ¿Por qué? ¿Es que acaso no soy linda? ― hace una pose seductora y baja una de las tiritas de su camisón.
Él se sale de la cama.
― Lo siento he sido irrespetuoso, me iré para que pueda cambiarse.
― ¡¿Qué?! ― se sorprende.
Mientras, él se va al comedor. Allí, rápidamente le preparan el desayuno y enseguida aparece un animalito conocido, el cachorro peludito que le había regalado Mariana, estaba ahí por la comida.
― Guaf, guaf ― le ladro el perrito.
― Ahora no Kin ― Dylan le decía a su mascota por el diminutivo de su nombre, ya que Víctor le había puesto un nombre extenso "Kínder Garden", jardín de niños en ingles ¿Por qué? Nadie lo sabe y Dylan no era fan de buscar nombres, así que le dejo el que su amigo le eligió.
Luego de pasar un rato con su perro, vio que la chica salió del cuarto y fue a cambiarse el pijama. Al terminar, Roxanne, seguía al lado de la puerta.
― ¿Cuál es el problema? ― Dylan le pregunto.
― Bryan se fue con Yiyi y me dejo ― se pone a llorar.
― Es lo mejor que te pudo haber pasado, consíguete una vida mejor y aléjate de mi padre, si me disculpas, tengo que irme.
La pelirroja lo detiene.
― Pe... pero...
― ¿Qué? ― la mira con cansancio.
― No tengo a donde ir ― lo mira con ojos llorosos.
― ¿Y qué quieres que haga? ― frunce el ceño.
― Trabajo ¡Quiero trabajo! ― levanta los puños.
― ¿Tra-bajo? ― la mira sonrojado.
― ¡Sí! No sé cómo sirvienta o la empresa ¿No dijiste que consiga una mejor vida?
― ¡Uf! Me hiciste pensar cualquier cosa ― saca el aire que tenía atragantado por los nervios.
― ¿Qué? ― lo mira confundida.
― No importa, toma, es la tarjeta de la administración de recursos humanos ― le entrega el número de Jazmín.
― ¡Oh gracias! ― sonríe muy felizmente.
Luego de que Dylan se va, suena el celular de Roxanne.
― Estoy dentro ― la chica sonríe y le dice al del otro lado de la línea.
― Que comience el juego ― se ríe el que llamo.
Mientras tanto, Dylan vuelve a sus pensamientos de anoche y sin pensarlo conduce su jaguar en dirección a la casa de Liz. Lo duda pero dice.
― Ya que estoy ― y toca el timbre.
Samanta, la sirvienta, abre la puerta, le advierte que no debería entrar, pero él pasa de igual modo, al llegar al living, su pesadilla se había vuelto realidad, Joaquín estaba dormido sentado en el sillón y Mariana durmiendo también, pero en sus piernas, Dylan hirvió de los celos pero...
La noche anterior...
Mariana había quedado muy triste por como la trato Dylan, lloro muy desconsolada por lo sucedido, pasaron las horas y ya casi era la media noche cuando llego Joaquín.
― ¡Hey! ¿Qué es esa cara larga? ― dijo él con toda su amabilidad y sonrisa resplandeciente.
― Déjame sola ― seguía llorando en el sillón hecha un bollito con su cabeza en sus piernas y sus manos sosteniéndolas firmemente.
Joaquín se quedó mirando y luego salto al sillón, Mariana tuvo que soltarse al sentir el rebote de los resortes de este.
― ¡Tachan! Soy un gran acróbata.
Ella lo mira mal.
― ¿Quién te crees que eres?
― Joaquín León, el más sexi de todos.
― ¿A quién le importa? Ya vete.
― Creo que tú me debes un beso ― agarra su rostro.
― ¡Hey! ¿Qué haces? Suéltame ― la empuja contra el sillón y él termina sobre ella, que ya no puede retroceder más, pero cuando están tan cerca, sin querer se presiona el control remoto y suena una canción.
"mugi mugi one, mugi mugi two, mugi mugi ¿Dónde estás tú?"
― ¿Mugi mugi? ― dicen los dos y se sientan a mirar.
― Hoy maratón de "Tres mugis ¿Cuántos son?" ― dice el presentador del programa de tv.
― ¿Maratón? ¡Genial! ― se entusiasman.
Ambos se miran.
― ¿Te gustan los mugis? ― pregunta Mariana apuntándolo con el dedo.
― ¡Me encantan! El mejor es "two"
― ¿Qué dices? El mejor es "one"
― ¡Ja! ¿Cómo si "one" podría hacer lo que hace "two"?
― Two es solo egocéntrico y creido solo porque cree que salvo a la princesa.
― No te ofendas pero la salvo.
Ambos se ríen.
― No importa, esta serie es lo más, van 7 temporadas y todavía no aparece "tres" ― ella acota.
― Yo creo que tiene que ver con el secreto de su nombre porque debería llamarse "three" ― Joaquín expresaba su idea del suspenso de la serie.
― ¿Me pregunto qué va a pasar cuando lo encuentren?
― No sé, recién se estrena en octubre.
― ¡Uf! Todas las series en octubre ― se queja.
Comienza el programa y ambos disfrutan de la serie, le piden algo de comer a Samanta. Se ríen y se divierten mucho, la maratón continua hasta muy tarde, pero Mariana se queda dormida y cae sobre Joaquín.
― Hey ― él se sorprende, luego sonríe ― que descanses ― y le da un beso en la frente.
Joaquín queda más tiempo mirando "Tres mugis ¿Cuántos son?" y se rinde al sueño más tarde, cuestión por la cual se llega a este momento.
Dylan aparece en la casa y los ve. Piensa cualquier cosa y los separa. Mariana que dormía se sorprende.
― ¿Qué? ¿Qué pasa? ― refriega sus ojos y ve a Dylan que la sostiene del brazo pero la suelta ― Dy... ¿Dylan?
Él se va hasta la puerta y le pide a Samanta que le abra.
― Si señor ― le responde la sirvienta.
― Espera ― Mariana lo sigue afuera.
― Vine a pedirte disculpas ― se frena y le dice de espalda sin darse vuelta ― pero me equivoque ― sigue caminando.
― Espera, caminas muy rápido ― le reprocha.
Él se detiene y ella choca cayéndose al suelo.
― ¡Ay!
La ayuda a levantarse y cuando lo ve, no está su ceño fruncido de siempre, sino una cara triste.
― Espero que encuentres lo que buscas ― él pronuncia y se retira.
― ¡Dylan! Espera ― sale a la calle pero él ya se había ido.
Un auto negro pasa a toda velocidad y frena frente a ella.
― ¡Hey, cuidado! ¿Quieres matarme? ― se enoja.
El vidrio del auto polarizado se bajó y un hombre con gafas oscuras dice.
― Hola Elizabeth, creo que tú me debes algo.
― ¡Aléjate de ella! ― aparece Joaquín ― Luka Goldstein ― lo mira muy enojado.
― ¿Joaquín? ― Mariana mira confundida.
― Por como esta confundida, creo que la bruja que les recomendé sirvió para algo, esa vieja zorra.
― ¿Qué? ¿Bruja? ― Mariana pregunta.
― Ya que Elizabeth no está aquí, me conformare contigo ― dos hombres la obligan a entrar al auto ― nos vemos Leoncito ― y Mariana termina secuestrada.
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