10
—¿Y bien? ¿averiguaron algo?—Yoongi preguntó a sus dos hermanos cuando entraron a su oficina.
Seokjin y Namjoon se habían tomado dos días exactos para hacer su debido trabajo, lo cual era exagerado para YoonGi, sus hermanos podían investigar todo sobre cualquier persona en un par de horas. Probablemente, hayan descubierto algo más.
—Sí, algo así — Namjoon dijo, dejándose caer sobre el sofá de cuero negro que estaba en la habitación —. Pero Seokjin y yo tenemos algo que decirte.
Yoongi los miró a ambos, esperando que dijeran algo. Alzó sus brazos en interrogación al ver que ellos dos sólo se miraban con expresiones de preocupación, esto comenzaba a cansarlo.
—Tenemos todo lo que quieres, incluso más que eso — Seokjin llamó su atención, mirándose directamente a los ojos, su hermano lucía algo intranquilo y ansioso —. Pero no te vamos a dar esta información hasta que nos contestes una pregunta.
Yoongi alzó una ceja. —¿Pregunta? Mmn, hazla.
—¿Estás enamorado de este chico?— preguntó el mayor de los tres, haciendo que Yoongi se quedara inmóvil en su lugar —. Y no te atrevas a mentirnos, o tratar de desviar este tema. Necesitamos saber, ¿qué diablos fue lo que pasó contigo esos días que no estuviste? ¿exactamente qué fue lo que sucedió para que hayas regresado con ese estado de ánimo?
Yoongi mordió su labio inferior con ciertos nervios, lo cual fue fácil de ver para sus hermanos, pues Yoongi era muy transparente con sus acciones, solamente bastaba prestar atención a sus movimientos o actitudes para darse cuenta de que algo no estaba bien.
—Se puede decir que sí... — el pelinegro bajó la mirada, evitando con todas sus fuerzas que sus ojos no demostraran lo mal que se ponía al tocar ese tema―, no lo sé, no sé exactamente qué fue lo que pasó entre nosotros dos, sólo sé que... él es sumamente hermoso, cuidó de mí sin siquiera conocerme, no dudó en darme su casa, su cama, su ropa para que yo pudiera estar cómodo en aquel lugar, curó mis heridas todas las veces que me lastimé. No me tuvo miedo... no hasta que le dije quien era — YoonGi suspiró con pesadez, su corazón había comenzado a doler de verdad —. Si por mi fuera, me hubiera quedado con él toda la maldita vida.
El pelinegro se dejó caer sobre la silla que estaba frente a su escritorio, después de haber dejado en notable evidencia sus sentimientos por aquel lindo chico. Pero es que, dios, nunca podría engañarse a sí mismo sobre lo que sentía por JiMin.
A los ojos de muchas personas sólo era el hijo favorito de Jung Hyunbin; era su mano derecha en sus negocios, un despiadado, cruel y sanguinario hombre conocido como Agust D. Pero con JiMin no conocía esas definiciones, sólo conocía al Min Yoongi normal.
Seokjin observó como mucha atención a su hermano, le dio una rápida mirada a Namjoon, quién estaba concentrado en mirar sus manos algo tímido. Suspiró sin ganas y dejó caer sobre el escritorio de Yoongi la información de JiMin y otro chico.
—Su nombre es Cha Eunwoo, hijo de Cha Haerin lidera la pandilla del distrito 12, JiMin y Eunwoo se conocieron durante su último año de preparatoria, comenzaron una relación después de terminar los estudios, asistieron a la misma universidad, pero Eunwoo se dio de baja tres meses después de iniciar las clases. Los maestros nos dijeron que Eunwoo nunca asistía así que sólo decidieron hablar con su padre, por supuesto, su papá decidió no seguirle pagando a la institución y su hijo dejó la universidad — Seokjin se recargó sobre el escritorio, mientras Yoongi leía todos los papeles que tenía en la mano —. Hablamos con los maestros más cercanos a JiMin en aquel entonces, ellos dijeron que JiMin dejó de asistir a clases un semestre después de haber ingresado, iba muy pocas veces a la semana, hasta que un día dejó de ir por completo.
—Investigamos la razón, y por supuesto, Eunwoo tiene mucho que ver — Namjoon se levantó de su lugar, sacando su celular para buscar las imágenes que había sacado —. Eunwoo es un idiota hijo de puta, controlador, manipulador y narcisista. Al tipo le gustaba que todo se hiciera a como él decía, por eso su relación con JiMin se basaba en "yo mando, tú obedeces."
Le entregó su celular, poniéndole un vídeo en donde se podía observar -a duras penas- a un JiMin adolescente que parecía tener una pelea con Eunwoo.
—El idiota es un abusador, golpeaba al chico muchas veces, en donde sea y frente a quien sea. Eunwoo comenzó a meterse en los negocios de su padre, ya sabes como son esas mugrosas pandillas. En resumen, vendían sus mierdas de aquí para allá, Eunwoo muchas veces fue a caer a la cárcel, pero, oh sorpresa, nunca se quedaba más de tres horas.
—¿Por qué esto me interesa?
—Porque se pone mejor — informó Seokjin —, la razón por la que Eunwoo nunca fue detenido, es porque el padre de JiMin era el comandante de la policía. Y sí, era, murió por culpa del idiota de Eunwoo. Este imbécil tenía tan controlado a tu lindo granjero que convencía a su padre de sacarlo de la cárcel rápidamente, hasta que un día, el padre de JiMin y los de su distrito encontraron la boca del lobo, Eunwoo estaba ahí, y sucedió lo inevitable, él mató al padre de JiMin — Seokjin suspiró con cansancio, le hizo una seña a Namjoon —. JiMin se enteró de todo, explotó contra Eunwoo y...
Se quedaron en silencio por largos segundos, dudando en sí mostrarle lo siguiente a YoonGi.
—La basura lo jodió — Namjoon le pasó de nuevo su celular, esta vez para mostrarle lo más importante de toda la historia —. Eunwoo casi mata a JiMin a golpes, lo mandó al hospital con heridas sumamente graves.
Los ojos de Yoongi se abrieron en demasía, su corazón comenzó a latir desenfrenado y la rabia se reflejó en cuestión de segundos. Sus ojos picaron y su pecho dolió, dolió como nunca al ver con sus propios ojos las imágenes de JiMin.
Su rostro estaba abatido en golpes, su piel estaba dañada hasta el grado de estar negra, marcas en su cuello completamente moradas, sus ojos hinchados por los golpes y sus pómulos completamente maltratados. El rostro de su precioso chico estaba irreconocible debido a los golpes.
—Y no sólo fue en la cara — murmuró Namjoon, haciendo que YoonGi siguiera pasando las imágenes hasta toparse con las de su torso, su abdomen, sus piernas y muslos estaban igual de heridos, incluso con cortadas.
Ahora recordaba porque JiMin tenía leves cicatrices en sus piernas, las veía constantemente cuando tenían sexo, pero nunca preguntó sobre ellas porque la emoción del momento no se lo permitía.
—Y bueno, supongo que eso fue suficiente para JiMin, después de eso, dejó todo atrás, sus amigos, estudios, su familia. Fue ahí donde desapareció para vivir en la granja que su padre tenía, la granja donde vive ahora, era donde pasaba sus vacaciones de niño.
Yoongi podía sentir el calor en su pecho extendiéndose por todo su cuerpo, como si realmente hubiera fuego dentro de él. Un amargo nudo se formó en su garganta después de haber visto aquella imagen y de escuchar todo lo que había sucedido.
Ahora entendía mejor las palabras anteriores del menor, por supuesto que tenía miedo. Si el tal Eunwoo sólo era un jodido hombrecillo de pandillas menores, y aún así le había herido tanto. Él, quien formaba parte de una mafia, no pandilla, una mafia mayor encargado de trabajos sucios, le traería más miedos de los que Eunwoo le dejó.
—Por si te interesa saber... — Namjoon dejó caer un pedazo de papel en sus manos —. Sabemos donde está Eunwoo.
—¿Saben si JiMin sigue en su granja?— preguntó el mayor, observando la dirección que se encontraba escrita en aquel papel.
—No está ahí, pero tamñoco te va a gustar en dónde está — respondió Seokjin, dándole una ligera sonrisa, como si estuviera burlándose de él.
————🌙————
Cuando Seokjin le dijo que no le iba a gustar el lugar donde JiMin estaba, definitivamente tenía razón. Se rehusaba a aceptar que tenía que ir hasta ese lugar, pero como quiera, ya no tenía de otra.
Ahora estaba ahí, dentro del ascensor que lo llevaría hasta el quinto piso de aquel edificio.
Se había mentalizado por algunos minutos que esto era lo correcto, porque así lo era. Tal vez dejar a JiMin en paz también sería lo correcto, no era de las personas que rogaban por atención, o por tener a alguien en su vida. Pero consideraba que JiMin valía la pena, y mientras considerara eso, sería capaz de apartar su orgullo e ir a por él.
Por supuesto, antes de ir a recuperar a su chico, le había dado una rápida visita a la pequeña escoria de Eunwoo, lo cual resultó con un cadáver y un poco de sangre sobre sus ropas.
Ahora estaba aquí, dispuesto a recuperar al precioso chico que había cuidado de su corazón, dispuesto a entregarle todo de él. Incluso si eso significaba sufrir las consecuencias.
O aunque fuese sacado a golpes de aquel lugar.
Solamente rogaba por no encontrarse con aquel tipo, porque sino, estaba seguro de que no podría ni poder mirar a JiMin.
Para su mala suerte, cuando la puerta del elevador se abrió, lo primero que vio frente a él fue a Jeon tomando de la mano a otro tipo. Cualquier rastro de tranquilidad en el rostro de ambos hombres se vio opacado en cuanto sus miradas se encontraron.
Yoongi apretó la mandíbula con fuerza, y Jeon por instinto tuvo que tirar del brazo de Taehyung para ponerlo detrás de él.
—¿Qué haces tú aquí?— preguntó Jungkook, mientras miraba sin expresión alguna a YoonGi.
—¿Con ustedes se está quedando Park JiMin?— sin responder a su pregunta, el mayor hizo otra.
—Eso no te interesa.
Yoongi alzó una ceja al escuchar la respuesta de Jeon. No estaba ahí para jugar con él, tampoco para meterse en problemas, solamente quería hablar con JiMin, era todo lo que necesitaba.
—Tu eres él... — Taehyung murmuró, algo asombrado de ver al tipo que estaba ahí, claro que nunca había visto al tal Agust D de frente, pero por lo que JiMin había descrito de su físico, podía darse una ligera idea de que esté hombre era Min YoonGi. —JiMin está en la habitación.
Jungkook apretó ligeramente los labios ante las palabras de su chico. No era que le tuviera tanto aprecio al amigo de Taehyung, pues no conocía al chico y sinceramente, no le interesaba conocerlo, simplemente había aceptado que se quedara con ellos porque Taehyung se lo había pedido.
Lo que estaba evitando era que el tipo frente a ellos; Min Yoongi, intentara hacer algo contra ellos.
Conocía a Yoongi, conocía a su familia muy bien. Ellos también manejaban el tráfico de armas y en su tiempo habían sido socios, pero desde que decidió dejar de lado esa vida, quienes más resistencia habían puesto en su partida, había sido la gente de YoonGi.
Por supuesto, ninguno de ellos pensaba que desalmado Jeon Jungkook decidiera dejar de lado el tráfico de armas porque se enamoró del chico que robó su maletín en el aeropuerto.
—Soy inofensivo — YoonGi dijo, alzando sus manos hasta la altura de sus hombros, demostrando que no traía armas en su cintura, luego alzó el dobladillo de su pantalón para que vieran que tampoco traía nada ahí, y por último dio media vuelta para mostrarles la espalda —, sólo quiero hablar con él.
—Deja que hable con JiMin — Taehyung murmuró —JiMin me ha platicado sobre ti... y si realmente eres como él te describió, cariñoso y cuidadoso con él, entonces supongo que no tenemos que preocuparnos, ¿verdad?
Yoongi escuchó las palabras de aquel chico, quien le veía con cierta duda en su rostro, pero estaba más tranquilo con su presencia.
—No le haré nada.
Taehyung asintió complacido con su respuesta.
—De todos modos — Jungkook llamó la atención de ambos chicos —, en dos habitaciones más allá están mis chicos, cualquier cosa que trates de hacer, no dudes en que te atravesarán con una bala en la cabeza.
Yoongi asintió, despejó el camino para aquella parejita y ambos entraron en el elevador, mientras el pelinegro veía como ellos desaparecían después de que las puertas se cerraran.
Dio media vuelta y caminó hasta que encontró la puerta de la habitación que Seokjin y Namjoon les había dicho. Antes de tocar la puerta, vinieron a su mente de nuevo aquellas imágenes de JiMin en el hospital, inconsciente y con heridas profundas por todo su cuerpo.
Apretó con fuerza sus manos, tratando de disipar el enojo que tenía en esos momentos.
Tocó la puerta de la habitación con algo de fuerza, para que JiMin pudiera escucharlo. El sonido de alguien quejándose y las cosas moviéndose adentro le hicieron saber que JiMin estaba ahí.
La puerta se abrió, dejando a la vista a aquel precioso granjero que se había robado su corazón. Y cuando JiMin desvío su mirada para observar a quien estaba frente a él, sus ojos se abrieron con fuerza, pero esta vez, Yoongi no pudo ver ni una pizca de miedo en ellos.
—Yoon...
El susurro de JiMin fue bajo, causándole un dolor en el corazón a YoonGi. ¿Cómo diablos podía sentirse tan vulnerable cuando de JiMin se trataba?
—¿Q-qué haces aquí? ¿cómo es q-que...?— el menor trató de hablar con normalidad, pero el temblor en su voz era notable —, creí que-
Antes de que terminara de hablar, YoonGi contó en su mente hasta tres para poder calmarse, pero le fue imposible. Dos segundos después, ya tenía su boca pegada a la de JiMin, besando sus labios con cariño y deseo. Pensando que sería rechazado o tal vez le gritarían, abrió sus ojos en sorpresa al sentir como JiMin correspondía sus besos, abriendo su boca y dejando que sus lenguas se encontraran.
Con pasos torpes, JiMin caminó hacia atrás para jalar a Yoongi con él, rodeando su cuello con sus delgados brazos y sintiendo las manos de YoonGi tomar de su cintura.
Ambos corazones latían con fuerza, la emoción de volver a verse, de volver a probarse estaba más que presente en ellos. Las lágrimas bajaron por los ojos de JiMin, quien se mentalizó a sí mismo para no pensar que esto era un sueño.
Porque desde que YoonGi se había ido, sólo había soñado con él, con volver a verlo, con abrazarlo, tocarlo y besarlo. Lo había necesitado tanto, tanto que el miedo que sentía en un inicio, se esfumó.
Y no es que sintiera miedo de YoonGi, temía que Yoongi conociera a su anterior pareja, temía que supiera lo que Eunwoo había hecho con él.
Sus lágrimas fueron borradas por las caricias de Yoongi sobre sus mejillas, al separarse el mayor dejó varios beso sobre su rostro, sintiendo una vez aquel acogedor sentimiento en su pecho.
Sí, se había enamorado tanto de él, que realmente no le interesaba que clase de persona era Min Yoongi, no podía pensar en eso ni en otra cosa ahora mismo.
—La propuesta de quedarme contigo en tu granja, ¿sigue en pie?— preguntó el mayor, tomando entre sus manos las mejillas del rubio, haciendo que lo mirara a los ojos.
Un puchero se formó en sus labios, sintiendo que sus ojos comenzaba a llenarse de lágrimas nuevamente.
—La propuesta sigue en pie.
Yoongi sonrió de lado, sus respiraciones se mezclaban gracias a lo cerca que estaban. También la forma tan alocada en sus corazones latían con fuerza era notable, debido a que sus pechos se tocaban.
—Lamento no haberte dicho quien era desde un inicio — Yoongi tragó con dificultad, encargándose de dejar suaves caricias con la yema de sus dedos sobre todo el rostro de JiMin, quien sólo cedía ante su tacto, sintiéndose feliz por volver a tener la atención que tanto le gustaba —. Conocí al pequeño bastardo, ese tal Eunwoo.
JiMin sintió la sangre helada en cuanto escuchó a Yoongi decir aquello. La preocupación era notable en su rostro, pero el más alto sonrió para calmarlo, dándole un beso en su nariz.
—Y quiero que sepas que no tienes que atormentarte nunca más por él — dijo, bajando sus besos hasta su mandíbula y de ahí a su cuello —. Lo que él te hizo, no tiene perdón de dios.
Llevó sus manos hasta las caderas de JiMin y presionó con algo de fuerza, sacando un gemido de su boca, mientras sus labios seguían dejando suaves besos por todo su cuello, hasta bajar a sus clavículas.
—Eres un precioso tesoro que nadie debe tocar — sus labios se sentían suaves contra su piel —. Y mientras yo exista, no dejaré que nadie te ponga una mano encima otra vez, eres un ángel intocable para los demás.
JiMin jadeó con fuerza cuando Yoongi mordió sin pudor su clavícula, le dolió, pero la sensación había sido excitante.
—¿Qué le hiciste?— el rubio sabía que YoonGi estaba tocando el tema por una razón.
Un pequeño grito salió de su boca cuando YoonGi lo cargó en sus brazos, haciendo que rodeara sus caderas con sus bonitas piernas. Llevando sus manos hasta sus muslos para acariciarlos con lentitud. JiMin observó directamente a sus ojos, perdiéndose en lo profundamente negros que eran, sus rasgos, sus pestañas, todo su rostro era tan atractivo, fino y precioso, como si fuera especialmente creado por los dioses.
—Sólo tienes que saber, que nunca más volverá a hacerte nada.— respondió el mayor, depositando rápidamente sus labios contra los de JiMin.
El menor pudo haberse asustado por lo que había dicho, tal vez sus palabras significaban algo malo. Probablemente debía preocuparse, pero...
No podía importarle menos lo que le haya pasado a Eunwoo, no cuando tenía a Min Yoongi de nuevo con él, besándolo y reclamando su cuerpo como suyo, dispuesto a perderse de nuevo en aquel mundo, en donde sólo eran ellos dos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro