04
Con la respiración agitada, el sudor y el agua cubriendo sus cuerpos, ambos hombres se besaban con una intensidad nunca antes experimentada, por el lado de ambos chicos.
JiMin debía admitir que tenía miedo de lo que fuera a pasar después de esto. Él no se cerraba a la idea de amar o estar con alguien, sólo quería estar seguro de que YoonGi fuera esa persona.
Y si no era así, entonces no quería hacer nada más que esto.
Por otro lado, YoonGi estaba seguro de que sus ganas por probar y recorrer el cuerpo de aquel chico estaban nublando sus pensamientos, estaba mal hacer eso con alguien que sólo llevaba pocas semanas de conocer, pero dios sabe que lo intentó. Intentó a toda costa apartar sus pensamientos impuros lejos de aquel bonito chico.
Pero Park JiMin era la tentación andante, sabía apreciar la belleza cuando la conocía, y este chico tenía mucha de ella. Podía ser un maldito criminal y estar dentro del juego sucio, pero sabía que ese chico era la imagen real más cerca a un dios.
Era simplemente lo único que necesitaba.
No obstante, sabía que no podía llevar esto a algo más allá de besos y acostones.
No debía.
JiMin jadeó con fuerza cuando la larga mano de YoonGi se paseó por su entrepierna, capturando su erección en segundos. Se separó de sus labios, tratando de agarrar un poco de aire y soltando agudos gemidos por el repentino toque.
—A-ahh... e-espe... espera — JiMin trató de removerse, pero el agarre en su miembro no lo dejo, sobre todo cuando YoonGi siguió acariciando esa zona, tomando entre su mano sus testículos al mismo tiempo que daba un leve apretón de ellos, sacando más gemidos de parte de JiMin —, ¡Ahh! S-señor... espere un s-segundo...
—¿Esperar? —YoonGi alzó una ceja, su voz salió más ronca de lo normal, probablemente por la excitación del momento —, ¿esperar a qué? por lo que estoy viendo, esto has querido desde que nos vimos.
—P-pero... yo ni siquiera lo conozco.
—No me conoces, pero aún así me ayudaste — el mayor chasqueó la lengua —, para la siguiente, procura no ayudar a cada persona que te encuentres en el mundo.
—Y-yo... sólo estaba siendo amable, y además... — JiMin suspiró con fuerza, pues la mano del pálido aún seguía en aquélla zona —, usted y yo no hemos hablado sobre esto.
—¿Debemos hablarlo?— preguntó, JiMin respondió rápidamente con un asentimiento de cabeza —, bien, entonces hablemos mientras montas mi polla.
JiMin iba a objetar con algo de enojo y confusión, pero lo único que logró salir de su boca fue un grito de sorpresa cuando el mayor lo cargó en sus brazos. Tuvo que aferrar sus piernas alrededor del pálido para no caer al agua, se abrazó a sus hombros con algo de miedo de que YoonGi perdiera el equilibrio.
—¿Por qué no quieres esto? — JiMin sintió sus mejillas calientes cuando el rostro de YoonGi estuvo tan cerca del suyo por la posición en la que estaban —, si mal no recuerdo, te gusta tanto que observe tu cuerpo semi desnudo cuando dejas tu puerta entre abierta. Además de que sabes perfectamente bien que he entrado a tu baño cuando te estas duchando, pero aún así, mi pequeño puto sigue dejando la puerta abierta, ¿no es así?
El rubio jadeó, cuando por inercia alejó un poco su rostro, dejando en exhibición su cuello ante YoonGi, el cual se inclinó un poco para dejar un beso en aquélla zona.
Bien, lo había atrapado.
—Y-yo... hace mucho tiempo que... no hago algo como esto — JiMin dijo, avergonzado de estar en esta situación con un hombre tan atractivo como YoonGi —, soy algo inexperto.
YoonGi dibujó una sonrisa un tanto cínica en su rostro.
—No te preocupes — se acercó, susurrando sobre su oído —, me encargaré de que disfrutes tanto de mi miembro, que vas a querer tragartelo todas las noches e incluso dormir con él dentro de ti.
JiMin gimió, su cuerpo reaccionó ante la excitación que le proporciono escuchar esas palabras. YoonGi tenía una boca muy sucia, pero jodidamente le gustaba, y no sabía por qué.
La corriente del río era tranquila, pero el mayor prefirió salir de ahí para evitar incomodidades y accidentes, así que, cargando al rubio aferrado a su cuerpo, salió cuidadosamente de aquélla zona, mientras volvía a atacar los labios de JiMin, robando suspiros, jadeos y gemidos profundos.
YoonGi tenía una forma de besar algo salvaje, por lo tanto el beso fue grotesco, y su lengua fue el actor principal en hacer que JiMin volteara los ojos del placer.
El cuerpo de JiMin no se comparaba en nada al de YoonGi. El pelinegro era un poco más alto que él, sus hombros anchos, piel pálida, abdomen y pectorales marcados, su cintura era pequeña y sus piernas no eran tan rellenas pero perfectamente adecuadas para su cuerpo.
En cambio, JiMin podía tener abdomen marcado, pero nada comparado con el de YoonGi, sus brazos eran delgados al igual que su hombros, eran pequeños y sin mucha masa muscular. Sus piernas en cambio eran gruesas y preciosas, el color de su piel era algo más intenso que el de YoonGi, haciendo que el contraste entre sus pieles fueran notable.
YoonGi logró posicionar a ambos entre unas cuantas hojas y plantas que estaban ahí, principalmente porque no quería follar contra la tierra y ensuciarse más de lo que ya lo harían. Sin embargo, hacerlo al aire libre no le traía muchas opciones.
—P-primero prepárame por favor, yo no soy bueno en esto.
YoonGi entendió las palabras de JiMin, y sin hacerle muchas preguntas, tomó de las piernas del menor, alzándolas y haciendo que JiMin las agarrara contra su pecho.
YoonGi se inclinó, escupiendo suciamente contra su entrada, comenzó a dejar suaves caricias, procurando regar y empapar por completo aquel estrecho agujero. JiMin dejó escapar suaves gemidos, perdido por completo en la estimulación que estaba experimentando al YoonGi haber ingresado dos de sus dedos.
Se sentía doloroso, había pasado mucho tiempo desde que se había acostado con alguien, por supuesto que dolía.
YoonGi dejó mordidas y marcas por toda su entrepierna, dejando que JiMin soltará leves gritos de placer combinado con dolor.
Después de pasar algunos minutos tratando de hacer que su entrada se acostumbrará, comenzó a dejar un camino de besos desde su pelvis hasta su cuello, sintiendo como el pecho del menor subía y bajaba.
Comenzó tomando su miembro, moviéndose de su lugar para acercarse a JiMin y poner su falo a su disposición. El rubio supo lo que quería con sólo ese movimiento, no fue mucho trabajo entenderlo.
JiMin había dando algunas mamadas, pero, por alguna extraña razón, está vez quería hacerlo bien.
Tomó con una de sus manos el largo miembro de YoonGi, le dio un poco de pánico observar de cerca aquella gran longitud, no era extremadamente largo pero más o menos 17 centímetros, fuera de eso, era grueso, grueso en extremo, las venas se marcaban y JiMin sólo pudo sentir como se le hizo agua la boca en cuanto metió aquel miembro en ella.
Era grande, en definitiva lo era, 17 centímetros eran demasiado para su pobre boca. No llegó a hundir por completo aquel miembro en él, pero se encargó de chupar y succionar lo mejor que pudo.
YoonGi gruñó con algo de fastidio cuando los dientes de JiMin rozaron un poco su polla. Se separó lentamente, comenzando a bombear de esta hasta sentir que su orgasmo estaba cerca, cuando la espesa sustancia salió, JiMin procuró tomar todo de esta.
YoonGi masajeo su miembro, ocupando el líquido como lubricante. Hubiera querido utilizar alguna clase de protección, pero no imaginó que terminaría follando con JiMin en el bosque.
Suspiró con pesadez, y haciendo caso omiso a sus pensamientos, se apresuró a acomodarse entre las piernas del chico. Separó estas a lo largo, extendiéndolas lo más que podía, JiMin llevó sus manos hasta aferrarse a las hojas o plantas que recién comenzaban a crecer sobre el suelo.
YoonGi golpeó con la punta de su miembro sobre su entrada, ocasionando chasquidos obscenos.
—A-aahh, Yoon... YoonGi, por favor — JiMin quería parar un poco con la pequeña tortura.
—Ahh, mi pequeño puto ya está desesperado — el pelinegro introdujo la punta de golpe, sacando un grito y un retortijon a JiMin —, sé una buena perra y tragate todo mi miembro sin objeciones, ¿bien?
El rubio asintió, sin importarle realmente como lo estaba llamando. Ni siquiera le incomodaba o importaba, sólo quería que YoonGi continuara.
Su miembro se hundió poco a poco, ganándose un lugar dentro de JiMin. Éste comenzó a gemir de forma sonora, lo mejor es que, estaban en el bosque, nadie podía escucharlos ahí.
El pelinegro llevó una de sus manos hasta su cabeza, haciendo que sus miradas se conectaran.
—Quiero que me mires — murmuró sobre sus labios —, quiero que mires mis ojos mientras te follo el culo, amor.
JiMin trató a toda costa de pasar por alto aquel apodo, pero no pudo hacerlo. Se quedó grabado en su cabeza durante varios minutos, el rubio asintió y entonces YoonGi comenzó a moverse, primero fue un vaivén lento y torturosamente placentero, pero después comenzó lo verdaderamente difícil para JiMin.
Su agujero se extendía ante la intromisión de aquélla polla, su cuerpo se movía al ritmo de las embestidas, estas eran rápidas y certeras, golpeando con fuerza su interior. A YoonGi no le fue tan difícil encontrar su próstata, y cada vez que se impulsaba y golpeaba con fuerza, lograba sacarle varios gemidos por haber golpeado en su punto débil.
Sus ojos no dejaron de mirarse, pero le era difícil hacerlo todo el rato. Pues a veces el placer era tanto que los cerraba por ratos, otras veces YoonGi aumentaba sus movimientos de una manera constante, haciendo que sus bonitos ojos quedarán casi en blanco.
El sonido de las bolas de YoonGi chocando con fuerza contra el trasero de JiMin era lo que más lograban escuchar, el ruido de la cascada a unos metros y la corriente del río era un sonido perfecto para ocultar un poco sus grito.
—¿Te gusta? ¿le gusta a mi pequeña zorra que lo folle así?— YoonGi preguntó, sus labios chocando un poco contra los de JiMin —, quieres mi leche dentro ¿verdad? voy a dejarte tan lleno, te lo aseguro.
—¡Ah! ¡Ah! ¡e-entonces hazlo! por favor, p-por favor — JiMin se aferró ahora a su nuca, con la otra mano en sus cabellos.
Las embestidas no paraban, eran cada vez más fuerte. El miembro de YoonGi salía y entraba, brillante y goteante por los fluidos de ambos, las paredes anales de JiMin lo apretaban con fuerza, pero le encantaba tanto pensar que estaba follándose a su lindo cuidador. A ese lindo y perfecto chico que le ayudó, metiendo su pene en él y haciéndole soltar gemidos vergonzosos a la mitad del bosque, al aire libre y completamente desnudos.
Cualquiera que pensara en ir por aquélla zona se daría cuenta de ellos, pero a ninguno le importaba.
YoonGi impulsó por última vez sus caderas y todo su líquido se derramó dentro de aquel chico, soltando varios gemidos de placer cuando ambos dejaron fluir sus emociones.
El mayor nunca había sido la clase de persona que se conformará con una sola ronda. Pero desde que empezó a acostarse con algunas chicas hace algunos meses, ni siquiera le resultaba excitante tener una segunda ronda. Ahora, tenía justo a la persona correcta para mantener su libido activo.
JiMin tenía la respiración agitada al igual que YoonGi, su corazón latía con mucha rapidez y su cuerpo seguía sintiéndose completamente satisfecho, le había encantado como nunca esa sensación de adrenalina al experimentar algo como eso.
YoonGi tomó entre sus manos la cintura del menor, se posicionó del modo en que pudo moverse de aquel lugar y lograr quedar sentado sobre donde JiMin antes estaba. El rubio se abrazó a su cuello, escuchando lo rápido que YoonGi respiraba casi al igual que él.
—¿Quieres intentar algo por mí?— el mayor habló, llamando la atención del chico —, sé un buen chico — murmuró, bajando sus manos desde sus omóplatos por toda su espalda, dando suaves caricias hasta tomar sus nalgas y separarlas con fuerza, sacando varios gemidos al menor —, montame como lo haces con tus caballos, sólo que está vez, en lugar de montarte sobre su espalda, montaras mi polla.
JiMin jadeó bajito, evitando mostrar lo caliente que le ponía escuchar esas palabras salir de Min YoonGi. Joder, este hombre debería estar en la cárcel por ser tan caliente y provocativo.
Entonces, JiMin decidió que estaba en el límite de sus decisiones, ya había sobrepasado la regla más estricta que se había hecho a sí mismo. ¿Qué más daba disfrutar de eso?
YoonGi tomó de sus muslos, ayudándolo a bajar lentamente, la punta de su miembro se hundió entre las nalgas de JiMin, apretando con fuerza. El menor echó su cabeza hacia atrás, sintiendo la boca de YoonGi pegada a su cuello, dejando mordidas y besos.
Maldijo internamente cuando el dolor volvió a aparecer en aquélla zona.
Ambos soltaron largos y profundos gemidos cuando todo el miembro de YoonGi estuvo dentro de aquel chico. El pelinegro se abrazó al cuerpo del rubio, aferrándose con sus brazos de su cintura, rodeándolo por esta hasta abrazar por completo su espalda. Sus rostros se mantenían demasiado cerca, tanto que podían escuchar sus respiraciones agitadas y sus alientos mezclándose.
JiMin comenzó a mover sus caderas, tratando de subir y bajar sobre aquel falo, agitando su cuerpo al ritmo perfecto. Los gemidos y ligeros sollozos de satisfacción no se hicieron esperar, y pronto comenzaron a ser sonidos más audibles.
YoonGi sentía que sus testículos no aguantarían mucho tiempo más, sobre todo porque era la primera vez en mucho tiempo que no hacía esto, y porque JiMin era una maldita joya que apretaba su polla exquisitamente.
—¿Te gusta? — YoonGi preguntó en un susurro sobre su oído —, estás tan apretado y mojado, todo mi semen anterior escurre de tu agujero, y todavía falta que te llene una vez más.
JiMin cerró los ojos con fuerza, al mismo tiempo que asentía ante las palabras del mayor. No sabía si era por la excitación o porque su mente le estaba haciendo una mala jugada, pero podía jurar que el miembro de YoonGi se había agrandado un poco más.
Sus gritos resonaron por todo el lugar, mientras su cuerpo se movía con fuerza y rapidez, de arriba a bajo sobre el falo de YoonGi, el sudor cubría sus cuerpos y sus gemidos se combinaban entre sí.
JiMin sintió un profundo cosquilleo en su vientre, y YoonGi supo que tenía que terminar ahora, o no se detendría después.
—¡Ah! s-se siente muy bien, tan bien — JiMin balbuceaba entre gemidos, pequeños y bajos sollozos cargados de placer al mismo tiempo que su próstata era golpeaba por YoonGi —, me gusta así, me gusta mucho.
Los susurró de JiMin eran audibles para el mayor, y en su momento de placer, YoonGi tomó de sus nalgas, separándolas para empujar sus caderas contra el menor.
Pocos segundos después, el mayor volvió a llenar aquel lugar con todo su esperma, sintiendo el pequeño cuerpo encima de él casi caer inconsciente.
YoonGi sabía que había hecho mal, que había cruzado la línea y que todo podía salir mal. Pero ya no había vuelta atrás, e incluso aunque podía arreglar todo con sólo irse y dejar solo a JiMin, no quería hacerlo.
No quería dejarlo, y por alguna extraña razón, le gustaba la idea de quedarse.
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