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01

La lluvia caía a cántaros por toda la ciudad de Daegu, el carro se movía con rapidez y se azotaba de vez en cuando por la velocidad con la que iba, además de que el camino era de tierra y comenzaba a enlodar, logrando que el vehículo se atorara por ratos. 

La camioneta se detuvo abruptamente después de bastante minutos en movimiento. 

La persona inconsciente dentro de la cabina fue sacada rápidamente, la presión del momento por deshacerse del cuerpo de aquel hombre era demasiada, por lo que aquéllos tipos no se preocuparon por revisarlo. Simplemente aventaron su cuerpo en aquel terreno abandonado a las fueras de la ciudad de Daegu. 

Fue tan grave su error al no revisar que la persona siguiera con vida, pues efectivamente así era. 

Min YoonGi, mejor conocido como Agust D, era una persona mayormente aclamado por otros por su gran necio de lavado de dinero, por supuesto, tenía muchos enemigos así como aliados. El problema es que, siempre tendría más enemigos que amigos, por lo cual, siempre tendría a los problemas cerca de él. 

En esta ocasión no fue diferente. 

Debido a que tenía una importante reunión a la cual asistir con algunos colegas, YoonGi tuvo que viajar de imprevisto en plena lluvia. Sin embargo, sólo bastaron dos horas después para que su auto fuera interceptado y mataran a todos sus hombres. 

Y aunque él tuvo la oportunidad de huir y defenderse, logrando lastimar y matar a unos cuantos, no fue suficiente, pues fue cuestión de segundos para los demás lo atraparan y lo golpearan hasta el cansancio, además de que, le habían proporcionado dos tiros, uno cerca de las costillas y otro cerca del hombro. 

Había quedado inconsciente, casi muerto a ser verdad, pero aquellos hombres estaban tan ansiosos por no ser descubiertos por los demás trabajadores de Agust, que tuvieron que actuar rápido para deshacerse de él. 

Ahora, habían dejado a un inconsciente hombre tirado en un terreno abandonado. 

Sería prácticamente imposible que alguien lo ayudara en esta situación, ya que al parecer una pequeña tormenta se aproximaba en la ciudad, y sobre todo, estaban a kilómetros de distancia del centro de Daegu. No muchas personas venían por esa zona. 

Pero de nuevo, cometieron el error de creer que nadie ayudaría a Agust. 


——— 🌙  ———

La persona en la cama se removió con cuidado, su corazón latía con normalidad y su cuerpo se sentía extremadamente pesado, estaba casando. El dolor en las costillas era exagerado, tanto como el dolor en la espalda, sus muslos también estaba adoloridos y sus antebrazos igual, probablemente por haber estado sin moverse en mucho tiempo. 

El dolor muscular era normal, pero lo que no era normal era el haber despertado. 

Min YoonGi abrió los ojos poco a poco, pues aún se le hacía difícil mantenerse completamente inconsciente. Sabía lo que había pasado, lo que no sabía era cómo diablos había sobrevivido, porque eso tenía que ser vivir, no podía estar en el cielo. 

La luz que se filtraba por las ventanas le molestó por un momento, tenía ganas de dormir a pesar de que no había hecho nada más seguir durmiendo durante bastantes días. 

Sólo cuando se removió un poco en la cama fue que se dio cuenta de que tenía varias vendas en su cuerpo, un parche en su frente tapando la fea herida que un tipo le había hecho al tirarle una piedra, y sobre todo, en su hombro, en donde la bala había dado. 

Observó todo a su alrededor, la habitación era grande, pero sólo había un ropero pequeño y sin nada más que un espejo y una lámpara. Se levantó, olvidándose por completo del dolor corporal que tenía, necesitaba recordar en donde estaba. 

Se tambaleó un poco por el rápido movimiento que había hecho, se acercó al espejo y observó su rostro en él. Se veía terriblemente cansado, sus ojeras eran grandes y el parche en su frente se veía ya un poco manchado otra vez. 

Miró de nuevo toda la habitación, acercándose a las ventanas y alzando las cortinas para ver el exterior. 

Y lo que se llevó fue la gran sorpresa de ver un largo terreno, a lo lejos un bonito y grande pastizal, un patio extenso de pasto verde, probablemente recién cortado. La cerca encerraba toda la casa, y también pudo ver un pozo de agua a unos metros de distancia de lo que parecía ser un establo. 

El canto de un gallo fue el que llamó su atención hacia otro de los establos, en donde pudo ver a unos pequeños cerdos y bastantes pollos y gallinas por el pasto, picoteando lo que encontraban. El gallo que había cantado, se encontraba sobre una de las cercas mientras saltaba para bajar de ahí. 

Escuchando el relinche de los caballos y el mugir de las vacas, o los que seguramente también eran toros. 

Estaba algo atontado por la vista que tenía de aquel lugar. Todo se veía tan bonito. 

Caminó fuera de aquélla habitación, abriendo la puerta con cuidado para no ser tan ruidoso, buscando a pasos lentos por todo el hogar a una persona. Al inicio creyó que escucharía voces de niños o algo así, pero no podía escuchar absolutamente nada, ni siquiera risas. 

Por lo regular, siempre había niños en las granjas, lo cual le resultó algo extraño. 

Observó las escaleras que daban hacia la parte de arriba, y cuando estuvo por subir, un fuerte ruido provino de la cocina, haciendo que se asustara un poco. 

Caminó a paso apresurado hasta lo que parecía ser la cocina de donde vino el ruido, tomó la manija de la puerta y la abrió con mucho cuidado. Que patético, un hombre como él siendo cuidadoso de lo que se encontraría del otro lado, si no lo conocieran pensarían que estaba asustado. 

Al ingresar en aquel lugar, lo primero que escuchó fueron balbuceos y leves gruñidos por parte de aquélla persona. Su vista se encontró rápidamente con la espalda de un chico, algo alto pero no tanto como él, rubio y llevaba puesto un mandil, pues las cintas del mandil se aferraban  su bonita cintura  resaltando su escultural cuerpo desde atrás. 

YoonGi estuvo a punto de decir algo, hasta que aquel chico se dio media vuelta con las cosas entre sus manos. 

JiMin soltó un pequeño grito y soltó las charolas que traía en sus manos, haciendo que cayeran al suelo. Maldijo rápidamente después de ver el desastre que había hecho, y se agachó rápidamente para recoger todo. 

Puso todo en la encimera de la cocina y luego volvió a ver al hombre que lo observaba sin hablar desde la entrada de la cocina. 

—A-ah, dios mio, lamento haber gritado así pero es que me tomaste por sorpresa, yo... creí que seguirías todavía en cama, estaba por hacer un postre para al rato y bueno, no me di cuenta de que ya habías despertado y yo... ¡Ah! perdón, perdón, estoy siendo grosero, probablemente seas mayor que yo, debería tratarlo con respeto, señor, discúlpeme.

JiMin había quebrado en nervios en cuanto vio a aquel hombre de pie, YoonGi era un hombre atractivo, de piel pálida y alto, no tanto como otros hombres pero sí lo era, su cabello era negro y un poco largo, lo suficiente para poder amarrarse el cabello con una pequeña cinta. Era delgado, pero con hombros anchos y bueno, JiMin mejor que nadie ahora sabía que estaba bien dotado. 

Y sí, lo descubrió precisamente porque él se encargó de cuidarlo, y por ende, de quitarle aquellas sucias ropas y ponerle unas nuevas, además de que, tuvo de desvestirlo también para poder limpiar todo su cuerpo. 

Realmente no tenía otras intenciones o algo así, él simplemente quería ayudar al pobre hombre que encontró casi muerto de camino a su casa. 

—¿Se siente mejor? ¿no tiene mareos? ¡debería volver a la cama si se siente mal!— JiMin exclamó, acercándose rápidamente hasta donde estaba YoonGi, llevando una de sus manos hasta su cuello, tocando con cuidado para después subir su mano hasta la frente del pálido, comprobando que yo tuviera fiebre —, por ahora su temperatura es normal, señor. ¡Ustede vuelva a la cama! ¡yo me encargaré de llevarle algo de comer!

Con una gran sonrisa en su rostro, JiMin miraba al hombre frente a él. 

Y por primera vez, YoonGi se dio cuenta de que había dejado de respirar por largos segundos. Debía estar muerto, ¿realmente no estaba muerto? debía estarlo, porque sino, no había forma más sensata que la muerte para estar viendo a este ángel con sus propios ojos. 

Diablos, ese chico era completamente hermoso, lo más cercano al cielo que había estado. Su voz tenía un tono suave, pero alegre y por ratos se volvía firme, sus expresiones eran hermosas, todo su rostro era precioso. Su cuerpo, sus delgados hombros y su cintura pequeña, piernas gruesas pero bonitas, y mierda, esos jodidos labios que parecían de algodón, debían serlo. 

Si este era el cielo, quería quedarse aquí para siempre. 

—¿S-señor? ¿me escucha?— JiMin agitó su mano frente a él, sacando a YoonGi de su segundo trance —, ¿se encuentra bien? ¿le duele algo? ¿la cabeza? ¿el cuerpo? ¿su herida está bien? — JiMin preguntó rápidamente, no perdiendo ningún punto importante en Min YoonGi —, ¡Ah! su parche en la frente ya está sucio, déjeme cambiarlo por usted, venga conmigo. 

El rubio se atrevió a tomarlo de la mano, guiándolo hasta un pequeño asiento cerca de la mesa de la cocina, le indicó a YoonGi se sentara en este y el mayor lo hizo, sin objeción alguna. 

JiMin se movió rápidamente por la repisa que tenía cerca de ahí, sacando un botiquín pequeño que siempre estaba lleno de varias cosas que le servían todo el tiempo. 

Sacó rápidamente una gasa y algo de cinta, alcohol para desinfectar de nuevo la herida, tomó un vaso y lo lleno de agua del grifo que tenía ahí mismo y se acercó al mayor de nuevo. 

Puso las cosas sobre la mesa y se acomodó entre el espacio que dejaban las piernas de YoonGi, ya que el mayor estaba sentado con las piernas separadas, a JiMin le fue más fácil acercarse para poder quitarle el parche con cuidado, quitó los residuos de sangre con un poco de algodón y agua, para después de poner algo de alcohol en aquélla zona, haciendo que YoonGi pegara un saltito en su lugar. 

Esto provocó que el pelinegro apretara sus labios con fuerza, y que, inconscientemente llevará una mano a la cintura de JiMin, apretando con poca fuerza, logrando sacar un silencioso gemido del menor ante la presión. 

—Lo... lo siento, ¿eso dolió?— dijo JiMin, mientras volvía a pasar el mismo algodón para limpiar bien la herida —, seré cuidadoso, señor. 

JiMin aplicó rápidamente la gasa, y la pequeña cinta adhesiva que colocó le hizo soltar una pequeña risita. 

—Disculpe, no sé donde dejé la otra cinta que utilizo, sólo pude ponerle esta. — dijo, mostrándole la cinta que tenía un diseño de corazones y ositos. 

YoonGi negó lentamente ante sus palabras, el rubio sonrió y algo tímido, llevó su mano hasta la que aún tenía YoonGi sobre su cintura, indicándole que lo soltará. El mayor apartó rápidamente su mano, maldiciendo internamente por haber hecho eso. 

—B-bueno... — JiMin murmuró, una vez que guardó todas sus cosas de nuevo, mirando al hombre que seguía sentado sobre la pequeña banquita —, mi nombre es JiMin, señor, es bueno saber que se encuentra mejor. 

Y una vez más, le dedicó una de esas sonrisas malditamente perfectas. 

Cuando creyó que no sería capaz de abrir la boca, otra vez, para hablar con aquel chico, se vio así mismo diciéndole su nombre, su verdadero nombre. 

—Soy Min YoonGi... — respondió el mayor, su ronca voz hizo a JiMin temblar momentáneamente —, gracias por ayudarme, JiMin. 

Y escuchar su nombre salir de la boca de aquel hombre, le hizo sentir un tirón entre sus piernas. 




Probablemente suba todos los capítulos mañana, por mientras les dejo este. ♡

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