Capítulo 8
Había ido a casa de mi madre, ella salió a trabajar y yo me quedé en su casa para estar con Jungkook. Él hablaba mejor y estaba más grande, aunque estaba muy delgado; me preguntaba si comía bien.
—¿Y Jimin? —me preguntó mi hermano de nueve años. Siempre que estábamos juntos me preguntaba por él.
Jimin casi no lo visitaba, además de que tenía bastante tarea, sus padres le tenían prohibido salir seguido. No querían que su hijo se hiciera un vago, y pensaban que yo lo podía llevar hasta ese camino.
—Él está bien. —dije tomando mi muñeca, listo para jugar con mi hermano.
—¿Sabes? —tomó una muñeca que tenía escondida—. Odio a mi padre —acarició a su muñeca y suspiró—. Es un estúpido.
—¿Por qué? —pregunté sin comprender.
—Porque me golpea, mamá no le dice nada, y no le gusta que tenga muñecas —suspiró peinando a su Kookie—; me tiró mi casita.
—¿En serio nuestro padre hizo eso?
Jungkook negó.
—Este es otro padre, mi padre.
Yo sabía de quién hablaba, pero no estaba seguro si sabía que era medio hermano de Jimin. Aunque también tenía la sospecha que al ser la única persona que conocía fuera de la familia, a Jungkook podía gustarle Jimin.
—Nos iremos de aquí —dije decidido. Mi hermano sonrió, le agradaba la idea de sacarlo de aquí, estaba seguro que conmigo estaría mejor—. Quiero que hagas una mochila con lo más importante, en esta semana vendré por ti.
—¿A dónde iremos?
—Jimin está rentando una casa —le dije. Me levanté a ver por la ventana al escuchar un auto; era el padre de Jimin junto a mi madre—. No vayas a decir algo.
—No... y-yo iré guardando mis cosas. —Jungkook empujó las ruedas de su silla y se dirigió a su closet, sacando algunas prendas.
—Ya llegué. —la voz de nuestra madre hizo eco por el pasillo.
Jungkook se quedó estático, estaba asustado. No me gustaba que estuviera así, viviendo con miedo; eso no era vida.
—Está bien. —hablé yo.
Mi madre se quedó callada y después se escuchó un resoplido.
—Cuando te vayas cierra la puerta. —me dijo.
—No te quiere —comentó Jungkook—. Cuando estamos solos, dice que eres una mala influencia para mí, pero para mí eres mejor que ella.
—Soy tu hermano, por supuesto que soy una buena influencia —hablé molesto. ¿Cómo podía decir eso de mí a mis espaldas? Soy el único que ha mostrado un interés en el bienestar de mi hermano—. No la escuches, eres lo más importante para mí. Te sacaré de aquí, te lo prometo.
Jungkook me miró con lágrimas en sus ojos, y yo lo abracé dándole a entender que todo estaría bien.
● ● ●
Jimin me había dicho que estaba listo para mí, cuando me lo dijo por teléfono, pensé que se trataría de la casa o de que ya tenía listas sus maletas. Yo también las tenía listas.
Solo que no era eso. Llegué a su casa, esperando por él porque dijo que necesitaba verme; no había alguien en su casa por lo que tendríamos toda la tarde y noche para nosotros. Eso me agradó, tenía tanto tiempo sin verlo, porque su madre lo llevaba a conocer otras chicas. Él daba la excusa de que Sooyeon había muerto hace unas semanas y que le parecía una falta de respeto hacia ella, por lo que casarse debía esperar.
Jimin abrió la puerta en cuanto sonó el timbre. Llevaba una simple camisa color durazno que le quedaba enorme. Me besó. Pasé a su casa sin dejar de besarlo. Mi novio cerró la puerta. Nos separamos para vernos, lo tomé de la cintura acercándolo a mí y bajé la mano hasta su trasero. Volvimos a besarnos, apreté su trasero y sentí que este no traía ropa interior; lo miré confundido, en él se dibujó una sonrisa y me llevó de la mano hasta su habitación.
Sin pensarlo me empujó a la cama. Quise ayudarlo porque esta sería nuestra primera vez, pero Jimin me tomó de los hombros evitando que me levantara, me miró con sus lindos ojos y comenzó a desvestirme. Nunca nos habíamos mostrado desnudos, y sí, sentía un poco de vergüenza.
Jimin escupió en mi miembro, que saltaba de la excitación, para poder lubricarlo. Pasó su mano por mi falo. Volvió a escupir esta vez en su mano y envolvió mi miembro en su saliva. Le quité el camisón, ambos nos observamos, mis mejillas estaban coloradas al igual que las de él. Después, se subió arriba de mí provocando que yo gruñera y que él soltara un chillido. Yo me asusté, y cuando lo iba a alejar, me detuvo, se quedó unos momentos con mi miembro dentro suyo. Le besé el cuello, volviendo su dolor en algo placentero.
Se movió lentamente, él fue el que hizo casi todo el trabajo, movía sus caderas hacia delante y atrás. Pude ver el cuerpo de Jimin temblar disfrutando de mí, yo estaba de igual manera. Sentí mi cuerpo temblar y una sensación de satisfacción en mi pelvis y la atención que estaba dándole mi cuerpo en mi miembro, ya me había tocado anteriormente, pero esto era mil veces mejor. Me besó suavemente, y después de ser suave, comenzó a morderme los labios; y yo también se los mordí, reventándole el labio así como él también lo hizo conmigo. Jimin me miró entre gemidos, se lamió su sangre y mi sangre, también la chupó de mis labios.
Jimin cambió de posición a boca abajo pero con su trasero elevado. Y volví a meter mi miembro con brusquedad esta vez. Él tenía la cara en una almohada ahogando sus gemidos. Lo nalgueé varias veces hasta dejar su trasero colorado. Me incliné para tomar su miembro y masturbarlo. Terminé dentro de Jimin, pero yo seguí dentro hasta que él terminara.
Solo bastó moverme un poco más para que él se corriera. Me acosté a un lado de él, Jimin me abrazó; ambos estábamos todo sudados, pero eso no le importó. Nos besamos de nuevo, él tocó mi miembro en un intento de volver a provocarme una erección, y casi lo logra, pero la puerta fue abierta.
Jimin se separó de mí completamente asustado y se cubrió con una almohada.
—¡¿Qué mierda hacen?! —gritó el señor Park.
Jimin bajó la mirada, nunca lo había visto asustado. Ninguno contestamos. Yo quería ir por mis cosas, pero ver a Jimin llorar me hacía pensar que si me iba le iban a dar una paliza, y no quería eso.
—¡Largo de mi casa! —me gritó. Me levanté y comencé a vestirme—. ¿Cómo puedes acostarte con un hombre? —regañó a su hijo—. ¡Estás enfermo!
—¡Yoongi es mi novio! —gritó Jimin con lágrimas en sus ojos—. Haré lo que quiera con mi vida, tú solo me has hecho daño.
—¿Novio? —rió—. No vas a volver a ver a este chico.
—Sí lo haré, ¿o quieres que le diga a mamá que te ves con la madre de Yoongi? —el hombre me miró furioso; yo me estaba abrochando el cinturón—. Lo supe desde pequeño.
El padre de Jimin lo cacheteó y comenzó a amenazarlo. Miré el cuerpo de mi novio rendido y llorando, no me pude permitir que alguien le hiciera daño. Lo amaba demasiado y no soporté verlo llorar. Tomé una lámpara de cerámica y le golpeé con ella en la cabeza. Toda su sangre se esparció de inmediato en el piso junto a las piezas de cerámica de la lámpara.
Retrocedí horrorizado por lo que hice, Jimin paró de llorar y observó el cuerpo de su padre, se limpió las lágrimas y me miró con curiosidad. Sinceramente no estaba arrepentido, pero jamás me creí capaz de hacer algo así.
—Gracias —murmuró—. Tenemos que irnos de aquí.
—De acuerdo.
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