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35; ¿Que había hecho mal? No lo entendía.

1 de junio de 2022.

Los veintisiete se sentían raros.

Algo estaba pasando, y no sabía que era.

Aquella mañana se despertó con una espalda adolorida, y la aparición de algunos cólicos en la parte baja de su abdomen la asusto, mas no se preocupo demasiado; la doctora le había comentado que dolores así eran normales en un embarazo de mellizos, puesto a que el peso de los bebes era doble, y podría traer complicaciones extras, pero para nada ofensivas.

Aplicó unas bolsas térmicas en los puntos de dolor durante toda la tarde, hasta que entró dentro del horario importante.

Sin importar dolor alguno en su cuerpo, y como buena argentina orgullosa, Renata se preparó para el gran torneo que se jugaba en una horas en Londres; la Finalissima.

Estaba emocionada. Mas que nada por su hermano, con quien compartía el sentimiento.

Renata no había organizado nada. Con el partido y todo lo que eso conllevaba, el día estaba totalmente ocupado.
Ella no sabía que después del torneo le esperaba una sorpresa.

Una sorpresa que Emiliano había estado preparando hacía unas días atrás, junto a Leo, Rodri, Ota, y Sergio, aunque este último lo odiara un poquito.

Esperaba que los resultados fueran buenos, porque sino sería un suspiro tras otro acompañado de caras de culo para nada disimuladas.

Había invitado a Mandinha a ver el partido, y organizaron que la inglesa, con herencia brasilero-portuguesa, pasaría a buscar a la argentina e irían juntas. 

Esos últimos meses, Amanda y ella se habían vuelto muy amigas.
Las vueltas de la vida las había puesto en el camino de la otra por un razón, y cuanta razón, porque Mandinha parecía mas padre de sus gemelos que Emiliano.

Emiliano estaba metido en una gran burbuja en la que su trabajo, estar presente para Santi y recuperar a Rena le habían hecho olvidar que también estaba esperando dos bebés. Y mientras Sarah estaba presente, las reuniones con la obstetra, los días de yoga y las compras específicas para bebes, habían quedado en el olvido, dejando que Mandinha robara su puesto y fuera ella quien acompañaba a Rena a todas esas cosas.

La notificación de su amiga cayó en la bandeja de entrada de su celular, indicándole que ya estaba en la puerta.

Contestó un ya voy, y le mandó el sticker de Neymar que sostenía una rosa y decía para você, meu amor.

Se puso su perfume favorito, el cual, ahora, era el uma, y se ajustó el cómodo calzado apto para sus, ahora, hinchados tobillos.

Hizo dos pasos, simplemente dos paso. 

Un pinchazo que iba desde la boca de su estomago, y bajando lenta pero dolorosamente hasta el fin de su curva panza, la sorprendió por completo. 

Un frío seco recorrió su columna vertebral.

Miró hacia abajo cuando sintió un liquido descender por sus piernas.

—No... ¿Qué están haciendo? Métanse otra vez.— No podía ser verdad. Con sus manos temblando, levantó su vestido lo mas rápido que pudo. Había roto fuente cuando aun faltaban semanas para la fecha de parto, pero eso no era lo que le preocupaba, sino, los pequeños hilos de sangre que aparecieron de pronto.— No, no, no, no...

La música de Lana había parado hacía un buen rato, y los fuertes sollozos que Rena emitía resonaban por toda la casa. Tenía que llegar hasta Mandinha, pero el dolor que estaba sintiendo en aquel momento era inaguantable, y solo le permitía dar pequeños pasos.

Renata estaba sufriendo, y temía que el dolor no le dejara llegar a la puerta, y la hiciera caer desmayada en ese instante.

Pero eso no fue posible, porque fue su amiga quien ingresó a la casa con la llave de repuesto, y quien la vio en aquel estado. 

La hermosa sonrisa que Mandinha siempre llevaba con ella fue desapareciendo en cuestión de segundos. Sus cejas se fruncieron en preocupación, y sus labios se entreabrieron por el impacto.

—Rena... ¡Rena!— Corrió a asistirla cuando la fuerza de Rena cedió y por unos milímetros casi cae al suelo. De no ser por ella, y por el mueble del cual Renata pudo sujetarse, las cosas habrían empeorado.

[...]

20:01 pm

—... es cierto que, el embarazo múltiple siempre va a ser una condición durante la gestación que puede facilitar el parto prematuro, pero no fue eso la causa principal, sino la infección uterina que se venia desarrollando desde hace algunos días. La infección uterina trae ciertos componentes bacterianos que pueden dañar las membranas fetales ocasionando su ruptura, provocado por el desequilibrio de la microbiota genital debido a los cambios hormonales que te generó el embarazo. Además de la hemorragia decidual que nos mostró la ecografía... fue la sangre que se mezcló con el líquido amniótico.— La doctora Clover suspiró con pesar ante las caras de preocupación, y aunque no era para menos.—Administre una dosis de analgésicos para calmar los pinchazos de la infección, pero es temporal, y los dolores volverán si no sacamos a los bebes. Es por eso que vamos a tener que realizar una cesárea de emergencia. Tu embarazo llegó a la semana 32, y si bien, no es tan delicado, no cumplió el ciclo adecuado para un parto natural.—Anotó un par de cosas en la tabla de la paciente.— Me gustaría poder atrasar el procedimiento un par de horas para que las personas necesarias estuvieran presentes, pero lamentablemente no puedo hacerlo, es muy riesgoso, y complicaría aun más el estado, tanto como el de la madre, y como el de los bebés. Les aconsejo que hagan las llamadas que quieran ahora. Vamos a dejarlas para que lo procesen un par minutos. Finalizado el tiempo una enfermera vendrá a prepararte para la cirugía, ¿entiendo que Amanda va a entrar?

—Si. Yo voy a estar ahí.—Agarró la mano de Rena y la apretó con fuerza.

La doctora dejó la tabla en la mesita a los pies de la cama. Se acercó y colocó una mano en la pierna de la mujer.—Todo va a estar bien Rena. Voy a hacer todo lo posible para que lo este. Te veo en el quirófano.

[...]

¿Cómo procesar tal información? ¿No se había cuidado lo suficiente en su embarazo? ¿No había cuidado lo suficiente bien a sus hijos? ¿Si no pudo cuidarlos cuando estaban dentro de ella, como iba a hacerlo cuando estuvieran afuera?

Se encontraba esperando.

Mientras Mandinha sujetaba con fuerza su mano por quinta vez en el día, ella aguantaba las lagrimas.

—¿Llamaste a mi mamá?

—Si, mi vida. Llame a todo el que me dijiste...

—¿Y, Emi? ¿Como se va a enterar Emi?

—Tu papa y los suyos estan pendiente al partido, cuando termine lo van a llamar, quédate tranquila.

Rena asintió angustiada. Le había pedido a Mandinha que llamara a su familia. Ella no estaba en condiciones de hablar con nadie. No se sentía bien. Dejando de lado el dolor físico. Mentalmente se encontraba destrozada. ¿Que había hecho mal? No lo entendía.

Y Emiliano ni siquiera estaba enterado.

El estaría festejando un gran triunfo, y ella no la estaba pasando para nada bien.

Mientras escuchaba el pitido de la maquina que marcaba sus latidos, las cosquillas de la doctora al abrir su panza, y la sangre querer escurrirse al suelo, mas ella no lo veía, una tela azul le tapaba la viste; verse cortada a la mitad no era un buen plan.

—Hemos terminado...La audición de Rena se estaba debilitando. Debido a la anestesia que le estaban administrando, ahora general.—Es una nena... y un nene...

Sus bebes no lloraron, pero ella si.
Al verlos salir de la sala en las incubadoras.
Estaba destrozada.
Y sus ojos se cerraron por completo.


















n/a

soy inocente

...
les juro

ahora nos queda esperar... a ver que pasa

momento triste

falta poquito para que termine este libro que tristeza

nos vemos prontito <3
caro

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