30; ¿Entendiste corazón?
๑
Una semana.
Había pasado una semana desde que todo se desmorono, desde que Renata se había quedado con Mandinha, y que Emiliano se quedara en su casa junto a Santi y Sara.
Todo se sentía tan extraño.
Como podían cambiar las cosas de un momento a otro.
Se sentía usada.
Como si fuera un juguete viejo, que al llegar uno nuevo era olvidado.
No sabía, pero las hormonas la hacían pensar demasiadas cosas.
Sus ojos lagrimosos, tal como habían estado los últimos días, se conectaron con los de Mandinha, quien estaba sentada a su lado, justo al costado de la cama.
—¿El es mío también, no? Por que yo lo amo, lo amo mucho.
—Obvio que si Rena. Madre no es la que engendra, es la que cría, y vos hiciste mucho mas por Santi en tan solo meses que ella en cinco años en los que estuvo desaparecida.
Renata recostó su cabeza en el borde del colchón, y acarició su panza.—Estoy triste.
—Lo se ¿Querés que te traiga una porción de torta de chocolate?
Mandi le hizo recordar aquella noche en Brasil cuando Emiliano cambio el postre a una torta de chocolate, y minutos después, a causa del vino, el se abría completamente hacia ella.
Todo le recordaba a el.
Miro a su amiga con un puchero en los labios, y comenzó a llorar desconsoladamente.
—Ay no ¿Qué dije?
[...]
Con todas las fuerzas del mundo, Renata fue para la casa Martínez.
Podría estar pasando por muchas cosas en ese momento. Indignación, enojo, tristeza. Pero estaba embarazada, y necesitaba al padre de sus hijos.
Tampoco era como si hubieran terminado su relación por completo.
Estaban en Standby.
Pero si, necesitaban hablar.
Había hecho una chocotorta.
Especial para Santi, que desde que había probado la de Rena, no comía otra.
La verdad, eso le parecía raro, las chocotortas no tenían mucha ciencia, pero por alguna razón a el le gustaban las de ella y solo las de ella.
El timbre sonó.
El corazón le palpitaba a mil, como la primera vez que fue a esa casa, pero ahora el motivo era otro.
Esperaba que le abriera otra persona, no ella.
—¡Rena...! Hermosa ¿Cómo andas?— Sara miró hacia adentro asegurandose de algo. Segundos después salió hacia afuera, arrimando la puerta tras ella, y obligando a Rena a caminar hacia atrás, y casi haciéndola caer del escalón.
—Bien ¿Esta Emi?— Preguntó sin vueltas.
Era una persona muy transparente, y todo lo que sentía, al instante se le notaba en la cara. Eso a Sara no le gusto ni un poquito.
—Ay no. Mira que justo se fue a comprar unos pochoclos para ver peliculas. Dijo que quería volver a los viejos tiempos, vos ya lo conoces, todo un romántico.— Sonrió abiertamente. Le tocó el brazo simpática, pero con malas vibras.
No le importaba absolutamente nada, ni que Renata estuviera embarazada.
Con tal de mantenerla lejos, hasta mentiría para lograrlo.
La mujer Messi tuvo que tragarse el dolor que sintió en el pecho, y las inaguantables ganas de llorar que le vinieron.
Llorar era lo único que hacia últimamente.
—Bueno...—Carraspeó, la voz le salió entrecortada.—¿Y Santi?
—¿Y Santi que?—No quería sonar brusca, pero para Sara, Rena estaba siendo insoportable.
—Si mi San esta en casa...
—Vamos a aclarar un par de cosas mi vida.—Sara se acercó a ella amenazante, Renata volvió a retroceder.—No es tu San, es mi San, es mi hijo, no tuyo y nunca lo va a ser, en ningún sentido.—Acababa de tener un gran deja vu.—Y por como van las cosas, tampoco va a ser tu casa, ni tu Emi, ¿entendiste corazón?
Se quedo sin aliento ¿Qué se suponía que tenía que responder ante eso?
De todas formas no hizo falta pensarlo, Sara le arrebató el paquete de las manos y le cerró la puerta en la cara.
—¿Quién era?
Esa se puso nerviosa, pero lo pudo disimular muy bien.—Un señor, que vendía pasteles.
—Ah, bueno...—Emiliano quiso salir a investigar un poco, pero no lo dejaron.
—Mejor vamos al living, que Santi debe estar llamando.
๑
Amaba a Emiliano. Profundamente.
Así como todas las fanáticas Argentinas cayeron por el, Rena también.
Pero necesitaba un respiro.
Así que luego de llamar a su hermano y contarle la situación a medias, compro un boleto a Francia.
Y ahí estaba, esperando poder subirse al avión privado que su hermano le había mandado.
Querido Paris, ahi nos vemos.
๑
n/a
Solo recemos para que no le pase nada a los porotos, Rena esta pasando mucho estrés, y en algunos embarazos eso no es bueno...
PERO RENA SE VA A PARIS
merci mon amour ma dame
verse con Leo le va a traer mucha paz y tranquilidad
quiero escribir bastante este finde porque el lunes empiezo la facultad y se me va a re complicar hermanAs
asi que seguro las veo a la noche con otro capitulo
à plus tard! RENDEZ-VOUS À PARIS
il les aime beaucoup, caro
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