29; Volver a ella.
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14 de abril de 2022
Renata no la estaba pasando muy bien.
Las cosas se pusieron demasiado tensas.
Sara, aquella mujer que se había presentado hacía tan solo algunos días atrás, había puesto su hogar patas para arriba.
Además de creerse la dueña de la casa, dejar todo desordenado y sucio, acostarse a altas horas de la noche, y hacer mucho, pero mucho ruido, se había apropiado de la cocina, obligando a Renata a comer cosas que le daban muchas nauseas.
Los dolores de cabeza habían aumentado gradualmente, así también como en su espalda baja, y las pequeñas puntadas que le daba su panza.
Fue una gran sorpresa, y un respiro para ella, y Santi, que Sara no se encontrara allí esa mañana.
Dicen que cuando tenés muchas ganas de comer una fruta o verdura es porque te hace falta esa vitamina.
Renata tenía muchas ganas de comer fruta o verdura.
En realidad tenía muchas ganas de comer algo que no estuviera frito o bañado en aceite.
—A las seis tenemos turno Emi, no te olvides.— Cortaba el pollo en el plato de plástico del Martínez mas chiquito.
—Si...—Contestó, aunque estaba mas concentrado en su teléfono que en otra cosa.—Después de comer vamos con Santi al Amusement Park, el que esta costeando la ruta.
Rena levantó la mirada confundida.
—No sabía que íbamos a salir.—Le sonrió a Santi emocionada, gesto que fue correspondido, y después le acarició el cachete.
—Bueno...—Carraspeó.— Es que, Sara lo organizó.
—Ah.
—Si, pero no te preocupes, vamos a estar aca antes de las cinco.
๑
Definitivamente Emiliano no iba a cumplir el horario.
Ya eran seis menos cuarto y el ni siquiera le respondía los mensajes.
Tuvo que sentarse un momento. Los nervios le produjeron estrés, y el estrés le produjo dolor de espalda.
Fue una gran idea mandarle un WhatsApp a Sara, pero al volver a abrir su chat, se dio cuenta de que esta le había clavado el visto.
—A bueno, que yegua esta mina.
Suspiró cansada.
Parpadeó sus ojos lagrimosos varias veces.
Cinco segundos después se le ocurrió llamar a Mandinha.
—¿Hola?
—Mandi ¿Estas ocupada?
[...]
Como suponía, llegaron tarde al turno médico, unos diez minutos después.
Pero a la doctora no le importo, diciendo que imprevistos así pasaban todo el tiempo.
—Okey...—Sonrió comprensiva, no quería preguntar porque no estaba el padre en la sesión. Le parecía raro siendo que Emiliano la acompañaba a todas, sin faltar a una, pero no iba a meterse.—Creo que se que esta pasando acá.
—¿Es malo?—Agarró la mano de Mandi, esperando recibir malas noticias.
—Depende...
Renata no entendía nada.
Las tres mujeres miraban el monitor, una sabiendo mas que la otra.
—¿De que?
—De la cantidad que querían.—¿De que cantidad estaba hablando la señora? Ni siquiera habían hablado de la cantidad.
La doctora señaló la pantalla.—¿Ven eso?
—Si...—La embarazada miraba la pantalla con detenimiento, ¿esas eran cuatro piernas?
—Es otro bebé. Felicitaciones, son dos. Son mellizos.
๑
La cerradura de la puerta principal sonó.
Santi entró corriendo con un oso en la mano, directo a Rena.
—Mira mami, esa me ganó un oso.—Le mostró el gran peluche.—Se lo voy a dar al poroto.—La abrazó por su panza.
—Que lindo osito Santi.—El nene apoyó su barbilla en el vientre, esperando que la adulta le tocara la nariz.—Ya es un poco tarde, ¿te parece si te vas a cambiar así dormimos?
Asintió sin protestar, y subió las escaleras rápido, aunque sin ninguna fuerza, estaba cansado.
—¿Cómo estás amor?
A Renata le tembló el ojo.
—Perfecta, por suerte ¿Cómo la pasaron?
—Re lindo ¿Sabías que existen los pochoclos con sabor a dulce de leche? Sara se pidio como tres bolsas. Para mi estaban ricos pero no para comer tres...—Paró de hablar cuando vio a Renata cruzada de brazos y con el ceño fruncido.—Perdón que llegamos tarde, no te pude avisar porque se me quedó el celular sin batería.
—Me dijiste que volvían a las cinco, son las once de la noche.
—Si, es que Sara la estaba pasando muy bien y quería quedarse un rato más. Se nos fue la hora.
—Te perdiste la ecografía.
Emiliano levantó la vista.—¿No era mañana?
—No, te lo dije al mediodía.—Se mordió el labio un rudeza, esperando alguna contestación, excusa, una disculpa capaz, pero nunca llegó, así que cambio de tema.—¿No te parece raro?
—¿Qué cosa?
—¿Qué apareciera así de la nada? ¿Justo después de algo tan grande como la copa América?
—¿Que? No.
La miró con superioridad. Pasar tiempo con esa mujer estaba cambiando a Emiliano de una manera muy drástica.
—Si, nos vio ganar, y me dijo que ahí se dio cuenta de muchas cosas.
—Si.—Frunció el ceño. Como que Emiliano realmente no quería ver las cosas.—Muy raro.
—Se dio cuenta de que cometió un error. Quiere recuperar su relación con Santi, y yo no le voy a decir que no.
—Un error que duró cinco años.
—Esta arrepentida.
—No creo que este arrepentida.
—¿Qué querés decir?
—¿Hace falta que te lo diga? Por favor.—Emiliano no le respondió.
—No creo que sea bueno para Santi que...
—¡Es que vos no sos su mamá!
Su voz ronca, esa que tanto le gustaba, parecía soltar solo veneno.
—No sos su mamá, en ningún sentido. Ella sí, ella si lo es.
Renata se quedó completamente pasmada.
Le había gritado.
Que estaba pasando.
—¿Qué te pasa Emiliano?—Aquel Emiliano fue como un balde de agua fría, ella nunca lo llamaba así.—¿Te pensas que no se que no soy su mamá? Créeme que lo se. Pero por lo menos yo no lo abandone por 5 años.—Se levantó del sillón con dificultad. Esperaba que el la ayudara, pero no.—Parece que se te olvidó todo lo que me dijiste en Brasil. Pero esta bien, lo entiendo.
Renata agarró la valija que había escondido atrás del sillón.
Emiliano negó para nada convencido de lo que estaba pasando, pero sin intenciones de arreglar algo.
—¿Qué haces?
—Era hoy. La consulta era hoy.—Agarró el sobre marrón que posaba sobre la mesita del living.
—Las achique y las imprimí porque me dijiste que querías ponerlas en tu billetera.
Fue la ecografía lo que lo hizo volver a ella por unos minutos.
—¿Son dos?
Sus ojos marrones brillaron de sorpresa.
—Si.
Asintió.
—Por eso mi panza estaba tan grande. Uno se escondió atrás de otro, y no lo vimos. —La garganta se le secó. Eso estaba siendo muy difícil.—Y también me dijo que no podía seguir pasando por situaciones de estrés. Me recomendó ir a un lugar más tranquilo, en donde no haya mucho lío.
—Pero acá estás bien, estamos bien.—Se acercó a ella, dando pasos largos, y al llegar la sostuvo de sus cachetes, arrepentido.
¿Arrepentido?
Rena lo miró angustiada.
—Emi... No estamos bien.
Miró a su alrededor, refiriéndose a lo anterior.
A Emiliano no le salía nada, porque no sabía como arreglar la situación.
Amaba a Renata, la amaba muchísimo, era el amor de su vida. Pero Sara estaba ahí, y había vuelto para recuperarlos.
Uy uy uy, si Emiliano no se daba cuenta, que caro le iba a salir aquel pero.
—Voy a saludar a Santi.
La dejó ir.
Esa noche Renata no pudo sentirse mas traicionada.
Fue una vez fuera de la casa, que se permitió soltar absolutamente todo.
Y mientras el Uber la miraba preocupado, ella soltaba cada lagrima que había acumulado desde el nueve de abril de dos mil veintidós.
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n/a
aclaracion time
decidí que las partes en las que hablen en ingles van a estar en cursiva
y negrita al mismo tiempo,
de peeeedo se español imagínense como me cuesta el ingles y a veces que el traductor manda cualquier cosa
mejor así y mas facil
fin del aclaración time
Entonces...
no chicas esta todo mal,
SON DOS Y ENCIMA ESTA SENSIBLE POR LAS HORMONAS Y LE HACEN ESTO, rena es mucho para este mundo
las ganas de llorar que tenía mi nena
A-Aletheia y cutiminovio dijeron algo de que iban a ser dos en el capitulo 27!!!! merecen ser parte de la banda del palo santo!!!!
bueno ahora siii, nos vemoss en el proximo capítulooo <3
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