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23; Re nerviosa.

14 días después de la
Copa América.

Perspectiva de Renata


Estaba trabajando de intercambio como administrativa en el Maracaná, pero cuando terminó la Copa me di cuenta que no era lo mio, así que renuncie, y me volví para Londres a trabajar en la cafetería de mi papa.—Señaló con sus ojos el lugar. Dejó la taza en su platito correspondiente.

Muchas cosas habían pasado desde que volví a Londres.

Como por ejemplo, cuando me cruce a Amanda, Mandinha, mejor dicho, en una cafetería.

La mujer que Scaloni había mandado a alcanzarme esos auriculares para escuchar a Emiliano desde el arco, me había atendido hacia unos minutos cuando iba a ordenar una porción de torta y un te de vainilla para llevar.

Fue medio loco.
Más cuando dejó su puesto de trabajo y me invitó a sentarme con ella a conversar un rato.

Obvio que acepté.
Mandi irradiaba unas vibras muy bonitas, y la verdad que la charla que estábamos teniendo era muy entretenida.

Me contó que estaba casada con un hombre Ingles, que ambos se conocieron en la Universidad de Económicas, pero, como dijo hace rato, se dieron cuenta que no era lo suyo y renunciaron. Su verdadero sueño era ser diseñadora de interiores, y ansiosa esperaba poder anotarse en la carrera. 

Tenía dos hijos. Benjamín y Sofia, de siete y cuatro años.

Y también su acento.
Le dije que si se sentía mas cómoda, podíamos hablar en ingles, ya que portugués yo no sabía, sin embargo, ella insistió en el español, que si no le daba uso se iba a olvidar, y se iba a confundir, y no quería tirar cinco años de práctica a la basura. 

—¿Así se rápido? Wow, re admirable.

Mandi rio.—Sii. He aprendido a lo largo de mi vida como manejarme en situaciones de presión. La verdad que el pago era muy bueno, pero el trabajo se volvía muy aburrido y el trato de los cargos superiores era bastante feo. Creo que por ser mujer, imagínate, era la única de entre veinte hombres. 

Yo asentí, disgustada.—El trato hacia las mujeres que trabajan en el mundo del futbol es un asco. De a poco se van acostumbrando digamos, aunque no debería ser así.

—Es una pena, porque hay muchas chicas con un re talento, y las desprecian así.—Mordió su pan.— No es mi caso...—Carcajeamos.—¿Y vos? ¿Desde hace cuanto que vivís acá? 

—Y... Serán como, ocho, siete años ya.

—Un montonazo.

—Sii. Antes vivía en España, por mi hermano y todo eso, pero decidí abrir camino. No se, quería probar otras cosas, ser un poco mas independiente.

—¿Los extrañas?

—Como una loca.— Era pura y únicamente la verdad. Los extrañaba muchísimo.—Pero también me gusta mucho Londres, se volvió mi hogar.

—Claro... ¿Ocho años sola?

—Los primeros tres solita... Después conocí a alguien en dos mil dieciséis, pero se terminó todo en dos mil dieciocho.

—Sabes que algo de eso me sonaba.

Y claro que iba a sonar. Con Alex Turner fuimos tapa de revista por muchos días.

—Y hasta hace unos días que no estas mas sola...—Mandinha movió las cejas picara. No sabía como habían entrado en confianza tan rápido. —¿Me habías dicho que terminaste la tortita?

—Si. Encima estoy re nerviosa.

Pensaba en la situación y me empezaba a picar todo el cuerpo de nervios.

No debería asustarme conocer a un nene de cinco años, y sin embargo estaba cagada hasta las patas.

Tengo el presente pensamiento de que los nenes chiquitos son esponjas; absorben todo lo que ven y sienten otros seres humanos, y conociendo el historial, quería llevar una buena impresión, no meter la pata y sumar traumas a una mente pequeña.

—Ay, vos quédate tranquila Rena. Va a salir todo bien.

¿A alguien mas le pasa que le vienen retorcijones cuando esta nerviosa?

Porque me duele mucho la panza, siento que me voy a morir.

Fue muy fácil encontrar la tienda de alimentos Argentinos, si voy muy seguido. 

Compre todo lo necesario para hacer una chocotorta.

Después de hacer la mezcla, mojar las chocolinas en leche, armar todo y dejarla en el freezer, la chocotorta quedo espectacular.

Ahora tenía que tocar el timbre, porque sino, se iba a desarmar todo el postre que había prometido, y según Emi, a Santi le encantaba la chocotorta ¿Se imaginan? El nene ilusionado y yo rompiéndole la ilusión de comer algo que deseaba hace mucho, no chicas no.

Third person perspective

Antes de que Renata pudiera tocar, Emiliano abrió la puerta.
Ya la había visto llegar en su auto, y como no avisó nada, pensó que algo había pasado.

Sabía que estaba nerviosa.

—Hola amor.—La invitó a pasar, y le dio un beso.—¿Queres dejar eso en la heladera? Voy a buscar a Santi que esta en su pieza.

—Dale.—Le dio otro beso, pero esta vez en el cachete, y se fueron por diferentes lados.

No era la primera vez que de esas dos semanas pasadas que Renata iba a la casa de Emiliano, pero si la primera en que Santi estaba ahí. 

Emi estaba muy emocionado de que Rena conociera a Santi. 

Bañó a su hijo como pudo, ya que este, por alguna razón, no quería hacerlo. Le puso un conjunto verde oscuro de dinosaurio. Y una fragancia para bebes muy rica. 

—¡Rena! ¡Veni, porfa!

Revolvió la salsa que, obviamente, se le estaba quemando a su amado, y caminó hasta el living, de donde provenía el grito.

Tan tierno como la primera vez que lo vio por foto.

Santi estaba atrás de la pierna de su papá, un poco tímido, igual que la primera vez que Emiliano la conoció. La miraba curioso.

Emi puso una mano en la espaldita de Santi, intentando que salga de atrás suyo, pero este se negó.

Y la alarma de incendio empezó a sonar. 

El hombre salió corriendo para la cocina, dejándolos solos ahí.

Que atrevido, se re escapó apropósito.

Cuando dejó de mirar el rastro de la fuga de Emi, volvió a Santi, que se estaba auto abrazando.

Okey, los cursos de maternidad que le dio Antonela tienen que servir de algo. Aunque usaría mas su método.

Se acercó con pasitos cortitos, y se agachó a su altura. 

—Santi, ¿te gusta el kínder?— El asintió despacito. Fue hasta su cartera rápido. Santi la siguió interesado. Sacó una cajita que traía dos huevos de chocolate. El nene los agarró, un poco mas confiado.—Te traje un regalito, pero para mas tarde, porque también hay chocotorta, y papi nos mata si hay mucho chocolate, ¿okey?

El Martínez mas joven le mostró sus dientitos.

—Oti.—Ahora se moría, pero de ternura.

—Perfecto.

—Reni, ¿te gustan los autitos?—Bailó la cabeza, mirandola desde abajo, esperando una buena respuesta.

Ay mi vida, se lo comía a besos.—Sii, me encantan.

Le agarró la mano y la llevó hacia una alfombra que estaba llena de juguetes, mas que nada vehículos. Y se sentaron ahí.

—¿Vos viste Cars, Santi?

—Mmh, no.

—¿No viste Cars?— Preguntó impresionada. El hizo un sonido de negación.—¿Y Shrek?

—Nop.

Un autito rojo voló por el aire y aterrizó en su pierna que estaba estirada a lo largo de la alfombra.

—¿Y Rapunzel?

—¿Qué es eso?

—No puedo creer, tu padre es un inculto.—Murmuró.—No te preocupes, yo te voy a mostrar todas las pelis que necesitas ver, ¿oki?

—Oti.

















n/a

AY CHICAS, ASI ES EL COMIENZO DE UNA FAMILIA, PREPARENSE PORQUE A PARTIR DE ACA PASA EL TIEMPO A LO LOCO

Emiliano un hdp, se escapo de la situacion

Muchas cosas para decir, pocas cosas que se pueden saber!!!!!

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