D o s
"Estoy cansada".
Tanto que llegó de la escuela y se durmió todo el día.
Se despertó,
porque sus pensamientos la mataban.
Su mente se volvió su enemiga,
una vez más.
Pesadillas.
Eso es lo que ella odiaba.
Tal vez las tenía constantemente,
pero aún no se acostumbraba.
Cada situación...
se veía tan real,
eran cosas que pasaban todos los días,
pero a veces,
sólo a veces,
se agravaban.
Decidió volver a ese puente en el que se encontraba siempre.
Prendió un cigarillo y empezó a perder su mirada entre la niebla frente a ella.
Sus pies colgando,
mientras ella no dejaba de sacudirlos.
El humo se camuflaba con la niebla.
Y sus ojos se perdían.
Ya estaba perdida.
Absorta en sus pensamientos...
No le importaba si una zapatilla se le caía,
como alguna vez le pasó.
Como dijo antes,
estaba cansada.
El mismo chico castaño de la otra vez la vió.
Se le quedó mirando, embobado.
Ella sintió su fría mirada,
se dió la vuelta y empezó a tocer.
Él se sentó a su lado preguntándole su nombre.
"Megan" dijo mientras dejaba escapar humo por su nariz.
"Soy David".
No pudo evitar sonreír;
le encantaba ese nombre.
David se dió cuenta.
"A mí también me gusta tu nombre, Megan".
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