🍃57🍃
Arco dos: etapas de una guerra
Tal y como Bin predijo, Roja estaba a nada de llegar y sería Seokjin quién la recibiría.
Una de las especialidades de Taehyung era el camuflaje, por lo que él se encargaría de mantener escondidos a Joe, Bin y las niñas con la ayuda de Jimin, Namjoon pensó en que eran realmente buenos pues no sentía la presencia de ninguno.
Seokjin intentó establecer la conexión con Bin para que este le avisara por medio de esta el momento justo en el que Roja pisara invierno, las estaciones permanecerían junto a los tres reyes y no saldrían hasta que Seokjin terminara de hablar con Roja, al igual que Jungkook y Yoongi quiénes también acatarán las órdenes de mantenerse ocultos.
—Si te toca; grita— comentó Namjoon antes de irse, Seokjin pensó que definitivamente su amigo era un idiota.
Aria se acercó a su esposo con un semblante serio, preocupada e inconforme.
—Te prometo, Seokjin— empezó— que si en algún momento ella hace algo que no me guste, vendré sin importar cuánto te enojes conmigo.
Él no hizo más que asentir, discutir con Aria solo significaría otro problema que arreglar después, y ya tenían muchos problemas por ahora.
—Últimamente nadie obedece mis órdenes, no esperaría menos de ti— la ve blanquear la mirada— no quiero molestarme, ve con ellos.
—Siempre estás molesto, un problema más no haría la diferencia realmente— suspira.
—Hay mucha verdad en esa afirmación, pero me refiero a que no quiero molestarme con mi esposa, no ahora— coloca un mechón de cabello tras su oreja, sonriendo a medias después— podremos discutir todo lo que quieras cuando todo pase.
—Al menos eres positivo— rió un poco antes de regresar a su expresión neutral— hablo enserio Seokjin, ella intenta tocarte un solo cabello y vendré.
Aclarado aquel punto, da media vuelta y a trotes alcanza a Yoongi, sonriéndole a su guardián con cariño y perdiéndose entre árboles después.
Muchos subestimaban a Aria, pero era porque no conocían su determinación, ella poseía una fuerza única y el término debilidad definitivamente no debía ser asociado a ella, así que si ella decía que vendría si algo no le gustaba, así sería y definitivamente Seokjin no sabría que esperar en ese caso.
No sabía si así le gustaba más o si debería considerarlo un problema.
—Dos minutos, por el bosque blanco, quédese exactamente dónde está y la verá llegar de frente.
Suspiró quedándose tal cuál le dijo Bin a través de la conexión, tampoco sabía que esperarse, sin embargo no tenía miedo... nunca lo tuvo, en realidad.
—Un minuto.
Tal vez el propósito de esta cuenta regresiva era ponerlo nervioso, pues Bin usaba un tono de suspenso impresionante, él, otoño y Namjoon eran de personalidad similar; todo un chiste andante.
—Cuarenta segundos.
Y aunque pareciera que no se tomaban nada enserio, resultaba reconfortante para Seokjin y los demás que alguien tuviese esa capacidad para aligerar el ambiente y hacerlo menos pesado.
Por eso Seokjin estaba tan conforme y a gusto con su equipo, además de agradecido por haberlo acompañado, guiado y escuchado por todo aquel camino lleno de dudas, problemas y situaciones que requerían una solución inmediata.
—Quince.
Así que, si por casualidad o jugada del destino, el moría... sabía que sus amadas estaciones no quedarían en malas manos.
Seokjin no temía a la muerte, temía a irse sabiendo que lo necesitaban, pero estaba aquella sensación en su pecho que lo mantenía tranquilo, él no era indispensable y tarde o temprano quiénes lo rodeaban tenían que entender aquello.
—Cinco.
Resolvería este problema y luego no importaría que pasara con él, estaría o se iría en paz.
—Cero.
Levantó la mirada, furioso.
Allí observó con absoluta claridad a la causante de todos sus dolores de cabeza, caminaba recta, pero demasiado concentrada mirando a su vacío alrededor como para notar que Seokjin la analizaba de pies a cabeza, burlándose en su interior porque su presencia, a sus ojos, era patética.
Cabello castaño, lacio y suelto sobre sus hombros, vestido largo, brillante y rojo, su expresión desconcertada pasó a una llena de sorpresas cuando al fin notó al rey de invierno mirándole expectante, sonrió enormemente y sus ojos incluso se ampliaron.
Seokjin confirmó otra de sus sospechas; ella no podía sentir o percibir presencias ajenas, definitivamente lo usaría a su favor.
—Esperaba encontrarme a cualquier humano— habla, fuerte y claro, una voz grave e imponente— menos al rey de invierno. Seokjin.
Le fastidió aquel intento por suavizar el tono cuándo pronunció su nombre, incluso la sonrisa enorme en su cara le molestaba, era tan incómodo que alguien como ella le observara con ojos lujuriosos.
—Finalmente das la cara— habló, haciéndola detener su caminata hacia él, no quería que se acercara más— estaba esperándote.
—¿Qué?— ríe, incrédula— ¿me conoces siquiera?
—¿Cómo no conocerte? tu me conoces a mi—suspiró, cruzándose de brazos— sabías también que estuve buscándote, no puedes fingir sorpresa.
—Nunca me habías visto antes— frunció el entrecejo, dando otro paso, parecía acercarse poco a poco— y estás ahí, tú solo, sabías que vendría y me gustaría saber ¿cómo? no hay ni un alma rondando por aquí.
Seokjin sonrió.
—No eres muy lista, ese fue tu problema— Roja arqueó ambas cejas, su expresión alegre perdiéndose ante la ofensa del rey— demasiado predecible, pésima moviendo tus fichas ¿buscas adueñarte del mundo con jugadas e ideales patéticos?
—Oh, Seokjin ¿dirás qué no te sientes amenazado por mí en absoluto?— rió— el mundo necesita un pequeño cambio, tanto en su naturaleza absurda como en su sistema de gobernación, simples humanos no pueden gobernar a otros, además, por muy fuerte y omnipotente que sientas que eres, no es suficiente, no hay nadie de tu lado por lo que veo y eso solo lo hace más difícil para ti.
Fue el turno de Seokjin para reír, asintiendo.
—No deberías hablar sin saber.
Roja intenta ocultar la extrañeza en su rostro, ya suficiente había tenido en llegar y encontrarse con tierras vacías, sin saber aún como pudo Seokjin enterarse de su llegada cuando no tenía forma, incluso bajó antes de lo planeado porque era imposible seguir postergándolo, no le afectaba en absoluto que él supiera, pero si le causaba mucha curiosidad y algo de molestia pues seguramente había resguardado a todos los habitantes, eso toma tiempo, lo que significa que él sabía hace rato atrás que ella vendría.
Sonrió, empujando sus dudas lejos y concentrándose en él poderoso hombre con el que esperaba irse una vez terminada esta disputa, jugó un poco con él.
—No tienes que hacer esto— le dijo— puedo darte el mundo y una eternidad junto a mi.
—Lamento decirte que no soy tan fácil de engatusar— se encoge de hombros— técnicamente el mundo ya es mío, lo comparto con tres reyes más— otra vez la confusión en su rostro— y si pensara en una eternidad... creo que sería mi esposa la elegida para compartir aquel regalo.
—¿Esposa?— otros dos pasos, uno más y podría invadir su espacio personal si así lo quería.
Seokjin asintió.
—Soy un rey casado— levantó su izquierda, mostrando el anillo que lo probaba— y ella también tendría uno si no fuese por ti.
Rió a secas, estiró su mano con la intención de tomar la mejilla del rey, este cerró los ojos, pero no porque esperase el toque, más bien a sabiendas de lo que pasaría.
—Es un rey casado— escuchó frente a él, no tardó en sentir también la presencia de Hoseok y Namjoon a ambos costados, abrió los ojos, debía admitir que la expresión consternada, furiosa y confundida en Roja lo alegraba, ella podía ser predecible, pero ellos no, tenían que seguir tomándola con la guardia baja para que todo fuese más fácil— y su reina soy yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro