🍃24🍃
Primavera prefirió esperar un rato hasta que cruzaron la frontera con la ayuda de Namjoon quién no dejó de observarle con fastidio todo el rato, si, definitivamente el era el rey de otoño.
—Estamos tardando mucho— dijo, aburrido subiéndose al caballo de Aria para retomar el rumbo— deberías ir con tu esposo.
Aria observó a Seokjin sobre aquella imponente bestia de pelaje negro.
No, definitivamente no.
—No creo que a Diamond le guste mucho la idea de tenerme cerca— Jungkook escondió una risa, era obvio que le daba miedo— iré con Yoongi.
Sin embargo, el caballo relinchó sacudiéndose y comenzó a acercarse a la reina, asustando a Seokjin.
—Quieto— le ordenó.
Aria se quedó estática en su lugar, segundos después sintió un suave asentamiento en su hombro y Yoongi respiró con tranquilidad.
Diamond solo reposó la cabeza en Aria, pidiéndole indirectamente que lo acaricie y así fue, primavera observó todo con una sonrisa altanera. Él no era solo sentimental, era juguetón y amante del coqueteo.
Tal vez por eso invierno no lo soportaba, pero sabía que en el fondo lo quería.
—¿Ves? no hay problema.
Seokjin resignado, le ofreció una de sus manos, ayudándola a subir de un jalón, Aria gritó por la rapidez con la que fue puesta frente a él, sintió el pecho del rey chocar con su espalda e inevitablemente se avergonzó.
Nadie dijo nada, pero si que notaron el rostro rojo de Aria y disfrutaron de ello.
—Ya casi es de noche— comentó Hoseok, hay que dormir o-
—¡No podemos dormir!— le cortó primavera— aquello sería suicidio y otoño nos está esperando— demandó— necesitamos que lleguen a las tierras de nadie lo antes posible, por eso hemos alterado el tiempo.
—¿Alteración del tiempo?— preguntó Jimin—entonces por eso llegamos tan rápido.
—¡Si! y debe ser rápido, porque la luna roja no se puede enterar de que han pasado unas horas para ustedes cuándo en sus reinos van casi dos meses— las mujeres prisioneras— ¡Oh, Yoongi, mira hacia allá! recuerdo cuando estabas pequeño...
Seokjin iba a interrumpirle para preguntar acerca de las mujeres que tenían encerradas en verano, pero Aria exclamó aún más emocionada, tomándo una de sus manos y jalando de ella para que le prestara atención.
—¡Esos son los tulipanes!— Seokjin siguió con la mirada a dónde apuntaba el dedo— dijiste que te habían gustado aquellos.
Oh, si, allí estaban. En una de esas veces en las que la reina le había contado acerca de la infinita cantidad de flores distintas que existían en el mundo, Seokjin dijo que le gustaban los tulipanes, que sorprendente era que ella aún recordara aquello.
—Pero desde aquí no se pueden ver bien— siguió diciendo y suspiró— no importa, tenemos que pasar por ahí de todas formas así que podrás apreciarlos más de cerca.
Seokjin no supo que le dio, pero rió un poco, volteando a ver a Namjoon y al resto.
—Nos adelantaremos un poco— dijo, Aria abrió los ojos ¿cómo?— por favor, pon al tanto a Namjoon.
—Alteza, no creo que-
—¡Claro, claro!— primavera cortó rápidamente a Jungkook— ¡Ustedes vayan a ver tulipanes! yo me quedo con ellos, de todas formas es más fácil si otoño es quién explica a detalle.
Asintió.
—Pero dijiste que no había tiempo— reprochó Hoseok.
—Siempre hay tiempo para el amor.
Seokjin fingió no escuchar aquello y ordenó a Diamond acelerar sus galopes, asustando a Aria quién pegó su espalda a Seokjin ¿cómo podía un caballo tener aquella rapidez?
Luego se encontró sonriendo en grande, aquel era un bonito gesto ¿no? irían a ver las flores, cosa que ella amaba y podría enseñárselas a Seokjin finalmente.
—¿Tanto así quieres ver los tulipanes?— preguntó, dejando caer la cabeza hacía atrás, prácticamente acostándose sobre el pecho del mayor.
Obviamente él se dio cuenta, pero no la apartó.
—Si— respondió, simple y conciso.
Aria le había contado que había una diversidad de colores bastante extensa, incluso habían tulipanes color blanco, Seokjin siempre se rodeó de ese color y aprendió a amarlo, por lo que, le emocionaba un poco aunque no quisiera admitirlo.
Se detienen, han perdido total vista de los demás pero no importaba pues en algún momento los alcanzarían nuevamente, Seokjin bajó primero, ayudó a la reina a hacer lo mismo, ella apenas tocó el suelo, corrió hacia el campo de flores.
Seokjin señaló a Diamond y le pidió quedarse allí dónde estaba, siguió a la reina notando que no llegó muy lejos, sólo se dejó caer junto a las flores.
—Voy a hacerte una corona de flores— dice, de la nada, haciendo reír a Seokjin por primera vez desde que lo conoce— ¡Hablo enserio! siéntate.
Lo hace, incluso se estira un poco, de manera que aguanta su peso en sus codos, Aria sonríe y comienza a escoger flores, subiendo las mangas del vestido hasta arriba para que no le estorbe.
—Estás extrañamente más callado de lo usual— dice— a diferencia del resto, no reaccionas, no te alteras...
—Creo que es mejor si me tomo las cosas con calma— responde— me preocupa, más que otra cosa, pero no puedo hacer algo hasta escuchar toda la historia.
—Tienes razón— observó el perfil de Seokjin, pacífico.
Si bien ella era considerada la gobernante más hermosa conocida en las cuatro estaciones por lo mismo... se preguntaba si alguien, alguna vez, en algún momento... se había detenido a observar al rey de invierno.
Tenía una presencia fuerte y arrasadora, pero aquello no le quitaba lo bello a sus facciones, cejas definidas, cabello negro perfectamente peinado, labios gruesos de un pálido color rosado.
Aria se atrevía a decir que él también era hermoso, incluso con aquel mal carácter que lo dominaba las veinticuatro horas.
—¿Sientes miedo?
—¿Por mí? no— le respondió, aceptando la flor que la reina le extendió, observándola con cuidado antes de devolvérsela— un lirio.
—¡Bien!— también poseía una excelente memoria— entonces si no temes por ti ,¿por quién temes?
Pensó un segundo antes de responder.
—Por todos los demás— suspira, acostándose en totalidad y mirando al cielo que comenzaba a oscurecerse— ellos dicen que no puedo morir, si lo hacen es porque me necesitan, porque definitivamente soy el único que puede ayudarles.
—Ciertamente te necesitan.
—Y no pienso darles la espalda, no voy a quedarme quieto a esperar a que me maten—hace un tiempo que sentía aquel mal sabor en la boca pues habían miles que deseaban su cabeza y aunque él ciertamente se mantenía confiado pues podía protegerse... sentía que aún así algo malo podía pasarle.
Y vivir alerta por culpa de los posibles peligros, resultaba agotador.
—Nadie va a matarte, Seokjin— volteó a mirar a Aria, esta ya lo estaba haciendo— tienes una fuerza increíble, un guardián que daría su vida por ti, un pueblo que te ama con locura, no, no sólo un pueblo, tienes al mundo resguardandote y deseando tu infinita salud, la naturaleza te adora...no creo que alguien que piense en hacerte daño crea que es tan fácil.
>>Además, nos tienes a todos nosotros de tu lado, y todos deseamos lo mismo, que mantengas tu vida y el trono— le sonríe, estirando la mano para deshacerse de la corona real y reemplazarla con la recientemente hecha— incluso si tienes un carácter que me enoja y que tú solución más simple es asesinar lo que parece sospechoso... creo que eres increíble, un buen hombre y rey.
Se quedó viéndola, preguntándose muchas cosas, entre ellas se cuestionó el como era posible que aquellas palabras le dieran un poco de paz y calidez a su congelado corazón.
Destinados.
Aquello resonó en su cabeza, no era posible que en su vida hubiese espacio para enamorarse ¿realmente tendría ese privilegio? no lo sabía, pero, si a descuidaba un instante, terminaría cayendo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro