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🍃16🍃


Se llegó la mañana dos días después, dónde Seokjin caminó por el palacio, saludando a todos los del personal quienes se mostraron aliviados de ver que efectivamente, su rey se encontraba bien, sabía que muchos estaban despiertos desde tan temprana hora para atender las habitaciones donde los reyes se habían quedado.

Había enviado a Jungkook a Otoño con autorización de Namjoon, para que diera un vistazo de veinte minutos y avisara a los de la frontera acerca de su rey quedándose en invierno un tiempo más, Yoongi había regresado a primavera después de mucho insistir, obedeciendo órdenes pues no tenía otra opción y Hoseok había enviado a Taehyung de vuelta a verano con la misma función que los guardianes.

El único inconveniente era que, viajar desde una estación fría a una cálida, tardaría casi dos días, por lo que seguramente apenas estarían llegando.

Necesitaba a alguien encargándose de su estación y sobre todo, con un ojo encima de las prisioneras.

—¡Alteza!— gritaron a sus espaldas, obligándole a detener el paso— Lamento interrumpir su caminata.

Hani se inclinó ante él, era ella quién diseñaba y confeccionaba todos sus trajes, una chica bastante talentosa y amable de la que no tenía una sola queja. Asintió permitiéndole hablar.

—Lo lamento, sabemos lo mucho que odia cuándo aparecemos de esta manera— vuelve a inclinarse— sucede que, alteza, he terminado el vestido para su esposa además del abrigo que me solicitó.

Seguramente ahora no la encuentran.

—Pero cuándo me acerqué a su habitación, ella no estaba por ningún lado, tampoco el rey Hoseok— que problema— el rey Namjoon sigue durmiendo.

—Está bien, los buscaré yo mismo— antes de emprender camino, le pidió a Hani una última cosa— dame los abrigos— ah, también— debo pedirte que por favor, cuándo veas a Jungkook llegar, le pidas buscarme.

La mujer abrió los ojos, su boca tembló y se acarició las manos.

—¿A Jungkook?— asintió, quién más si no— ¿Puedo preguntar a dónde se fue?

Seokjin se metió las manos a los bolsillos.

—Está en la frontera con otoño— la vio ponerse más roja que la luna hace dos noches— ¿Puede decirle o no?

—Claro que si, alteza— reverenció— estaré pendiente de su llegada.

🌸🌸🌸

Por supuesto que aquel poste enrollado en cobertores era Hoseok.

—Si tienes frío, salir al jardín no es una idea muy inteligente.

Hoseok y Aria voltearon al escuchar la voz de Seokjin, quién se acercó con lentitud hasta donde ambos estaban.

—Efectivamente no lo es— contestó este— pero, desde nuestras habitaciones teníamos vista al lago congelado y los pinos blancos.

—Nos dio curiosidad, así que salimos a ver más de cerca— sonrió Aria, para Seokjin no pasó desapercibido el hecho de que la mujer aún conservaba su capa, cubriéndose con ella— es hermoso ¿verdad, Hoseok?

¿Lo era?

—Odio admitirlo, pero lo es— Seokjin negó—todo se ve muy, como decirlo, limpio, puro...

—De ensueño— completó la reina.

Seokjin casi se rió, era primera vez que escuchaba halagos a su estación, pues normalmente lo único que hacían era quejarse de la nieve en sus zapatos, el viento congelando sus cuerpos, la humedad de sus ropas cuando el hielo se derretía.

No dijo nada y le extendió a cada uno su respectivo abrigo, Hoseok se lo puso en tiempo récord, Aria con lentitud pasó ambos brazos por las gruesas mangas sintiéndo una calidez bastante agradable.

Iba a ponerse encima la capa nuevamente, pero aquella si era una tarea difícil pues la tela era condenadamente pesada.

Seokjin blanqueó los ojos, la tomó y volvió a ponerla sobre los hombros de Aria, quién inmediatamente musitó un agradecimiento y bajó la cabeza para que no notaran su vergüenza.

Pero Hoseok lo notó y quiso burlarse, no lo hizo.

—¿Dónde está Namjoon?

—Durmiendo— contesta— despertará al mediodía, normalmente no se levanta si no hasta que cumpla sus diez horas de sueño.

Hoseok se espantó.

—¿Está durmiendo o a punto de comenzar su hibernación?— Aria soltó una pequeña risa, casi contagió a Seokjin— Inaceptable, debería despertar ahora mismo, tenemos cosas por hacer y no podemos quedarnos mucho tiempo— suspira— al menos yo no puedo. Despiértale.

El rey de invierno negó rotundamente.

—Ni loco— acarició sus propios brazos desnudos, observando la mueca indignada en Hoseok— lo lamento, pero ya lo intenté una vez, no me han quedado ganas de volver a hacerlo.

—Esto es inaudito— gruñó— iré yo, vuelvo en quince minutos.

¿Debería detenerlo?

No, ya le advirtió lo suficiente.

Lo vieron caminar con rapidez y decisión de vuelta al interior del palacio, Aria volvió a reír y se atrevió a preguntar.

—¿Nada malo pasará?

Seokjin se sintió de buen humor, lo cuál era una novedad.

—Tal vez un golpe o dos— se encogió de hombros— y un rey malhumorado el resto del día.

—Es una pena, pero Hoseok tiene razón— suspiró acercándose más a la anatomía de Seokjin, sin darse cuenta— tenemos que decidir que haremos, debo regresar a Primavera y necesito del rey Namjoon para regresar aquí.

¿Y para que necesitaba ella volver a primavera tan pronto? Se suponía que regresaría luego de un mes de casados.

—¿Y volver a qué, exactamente?

Aria continuó mirando hacía adelante, respondiendo con tranquilidad.

—Si voy a vivir aquí por temporadas, necesito traer varias cosas para sentirme más cómoda— ¿cosas? ¿para que demonios si aquí tenía todo?— mi gente preparó un carruaje lleno de rosas, varios tipos de flores hermosas que podemos poner en todo tu palacio.

Dice que es mi palacio, y no pregunta si puede decorarlo a su gusto.

Niega, suspirando.

—Lamento decirte que eso será imposible— da una media sonrisa cuándo la molestia abarca su rostro— es ridículo pretender traer flores a invierno ¿para qué?

Aquello encendió a la reina.

—¡Nuestras flores son magníficas!— el Rey casi se rió, alcanzando a apartarse apenas su ahora esposa dio la vuelta para encararlo, su cabello era tan largo y oscuro que incluso podía golpearlo con él— ¡Que usted no haya podido tener ninguna no significa que yo deba dejarlas de lado!— muy bien, ya no era gracioso.

—Aria— la llamó por su nombre, señal de que comenzaba a perder la paciencia— no podemos transportar un carruaje lleno de rosas, morirán al pisar invierno.

Oh.

—P-Pero...— puchereó, que mujer más infantil— debe haber una manera... ¿no crees? ¿no te gustan las flores?

Y volvíamos a la confianza al hablar.

—No es que no me gusten— se excusa— pero aquí no durarán un solo día.

—Encontraré una manera— dijo, determinada— traeré muchísimas de mis flores favoritas y haré que todo luzca un poco más alegre ¿qué tal?— se voltea, viendo el palacio y señala las ventanas— algunos arcos con tulipanes ¿sabes cuáles son los tulipanes?

—Uh...no.

—Mira— apartó un poco el abrigo y la capa, dejando a la vista un cinturón con varias flores bordadas en él, señaló una en específico— parece una campana ¿no lo crees? ese es un tulipán — señaló la siguiente, Seokjin le prestó toda su atención, intrigado— esta de pétalos blancos y centro amarillo es una margarita, es mi flor favorita junto a las rosas, la rosa es la que sigue...

Se quedaron así una hora, o dos, no lo supo con exactitud, Aria se empeñó en enseñarle el color y la forma de tantas flores como pudo, Seokjin las memorizó todas.

Fue divertido, le gustó.

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