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En una fracción de segundo ya tenía en frente mío a un lobo del tamaño de un caballo gruñéndome amenazadoramente. La semi humana chilló al ver al animal y en ese instante solo atine a lanzar con un movimiento ágil a la niña por sobre mi espalda, cubriéndola con mi cuerpo y dejándome las manos libres por si el chucho llegaba más lejos. Ella con rapidez aferro sus manitas a mi cuello.

—¡Kath! —Garrett grito y comenzó a correr hacía nosotras, en su camino se atravesó un lobo color arena de menor tamaño al que yo me enfrentaba aunque a diferencia de él, el lobo más pequeño no tenía una postura defensiva, simplemente impedía que llegara a nosotras.

Mi creador se detuvo analizando cada vía de escape que tuviera. Los Cullen y algunos otros vampiros estaban en cuclillas agazapados y listos, no muy lejos de donde yo estaba, para saltar ante el primer movimiento de ambos lobos.

Rosalie y Edward lograron abrirse paso e interponerse entre el licántropo más grande y yo. Renesmee temblaba detrás de mí pero me negué a cambiar su posición hasta no ver al perro muy lejos de ambas. Vi a Rosalie apretar los puños y sisear con enojo. Ella estaba lista para despedazar al lobezno pero su hermano la detuvo.

—Ella no le hará daño Jacob. He leído su mente —hablo el vampiro levantado sus manos en gesto conciliador. El lobo profirió un sonido ahogado, similar a una carcajada humana. Él no creía ni una sola palabra. ¿Pero que mas daba? ¿Qué estúpido derecho creía que tenía para decidir quién estaba cerca de la niña?

—Jacob por favor. Sal de fase y hablemos con tranquilidad —Edward dio unos pasos más cerca del lobo. Queriendo detenerlo me moví detrás de él. El animal gruño en respuesta.

—Estas asustando a mi hija. Por favor Jacob —prosiguió el vampiro.

—Jake —La suave voz de la niña se alzo por detrás de mí y levanto una de sus manitas en dirección al lobo.

Ni siquiera lo pienses niña.

De ninguna forma la dejaría cerca de ese animal en el estado de furia en el que se encontraba.

—¡Katherine no va a lastimarla! —exclamo mi creador desde su lugar, lucia ansioso por llegar hasta mi.

Ante la insistencia de Renesmee por llegar al lobo di un par de brincos hacia atrás, alejándome todo lo que podía del chucho, tome a la niña de mi espalda y la acune contra mi pecho, negándome a soltarla a pesar de sus quejas.

Grave error. Mi acción enfureció aun mas al canino y arremetió contra los hermanos Cullen que estaban frente mío con tal de llegar hasta mi lugar. Todos se movieron al mismo tiempo para inmovilizar al lobo de pelaje castaño y evitar que avanzara más pero su ira le convertía en una fuerza imparable.

Por el rabillo del ojo pude ver a Garrett y a Esme con dos vampiras mas pelear contra el lobo gris. Las vampiras sin embargo no atacaban para lastimar, sus movimientos eran puramente para ahuyentarlo. Mi creador era otro caso, podía ver sus hermosas facciones desfigurarse por la ira y desesperación por llegar a mí. Garrett era un luchador nato, seguramente de los mejores dado su tiempo como inmortal pero no estaba pensando con claridad y el lobo aprovechó eso logrando inmovilizar una de sus piernas entre sus fauces.

Un gruñido arranco de mi garganta. Ya había tenido suficiente, mi rabia me consumía tanto que una neblina roja nublo mi vista y la ponzoña se acumulaba en mi boca junto a algo más a lo que no logre ponerle nombre. Una sensación extraña y familiar al mismo tiempo se formaba dentro de mí, algo que quería ser liberado. Era así como me sentía al usar mi don, pero esta vez era más intenso. Más poderoso.

Y no pude retenerlo por más tiempo.

—¡YA BASTA! ¡NADIE SE MUEVA! —grite. Mi voz resonó por el bosque y más allá, rebotando en las ventanas de la casa Cullen.

Todos a mí alrededor se quedaron inmóviles, presos de mi orden.