-Sé que no puedo tenerlo todo, pero tengo miedo de que me vaya mal sín tí. Sé que estoy jugando contigo y podría tratarte mejor pero no soy tan inteligente. Cuando se trata de amor eres una pelea fácil. Una flor en una pistola, un pájaro en vuelo. No es justo ni correcto ilusionarte como si todo fuera bien. He jugado contigo y podría tratarte mejor pero no soy tan inteligente. Sigue significando todo para mí pero quiero ser libre. Te arruinaré, oh si te arruinaré. He estado haciendo cosas que no debí haber hecho. Es difícil pasar página, a pesar de que no tuviéramos nada bueno y que ahora no haya ningún inconveniente. Sigues sin poder mirarme a los ojos porque ya te he lastimado una vez y la segunda eres más precavido.

—Rubén por favor, no seas exagerado.

—No Kelsey, en cuanto volvamos a España se acabó —. En ningún momento paré de empacar, tomé mi decisión, luchar por Kelsey no tenía sentido.

—Rubén, por favor. ¿Te pones así por lo de Herold?

—¡No, Kelsey, no me pongo así por el maldito de Herold, me pongo así porque estoy harto de ti. Puedo lidiar con que seas coqueta, te puedo presentar ante todos con Kelsey. Con lo que no puedo lidiar es que con el hecho de que seas una, una, una...!

—¿¡Una que, una zorra, una hipócrita, una loca!? —. Podía notar que sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Si, exactamente eso. ¿Porque, Kels?, ¿porque tienes que hacer todo tan difícil?

—Te dije que solo en tus peores pesadillas sería tu novia, ¿ya lo notaste?

—¡Kelsey reacciona, te estoy dando una jodida oportunidad para que me respondas y ver si podemos salvar algo de todo esto!

—No hay nada que salvar.

—Como quieras —. Fue lo último que dije antes de irme de mi propia casa, ya había hablado con mamá, dejaría quedar a Kelsey el tiempo que quisiese.

Iba camino al taxi cuando escucho a Kelsey gritar mi nombre.

—¿Que?—. En esa palabra se fue la última gota de esperanza que tenía en que ella arreglará esto.

—¿Podré verte en España?

—No lo se. ¿Es todo lo que tenias que decir? —. Ella solo guardo silencio, tomé mis maletas una vez más para irme sin esperar nada más.

—Rubén —. Voltee a verla y sus lágrimas caían sin control alguno. — Te amo —. El tono en el que lo dijo fue casi un susurro para la distancia que había entre nosotros

—¿En serio me amas o solo lo dices para que me quede?, ¿me lo dirías de nuevo mañana, sin  actuar como si no hubiera dicho nada? —. Y a eso solo articulo un "Lo siento" — Tal vez en un futuro, Kels — y subí al taxi.