-No eres mi dueño. Whoa, vamos. Pero soy gerald y no siempre consigo lo que quiero.  Ella es la más mala, me gustaría alardear(...)Tu no eres mi dueño, no soy uno de tus muchos juguetes. Tu no eres mi dueño, no me digas que no puedo salir con otros chicos y no me digas que hacer, y no me digas que decir, y por favor cuando salga contigo no me exhibas porque no eres mi dueño. No intentes cambiarme de ninguna manera. Tu no eres mi dueño, no me ates porque no me quedaré. No te digo que hacer, no te digo que hacer. Así que simplemente dejame ser yo misma, es todo lo que te pido. Soy joven, y adoro ser joven, soy libre, y adoro ser libre. para vivir mi vida como quiero vivirla, para decir y hacer lo que me dé la gana. Tu no eres mi dueño.

Rubén

—Mamá, ella es Kelsey.— presente a Kelsey a mi madre, hace tiempo que ella la quería conocer

—Oh que linda eres cariño, ¿se quedarán aquí? — mire a Kelsey para saber que quería ella, asintió segura.

—Por su puesto.

—Rubén, hijo, tendrán que dormir juntos—. Escuché la risa de Kelsey, mientras asentía. —Y no quiero nietos. —Kels trataba de controlar su risa pero se le daba muy mal.

—Okay mamá.

(...)

—Herold, amigo. ¿Como estas?

—Bien, pero no creo que más que tú Rubén, dime ¿quien la hermosa chica que te acompaña en esta ocasión?

—Es mi novia — dije mientras la apegaba a mi. Odiaba que mis amigos fueran tan... tan, tan yo antes de Kelsey.

—¿Perdona? — Kelsey me miro mal, ¿y ahora que hice? — No soy tu novia, y de serlo seguiría siendo Kelsey, no "tu novia", así: Soy Kelsey, un gusto, ¿Herold? — .Perfecto, yo pense que ya la tenía ganada, debí de suponer que las cosas con ella no serían tan fáciles.

—Exactamente, ¿has venido antes a Noruega?

—No, no lo ha hecho.

—Segundo strike, deja de contestar por mí Rubén. — Cada vez la entiendo menos.

—Kels. — La tomé del brazo y la aparte a un lado.

—¿Que sucede, Rubén?

—Pense que eras mi novia, pensé que ya iríamos en serio. Pensé que habías cambiado — No mentiré, estoy un poco decepcionado no de ella, si no de mí mismo, creía que era lo suficiente como para que ella quisiera estar conmigo.

—Y si soy tu novia, ¿que se supone que haga?

—No coquetear con otros chicos, dejar que diga que eres mi novia porque eso eres, no lo se esas cosas.

—No eres mi dueño Rubén, no necesito dejar que me exhibas, que me digas que hacer o decir, puedo salir con otros chicos sí quiero. No intentes cambiarme.

—Pero...

—Desde el principio te lo dije, no me gustan los novios.

—¿Qué pasa con el "Te amo" de ayer en el tejado?

—¿De que hablas? — este era el límite.