-Cuando das lo mejor de ti, pero no tienes éxito. Cuando tienes lo que quieres pero no lo necesitas. Cuando te sientes tan cansada, pero no puedes dormir. Atascada en reversa. Cuando las lágrimas caen por tu rostro. Cuando pierdes algo irremplazable. Cuando amas a alguien pero es un desperdicio. ¿Podría ser peor?. Las luces te guiarán a casa e iluminarán tus huesos y yo intentaré consolarte.  

Kelsey

  —Acomoda tu postura, Kelsey — hice rápidamente lo que me pedía mi madre.

  —¿Como te ha ido en el trabajo? — preguntó mi padre con tanta seriedad y frialdad que hacía que me preguntara si era posible que un hombre no sintiera nada por su hijo.

  —Excelente, aunque no ha sido fácil convencer al Sr. González de que mi propuesta era la más conveniente para su compañía. 

  —Pués más te vale seguir convenciendo a todos los empresarios que busquen aliados con diferentes compañías solo firmar con nosotros, es tu trabajo, cuando tu padre y yo nos retiremos, esperamos poder dejarte la compañía .

  —¿Y a quien se la podrías dejar?— pregunte confundida, soy hija única.

  —Sabes a que me refiero.

  —No, en realidad no lo se, dime.

 —Tu primo Raúl nos ha pedido parte de ella.

  —Y vosotros le han dicho que no, ¿verdad?— ambos se quedaron callados y siguieron comiendo— ¿verdad?

 —Últimamente tu comportamiento ha sido desagradable, Kelsey. Tu primo es una excelente persona, pensábamos tal vez darle la mitad, ya sabes, mitad y mitad.

—Me lo imagino, mitad y mitad pero claramente siendo él preferido y por ende el dueño.

—Deja de decir estupideces.

—No, no, no; vosotros dejad de decir estupideces, me he roto la espalda esmerándome para que la maldita compañía  tenga más de quince aliados y donantes estadounidense, viajando por todo el mundo, no por placer, sino por negocios, algún día me gustaría ir a Rusia y ver Rusia, los únicos viajes que he hecho por mi cuenta han sido financiados POR MÍ, a diferencia de como lo hacían con Pedro.

—¡No metas a tu hermano en esto!— gritó mi padre.

—Tu padre tiene razón, Kelsey. Tu hermano no tiene nada que ver con esto.

—Lo siento, ¿qué no lo tiene que ver todo? — ambos me miraron con enojo.

—Vete.

—Esperad, que esto no se queda así, hoy hablo porque hablo. Yo también extraño a Pedro, y también me duele su muerte, joder era mi hermano, pero no puedo seguir permitiendo que me hagáis la hija perfecta como lo hiciste con él, y como si eso no fuera suficiente me siguen comparando con él una y otra vez, esta muerto joder, hace cinco años. ¿Podéis superarlo?, ¿podéis daros cuenta de que su única hija soy yo y que no soy perfecta?, y por favor ¿podéis daros cuenta de que Raúl no es Pedro al igual que yo, que no os quiere tanto como finge y solo quiere la compañía?

—Eres un animal, no tienes derecho a siquiera hablar de tu hermano, como se nota que te duele si un mes después de su muerte te haz ido de viaje a Alemania, te hacemos la hija perfecta porque es lo que merecemos, te comparamos con tu hermano para que sepas cómo tienes que hacer las cosas. Eres una insensible al pedir que superé la muerte de mi hijo, tal vez solo debo de tener otro, a ver si es mejor que tú ó decirle a tu tía que me de los papeles de Raúl. Y sobre la compañía, puedes olvidarte de ella.

—También soy tu hija.

(...)

Rubén

Recibí un mensaje, lo leí y era Kendall, bueno Kelsey, ya ni lo se.

K:

Sal, estoy frente a tu casa.

Rubén:

Esto es lo más temprano que me haz pedido ir a hacer que se yo.

K:

No, esta vez quiero que me abras, quiero hablar con alguien.

Rubén:

Y tus amigas??

K:

Ellas solo me dirían que fue perfecto lo que hice, no tengo que arrepentirme o en el peor de los casos "Te lo dijimos"

K:

No necesito eso.

Rubén:

Espera allí, estoy bajando las escaleras.

  —¿Molesto? — tenía un abrigo, era una noche fría, lo primero que ví en ella como siempre fueron sus ojos, estaban rojos, no sabía si estaba llorando o el cigarrillo que tenía en su mano era más que eso, sus labios no estaban rojos, allí me preocupe, en lo que la conocía sabía que ella nunca estaría si su labial, su boca se veía reseca y pálida. No se diga más, estoy seguro de que esta es Kelsey.

  —Nunca molestas, pasa.  — ella paso tímidamente.  

—Eres la última persona a la que le contaría mis problemas— dijo una vez estaba sentaba en mi sillón.

  —Eso solo significa que nunca pudiste confiar lo suficiente en el resto.

  —¿Te importan mis problemas?

  —Eso depende de si quieres que me importen.

 —No lo se.

  —¿Qué te parece esto?, escucharé todo lo que necesitas de decir y luego lo olvidaré.

 —¿Lo prometes?

  —Lo prometo.

(...)

Luego de una hora, ya conocía a Kelsey, me contó más de lo que pensé, creí que solo me hablaría de esta noche pero no, ella me hablo de hace cinco años hasta el presente.

  —Eres la primera persona en saber tanto de mi.

 —¿Tus amigas?

  —Ellas ni siquiera saben que Pedro existió.

 —Kendall...

  —Me canse de Kendall, llamame Kelsey.

 —Kelsey, estoy sintiendo cosas por ti— ella me miró fijamente a los ojos, estoy podía salir muy mal o excelentemente bien.

  —Y yo por ti, y eso me da miedo — me dijo mientras reposaba su cabeza en mi pecho, respirando cada vez más lento hasta que note que se quedó dormida.

 —Te amo— susurré, porque aunque eso fue lo que siempre quice decir realmente, no me atreví.

Kelsey

Y escuche ese te amo que me dejó en shock, sabía que debía dejarlo hace mucho, ahora ya es tarde.